21 Dic

Al-Ándalus: El Legado Cultural

Al-Ándalus mantuvo un estrecho contacto con el resto del mundo musulmán. La primacía religiosa del Islam marcó la cultura andalusí, aunque no impidió que hubiera pensamientos contrarios como el de Ibn Masarra. En literatura, en el siglo X, Ibn Hazem se dio a conocer como poeta con su obra El collar de la paloma. Ibn Jaldún destacó como historiador con su Introducción a la Historia Universal y, en filosofía, Averroes con sus interpretaciones del pensamiento aristotélico y principal difusor del mismo en Europa Occidental. En el terreno científico, los musulmanes estaban más avanzados que los cristianos. Un ejemplo claro está en que el sistema numérico que actualmente se emplea en Occidente, lo propagaron ellos. En matemáticas y medicina, Abulcasis redactó una enciclopedia médica y quirúrgica que hasta sería traducida al latín. La arquitectura andalusí se asentó sobre la tradición romano-visigoda y aportó elementos nuevos: arcos, cubiertas y la rica ornamentación basada en motivos geométricos, vegetales y epigráficos. La gran mezquita de Córdoba es la obra emblemática de Al-Ándalus. Se comenzó a levantar con Abd-al-Rahman I, y más tarde sería objeto de sucesivas ampliaciones. También fue importante el palacio de Madinat al-Zahra, edificada en tiempos de Abd-al-Rahman III. Durante la guerra civil que precedió a la desaparición del califato, fue destruida. Fuera de Córdoba destacan la mezquita toledana de Bib al-Mardom -hoy iglesia del Cristo de la Luz-, el Palacio de la Aljafería en Zaragoza, la Giralda de Sevilla y, sobre todo, la Alhambra de Granada, obra cumbre de los nazaríes (palacio oficial con gran fantasía ornamental).

Los Reinos Cristianos en la Baja Edad Media: Crisis Demográfica, Económica y Política

Los siglos XIV y XV se caracterizaron por una crisis demográfica, económica y política. Las malas cosechas, una agricultura rudimentaria, la escasez de alimentos, el hambre y las epidemias como la de la peste negra diezmaron a la población. Sin población no hay mano de obra, con lo que cayeron las rentas de la nobleza, que establece nuevos derechos señoriales. Estos excesos provocan revueltas campesinas en Galicia y la de los payeses catalanes. A estos desórdenes se sumaron algunas revueltas en las ciudades y la violencia contra cristianos nuevos (judíos conversos). En cuanto a la economía, en Castilla, la ganadería trashumante ovina salvó la situación haciendo que los privilegios del Concejo de la Mesta (asociación de ganaderos castellanos) aumentaran. La artesanía cae por la falta de demanda debido al empobrecimiento. El comercio, en cambio, continuó creciendo. Castilla exporta lana y compra manufacturas de lujo. Los catalanes exportan productos textiles e importan sedas y especias. En lo político, el rey y la nobleza y el clero se enfrentaron por el poder: así, la guerra civil entre Pedro I y Enrique de Trastámara, que llevó a esta dinastía al trono de Castilla en el siglo XIV. En Aragón se enfrentaron Juan II con la nobleza y el clero catalanes. La unidad no llegó hasta los tiempos de los Reyes Católicos.

La Práctica del Despotismo Ilustrado: Carlos III

Carlos III, antes de ser rey de España lo fue de Nápoles. Puso en práctica las reformas del despotismo ilustrado. Podemos distinguir dos períodos en los gobiernos de Carlos III:

1759-1766 Gobiernos de Esquilache y Grimaldi

Los intentos reformistas terminaron en la revuelta del Motín de Esquilache, contra un decreto que obligaba a cambiar capas y sombreros. Los Jesuitas, acusados de fomentar el motín, fueron expulsados en 1767.

