09 Ago

El Cuadro: Un Abismo de Oscuridad y Miedo

El cuadro representa un aquelarre en el que numerosas brujas rinden culto al demonio. Situado a la izquierda del cuadro, vestido con hábitos eclesiásticos y representado con una silueta de sombra, se encuentra el diablo. También están los frailes y campesinos, con una gran fealdad, que siguen la alocución. A la derecha del diablo se encuentra una joven sentada en una silla, que parece ausente, así como otra joven con frascos, botellas e instrumentos para la ceremonia satánica que se desarrolla. Los rostros son de expectación y miedo.

La escena se creó alargada en el formato de 1 metro de largo, ya que al original le falta un trozo. Está sometida a un movimiento elíptico. El centro de la composición lo forma la mujer sentada en la silla, no favorecida al encontrarse al lado de las brujas. Goya utiliza una paleta con tonos sombrios y, además, la pincelada es suelta, excepto en algunas figuras con el contorno de las líneas finas. La luz es expresiva, le da fuerza y energía a la imagen y se centra en las figuras del frente. No se ve con realismo. Se refuerza el primer plano con los rostros y la perspectiva es aérea, siendo todos los elementos los que crean una escena malévola, de terror.

En la escena se rinde culto al demonio y la atención está puesta en él. Hay una inicialización diabólica entre ellos. No hay un espacio entre las figuras y por eso se consigue el efecto de masa. Goya hereda los temas terroríficos, las reuniones con el demonio y la brujería de los románticos. Lo realizó en 1819 y se conoce como la Quinta del Sordo. Expretaba el entusiasmo y alegría para tapices y retratos. Cuando se queda sordo, inicia una nueva época con pinturas negras.

El Legado de Goya: Un Artista Adelantado a su Tiempo

Contexto: Se vivió en un entorno histórico del tránsito del siglo XVII al siglo XIX. Era una España generalmente atrasada. La guerra de la independencia contra los franceses supuso una etapa difícil y amarga. Los mejores amigos de Goya se encontraron perseguidos por ser liberales y aquellos que habían colaborado con el gobierno intruso. Goya fue sometido a sospechas.

Goya irrumpe en el arte español cuando el neoclasicismo está a punto de ceder ante el romanticismo. Tiene una creatividad que adelanta al tiempo. La primera etapa: Desde pequeño se familiarizó con la pintura. Hasta los 40 años no le llega su arte. Se basa en Velázquez, Rembrandt y la naturaleza. Estudió en la Academia de San Fernando, donde estudió pintura al entrar por tercera vez. Cuando viajó a Italia, se le desconoce su aventura.

Segunda etapa: Pintó óleos sobre tela con influencias de Velázquez y costumbrista. Los temas son la alegría, la belleza y la vida. Refleja la vida de Madrid en general. Goya tenía una faceta que era retratista y más tarde fue uno de los más codiciados. En sus cuadros intenta ofrecer el aspecto moral del personaje. Recibe un encargo en 1798 con la decoración de las pechinas y una cúpula. Hubo un tiempo que se dedicaba a representar los desastres de la guerra de independencia. Destacan dos cuadros en esta época: El fusilamiento del 3 de mayo y La carga de los mamelucos. Se compra una finca al final de su carrera y la decora con pinturas negras.

En sus últimas obras refleja el expresionismo, las figuras negras de Goya dan lugar a la visita de él a cementerios, manicomios, etc. Goya en la técnica del grabado es uno de los mayores de la historia. Hace varias series de estampas que concibió como una obra completa y cerrada. La primera son Los Caprichos, tras contraer enfermedad en 1792. Tiene como base la crítica social en clave de humor. La segunda serie constituye Los Desastres de la Guerra. Manifiesta su interés por el devenir histórico del país y se muestra crítico con la violencia. La Tauromaquia es una serie de grabados creada en 1816. Los Disparates son expresión de una huida hacia lo imaginario. También domina el aguafuerte y la litografía con el que entusiasmo. Goya más tarde se exilió a Burdeos, alejándose de la violencia de Alfonso VII.

Goya es el más importante de la época. El romanticismo admira su atrevimiento temático. Los pintores realistas no niegan la huella del artista, el impresionismo recoge sus aportaciones sobre la pincelada suelta que obliga al espectador a recomponer la forma. Los expresionistas plasman dolor y miedo. El fauvismo le interesa su etapa final con el color de la dependencia de la realidad. Los surrealistas se afanan por expresar el mundo de los sueños incorporando las técnicas de psicoanálisis.

Goya, a través de su obra, nos muestra la oscuridad y la complejidad del alma humana. Su arte es un reflejo de su tiempo, pero también una ventana a la universalidad del dolor, la locura y la búsqueda de la verdad. Su legado sigue inspirando a artistas de todas las épocas, recordándonos la importancia de la expresión personal y la valentía de enfrentarse a la realidad, por dura que sea.

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