10 Nov

El Reinado de Amadeo I (1870-1873)

La monarquía de Amadeo I nació muy debilitada tras la muerte del general Prim y contó con escasos apoyos, siendo considerado un rey intruso. La principal oposición al régimen provino de los siguientes sectores:

  • Los grandes propietarios de industrias, que temían que se continuase con el librecambismo.
  • Temor a la revolución social por parte de la burguesía, debido al auge del movimiento obrero.
  • La guerra de Cuba y el estallido de la Tercera Guerra Carlista, que desestabilizaron el país.
  • La oposición política de alfonsinos (partido creado por Cánovas del Castillo que apoyaba al hijo de Isabel II), carlistas y republicanos.

Ante esta falta de apoyos, Amadeo I abdicó y las dos cámaras legislativas, reunidas en una sola, proclamaron la Primera República.

La Primera República (1873-1874)

El vacío de poder originado por la abdicación de Amadeo I dio lugar a una reunión de las dos cámaras legislativas en la que se proclamó la Primera República. En un año se sucedieron hasta cuatro presidentes:

  1. Figueras: Republicano federal. En su gobierno surgieron diferencias entre los radicales, partidarios de una república unitaria, y los republicanos federales. Su gobierno aprobó una amplia amnistía, la supresión de la esclavitud y la supresión de las quintas. Convocó elecciones que ganaron los republicanos federales.
  2. Pi y Margall: Republicano federal. Se inició la elaboración de una Constitución federal (1873) que no se aprobó. La república federal se vio desbordada por el recrudecimiento de la guerra carlista, el conflicto cubano y el cantonalismo. Dimitió.
  3. Nicolás Salmerón: Republicano unitario. Reprimió el cantonalismo y el movimiento obrero. Dimitió al no querer firmar unas penas de muerte contra revolucionarios.
  4. Emilio Castelar: Republicano unitario. Su política se basó en el mantenimiento del orden, pero fue acusado de autoritarismo y cesado.

Ante esta situación, el general Pavía dio un golpe de estado y disolvió las Cortes. El poder pasó al general Serrano, que mantuvo una república conservadora, ilegalizó el movimiento obrero e impuso el orden en las calles. Después, el pronunciamiento del general Martínez Campos en Sagunto acabó con la república e impuso la restauración monárquica en la figura de Alfonso XII (hijo de Isabel II).

El Reinado de Alfonso XII (1875-1885): El Sistema Canovista y la Constitución de 1876

La Restauración

Llamamos Restauración a la vuelta de la dinastía Borbónica en la persona de Alfonso XII, hijo de Isabel II, hasta la mayoría de edad de Alfonso XIII en 1902. El verdadero artífice del sistema político de la Restauración fue Antonio Cánovas del Castillo, que consiguió establecer en España una monarquía liberal parlamentaria.

Durante el reinado de Alfonso XII (1875-1885), Cánovas del Castillo estableció las bases para conseguir la estabilidad política en España. Los objetivos políticos del sistema canovista se centraron en:

  1. Pacificación del país

    : El Ejército, protagonista de la política durante el siglo XIX, debía volver a los cuarteles y servir al Estado con independencia de quien gobernara. El Ejército se centró en el final de la Tercera Guerra Carlista (1876) y la Guerra de Cuba (Paz de Zanjón, 1878).
  2. La aprobación de la Constitución de 1876

    : Esta constitución duró hasta 1923 por tener un carácter integrador. Es muy breve (89 artículos). Principales características:
    • Soberanía compartida entre el rey y las Cortes.
    • No hay una clara división de poderes.
    • Sufragio censitario (desde 1890, sufragio universal masculino).
    • Sistema bicameral.
    • Derechos y libertades restringidas.
    • Catolicismo como religión oficial (se toleran otras religiones en privado).
  3. Bipartidismo

    : Creación de dos partidos políticos que se alternaran en el poder:
    • Partido Liberal Conservador: (futuro Partido Conservador) liderado por Cánovas del Castillo (antiguos moderados, unionistas y católicos). Apoyado por grandes propietarios rurales, burguesía financiera y aristocracia.
    • Partido Liberal Fusionista: (más tarde Partido Liberal) liderado por Práxedes Mateo Sagasta (progresistas, demócratas y republicanos moderados). Apoyado por burguesía industrial y comercial, funcionarios y profesiones liberales.

