09 Dic

La Filosofía de Kant: Conocimiento, Ciencia y Metafísica

El objetivo de la filosofía kantiana es averiguar si la metafísica (entendida como las cuestiones sobre el alma, el mundo y Dios, es decir, las preguntas que están “más allá”, propias de la metafísica tradicional) puede ser una ciencia susceptible al conocimiento científico. Las preguntas metafísicas son inevitables para el ser humano, está en su propia naturaleza esa curiosidad que ansía conocer el funcionamiento de su propio ser y del mundo que le rodea. Se trata de una tarea epistemológica, es la preocupación por los temas humanos, se va a llevar a cabo una auténtica teoría del conocimiento.

Este reto que se impone Kant tiene su origen en el gran problema epistemológico que llevaba arrastrando la filosofía desde la modernidad. El problema planteaba “hasta dónde puede llegar el conocimiento” y se encontraba atascado por el enfrentamiento entre el empirismo y el racionalismo.

Los primeros sostienen que sólo con la experiencia se puede llegar a alcanzar conocimiento, por lo que cierran la puerta a la posibilidad de explicar conocimientos universales y necesarios. Y es que, con la experiencia, solo se puede obtener conocimiento cambiante, esto es, no seguro. Por otro lado, los segundos exponen que el conocimiento solo se puede conseguir mediante la actividad del sujeto, mediante la razón, pero la razón por sí sola no puede establecer conocimiento factual. Ninguna de las doctrinas tradicionales era capaz de explicar, por sí sola, la universalidad y necesidad de la ciencia; o bien se reducía el conocimiento a pura experiencia o bien a pura razón.

Kant, frente a las dudas cartesianas de que no hay nada válido, acepta que el conocimiento científico universal, necesario, objetivo y que amplía nuestro saber sobre el mundo existe. Está seguro de ello porque esta ciencia se está llevando a cabo en la física de Newton y en las matemáticas. Al tener esta certeza de que la ciencia existe, Kant no partirá desde cero, como lo hizo Descartes, sino que su primera tarea será analizar las estructuras más puras de la ciencia, esto es, el esqueleto más simple, con el fin de determinar cómo es posible esta, de qué características está constituida, con la finalidad de comparar si la metafísica presenta semejante composición y verificar que sea una ciencia. Al realizar este análisis estaremos alcanzando un conocimiento trascendental.

Este análisis no se ocupa tanto de los objetos sino de cómo los conocemos. Como no tenemos la certeza de que el mundo exista, es necesario empezar a analizar lo que conocemos, esto es, como lo conocemos, antes de la experiencia (a priori), porque afirma que hay una parte del conocimiento que la aportamos nosotros y otra basada en la empirie.

Kant conoce que la ciencia se expresa en juicios (juicio=sujeto + predicado), por lo que decide examinarlos.

Se distinguen dos tipos de juicios:

Juicios Analíticos

“Todos los cuerpos son extensos”

Se trata de juicios en los que la información del sujeto está contenida en el predicado. Son juicios universales y necesarios, ya que son válidos en cualquier lugar y en cualquier momento, y no pueden darse de otro modo. Por otra parte, señalaremos que no amplían nuestro conocimiento, pues el predicado no dice nada que no haya sido expuesto ya en el sujeto. Son a priori, porque son independientes de la experiencia y además su validez está basada en el principio de la no contradicción, porque es contradictorio pensar en cuerpos inextensos.

  • Son propios de la lógica y las matemáticas y son tautológicos, esto es, no nos aportan información sobre el mundo que nos rodea ni hablan de él.
  • Su verdad depende de su estructura, no pueden ser de otro modo.

Juicios Sintéticos

“Fleming inventó la penicilina”

Se trata de juicios en los que el predicado no está contenido en el sujeto, por lo que amplían nuestro conocimiento del mundo (extensivos).

Son juicios particulares, pues su validez está condicionada por el momento y el lugar en el que dichos juicios se enuncian. Por otra parte, se tratan de juicios cambiantes, porque su contrario es posible (no nos aportan conocimiento seguro). Además, se trata de juicios a posteriori, derivados de la experiencia y, por ello, su validez está basada y fundamentada en la empirie. Se basan en el principio de la razón suficiente; todos los hechos tienen una razón suficiente o causa para suceder.

