29 Nov
Debate sobre el empleo en la globalización: el declive de la sociedad asalariada
La perspectiva de Jeremy Rifkin
El economista estadounidense Jeremy Rifkin argumenta que la tercera revolución industrial, con su automatización de procesos productivos y nuevas formas de gestión capitalista, amenaza con un aumento del paro y un mundo sin trabajadores. Su argumento cuestiona la ley de la economía clásica de que la oferta crea su propia demanda, afirmando que el progreso técnico, si bien disminuye los costes de producción y los precios, no necesariamente sostiene la demanda. Las empresas, antes de contratar, invierten en nuevas tecnologías, aumentando la brecha entre beneficiarios de las ganancias de productividad y la mayoría de los asalariados. Este efecto se agrava por la debilidad de los sindicatos y la organización del trabajo de tipo japonés, que permite mayor productividad con menos empleos.
La propuesta de André Gorz
André Gorz propone renunciar a la utopía industrialista y aboga por una amplia reducción del tiempo de trabajo, junto a un ingreso universal de ciudadanía. Observa que el capital ha perdido sus raíces nacionales, el trabajo asalariado tradicional escasea, y surge el trabajo precario y el autoempleo, donde los individuos aceptan condiciones inaceptables. A diferencia de Rifkin, Gorz ve en esta situación extrema una oportunidad para romper con la sociedad del trabajo en crisis. Problema: su análisis se centra exclusivamente en el trabajo asalariado no cualificado e indigno.
La visión de Dominique Meda
Dominique Meda señala que el trabajo ha dejado de ser el valor central en Occidente, entrando en un proceso de desencantamiento. Considera que la vida en comunidad es acción, no solo producción, y que el trabajo no es el único fundamento de los lazos sociales. Invoca la necesidad de reinventar la política, superando el liberalismo y explorando formas de actividad alternativas y socialmente deseables. Se opone a quienes anuncian el fin del trabajo asalariado, proponiendo recrearlo en espacios no mercantiles. Defiende una revolución del tiempo libre, estructurada en la pluriactividad, para crear una sociedad donde la política prevalezca sobre la economía.
Enfoque GAD, WID y la crítica feminista
Teorías GAD y WID
La teoría GAD (Gender and Development), basada en la teoría neoclásica, postula una relación lineal entre desarrollo económico (PIB) e igualdad de género: el crecimiento económico reduciría las desigualdades. El enfoque WID (Women in Development), surgido en la revolución industrial, plantea una relación en U inversa: la desigualdad de rentas crecería hasta un máximo, para luego reducirse.
Crítica feminista
La crítica feminista considera los enfoques GAD y WID como racistas e institucionales, argumentando que se basan en un mercado de trabajo androcéntrico, ignorando factores sociales, culturales y familiares. Utilizan variables como el IDH (Índice de Desarrollo Humano), que considera educación y salario, pero sin diferenciar entre hombres y mujeres. Para la crítica feminista, la desigualdad de género no se explica solo por el PIB, sino también por el empoderamiento de género y el peso del patriarcado. Ejemplos como los Emiratos Árabes demuestran que el crecimiento económico no siempre reduce la desigualdad de género, destacando la importancia del patriarcado. En países con patriarcado fuerte, el crecimiento económico no reduce significativamente la desigualdad, haciendo necesarias las políticas de empoderamiento femenino.
Globalización: la dicotomía estructura-acción
Perspectiva estructuralista
Las teorías estructuralistas, como las que entienden la globalización como “sistema mundial”, consideran las estructuras como unidades mínimas. Una limitación es determinar si la creación de unidades supraestatales es suficiente para hablar de globalización. Algunas visiones buscan identificar una formación social con una estructura homogénea, mientras que otras, menos exigentes, admiten la coexistencia de diversas estructuras y analizan sus relaciones. Ejemplo: teorías marxistas que estudian las relaciones de las estructuras capitalistas con otras estructuras económicas.
Perspectiva agencialista
La perspectiva agencialista se centra en la extensión y densificación de las relaciones distanciadas en el espacio, enfatizando el aumento de la capacidad de agencia que permite el surgimiento de redes globales. Distingue entre globalizadores (gran potencial de alcance a recursos) y globalizados (capacidad de actuación reducida). Un enfoque se centra en las diferencias de poder entre estos dos polos. Otro enfoque minimiza la cuestión del poder y enfatiza la ampliación de la capacidad de agencia por las nuevas tecnologías o el debilitamiento de los estados. Este último enfoque, más agencialista, se acerca a los modelos de “efecto mariposa”, destacando la complejidad de las relaciones de interdependencia a nivel planetario.
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