22 Jul

Materialismo Histórico de Marx

El beneficio del capitalista es lo que llama plusvalía (diferencia entre lo que cuesta fabricar algo y lo que se obtiene al venderlo). Esta situación, según Marx, terminará con un proceso revolucionario que cambiará la infraestructura social.

El materialismo histórico interpreta los cambios históricos a través de las condiciones materiales de una sociedad, es decir, su infraestructura. La idea fundamental está en hacer depender todo proceso espiritual, ideológico y social de las condiciones materiales. El materialismo histórico como ciencia materialista de la historia predice lo que va a ocurrir: la superación de la sociedad de clases. Será necesaria una revolución violenta para abolir la propiedad privada y acelerar la historia. Esta revolución constará de la dictadura del proletariado, el socialismo y el comunismo. Se trata de transformar el mundo anticipándose a la historia, compartiendo los medios de producción y sin propiedad privada.

La Estructura de la Sociedad

Marx pretendía convertir la historia en una ciencia. Para ello trató de descubrir la estructura de la sociedad, que consta de una base, la infraestructura, que se compone de las fuerzas de producción y de las relaciones de producción. Las relaciones de producción basadas en relaciones de propiedad dan origen a las clases sociales. Según Marx, a cada sistema de fuerzas productivas le corresponde un determinado conjunto de relaciones de producción. Sobre esa infraestructura, está la superestructura. La infraestructura de una sociedad es la que determina la superestructura de esa sociedad, y ambas constituyen una formación social.

Por otra parte, Marx también trató de descubrir el mecanismo que pone en movimiento a la sociedad. Marx entendía la historia en clave económica: explotación y dominación de unos sobre otros, como en la sociedad capitalista. En este caso es más grave, pues hace creer al individuo que es libre mientras este vende su fuerza de trabajo, fabricando algo que tiene valor de uso.

Ética Kantiana

A diferencia de los imperativos hipotéticos, las exigencias de obrar moralmente derivadas de una ética formal son categóricas. Cumplir el imperativo categórico de modo estricto es muy difícil, por eso Kant propone tres postulados: libertad, inmortalidad del alma y existencia de Dios, que son postulados de la razón práctica. La libertad es necesaria para vencer las inclinaciones. Por otra parte, la inmortalidad del alma permite la perfecta adecuación de nuestra voluntad a la ley moral. Respecto a la existencia de Dios, exige su existencia como realidad en la que ser y deber-ser se identifican, uniéndose virtud y felicidad. Es decir, que en el mundo empírico no es posible comportarse siempre por deber, pero hay un mundo de lo incondicionado donde sí se pueda.

Otra forma de definir el imperativo categórico es: el hombre como fin, es decir, “cuando actúes ten presente que las acciones que haces afectan a otras personas que no son objetos sino fines en sí mismos”. En las dos formulaciones se ve la exigencia de universalidad. Para Kant cada ser humano es un fin en sí mismo por lo que tiene dignidad. La base del imperativo categórico debe cumplirse como un fin en sí mismo. En relación al ser humano ocurre lo mismo, por lo tanto nunca debe tomárselo como un medio para un objetivo. Así pues, el ser humano es libre. El concepto de libertad kantiana obedece a lo que queremos y no a una inclinación. Aquí la voluntad libre no se deja arrastrar por las inclinaciones, por eso es buena voluntad. Todo lo que podamos ganar haciendo algo por sus beneficios tendrá valor relativo, pero teniendo al ser humano como fin en sí mismo, tendrá valor absoluto.

Hilemorfismo de Aristóteles

Esta teoría se denomina hilemorfismo, es decir, toda sustancia está formada por materia y forma.

Aristóteles afirma que toda sustancia está sujeta a cambio. El movimiento natural tiene su origen en el interior del individuo, por lo tanto se trata de un principio interno de movimiento. La naturaleza de cada ser es alcanzar su perfección.

Nos presenta así, el teleologismo, donde el telos es la finalidad interna de los seres naturales. Es el sentido del Bien en Aristóteles, que a diferencia de Platón es inmanente, ya que la esencia está en el propio objeto. La teleología afirma que solo se puede comprender el cambio a través de la causa final. Los seres artificiales tienen fines, puesto que son creados para una determinada función; en el caso de los seres naturales, tienen una finalidad determinada por su forma, a la cual aspiran y que está en potencia.

Para explicar el movimiento, diferencia entre potencia y acto. Afirma que movimiento es el paso de potencia a acto. El acto es lo que es actualmente, y la potencia lo que puede llegar a ser. El acto es por tanto, la actualización de alguna característica en potencia de una sustancia.

Tipos de Movimiento

Aristóteles diferencia dos tipos de movimiento:

  1. Sustancial: Genera una sustancia.
  2. Accidental: Se modifican las características accidentales. En este último encontramos tres tipos: cualitativo, cuantitativo y local.

Aquello que permanece en el cambio sustancial, se trata de la materia indeterminada, que puede ser potencialmente cualquiera dependiendo de la forma. No es perceptible por los sentidos y permite que una realidad pueda ser otra. Se trata de un constructo teórico para explicar la realidad.

Causas del Movimiento

Por último, Aristóteles habla de las causas del movimiento. La materia y la forma son causas intrínsecas. También habla de causas extrínsecas: la causa eficiente (los que originan el cambio) y la causa final (aquellos para lo que se hace algo, es decir, el telos o entelequia). En los procesos naturales, la causa eficiente, el fin y la forma son los mismos.

La Voluntad de Poder en Nietzsche

La filosofía de la voluntad, iniciada por Schopenhauer y continuada por Nietzsche, se basa en la idea de que la voluntad es lo que subyace a la realidad. Mientras Schopenhauer veía la voluntad como un deseo, Nietzsche la interpretaba como afirmación, defendiendo la vida a pesar del sufrimiento.

Nietzsche rechazaba las nociones de la cultura occidental, como la religión y la metafísica, y defendía que los antiguos griegos expresaban la naturaleza trágica de la vida a través de la tensión entre lo dionisíaco y lo apolíneo. Para Nietzsche, la razón es incapaz de entender la vida, ya que solo los instintos revelan la verdadera realidad, basada en el constante devenir.

La crítica de Nietzsche se dirige hacia los filósofos que intentan inmovilizar la realidad mediante conceptos abstractos y que se alejan cada vez más de la experiencia vivida. Considera que la voluntad débil se venga de la vida a través de una inversión de valores que denomina transvaloración.

Esta transformación guiada por el resentimiento da lugar a una moral en la que lo malvado reemplaza a lo malo, generando una moral de esclavos basada en la debilidad. Nietzsche propone una moral de señores, en la que el fuerte actúa con su poderío sin preocuparse por el débil.

Para Nietzsche, los valores de la civilización contemporánea son decadentes y la superación de la moral pasa por la inocencia que está más allá del bien y del mal. Su crítica a la metafísica y la moral parte de la debilidad de la voluntad, que se niega a aceptar el cambio y busca refugio en un mundo supraterrenal inmóvil e inalcanzable.

La filosofía de Nietzsche invita a rechazar la moral de esclavos y a adoptar una actitud poderosa y afirmativa ante la vida, aceptando el sufrimiento como parte inherente de ésta. En última instancia, la transvaloración propuesta por Nietzsche anuncia la superación de la moral establecida y la búsqueda de una nueva forma de entender y vivir la existencia.

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