1766-1788 Gobiernos del Conde de Aranda, Floridablanca y Campomanes

Aquí se intentaron poner en marcha algunas reformas, frenadas por la oposición del clero y la nobleza. Los ilustrados proponían reformas en la agricultura, que estaba muy atrasada. Se crearon asociaciones como las Reales Sociedades Económicas de Amigos del País. Carlos III preparó diversos planes de reforma (el Memorial Ajustado de Campomanes y el Informe sobre la Ley Agraria de Jovellanos). Denunciaban que existían enormes propiedades en manos de unos pocos (la nobleza y la Iglesia) lo que dificultaba el acceso a la tierra del campesinado que la trabajaba. Se empieza a hablar de desamortización, pero no se llevaron a cabo (la Inquisición, por ejemplo, abrió un proceso por este tema al Conde de Aranda). Sí se repartieron las tierras comunales en Extremadura, se intentó repoblar Sierra Morena, se redujeron los derechos de la Mesta y se llevaron a cabo obras de regadío. Para desarrollar la industria, los ministros de Carlos III rompieron el monopolio de los gremios; se establecieron las Reales Fábricas con apoyo del estado, aunque las industrias textiles privadas catalanas fueron más competitivas que las empresas estatales. En el comercio se mejoraron vías de comunicación y se suprimieron aduanas interiores. Se liberalizó el comercio con América, acabándose el monopolio de la Casa de Contratación, aunque se mantuvo el proteccionismo. En el terreno financiero, se estableció el Banco de San Carlos, antecedente del Banco de España. Aparece la peseta.

Los Pueblos Prerromanos

Hacia el 1200 a.C., tiene lugar la primera invasión de pueblos indoeuropeos: los celtas. La Protohistoria, periodo entre las invasiones indoeuropeas y los romanos, ha dejado abundantes restos arqueológicos. Los pueblos que habitaban la península eran:

  • Los tartesos: civilización muy brillante que se desarrolló en el suroeste peninsular en la primera mitad del primer milenio a.C. Tuvieron un importante comercio.
  • Los íberos: se situaban en la zona mediterránea y meridional. Tenían una economía basada en la agricultura, los animales, el mineral y el comercio; pequeñas ciudades y una sociedad muy jerarquizada. Produjeron un arte refinado, como la Dama de Elche.
  • En el centro y el oeste, los celtas se mezclaron: los celtíberos eran tribus cohesionadas que habitaban poblados fortificados como Numancia. Destaca la cultura de los verracos, como los Toros de Guisando.
  • En el norte habitaban galaicos, astures, cántabros y várdulos, que han dejado los castros, viviendas circulares.

La Península Ibérica en la Edad Media: La Conquista Musulmana y Pueblos Invasores

En el siglo VII, la «guerra santa» propició la expansión de los musulmanes por el Oriente Medio y el norte de África. Árabes y beréberes cruzaron el estrecho de Gibraltar en el 711. En la batalla de Guadalete derrotaron al último rey visigodo, Rodrigo. Los invasores avanzaron hacia Toledo y Zaragoza y en tres años lograron conquistar todo el territorio salvo las montañas de Cantabria y Pirineos. La rapidez de esta conquista se explica por el hecho de que muchos nobles visigodos pactaron con los invasores.

Isabel II (1843-1868): El Reinado Efectivo

Isabel II llega al trono tras las regencias de su madre y de Espartero, al adelantarse su mayoría de edad. La nueva reina mostró su preferencia por los moderados. Los progresistas optaron por el retiro o por la preparación de pronunciamientos. En mayo de 1844 se formó un gabinete presidido por el General Narváez quien en la llamada Década Moderada (1844-1854), tomó las siguientes medidas:

  • Ley Electoral con un sufragio muy restringido (varones de más de 25 años).
  • La Constitución de 1845: que habla de soberanía compartida del Rey y las Cortes, declara a España como país católico, recorta los derechos individuales y la libertad de expresión.
  • Concordato con la Santa Sede por el que el Papa reconoció a Isabel II como reina y aceptó la pérdida de los bienes ya desamortizados. A cambio el estado subvenciona a la Iglesia y deja en sus manos la enseñanza y la censura.
  • Creación de la Guardia Civil, fuerza armada encargada de aplicar la ley en el medio rural.
  • Ley de Ayuntamientos para reforzar el centralismo (el gobierno nombraba alcaldes).
  • Reforma del sistema fiscal.

El poder cada vez más dictatorial de Narváez propició el pronunciamiento de O’Donnell en Vicálvaro, el Manifiesto de Manzanares y el gobierno progresista de Espartero. O’Donnell creó la Unión Liberal. Se inicia el llamado Bienio progresista (1854-1856) en el que se dan los siguientes hechos:

  • Desamortización de Madoz.
  • Redacción de una nueva constitución más progresista que no llegó a aplicarse.
  • Modernización económica del país como la Ley de Ferrocarriles.

