25 Jun

AÑOS 60 Y 70.- RENOVACIÓN FORMAL

Dentro del teatro comercial, siguen triunfando las comedias de Mihura, Jaime Salom, Jaime de Armiñan, Ana Diosdado.
Entre los nuevos sobresale Antonio GALA:
En 1963 estrena su primer comedia, “Los verdes campos del Edén”. Durante los años setenta goza del favor del público con obras como ”Anillos para una dama”, “Las cítaras colgadas de los árboles”, “Por qué corres, Ulises”. Mas tarde estrena obras como “El hotelito”, “Séneca o El beneficio de la duda”.

La experimentación


Como ocurre con la narrativa y la poesía, los nuevos autores consideran acabado el Realismo social y buscan nuevas propuestas que se caracterizan por su oposición estética a los “realistas”, aunque en bastantes ocasiones las obras tampoco están exentas de crítica social. Muchas de estas obras no encontraron facilidades para ser representados, o por problemas con la censura. Se habla de “teatro soterrado”, “teatro del silencio”, “Teatro ‘underground’ , “teatro vanguardista”.


Lo más peculiar es el teatro de Fernando ARRABAL.
Imaginación, elementos surrealistas, lenguaje infantil, ruptura con la lógica son las carácterísticas del primer conjunto de las obras de Arrabal: por ejemplo, “El triciclo” . Exiliado en Francia desde 1955, sus obras se encuadrarían dentro del llamado “teatro pánico” y pretenden ser un teatro total que exalta la libertad creadora y persigue la provocación y el escándalo del espectador. Sus obras: “El laberinto
; “Oye, Patria, mi aflicción”

En el panorama del teatro bajo los últimos años del franquismo no puede faltar la mención del fenómeno del “teatro independiente”. Bajo este rótulo se engloban grupos como “Los Goliardos”, “Tábano” “Teatro libre” de Madrid;
“Els joglars”,  “Els Comediants” y “Fura dels Baus” en Barcelona; “Aquelarre”, en Bilbao, etc. 

DESDE 1975

Finalizada la dictadura y eliminada la censura parecía abrirse una etapa prometedora para el teatro. Pero, por el contrario, ha sido en estos años cuando la crisis del teatro español se ha hecho más evidente.

Un importante fenómeno del teatro español posterior a 1975 ha sido la creación de instituciones teatrales que dependen de instancias oficiales, tanto del estado como de las comunidades autónomas o municipios. Así, en 1978 se creó el Centro Dramático Nacional y posteriormente El Centro Nacional de Nuevas Tendencias Escénicas y la Compañía Nacional de Teatro Clásico.


Francisco Nieva (dos veces Premio Nacional de Teatro, Premio Príncipe de Asturias de las Letras, académico de la Lengua…)
es probablemente el más importante de los dramaturgos experimentales de la segunda mitad de siglo. Aunque escribe obras de teatro desde los años cincuenta, no las ve representadas de forma regular hasta después de la muerte de Franco. Ligado al grupo literario de los ‘postistas’ de finales de los cuarenta y principios de los cincuenta, su teatro va a caminar por la senda de lo surrealista, lo onírico, lo fantástico y lo imaginativo. 

El propio dramaturgo ha subdividido su obra en “teatro de crónica y estampa”, “teatro de farsa y calamidad” y “teatro furioso”.
Al primer grupo pertenecen obras de estética más realista. En Las obras del segundo grupo se da más importancia a lo irracional e imaginativo. Finalmente, el “teatro furioso” extremará los rasgos de libertad imaginativa y ruptura de todo corsé teatral preestablecido. Se trata de que se produzca de forma plena la liberación del subconsciente. Al “teatro furioso” pertenecerían obras como “Pelo de tormenta”, 1972; ”Nosferatu”, 1975; “Te quiero zorra”, 1987, “El baile de los ardientes”, 1990 …

Otros autores de esta época


:
Sanchís Sinisterra (1940): “¡Ay, Carmela!
de 1986, José

Luis Alonso de Santos


”Bajarse al moro” de 1985;

Fernando Fernán Gómez

Las bicicletas son para el verano
; Paloma Pedrero (1957): “Besos de lobo” de 1991, Ignacio Amestoy, Premio Nacional de Teatro del 2002 con “Cierra bien la puerta” etc.


En Historia de una escalera, la escalera está siempre presente, por lo que tiene una enorme carga simbólica. De hecho, se han hecho muchas interpretaciones. Entre ellas, destacan las cuatro siguiente:

-La escalera como un personaje más que sirve para convertir a los vecinos en un colectivo

-Simboliza el paso del tiempo: igual que el resto de personajes de la obra, la escalera envejece 

-Inmovilidad social e individual: a pesar de que los personajes suben y baja la escalera, es decir, a pesar de que estos hacen cuanto pueden por mejorar su situación social, la estructura social es tan cerrada, que nunca pueden salir de allí. Esto repercute también en lo personal, ya que la escalera hará que los personajes acaben sitiéndose encerrados en una vida que no desean. 

-Simboliza el fracaso. A pesar de los sueños, todos se van conformando con la vida que les toca, del mismo modo que se acostumbran a vivir en la escalera.

No obstante, el final de la obra, con los dos jóvenes soñando, abre una ventana de esperanza. Aunque este final abierto parece llevar a un fracaso idéntico al de sus padres, la imaginación de los lectores podría suponer un final distinto para ellos.

Deja un comentario