    Los dos partidos aceptaron turnarse en el gobierno. Para conseguirlo era necesario el fraude electoral, que funcionaba así: el rey encargaba la formación de gobierno al partido que le tocase, se disolvían las Cortes y se convocaban elecciones; desde el Ministerio de la Gobernación se ponía en marcha el “encasillado”.

La Regencia de María Cristina de Habsburgo (1885-1902)

Los partidos. La oposición al sistema. Regionalismo y nacionalismo

A la muerte de Alfonso XII se hizo cargo de la regencia su segunda esposa, María Cristina de Habsburgo. La necesidad de garantizar la estabilidad del régimen llevó a los dos líderes, Cánovas y Sagasta, a establecer el acuerdo conocido como Pacto del Pardo, para mantener el turno de partidos. María Cristina respetó las decisiones de los gobiernos, aunque aumentó la corrupción política y el falseamiento electoral (sistema caciquista).

María Cristina entregó el poder al Partido Liberal de Sagasta (Parlamento largo, 1885-1890), que aprobó una serie de leyes fundamentales: el Código de Comercio, la Ley de Asociaciones, un nuevo Código Civil (1889), el sufragio universal masculino (1890); restableció los juicios con jurado y abolió de manera efectiva la esclavitud en Cuba. No aceptó la autonomía de Cuba, la reforma del ejército ni el reconocimiento de los particularismos regionales.

Luego, el Partido Conservador regresó al gobierno (1890-1892). Lo más característico de esa etapa fue la aplicación de una política económica proteccionista (Ley de Aranceles, 1891), que satisfizo los intereses de los industriales catalanes y vascos y la burguesía agrícola castellana.

Los liberales volvieron a gobernar en 1892, elaboraron el proyecto de reforma de la administración y gobierno de Cuba, que no se aprobaría, y en febrero de 1895 se inició la insurrección que daría lugar a la Guerra de Cuba.

El turnismo se mantuvo en toda la regencia, incluso en los momentos más críticos como la Guerra de Cuba y la muerte de Cánovas (1897), víctima de un atentado por un anarquista italiano.

El Regionalismo y el Nacionalismo

Los movimientos regionalistas o nacionalistas periféricos de Cataluña, Galicia y el País Vasco se sumaron a la oposición al sistema. Surgieron como respuesta al proceso de centralización política y de uniformidad cultural impulsado por la Restauración. Los objetivos eran la creación de instituciones propias y, en algunos casos, lograr la independencia. Destacaron:

  • El Nacionalismo Catalán

    : En la Restauración nace el movimiento cultural, la Renaixença, que defendía la lengua y cultura catalanas. Valentí Almirall fundó el Centre Català para defender la autonomía. Después se fundó La Unió Catalanista (1891), que elaboró las Bases de Manresa, que recogía el primer programa del catalanismo e incluía un proyecto de Estatuto de Autonomía. En 1901, Enric Prat de la Riba y Francesc Cambó fundaron la Lliga Regionalista, que agrupaba a todos los catalanistas y abogaba por la autonomía.
  • El Nacionalismo Vasco

    : Surge en la década de 1890 como reacción a la pérdida de los fueros tras la derrota carlista y a una corriente cultural en defensa de la lengua vasca. El propulsor fue Sabino Arana, que propugnaba la defensa de la cultura vasca frente a la llegada de inmigrantes de otras regiones (maketos). En 1895, Sabino Arana fundó el Partido Nacionalista Vasco (PNV). El PNV se declaró independentista, pero fue evolucionando hacia un autonomismo dentro de España.
  • El Nacionalismo Gallego

    : No pretendía alcanzar un estado independiente, sino un modelo de descentralización (autonomía). Liderado por Manuel Murguía y Alfredo Brañas.
  • El Regionalismo Andaluz

    : Comenzó con el cantonalismo de 1873. Su ideólogo fue Blas Infante, pero no se llegó a la consolidación de un partido andalucista.
  • El Regionalismo Valenciano

    : Más un movimiento cultural que político. Destacó Constantí Llombart.

La Guerra Colonial y la Crisis de 1898

Los gobiernos de la Restauración intentaron mantener el imperio colonial (Cuba, Puerto Rico y Filipinas). Sin embargo, a finales del siglo XIX, las guerras coloniales supusieron su pérdida.

Cuba y Puerto Rico están cerca de EEUU, tenían una economía basada en la agricultura de exportación (azúcar, tabaco), aportaban a la economía española bastantes beneficios y estaban privadas de toda capacidad de autogobierno.

En Filipinas, la población española era escasa y los capitales invertidos, pocos. La soberanía se había mantenido gracias a la fuerza militar y la presencia de órdenes religiosas.