Los moderados vuelven al poder por las desavenencias entre Espartero y O’Donnell. Tras dos años con Narváez y los moderados (1856-1858), O’Donnell y la Unión Liberal volvieron al poder en 1858 en una etapa de esplendor económico y de gran actividad bélica en el exterior (guerra de Marruecos, expedición a México, guerra contra Perú y Chile…) que no llegó a buen puerto. Regresan los moderados (1863-1868) pero la inestabilidad política. La insurrección se fragua con el Pacto de Ostende: unionistas, progresistas y republicanos se aliaron para derribar a Isabel II. Con “La Gloriosa”, echan a la reina del país.

Los Reyes Católicos: La Unión Dinástica

En 1469 contrajeron matrimonio Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, de las familias reales de Castilla y Aragón, ambos de los Trastámara. En Castilla, tras la muerte de Enrique IV, estalló la guerra civil entre los partidarios de su hermana Isabel de Castilla (apoyada por Aragón) y los de sus supuesta hija, Juana «la Beltraneja» (apoyada por Portugal). Tras la batalla de Toro y la paz de Alcaçovas con Portugal, Isabel I fue reconocida reina de Castilla en 1479. Ese mismo año, Fernando I era coronado rey de Aragón. Los nuevos reyes conseguían fundir ambos reinos bajo una sola corona. En 1492, la unión territorial culminó con la conquista de Granada y el fin de la Reconquista. Con la firma del tratado de Barcelona, Aragón había recuperado de Francia el Rosellón y la Cerdaña, y, Castilla había concluido la conquista de Canarias. Con Portugal, los Reyes Católicos intentaron una unión matrimonial que no funcionó. Navarra se anexionó a Castilla tras la muerte de Isabel. Esta primera unificación de España era sólo dinástica ya que cada reino mantuvo sus leyes e instituciones.

La Organización Económica y Social en la Península Ibérica durante la Edad Media: Al-Ándalus

La España musulmana impulsó en agricultura el regadío, los cítricos, el arroz, el algodón o el azafrán, aunque predominaban los cereales, la vid y el olivo. En la ganadería, descendió el cerdo, por la prohibición religiosa, y subió la oveja y el caballo. Se desarrolló la apicultura. En minería era importante. La producción de manufacturas se desarrolló: brocados, tejidos, cerámica, armas, papel, el trabajo de las pieles y joyas,… El comercio se vio favorecido por la acuñación del dinar de oro y el dirhem de plata. La mayor parte de la población vivía en el campo, pero las ciudades como Almería, Madrid, Calatayud o Córdoba, eran importantes. La aristocracia, familias de origen árabe y algunos linajes visigodos, poseía tierras. La clase media estaba formada por mercaderes. El pueblo, por artesanos y labriegos. Había esclavos de Europa oriental y del centro de África. La sociedad era muy machista.

La Península Ibérica en la Edad Media: El Emirato y el Califato de Córdoba

Los musulmanes invadieron toda la Península, salvo el norte por la resistencia de los astures en Covadonga. Penetraron en Francia, pero la derrota cerca de Poitiers, frenó sus ansias en Europa. Tras la invasión musulmana, la Península se convirtió en una provincia del Califato: Al-Andalus. Al frente de este territorio se colocó a un Emir en el que gobernaba en nombre del Califa de Damasco, de la dinastía Omeya. A mediados del siglo VIII, los Abasí se adueñaron del Califato. Un omeya derrotado se refugió en Al-Andalus y se proclamó emir: Abd-al-Rahman I. Con él comienza el emirato independiente, que no dependía políticamente del nuevo Califato, trasladado a Bagdad. Trasladó la capital a Córdoba y se enfrentó a los nobles musulmanes de Al Andalus adeptos a los Abasí y que reconocían al Califa de Bagdad como líder espiritual. Logra la unión de poder político y espiritual Abd-al-Rahman III, el primer Califa de Córdoba. Residía en el alcázar, al lado de la mezquita y mandó construir Madinat al-Zahra, centro del poder político de Al-Andalus. En las últimas décadas del siglo X, el califa Hisham II delegó el poder en su ministro Almanzor, que basó su poder en el Ejército, formado por soldados beréberes e impulsó la conquista del norte cristiano. Tras su muerte, se inició la descomposición política que llevó al fin del Califato en 1031.

Deja un comentario