Pero al realizar el análisis de los juicios, Kant destacó un problema fundamental, y es que, la clasificación tradicional de los juicios no se ajusta a las características que presentan las matemáticas y la física, ya que a los juicios que constituyen la ciencia se les exige ser universales, necesarios y deben ampliar nuestro conocimiento. Si suponemos que la ciencia está constituida por juicios analíticos justificaríamos su universalidad y necesidad, pero no la ampliación del conocimiento del mundo y ocurriría a la viceversa si afirmamos que la ciencia está constituida por juicios sintéticos. Para solucionar este problema, Kant propone un nuevo tipo de juicio; “los juicios sintéticos a priori”.

Juicios Sintéticos a priori

“Todo lo que ocurre tiene una causa”

Se trata de aquellos juicios en los que la información que se plasma en el sujeto no está explícita en el predicado, por lo que amplían nuestro conocimiento y, además, todo lo que afirman es universal y necesario. Son juicios universales y necesarios, ya que son válidos en cualquier lugar y en cualquier momento, y no pueden darse de otro modo. Se trata de juicios en los que el predicado no está contenido en el sujeto, por lo que amplían nuestro conocimiento del mundo (extensivos). Son objetivos, pues su validez o verdad está fundamentada en la razón. El descubrimiento dio un giro enorme a la tradición; Kant había descubierto la estructura más pura de la ciencia (matemática y física).

Y es que este descubrimiento es tan importante porque es aquí cuando Kant señala el gran error en el que había caído la tradición al pensar que las matemáticas están constituidas por juicios analíticos, se cambia de perspectiva en cuanto al sustento matemático, la metafísica se acaba de convertir en inseguridad, se trata de “un simple andar a tientas”.

Pero no acaban aquí los problemas, sino que ahora es necesario resolver otra cuestión: ahora que sabemos qué es ciencia (matemáticas y física) y de qué está construida (juicios sintéticos a priori), es necesario saber cómo es posible la ciencia, esto es, ¿cómo son posibles los juicios sintéticos a priori? ¿Cómo funcionan los juicios sintéticos a priori? Para ello, Kant plantea el giro copernicano, aborda la problemática desde el punto de vista antagónico al que había sido analizado antes.

El filósofo desmantela la antigua relación entre el sujeto y el objeto, la cual suponía que el sujeto debe amoldarse a los objetos para conocerlos, el mundo sensible es ajeno a nosotros y debemos esforzarnos para conocerlo. Kant propone que la realidad no es ajena a nosotros, es más, es algo que forma parte del sujeto. El filósofo señala que, en efecto, recibimos parte de la empirie (juicios sintéticos, realidad exterior), pero esta empirie no es si el sujeto no pone de su parte el espacio y el tiempo (realidades subjetivas, que no existen, las ponemos nosotros). Esta troquelación aportará el conocimiento empírico. De este modo, podremos percibir algo, que no es lo mismo que conocer. Así, mediante este dualismo entre la empirie y lo que pone el sujeto, se forman intuiciones sensibles (sensibilidad) y entendimiento, formas puras a priori que hacen que lo que percibimos sea pensable. El objeto se constituye con parte de la experiencia y parte de lo que ponemos nosotros, es decir, el objeto es para nosotros, está determinado por lo que ponemos nosotros, no está al margen del sujeto. Además, como la estructura de la racionalidad es la misma para todos, un mismo objeto lo perciben de igual forma todos los seres humanos; son universales y necesarios.

Las conclusiones que extrae de este análisis son:

  • Jamás podremos conocer la realidad en sí (noúmenos) sino que conoceremos la realidad modificada (fenómenos).
  • El giro copernicano es el fundamento de los juicios sintéticos a priori.

Kant nos explicará, a continuación, cómo son posibles los juicios sintéticos a priori en las matemáticas.

Estética Trascendental

La estética trascendental tiene como objetivo responder a la pregunta de cómo son posibles los juicios sintéticos a priori en las matemáticas, y Kant responde a esta cuestión afirmando que, son posibles por dos motivos:

  1. Porque las matemáticas están fundadas en el espacio y el tiempo.
  2. Porque el espacio y el tiempo forman parte de la facultad humana de percibir.

