25 Nov

NIETZSCHE: Valoración, crítica y genealogía de los valores morales

Nietzsche pone en entredicho el valor mismo de los valores morales impuestos en la sociedad. Para ello, analiza las circunstancias en las que surgieron estos valores y cómo se modificaron. Su filosofía es vitalista, afirmando la vida tal como es, sin huir de lo desagradable, y dando importancia al cuerpo, los instintos y lo irracional. La vida, entendida en su dimensión biológica e instintiva, tiene valor en sí misma, como creación, alegría, destrucción y dolor. Nietzsche critica la moral que ha enmascarado, degenerado y negado la vida.

El método genealógico

El método genealógico es clave para investigar y valorar los impulsos que originan un valor moral. Genealogía implica tanto el valor del origen como el origen de los valores. La vida se manifiesta en la naturaleza como un instinto espontáneo, una lucha constante. Esto lleva a interpretar la vida como un acontecimiento trágico, un proceso de dominación y fuerzas espontáneas creadoras. Negar la vida es decadencia; afirmarla es aceptarla tal cual es. La voluntad de poder es la fuerza creadora que busca existir y ser más (autoafirmación). Nietzsche ve en la realidad irracionalidad, falta de finalidad e impersonalidad.

Nietzsche estudia la tragedia griega, simbolizada en Apolo y Dionisos (contención y desmesura), donde se afirma la vida. Sócrates, con su lógica y razón, es visto como el inicio de la decadencia, al identificar razón, virtud y felicidad. Platón y el cristianismo universalizan esta decadencia.

La verdad como ilusión y el lenguaje como metáfora

Nietzsche describe la verdad como relaciones humanas adornadas retóricamente. Las verdades son ilusiones olvidadas. La intuición es la forma básica de conocer. El lenguaje crea metáforas que no expresan adecuadamente la realidad; la esencia es inconcebible. La palabra es una metáfora aceptada socialmente, y lo verdadero es lo que coincide con ella. El concepto se forma por abandono de diferencias individuales, provocando un antropomorfismo. La racionalidad sustituye la realidad por el concepto, falseando la intuición. El mundo tiene múltiples interpretaciones (perspectivismo), y conocerlo es interpretarlo. El mundo de la verdad no es cognoscible.

El conocimiento es abstracción y simplificación. La voluntad de poder está en su origen, momificando intuiciones en conceptos. Nietzsche critica a los filósofos que niegan el cambio y a la ciencia que se basa en creencias.

Crítica a la moral tradicional y la rebelión de los esclavos

Nietzsche critica la moral cristiana como negación de la vida. Mediante la genealogía, descubre que ‘bueno’ era sinónimo de noble y poderoso, y ‘malo’ de débil y vulgar. El señor crea sus valores, mientras que el esclavo, por resentimiento, llama ‘bueno’ a lo que le beneficia y ‘malo’ a lo poderoso. La moral de los esclavos se impone (rebelión de los esclavos), con origen en el judaísmo y continuada por el cristianismo, que introduce el sentimiento de culpa y el ideal ascético, un nihilismo que niega la vida.

El nihilismo es la historia de la decadencia occidental, basada en la identificación «Dios = Verdad». La muerte de Dios es la muerte del máximo ideal. Se abren dos opciones: permanecer en el nihilismo o crear nuevos valores (transvaloración).

El superhombre y el eterno retorno

El superhombre es la nueva forma de ser, que surge tras la muerte de Dios. Supera la moral tradicional y establece sus propios valores (autonomía moral). En Zaratustra, el superhombre es la transformación del espíritu: camello, león y niño. El niño actúa por instinto, sin prejuicios. El eterno retorno es la afirmación de la vida con todas sus consecuencias, la consecuencia de la voluntad de poder.

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