05 Oct
1. El Género: Una Construcción Social
El concepto de género surge de la consideración de que lo masculino y femenino no son hechos naturales o biológicos, sino una construcción social e histórica. Esta construcción otorga caracteres estereotipados a ambos géneros, basándose en diferencias anatómicas entre los sexos. Así, se adscriben roles, valores y expectativas que se vuelven obligatorios e impositivos, reforzados por el proceso de socialización. Junto a la sexualidad, el género constituye una de las esferas donde descansa la desigualdad. En consecuencia, mujeres y varones han desempeñado tradicionalmente distintas tareas y ocupado distintas esferas.
El concepto de género se construye sobre los diferentes y jerárquicos roles adscritos a cada sexo.
2. Riesgo y Afección desde la Perspectiva del Género: El Sistema Sexo-Género
Tradicionalmente, se han desempeñado distintas tareas y ocupado distintas esferas, legitimadas por un pensamiento binario/dicotómico. Este pensamiento establece oposiciones como hombre-mujer, cultura-naturaleza, producción-reproducción, y política/público-privado/doméstico/familia. La construcción de las diferencias en torno a los sexos se da de manera dicotómica, jerárquica y excluyente, donde dominan los valores productivos, la cultura y lo político. La politización de la vida cotidiana (personal, privado, doméstico) es un aspecto clave, como señala Kate Millett: «Lo personal es político». Este binomio (pensamiento dicotómico) adoptó la forma de opresión, una división en cuanto a la fuente de poder.
3. Teoría Feminista y Principales Autoras: S. Ortner, Sh. Firestone, C. Amorós
Feminismo: Asociaciones Simbólicas Binarias Identificadas a Categorías de Hombres y Mujeres
Sherry Ortner:
En su texto “¿Es la Mujer al Hombre lo mismo que la Naturaleza a la Cultura?”, Ortner argumenta que la asociación mujer-naturaleza se debe a las circunstancias sociales o condiciones materiales, no a una cualidad inmanente. La subordinación de las mujeres se presenta como un hecho universal, cuya causa no reside en la equivalencia hombre/cultura vs. mujer/naturaleza, ni en las diferencias biológicas. El problema reside en la imposición de sistemas de valores culturalmente definidos a las diferencias biológicas. Las diferencias biológicas solo tendrían sentido dentro de un sistema de valores culturalmente definidos. En este caso, la mujer ha quedado vinculada a un estatus inferior, devaluada y manipulada como símbolo asociado a la naturaleza, porque todas las culturas controlan y dominan la naturaleza, manifestando así la superioridad de la cultura.
Simone de Beauvoir:
De Beauvoir plantea que el determinismo biológico, la corporeidad que toda humanidad posee, es el lugar donde las mujeres se encuentran confinadas, «atrapadas». Es decir, en el rol de procreación y reproducción, como experiencias enajenantes.
Ortner/De Beauvoir:
Ambas autoras rechazan la idea de la naturaleza como inferior.
Shulamith Firestone:
En La dialéctica del sexo, Firestone argumenta que la naturaleza es la causa de la desigualdad, la «tiranía de la biología», y la posibilidad procreadora hace de la mujer una «clase sexual diferenciada». Su aportación desde el marco teórico feminista-socialista señala la maternidad como causa opresiva para la mujer. Propone la reproducción artificial como vía alternativa para superar la «tiranía de la naturaleza». Firestone rechaza la biología femenina, propugnando su liberación mediante la negación del imperativo de la corporeidad misma (al igual que Ortner), desde donde se nos muestra el camino hacia determinadas ideologías y estereotipos sexuales, en un amplio sistema de símbolos sociales de pares contrarios y sobre asociaciones cuya naturaleza no es biológica sino social.
Feminismo: Asociaciones Simbólicas-Binarias. Comentario
A pesar de las críticas, estas oposiciones fueron un importante punto de partida para la comprensión de las asociaciones simbólicas y binarias, identificadas a las categorías de hombre y mujer, como resultado de ideologías culturales y no de postulados fisiológicos. De este modo, el cuerpo femenino ha sido “glorificado” al adoptar el símbolo de la mediación y de su agresión. Es importante no obviar las experiencias y subjetividades del género femenino en la praxis social.
Celia Amorós:
Amorós señala que la naturaleza se presenta como una especie de madre redentora, cobrando mayor relevancia tras la crisis de los fundamentos del pensamiento ilustrado, sustituyendo el orden divino por el orden natural (reinventando antiguas formas y mitos). Este discurso no es gratuito, ya que lo infravalorado se revaloriza bajo otras apariencias, reinventando antiguas formas, mitos y dicotomías simplificadoras, siendo una de las más persistentes el binomio naturaleza/cultura en la configuración de un pretendido orden social.
El Sistema Sexo-Género: La Sexualidad y la Opresión Femenina
1. Feminismo: Análisis del Patriarcado y su Relación con el Género (Capitalismo Patriarcal)
El feminismo sitúa la «lucha de los sexos» (opresión femenina) en el centro de la historia de la humanidad. Sus orígenes se encuentran en la división entre la vida política/pública y la privada/doméstica, y en las relaciones sexo-estructura familiar de los siglos XIX y XX. Se considera que los derechos políticos dependían del sexo y la clase social, lo que generó un desarrollo desigual para hombres y mujeres en el hogar, la familia y las esferas de poder/autoridad y autonomía. La mujer y el proceso de feminización se han consolidado en torno al perfil de un «ser para los otros».
Conclusión:
- Patriarcado: Sistema de dominio de los hombres. La alianza de los hombres por encima de las fronteras de clase.
- Género: Construcción histórica y cultural. Generar: re-generar (Donna Haraway).
2. Críticas al Sistema Sexo-Género: D. Haraway; M. Foucault
Donna Haraway:
Haraway enfoca el género desde la alteridad y la diferencia, considerando la biotecnología y la reproducción humana. Plantea que en el mundo de las nuevas tecno-ideo-logías ya no habría lugar para la identidad del yo unitario (cyborgs), superando la naturalización ligada a los cuerpos.
Michel Foucault:
Foucault considera el cuerpo como un objeto político («biopolítico»). En los siglos XVIII y XIX, la medicina y la psiquiatría retomaron un papel similar al de la religión, investigando el sexo en busca de sus orígenes y tipología. Se diferenciaron las formas patológicas del sexo para definirlo, controlarlo y administrarlo, elaborando un discurso que crea la sexualidad bajo una scientia sexualis.
Sexualidades. Michel Foucault: Cuerpo. Historia de la Sexualidad I. La Voluntad de Saber
En los años setenta, se produjo un «giro copernicano» en las teorías de la sexualidad. Se pasó de una visión esencialista de la sexualidad como instintiva e impulsivamente arrolladora, representada por el modelo heterosexual (dominio genital-falocéntrico) como «realidad natural» transformada/deformada por el proceso civilizador, a la visión de Foucault de la sexualidad como un complejo proceso de construcción social. Su obra ahonda en la socialización e historización de la sexualidad, insistiendo en la condición performativa que imprimen a la práctica de la sexualidad las instancias de «poder», fundamentadas por dicho discurso (hegemónico) y el control médico como vía de su normalización.
Conclusiones:
Las experiencias sexuales adquieren diferentes sentidos dependiendo del contexto histórico y social, las características fisiológicas y psicológicas de cada persona, la identidad sexual, la edad, la clase, la etnia y las circunstancias económicas.
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