02 Dic

Figuras Retóricas

Aliteración: Repetición de uno o varios sonidos.
Onomatopeya: Sonido de la naturaleza.
Paronomasia: Vendado que me has vendido.
Calambur: Oro parece, plata no es.
Epíteto: Adjetivo + sustantivo.
Pleonasmo: Palabras innecesarias para el texto.
Anáfora: Repetición de una o más palabras al principio.
Anadiplosis: Repetición del final al principio.
Concatenación: Varias veces.
Polisíndeton: Conjunciones innecesarias.
Perífrasis: Dar muchas vueltas a algo que se puede resumir.
Elipsis: Ojo por ojo, diente por diente.
Asíndeton: Sin conjunciones.
Hipérbaton: Orden no lógico.
Paralelismo: Repetición de construcciones.
Comparación/Antítesis: Dos ideas diferentes.
Personificación: Atribuir cualidades humanas a lo que no lo es.

Tópicos Literarios

Vita flumen: El mundo como lugar de tránsito, donde el hombre con sus buenas obras consigue la salvación de su alma, y no debe aferrarse al mundo mediante la renuncia de los bienes terrenales. Este es el menosprecio del mundo de tradición cristiana medieval.

Fortuna imperatrix mundi: Azar ciego que desencadena las tragedias humanas. Se la representa como rueda presurosa e inestable que reparte desgracia y felicidad por capricho (interpretación pagana).

Tempus fugit: El tiempo es fugaz. Es imposible retener el presente y el futuro son sucesivos presentes que llegarán, es decir, que todo se queda en pasado.

Sapientia et fortitudo: Ideal cortesano del hombre ducho en letras y armas.

Poder igualatorio de la muerte: Manrique recoge toda una tradición: poder igualatorio, aparición imprevisible, poder destructor, imagen macabra e implacable crueldad. Manrique supera esa concepción y la expone con naturalidad, dando a entender que nos libra de las penalidades terrenales, y que es el acceso a la eternidad después de una vida virtuosa y heroica.

Ubi sunt: Manrique se pregunta por el paradero de varias personalidades importantes del pasado, pero la respuesta es el silencio, porque han sido reducidos por esos tres agentes.

Memento mori: Recuerda que vas a morir.

Fama: Para que después de la muerte, prolongar tu vida, tu nombre debe perdurar en las memorias de los vivos. Esta fama tiene un sentido completamente cristiano en las coplas. Para Manrique es: consecuencia de una vida virtuosa y modélica, el único arma contra los tres agentes, el consuelo para los que quedan en vida, lo que nos ayuda a alcanzar la salvación eterna.

Análisis de La Celestina

Estilo

En La Celestina aparecen utilizados los dos estilos vigentes en la literatura española del siglo XV:
Un estilo elegante, en el que es fundamental la utilización de un lenguaje muy influido por la prosa latina, elevándolo con el empleo del hipérbaton y los latinismos léxicos y sintácticos. A estos rasgos se le añadirán abundantes citas cultas y referencias a fuentes literarias latinas.
Pero también se utiliza un estilo popular, manifestado en la vivacidad del diálogo, el empleo de expresiones callejeras y la presencia del humor. Un reflejo de este estilo podemos encontrarlo en la gran cantidad de refranes que aparecen en la obra.

Estructura

Por su estructura externa, la obra está dividida en 21 actos. Con frecuencia suceden varias escenas en cada acto, lo que se advierte por el cambio de personajes. En su estructura se distinguen dos partes:
La que forman los doce primeros actos, que se centran en los amores de Calisto y Melibea y la intervención de la Celestina, hasta concluir con la muerte de la vieja y de los criados.
La segunda está formada por los ocho restantes, que giran en torno al afán de venganza de Elicia y Areúsa, que desencadenan la muerte de los amantes.

Género

La Celestina fue escrita para difundirse por los círculos humanísticos de la España del Renacimiento por medio de la lectura. Aunque se trate de una lectura que está muy próxima a la representación, presenta ciertas dificultades para ser teatralizada debido al gran número de escenarios, personajes y tiempos. En la actualidad, prevalece la idea de considerar la obra como literatura dramática, pero con concesiones a lo novelístico.

Autoría

Resumiendo estos hechos, y simplificándolos, podemos decir que en la composición de La Celestina se distinguen claramente tres fases:
a) El primer acto.
b) Quince actos más.
c) Cinco actos más.

Temas

El amor y el placer

De entre todos los temas, estos son los más importantes. El libro pretende prevenir a los jóvenes contra el desenfrenado y loco amor. La obra se presenta como un rico muestrario de los amores que integran la vida social del hombre de fines del siglo XV. En la obra nos vamos a encontrar desarrollados diversos tipos de amor. El primero de ellos es el amor contemplativo, de raíz platónica; es el primer tipo amoroso que aparece en la obra, ya que la relación entre Calisto y Melibea ha comenzado por la vía contemplativa. Pronto, ese amor contemplativo se transforma, por medio de las artes de Celestina y del descontrol emocional de Calisto, en un amor pasional cuyo objetivo principal es el gozo. De esta forma, el amor, considerado en principio como fuente de bien, se convierte en la fuente de perdición de los personajes. El amor y el placer son los principios vitales de la obra, y están encarnados en la vieja Celestina, que con sus enseñanzas y actitudes contagia a quienes la rodean. Celestina insiste continuamente en la fugacidad de la juventud, apoyándose más de una vez en el tópico del Carpe Diem.

La muerte

Desde el comienzo de la obra es evidente en todos los personajes una conciencia del paso del tiempo que conduce a la muerte. Pero la muerte, sentida tan cercana, no amarga la vida de los personajes, sino que, por el contrario, es un estímulo para vivir de prisa, para aprovechar la vida. Esta es la enseñanza que Celestina intenta proyectar. La obsesión por el paso del tiempo hace que todos los personajes tengan una gran impaciencia por vivir según su voluntad, pero la muerte, que siempre llega demasiado pronto, rompe sus actos voluntarios. Solo Melibea, suicidándose, logra afirmar su propia voluntad hasta el final.

La fortuna

La fortuna ejerce un poder absoluto sobre los mortales. Los personajes de La Celestina entienden que la Fortuna actúa como una fuerza autónoma y ciega, de forma que, por mucho que lo intenten, no logran escapar a su poder. Este hecho crea en la obra una atmósfera de denso pesimismo al que contribuyen no solo los poderes mudables de Fortuna, sino también la presencia continua del paso del tiempo y la muerte.

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