De esta segunda afirmación, se extraen dos conclusiones:

  1. Que el espacio y el tiempo no pertenecen a los fenómenos es lo mismo que afirmar que son puros o a priori, esto es, independientes de la experiencia.
  2. Que el espacio y el tiempo pertenezcan a la sensibilidad humana significa que son el modo o forma en que percibimos o intuimos el mundo. Por ello, Kant nos expone que el espacio y el tiempo son intuiciones.

Podríamos concluir afirmando que los juicios sintéticos a priori son posibles en las matemáticas porque el espacio y el tiempo son formas a priori y son intuiciones puras.

Hemos afirmado las condiciones que se dan para que las matemáticas sean posibles como ciencia, pero todavía no hemos demostrado por qué se dan, hecho que mostrará en la exposición metafísica del espacio y del tiempo y en la exposición trascendental del espacio y del tiempo.

Exposición Metafísica del Espacio y del Tiempo

Aquí, trataremos de demostrar que, el espacio y el tiempo son a priori y que, por otro lado, son intuiciones.

  1. El espacio y el tiempo son a priori:
    • El espacio es a priori, es decir, independiente de la experiencia, porque aunque es posible concebir un tiempo sin fenómenos, no es posible imaginarse un objeto o fenómeno sin espacio.
    • El tiempo es a priori o independiente de la experiencia porque, aunque es posible concebir un tiempo sin acontecimientos, es imposible concebir fenómenos sin estructura temporal.
  2. El espacio y el tiempo son intuiciones:
    • El espacio es una intuición y no un concepto porque el concepto implica pluralidad y una intuición no.
    • El tiempo es una intuición y no un concepto porque, como en el caso del espacio, el concepto implica y, no hay distintos tiempos, sino distintas partes de un mismo tiempo.

Exposición Trascendental del Espacio y del Tiempo

En este punto, Kant mostrará que el espacio y el tiempo, por ser intuiciones, y a priori, son la condición de posibilidad (trascendental) de las matemáticas como ciencia.

  • Exposición trascendental del espacio: los juicios sintéticos a priori son posibles en la geometría porque el espacio es a priori y es una intuición.
  • Exposición trascendental del tiempo: los juicios sintéticos a priori son posibles en aritmética porque el tiempo es a priori y es una intuición.

Como conclusión diremos que las formas puras del espacio y tiempo hacen posible los fenómenos y el conocimiento científico. Con la sensibilidad hemos percibido el mundo y con el entendimiento lo hemos conocido. En la estética trascendental Kant nos ha mostrado la forma en que los objetos nos son dados y hemos concluido que nuestras experiencias de objetos sólo pueden darse en el espacio y en el tiempo. Se demuestra que el espacio y el tiempo son a priori y es la sensibilidad la que constituye intuiciones sensibles aplicando los principios a priori de la sensibilidad.

Analítica Trascendental

Ahora, la analítica trascendental tratará cómo los objetos son conocidos. Ya no se va a ocupar de la forma que poseen los objetos, sino de los objetos reales, es decir, de los fenómenos. Si en la estética es la sensibilidad la implicada, ahora lo será el entendimiento; facultad por la que los datos de la sensibilidad o percepción son conocidos como el conjunto de cosas que nos rodean, como mundo.

En esta parte, se estudiarán los elementos a priori del entendimiento, los conceptos o categorías, y tres serán los objetivos de Kant:

  1. Determinar qué son las categorías y averiguar cuántas y cuáles son.
  2. Mostrar que las categorías del entendimiento hacen posible conocer los objetos.
  3. Mostrar que las categorías hacen posible los juicios sintéticos a priori en física.

1. Determinar qué son las categorías y averiguar cuántas y cuáles son

Para entender lo que son las categorías, hemos de comprender que por medio de la sensibilidad percibimos una multitud de impresiones (luz, color…) ordenadas en el espacio y en el tiempo. Es lo que Kant llama intuición sensible. Las intuiciones las percibimos, pero ello no quiere decir que sean conocidas o comprendidas, sino que para comprenderlas, hemos de situarlas bajo conceptos. Esta es la actividad del entendimiento: comprender la realidad empírica aplicando conceptos a los objetos que percibimos.

