15 Jun

Motivaciones de la Filosofía Federalista

El federalismo es una filosofía que transciende la fórmula jurídico-política de organización social existente hoy. Se trata de unidad en la diversidad, potenciando la diversidad y con ello trae una nueva forma de ser, pensar y sentir, en línea con un nuevo paradigma.

Esta filosofía no vive en el mundo de la abstracción, sino del ser que vive en su mundo concreto y se preocupa del plano individual y colectivo. El personalismo es la base del federalismo.

En el federalismo, la persona es la conjunción de todo. Esto es la ontonomía que transciende a la autonomía y a la heteronomía. Se enmarca en un contexto en el que se encuentra en crisis el antiguo modelo o paradigma, donde se prima el tener sobre el ser.

La entropía terminal se presenta como un problema frente al que debe oponerse el pensamiento federalista.

Principios Jurídico-Políticos del Federalismo y Filosofía Federalista

  • Autonomía (Realismo)
  • Cooperación (Dinamismo)
  • Exacta adecuación al poder (Sistemismo)
  • Participación (Personalismo – Realismo constructivo)

(Garantías)

El federalismo tiene acento en la predicción de futuro, pues es una filosofía de acción. El conocimiento debe orientarse hacia unos valores universales (como en la Paz Perpetua de Kant) que sirven para recuperar la creatividad original y superar la diferencia entre sujeto y objeto.

Principios Filosóficos del Federalismo

  • Realismo: Toma los hechos como punto de partida, no impone un esquema para interpretar lo social. Obligatoriedad de contacto con lo real: real-factual, real-abstracto, real-societal y real-comunitario. Se aborda lo real mediante la experiencia y la abstracción en justa combinación.
  • Dinamismo: Busca dirigirse y anticipar el futuro.
  • Sistemismo: El conjunto de elementos del federalismo se refuerza en su diversidad.
  • Personalismo: Entendido como una forma de poner énfasis en la persona y en esta sobre las necesidades e instrumentos que la rodean. Esto conlleva una noción del derecho proudoniana como personalista y comunitario. Se relaciona con la praxoléctica.
  • Praxoléctica: Es la noción del hombre que actúa y se transforma mientras transforma su medio. No se basa únicamente en valores científicos, sino también en intuitivos, sumando el hemisferio derecho intuitivo y el izquierdo racional. Entiende al hombre como un animal, pero que cuenta con inteligencia suficiente como para interrogarse por el ser. El hombre puede pensar y actuar simultáneamente.

El federalismo es apertura, pues concibe las crisis como un momento en que hay oportunidad de superación de lo anterior, transformando a cada individuo. El federalismo niega el monismo reduccionista y supera al monismo aparente de la realidad tangible. Por lo que llega a un pluralismo dialéctico donde se encuentra un monismo subyacente y esencial que se obtiene de la visión global del conjunto, además de estar guiada por unos valores de interdependencia, solidaridad y comunitarismo.

Dimensión Social

Respeto a las comunidades y personas que las integran. Solidaridad y cooperación. Para homogeneizar desde lo diferente se debe hacer un pluralismo dialéctico. Debe haber solidaridad interterritorial. El cantonalismo, potenciar la política local, es opuesto a la visión federal.

El federalismo es aplicable a todos los niveles, desde el mundial al municipal, y en todas las dimensiones (política, económica, social y cultural).

Crisis de Civilización

La crisis no se entiende como algo malo. Hay muchas crisis sectoriales actualmente que ocultan una crisis cada vez mayor y profunda. La crisis de identidad cultural subyace a todas y viene de elementos como la posibilidad de destrucción total. Entonces se deben replantear las relaciones a todos los niveles y el sistema de valores. No hay que ver la crisis como algo negativo sino como una oportunidad.

Las dimensiones de la crisis de civilización son cuatro tensiones dialécticas: entre el humano y el medio, el hombre y la sociedad, la unidad y diversidad, y el ser humano y el proyecto trascendente. Esta crisis se demuestra con el surgimiento de tensiones reflejadas en la decadencia industrial, el auge ecologista, etc. Esto produce una nueva visión de la humanidad.

El progreso está vinculado a la modernidad, idea moderna que reemplaza a la teología. Hay que tener en cuenta los avances de la ciencia pero también saber que el progreso tecnológico no es progreso humano. Se reduce al humano a un número absorbido por lo colectivo. Si se elimina este reduccionismo, el humano puede ser libre y responsable.

El discurso liberal y la cultura actual subordinan la sabiduría a la ciencia y la cultura a la civilización. Además, atomizan y niegan la capacidad del humano de ser algo más que económico. Hay que cambiar el tener por el ser, estableciendo la superioridad del ser y no centrándose en el capital, sino en una mezcla de entendimiento entre el humano y su entorno, sometiendo lo económico y demás elementos que puedan no ser tan principales como se cree al interés de la comunidad y de su entorno.

Las ciencias sociales han tenido en las físicas sus inspiraciones y sus limitaciones. Hay que señalar los principios de organización indispensables para su reproducción: el principio de inseparabilidad del todo y sus partes, el principio de obligatoriedad descendiente o utilidad social y el principio de la obligatoriedad mínima, la descentralización en niveles de organización. La crisis de civilización es un salto cualitativo de la humanidad, en el que la persona recobra su identidad, que le ha sido arrebatada por el ideal de ciencia moderna.

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