17 Oct
Ética Aristotélica
Según Aristóteles, toda actividad humana tiende hacia algún fin u objetivo (telos). Es decir, basa la idea de acción en la de fin. Además, considera que hay un fin último al que se subordinan todos los demás: la felicidad. Por tanto, el valor de toda acción se remite al del fin último y el resto de bienes serán más o menos valiosos en función de que nos permitan conseguir la felicidad. Por esto, su ética se considera teológica y eudemonista.
Sin embargo, la felicidad no se encuentra en cualquier actividad. Se encuentra en el desarrollo de cada ser. En el caso de los seres humanos, lo que les hace únicos es el alma racional. Según Aristóteles existen tres tipos de alma:
- El alma vegetativa, que existe en los seres que se reproducen y se nutren.
- El alma sensitiva, presente en los seres que se mueven y sienten.
- El alma racional, que únicamente la tienen los capaces de relacionar y realizar actos de pensamiento.
Por lo tanto, se considera que el ser humano, para ser feliz, ha de desarrollar la contemplación.
Además de esto, Aristóteles sostiene que el ser humano puede actuar de forma correcta e incorrecta. Cuando actúa de forma correcta, decimos que es virtuoso; de lo contrario, decimos que es vicioso. Por tanto, para alcanzar la felicidad, hay que desarrollar acciones de forma adecuada. La felicidad se encuentra en la virtud, y para ser virtuoso y actuar adecuadamente, se han de contemplar las dos virtudes que existen: las éticas (del cuerpo) y las dianoéticas (del alma).
Las éticas son adquiridas a través de la costumbre o el hábito y consisten, fundamentalmente, en el dominio de las facultades de la parte irracional (reproducción, nutrición y sensación). Si dominas estas funciones, dominas el cuerpo y, por lo tanto, tendrás las virtudes éticas más importantes a este respecto: la templanza y la fortaleza.
Las virtudes dianoéticas se corresponden con la parte racional del hombre, siendo por ello propias del intelecto. No se adquieren por hábito, deben ser aprendidas a través de la educación. Las principales virtudes dianoéticas son la sabiduría y la prudencia. Esta última nos permite coger el término medio en cada caso y se desarrolla conforme vamos actuando a lo largo de nuestra vida.
Existe la virtud ética como hábito y como término medio, por lo que la virtud es el equilibrio, y el exceso constituye el vicio. Como la virtud se encuentra solo en un lugar, en el término medio, mientras que el vicio se encuentra en los extremos, Aristóteles dice que el hombre es bueno de una manera y malo de muchos.
El paso del Mito al Logos
Los seres humanos siempre hemos tenido la necesidad de encontrar respuestas para nuestras grandes preguntas. En la antigüedad, estas consistían en mitos: narraciones sagradas de acontecimientos sucedidos en un pasado impreciso, cuyos protagonistas eran dioses u otros seres sobrenaturales. En el siglo VI a.C., algunos filósofos comenzaron a cuestionar las explicaciones míticas y la coherencia de estos relatos tratando de encontrar explicaciones racionales. Este suceso es conocido como “El paso del mito al logos”.
El contexto social y la posición geográfica de Grecia, que facilitaba el contacto intercultural entre distintas civilizaciones, favorecieron un ambiente intelectual abierto, inclinado hacia la investigación racional y el cuestionamiento de las ideas tradicionales. En aquella época, se empezó a desarrollar una nueva forma de organización política, las polis o ciudades estado, que no podía ser explicada con ayuda de los mitos.
Logos es un término griego que significa “razón” y “palabra” y se usa para distinguir las explicaciones basadas en el mito de las que son racionales. Los filósofos empezaron a desconfiar de los mitos y a observar y analizar la naturaleza con la finalidad de descubrir en ella las causas de los acontecimientos. Se preguntaban sobre el origen del cosmos y el papel del hombre en el mundo.
Algunos pensadores creen que las primeras explicaciones racionales no eran tan diferentes a las míticas, se podría decir que la filosofía tiene su origen en los mitos; que las primeras explicaciones filosóficas eran, en realidad, mitos racionalizados. Tales es considerado el primer filósofo ya que decía que el origen de todo se encontraba en el agua, entendida como algo natural, y no divino. Se piensa que esta idea podría estar relacionada con el mito de Océano y Tetis; dioses de las aguas saladas y dulces, a quiénes Homero designó como padres de todo en su obra: Ilíada.
En conclusión, el logos podría considerarse como una nueva forma de pensamiento que, con el tiempo, acabó generando el nacimiento de la filosofía como un discurso racional que pretende dar respuestas a preguntas globales limitando el dominio de la fantasía y tratando de desvelar las leyes de la realidad.
Ética de Kant
Kant, fue un filósofo alemán que quiso romper con todas las éticas anteriores a su tiempo y realizó una crítica donde además de exponer su desacuerdo, propuso la suya propia.