Pero los conceptos pueden ser de dos tipos: empíricos o puros. Los conceptos empíricos son aquellos que se forman a partir de la experiencia, es decir, son a posteriori, mientras que los conceptos puros no proceden de nuestra experiencia, no están “contaminados” con ella y por eso son puros y a priori. Son las llamadas categorías.

Pero, ¿cuántas y cuáles son?

Sabemos que mientras la sensibilidad es una facultad pasiva que recibe intuiciones, el entendimiento es una facultad activa que posibilita que los objetos sean conocidos. También sabemos que conocer o comprender es referir la realidad a conceptos. Y la manera que tenemos de expresar dichos conceptos es a través de los juicios, por ello, habrán tantas categorías como juicios (cantidad, cualidad, relación y modalidad).

2. Mostrar que las categorías del entendimiento hacen posible conocer los objetos

Las categorías, como hemos visto, nos permiten conocer la realidad, gracias a que el entendimiento aplica conceptos a priori a las intuiciones sensibles o sensibilidad.

De aquí extraemos la conclusión de que si lo que conceptuamos son intuiciones, no podemos extender el uso de las categorías a realidades que estén más allá de lo sensible, es decir, solo podemos conocer fenómenos. Pero decíamos también que las categorías del entendimiento hacen posible los juicios sintéticos a priori en la física, y por tanto hacen que ésta lo sea.

3. Mostrar que las categorías hacen posible los juicios sintéticos a priori en física

Las categorías, por ser conceptos puros a priori y estar referidos a la experiencia, explican la existencia de conocimientos universales y necesarios en la física. El sujeto impone a la naturaleza de manera a priori, principios que concuerdan con las leyes universales de la ciencia, por tanto, las categorías hacen posible los juicios sintéticos a priori en la física, hacen que esta sea una ciencia.

Cuando Kant acaba su estudio, concluye afirmando, primero, el sentido negativo de la crítica a la razón pura: Va a marcar los límites del conocimiento. Se anuncia que la metafísica no es una ciencia porque salta a la vista que le faltan elementos que provienen de la experiencia, no está basada en las intuiciones sensibles, es decir, no está constituida por juicios sintéticos a priori sino por juicios muy generales y, por tanto, no es una ciencia.

Nos hemos dado cuenta de que solo podemos conocer fenómenos, pero no noúmenos.

Tras esta reflexión, también se señala el sentido positivo de la crítica a la razón pura, y es que, aunque jamás podamos conocer los noúmenos, sí que podemos pensar en ellos (concebirlas), como pertenecientes al ámbito nouménico de los fines (moral) es más, el ser humano no puede renunciar a plantearse todo tipo de realidades sobre Dios, alma, inmortalidad, mundo, está en la naturaleza del ser humano.

Dialéctica Trascendental

Kant asegura que nuestras capacidades son limitadas y hay cosas que no podemos conocer porque no tenemos intuiciones sensibles de ellos. Por ello, el filósofo distinguirá la razón práctica (la utilizada hasta ahora) y la razón teórica, la que el filósofo utilizará ahora en adelante. Y es que Kant no dejará de lado a la metafísica, aunque sepa que no es una ciencia, es más, intentará saber más sobre ella.

Cuando Kant nos explica que podemos pensar los noúmenos, se detiene y remarca la equivocación de la tradición: esta se ha ocupado de cuestiones metafísicas, tales como Alma, mundo, Dios, que traspasan el ámbito de la experiencia. Ha pretendido conocerlas con los mecanismos propios de la ciencia, es decir, aplicándoles las formas del espacio, tiempo y categorías del entendimiento y, por ello, la metafísica no es una ciencia, puesto que tales formas que se han aplicado en la indagación de la metafísica sólo pueden aplicarse a realidades del mundo sensible.

Sin embargo, que la ciencia se dedique a cuestiones empíricas no significa que no haya más realidad, porque en esta realidad, también tienen cabida las realidades nouménicas. Esta otra realidad, que no es fenoménica es una exigencia de la razón humana y lo es por la necesidad que tenemos de encontrar, entre otras muchas respuestas, nuestra finitud.

