La Generación del 98: Un Nuevo Rumbo en la Literatura Española

Contexto y Características

Los intelectuales de la época consideran imprescindible fomentar la educación; dejan a un lado sus gustos y ponen sus capacidades al servicio del país. En un manifiesto de intenciones, Azorín usa el término Generación del 98 por primera vez.

Los integrantes de la Generación del 98 nacieron en la misma época, poseen una formación educativa similar y son autodidactas. Se reúnen en tertulias y el «Grupo de los Tres» escribe en revistas, realizando actos para publicitar sus intereses. Tienen un cicerone común y rompen con el movimiento anterior, tanto argumental como formalmente.

Su objetivo idealista es regenerar el país, evitando quedar encasillados como atrasados. Sin embargo, no llegan a la población ni al Gobierno. Entonces, evolucionarán al escepticismo o a la vuelta al conservadurismo.

El gran tema noventayochista es España. De forma subjetiva, muestran los anhelos de una España que no existe y la tristeza por la situación del país. Esto está vinculado al idealismo y a las preocupaciones existenciales y religiosas; se preguntan sobre el sentido de la vida, con influencias de corrientes irracionalistas.

Significación Literaria

Los autores de la Generación del 98 son autodidactas y repudian la retórica de la generación anterior, aunque admiran la literatura anterior, sobre todo la medieval. En cuanto a la estética, trabajan con didactismo, buscan ser concisos sin perder la belleza literaria. La necesaria elegancia de la sobriedad debe ser cuidada. Alcanzan una gran riqueza léxica e incorporan palabras tradicionales, ya que consideran que en el ámbito rural se encuentra el verdadero castellano.

Junto al objetivismo y la sobriedad, sus obras están llenas de subjetividad y emoción en su visión de España. La novela moderna se caracterizará por la ausencia de trama, con acciones mínimas desarrolladas en un espacio y tiempo indefinidos, y por la priorización del mundo interior del protagonista. Este personaje, inadaptado, antiburgués y rebelde, llega a la destrucción total.

Reaparece la importancia del diálogo, que finalmente será sustituido por la novela ensayística.

Miguel de Unamuno: Guía de la Generación

Miguel de Unamuno es considerado el guía de la Generación del 98. Su ideología es contradictoria; al no alcanzar sus objetivos, su vehemencia le lleva a sentirse fracasado, lo que se refleja en su literatura como frustración y depresión. El tema de España es fundamental en su obra, así como los conflictos existenciales y religiosos. Le da gran importancia a la intrahistoria del país: son los pequeños hechos los que constituyen a los españoles y a la vida real, y no las grandes hazañas. Todo esto lo recoge en su obra En torno al casticismo, un ensayo de su planteamiento vital.

Su estilo es sobrio y sencillo, y todas sus obras están impregnadas de lirismo. Su léxico está repleto de palabras castizas y dialectalismos que se están perdiendo, algo que no acepta. Sus novelas tienen las características del 98: la reflexión del individuo a través del narrador y la ausencia de argumento o trama. Los personajes representan distintas personalidades.

En Amor y pedagogía (1902) se burla de todo lo que representa la novela realista. Su gran aportación es Niebla, donde aparece perfectamente definido el nuevo género de la nivola, que supone la convergencia de la novela y la filosofía. En cuanto a su estructura, a base de la interiorización, presenta una visión intimista del mundo.

Niebla es una obra que contiene el juego vida-literatura, según el cual el protagonista se enfrenta a su creador en un ambiente de confusión entre verdad y ficción.

Pío Baroja: El Novelista por Excelencia

Pío Baroja es el novelista noventayochista por excelencia. En sus obras predomina la acción, la aventura y el argumento, en oposición al resto de autores. También predomina el tema de la voluntad frente a la abulia y la supervivencia del individuo en un medio hostil.

Sus personajes son aventureros, y se refleja un ser que vagabundea por el mundo, por lo que entra en contacto con diversos ambientes e individuos. El protagonista es un alter ego del autor que expresa sus ideas. Suele ser sencillo y busca la concisión, por lo que utiliza la frase exacta y un léxico basado en la precisión. Su prosa se divide en tres etapas:

• Primera etapa: Literatura optimista. Corresponden la trilogía de La lucha por la vida, Zalacaín el aventurero y El árbol de la ciencia, en las que los personajes buscan el sentido de la vida, de la existencia humana, y entran en conflicto por la angustia vital.
• Segunda etapa: Repite los moldes narrativos y añade divagaciones ideológicas. Escribe Memorias de un hombre de acción.
• Tercera etapa: Ya no crea nada nuevo y desaparece la crítica.

Azorín: El Maestro del Lenguaje

Azorín se caracteriza por sus obras lírico-descriptivas, en las que expresa emociones a través de la descripción del paisaje. Tiene un dominio perfecto del lenguaje, lo que le sirve para pintar ese paisaje utilizando un léxico muy preciso. Juega tanto con el idioma que es capaz de encontrar la palabra exacta, lo que da lugar a frases aparentemente telegráficas pero que contienen gran cantidad de información.

En sus obras apenas hay argumento que sirva de marco, debido a que su estructura es fragmentaria y discontinua, presentando escenas sueltas. Su gran tema es el paso del tiempo, la vida que se va y la muerte. También tiene gran protagonismo el tedio, que hace que no se trabaje la voluntad, y la meditación sobre la existencia.

Su protagonista siempre es Antonio Azorín, que se presenta como un ser melancólico y pesimista, y tiene elementos autobiográficos del autor. Algunas de sus obras más destacadas son La voluntad (1902), Antonio Azorín (1903) y Las confesiones de un pequeño filósofo (1904), todas pertenecientes a su trilogía autobiográfica, en la que el protagonista evoluciona desde el pesimismo a la rebeldía para culminar en una resignación melancólica y escéptica.

Etiquetas: Azorín, Generacion del 98, Literatura española, Miguel de Unamuno, Pio baroja