Su pensamiento ético distingue entre dos tipos de morales. En primer lugar, existen las éticas materiales que tienen una cualidad, bien o fin que debe ser alcanzado para que la acción sea buena. Todas las teorías morales que Kant crítica poseen esta característica. Por ejemplo, el eudemonismo de Aristóteles que propone la felicidad como fin último, o el hedonismo que defiende el placer a toda costa. El filósofo alemán las refuta debido a su firme creencia en que la ética ha de ser universal, y no relativa. Todas las éticas formales son relativas ya que en ellas cada individuo basa su percepción del bien y en mal en el fin que él crea mejor; y lo defenderá como tal. Por tanto, las éticas materiales no establecen un bien universal, e imposibilitan la capacidad de juzgar una acción desde un punto de vista objetivo porque nunca nadie estará de acuerdo con la cualidad escogida para determinar el valor de la acción. Además, al instaurar un objetivo que encamine todas las acciones, causa que se realicen acciones profundamente injustas con el objetivo de completar ese fin. Jamás será correcto tener que matar a alguien para luego poder darte cuenta de tu error y aprender a ser más prudente en el futuro para ser más feliz, tal y como se insinúa en la ética aristotélica que es considerada eudemonista. Por tanto, así se demuestra que el fin no justifica los medios, y que los mismos medios pueden no ser moralmente correctos aunque el fin lo sea.
En consecuencia, Kant propone otro tipo de ética que no depende de ningún contenido, llamada ética formal. La ética kantiana aparte de ser formal, aspira a ser universal, válida para todo el mundo. Esta define una acción buena como la que un sujeto efectúa con buena voluntad, sin esperar un beneficio posterior y obviando los verdaderos deseos e inclinaciones del mismo. Entonces un acto bondadoso se realiza cuando un individuo obra de forma instintiva con la única intención de hacer el bien. Esta es la ley moral de la ética kantiana, es la ley universal que determina el bien y el mal.
No obstante, para que esta ley sea realmente global, todas las personas tienen que cumplir con el deber de respetar la ley moral. Es decir, todos deberían obrar de forma genuinamente bondadosa sin esperar nada a cambio. Obrar por deber no ha de confundirse jamás con actuar por lo que dicte la ley, cuando se actúa legalmente se hace por evitar las consecuencias de incumplir las normas. Cuando se actúa de forma moralmente correcta no existe ningún objeto que impulse la acción simplemente el sentimiento de realizar el bien.
Política de Aristóteles
En su obra “Política”, Aristóteles sostiene que el ser humano es un “animal político” (zoon politikon), destinado a vivir en comunidad para alcanzar la plena realización y la virtud. La ciudad-estado (polis) es la forma más elevada de organización social, indispensable para lograr el bien común.
Aristóteles clasifica las formas de gobierno en tres correctas:
- Monarquía (gobierno de uno orientado al bien común)
- Aristocracia (gobierno de los mejores)
- Politeia (gobierno constitucional)
Y sus respectivas desviaciones:
- Tiranía
- Oligarquía
- Democracia
Estas últimas orientadas al interés propio.
Prefiere una forma mixta de gobierno que combine elementos de democracia y oligarquía, promoviendo la estabilidad y la justicia. Para Aristóteles, la ciudadanía se basa en la participación activa en la política y la administración de justicia, y la educación es fundamental para formar ciudadanos virtuosos capaces de buscar el bien común.
La economía doméstica es vista como natural y necesaria, mientras que la acumulación de riqueza (crematística) es vista con recelo. Aunque justifica la esclavitud como una institución natural, esta visión ha sido profundamente criticada.
La influencia de la política de Aristóteles ha sido significativa en la teoría política occidental, destacando la interconexión entre la naturaleza humana, la ética y la estructura política.
Política de Platón
Platón, en su obra “La República”, presenta su visión de una sociedad ideal, gobernada por filósofos-reyes, quienes poseen sabiduría y justicia para gobernar en beneficio de todos. Propone una jerarquía social compuesta por tres clases:
- Gobernantes (filósofos-reyes)
- Guardianes (soldados)
- Productores (artesanos y agricultores)
Cada clase tiene una función específica y debe cumplir su rol para mantener la armonía y la justicia en la polis.
La educación es central en su filosofía política, destinada a identificar y formar a los futuros gobernantes desde temprana edad. Platón también introduce el concepto de las Ideas o Formas, donde la justicia y otros valores existen en su forma pura y absoluta. Su teoría de la justicia implica que cada individuo debe desempeñar el papel para el que es más apto, asegurando así una sociedad equilibrada y justa.
La influencia de Platón ha sido profunda y duradera en la filosofía política occidental.
Política de Maquiavelo
Maquiavelo, en su obra “El Príncipe”, desafía las convenciones morales y políticas de su época al abordar la política de manera realista y pragmática. Propone que un gobernante debe priorizar la estabilidad y el poder sobre la moralidad, utilizando cualquier medio necesario para mantener el control y asegurar el bienestar del Estado.
Para Maquiavelo, la política es un juego de poder y astucia, donde el fin justifica los medios. Aboga por la necesidad de mantener el poder a través de la fuerza, la manipulación y, en ocasiones, la crueldad, si es necesario para mantener el orden y la estabilidad.
Su enfoque en la política como una ciencia separada de la ética ha sido objeto de controversia, pero su obra ha tenido una profunda influencia en la teoría política moderna al introducir el realismo político y la noción de que los líderes deben adaptarse a las circunstancias y tomar decisiones basadas en la realidad más que en ideales abstractos.
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