El origen de las ideas y su función regulativa: Dios, alma y mundo

Sabemos que lo propio de la sensibilidad es la percepción y lo propio del entendimiento es juzgar. En la sensibilidad se originan impresiones aisladas y se forman intuiciones. El entendimiento subsume bajo conceptos esas intuiciones haciéndolas comprensibles y expresables en los juicios. La razón trata de enlazar juicios (sintetizar) y hacerlos cada vez más generales. Esto no significa que ponga más conocimiento, lo que añade es más comprensión, sentido y plenitud. En esto consiste su uso regulativo, en ordenar y dar plenitud al conocimiento sin ampliarlo.

Pero la actividad sintética de la razón no se detiene en los datos puramente fenoménicos, sino que también trasciende hasta alcanzar uniones cada vez más generales; resultando así las unidades absolutas o totalidades que son los objetos tradicionales de la metafísica: Dios, alma y mundo.

  • La idea de alma se obtiene mediante la sintetización de todas nuestras experiencias internas.
  • La idea de mundo al intentar unificar todas las experiencias externas, de todo lo fenoménico.
  • La idea de Dios es la síntesis total de todo lo que existe.

Las ideas mantienen su uso legítimo si tienen finalidad regulativa, pero pretender con ellas ampliar nuestro conocimiento es situarlas en el terreno de los fenómenos y convertirlas en fantasías (lo que había hecho la tradición hasta el momento) se ha hecho un uso no legítimo. Y es que siempre que los científicos intentan alargar los límites de la experiencia con la finalidad de conocer lo suprasensible, caen en tres tipos de errores:

  1. Errores de la razón: paralogismos, antinomias y pruebas de existencia.
  • Paralogismo: se trata de ofrecer a un mismo término dos sentidos diferentes.
  • Antinomia: perspectivas igualmente racionales pero contradictorias, contradicciones irresolubles. Kant se refiere, cuando abarca este concepto, a que el mundo es un conjunto de fenómenos, causas y efectos sometidos a leyes físicas, pero la metafísica tradicional lo ha considerado como una totalidad ontológica, es decir, una realidad metafísica sobre la que no sólo es posible pensar, sino explicar, conocer, entender sus causas últimas (suprasensibles). Pretender alcanzar el conocimiento de hechos suprasensibles es, según Kant, actuar sin razón. Se conocen cuatro antinomias de la razón.
  • Pruebas de existencia: Kant piensa que sólo llegamos a los fenómenos de la realidad, pero no a la realidad en sí misma. Por esto es imposible demostrar la existencia de Dios según su filosofía.

Sin embargo, ya que la razón teórica o pura no ha podido llegar a Dios, Kant lo intentará mediante la razón práctica o moral.

Al igual que en el entendimiento había unas formas a priori (unos modos previos a nuestro contacto con la realidad de nuestra manera de conocer) de la experiencia, en la razón práctica ocurre lo mismo con la forma moral del deber. El deber se traduce por el imperativo categórico (máxima moral): sé ejemplar o bien trata a cada persona como un fin en sí misma. Las exigencias de este deber van a pedir o postular la existencia de tres realidades: a) La libertad, porque sin ella es imposible ser moral. b) La inmortalidad del alma porque la coincidencia entre lo que soy y lo que debo ser no termina en esta vida. c) La existencia de Dios: una realidad donde su ser se identifica con su deber ser. La necesidad de una recompensa es lo que postula a Dios.

Respecto a lo que dice Kant se pueden afirmar varias cosas: a) La libertad es una evidencia de experiencia y no tiene que ser demostrada. b) La continuación del desarrollo moral después de la muerte supone aceptar que tras la muerte hay tiempo; cuestión que no es posible probar. c) No es buen fundamento la necesidad que nosotros tenemos de Dios para afirmar su existencia porque este sentimiento de necesidad puede variar. Se puede probar la existencia de Dios a partir de las realidades del mundo y luego, en un segundo plano, hablar de la necesidad que los hombres tenemos de él.

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