14 Mar
El Romanticismo no fue sólo una renovación en el campo literario, sino toda una forma nueva de entender la vida, el mundo, la política y el arte en general. Si el s.XVIII creó un nuevo tipo de hombre que hizo de la razón el eje de su vida, el Romanticismo también creará un hombre nuevo, capaz de plantearse los problemas de su existencia y del mundo desde un punto de vista más emocional y subjetivo.
Durante el Romanticismo entra en crisis la razón como única base para explicar el mundo y el ser humano, a raíz de las profundas transformaciones que sufríó Europa tras la Revolución Francesa. El hombre ROMántico buscará respuestas que den sentido a una vida que ya no se puede explicar únicamente mediante la razón. De ahí que a menudo sufra y exprese la angustia, la soledad, el desengaño o la melancolía que le produce la sociedad mercantilizada e industrializada, alejada de la naturaleza. Es el llamado “mal del siglo” que se apodera del espíritu ROMántico.
Las primeras manifestaciones del Romanticismo aparecen en Inglaterra y Alemania a finales del s. XVIII, cuando entran en crisis los ideales ilustrados, aunque la plenitud del movimiento no se alcanzará hasta la década de 1830-1840.
En cuanto al papel del artista ROMántico, hay que destacar su individualismo: se complace en analizar y expresar sus estados de ánimo. Se considera un ser superior (incluso a veces cae en la egolatría), un genio rebelde e incomprendido que posee un don especial para comprender los misterios de la vida y de la naturaleza. Es carácterístico su fuerte sentimiento de rebeldía frente al mundo burgués. Esta rebeldía se reflejará en una serie de personajes: Frankenstein, que representa el levantamiento del hombre contra su propio destino y contra los dioses que le crearon (representa el mito de Prometeo); Satánás, el ángel caído que desafía a Dios y se burla de lo sagrado (representado en los personajes de Don Álvaro y Don Félix, el estudiante de Salamanca); Caín, que representa la rebeldía contra Dios y contra todo lo que es considerado «bueno»; don Juan, buscador del Absoluto a través del amor.
La rebeldía ROMántica se puede manifestar de diferentes maneras. A veces se traduce en voluntad de evasión, que a menudo busca la naturaleza, sobre la que los autores proyectan sus propios sentimientos. Predominarán los espacios tormentosos, oscuros, escarpados, cargados de misterio. El deseo de evasión puede, asimismo, manifestarse en forma de viaje: de hecho el viaje será uno de los grandes temas del Romanticismo. Italia y España se convierten en grandes fuentes de exotismo ROMántico, por sus violentos contrastes y las pasiones exaltadas que querían verse en ellos. Fuera del continente europeo, Oriente va a ser un foco de atracción. La evasión puede darse también en el tiempo: la Edad Media en concreto (una Edad Media idealizada y estilizada) atrajo poderosamente a los ROMánticos, ya que la distancia en el tiempo y el desconocimiento de aquellos siglos, los envolvían en un cierto encanto misterioso. Por otro lado, surge un enorme interés por explorar las raíces de los pueblos. Para los ROMánticos, el espíritu de las naciones europeas se había gestado y mostrado en su pureza original en la Edad Media. Por ese motivo, la lengua, la literatura, el arte y las instituciones medievales eran consideradas la expresión genuina y natural de cada nacíón. Se investiga y recoge la literatura popular oral (baladas, romances, cuentos, folclore, etc.) y se estudia la formación de las lenguas nacionales. Por último, hay que citar la posibilidad de evasión en el mundo del sueño. El artista encontrará en los sueños la posibilidad de eludir la realidad ordinaria, de viajar por un mundo cargado de misterio, de indefinición, de belleza ROMántica, en definitiva. De esta forma, el sueño se convertirá en un verdadero «estado poético», a través del cual, el autor puede conocer aquello que es inaccesible en el estado de vigilia. Aparece un interés por lo misterioso, por todo aquello que no pueda explicarse desde la razón. Este interés por lo misterioso se manifiesta en el gusto por una escenografía carácterística: la noche, los ambientes sepulcrales, las ruinas, las calles de las viejas ciudades medievales, etc…
Los artistas ROMánticos reivindican la libertad como el principal valor de la condición humana. En el terreno sociopolítico, este sentimiento se identificará con el liberalismo; mientras que en el terreno del arte se manifiesta en la abolición de la rigidez de las normas neoclásicas y en la defensa de la libertad del autor frente a las normas. Por ello se desarrollan géneros nuevos como la novela histórica, la novela psicológica y de costumbres, el poema en prosa, la poesía intimista; también se mezclan géneros. El objetivo principal de la literatura será el de conmover, lograr una comunicación directa y sincera con los sentimientos del lector…
Hacia mediados del s. XIX surgen diversas reacciones contra la concepción ROMántica del mundo y del arte, desarrollándose dos nuevos movimientos: el Realismo y el Naturalismo. Pero la revolución artística del Romanticismo ha calado de una manera tan profunda en la mentalidad europea, que continúa a lo largo del siglo resurgiendo con vigor en una serie de corrientes: parnasianismo, decadentismo, simbolismo, prerrafaelismo, etc., que se agrupan con el nombre de posromanticismo
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