Cuba

En 1868 comenzaron los movimientos independentistas con la revolución dirigida por Carlos Manuel de Céspedes, luchando por la abolición de la esclavitud y la autonomía política.

El retraso en aplicar las medidas acordadas en la Paz de Zanjón, el desarrollo del nacionalismo y la llegada de capitales de EEUU favorecieron el desarrollo de una nueva sublevación independentista (Grito de Baire) dirigida por José Martí, fundador del Partido Revolucionario Cubano. A su muerte, la continuaron Antonio Maceo y Máximo Gómez.

El gobierno español envió tropas al mando del general Arsenio Martínez Campos, que fracasó, y después al general Valeriano Weyler, que llevó a cabo una guerra de desgaste, controló parte de la isla e intentó una autonomía que no fue aceptada.

La última ofensiva nacionalista tuvo éxito por la intervención militar de EEUU, que buscó la excusa del hundimiento de su acorazado Maine en la bahía de La Habana, del que culpó a España. Después del intento fallido de comprar la isla por parte estadounidense, se declaró la guerra. EEUU desembarcó en la isla y la flota española del almirante Cervera se rindió en Santiago de Cuba. Al mismo tiempo, tropas estadounidenses desembarcaron en Puerto Rico y controlaron la isla.

Filipinas

En 1896, el movimiento independentista fue dirigido por José Rizal, que fundó el partido nacionalista Liga Filipina. El general español Camilo Polavieja sofocó la rebelión y fusiló a Rizal. Pero el apoyo de EEUU en la guerra fue providencial para el triunfo de los independentistas al derrotar a la flota española en Cavite y Manila.

El Tratado de París y la Crisis del 98

Tras la derrota, se firmó el Tratado de París: España reconocía la independencia de Cuba y cedía a EEUU Puerto Rico, Filipinas y la isla de Guam. Un año después, España vendía las islas Carolinas y Marianas a Alemania.

La pérdida de las colonias fue conocida como el Desastre del 98 y tuvo importantes repercusiones. Destacan:

  • Ideológicas

    : Gran impacto en el mundo intelectual y la opinión pública, que se expresó de tres maneras:
    • Exaltación del sentimiento nacionalista, que tuvo su expresión en la vertiente literaria de la Generación del 98 (Miguel de Unamuno, Ramiro de Maeztu, etc.).
    • Nacimiento del regeneracionismo, que rechazaba el sistema político de la Restauración.
    • Aparición del antiamericanismo por considerar a EEUU responsable del desastre.
  • Económicas

    :
    • Pérdida de materias primas baratas como el azúcar y el tabaco.
    • Se inició una política proteccionista.
  • Políticas

    :
    • Los nuevos líderes, Francisco Silvela y José Canalejas, asumieron algunas propuestas regeneracionistas para mantener el sistema de la Restauración.
    • Pérdida del ya escaso peso de España en la política internacional y comienzo del colonialismo europeo en África.
    • Desgaste de la imagen del ejército.
    • Crecimiento del movimiento obrero.
    • Los nacionalismos periféricos de la Península adquirieron mayor empuje y protagonismo.

Transformaciones Económicas y Cambios Sociales en el Siglo XIX

Transformaciones Económicas

Proceso de Desamortización y Cambios Agrarios

Las dos principales características de la economía española durante el siglo XIX fueron: su lento crecimiento y el atraso con respecto a los países de Europa. Hasta 1840, la economía estuvo estancada, pero a partir de ese año comenzó una recuperación que llevó a un lento crecimiento en el último tercio del siglo.

Las transformaciones agrícolas fueron lentas. España seguía siendo un país esencialmente agrario. Hasta mediados de los años treinta, la producción estaba estancada; la propiedad estaba vinculada a la Iglesia, la nobleza y los ayuntamientos (manos muertas) y seguía la supremacía de la ganadería.

Desde mediados de siglo, el régimen de la propiedad fue modificado por las desamortizaciones eclesiásticas y civiles (Trienio Liberal, Mendizábal y Madoz) y se consolidó una estructura agraria latifundista, porque los ricos fueron los que se hicieron con esas propiedades. Los campesinos fueron los más perjudicados, pues perdieron el derecho de los usos comunales. A pesar de todo, se produjo un aumento de la superficie cultivada y un incremento del rendimiento en los cultivos de trigo, vid y olivo. Otras medidas que contribuyeron al cambio fueron la supresión definitiva de la Mesta y la abolición de los señoríos y diezmos. En el último cuarto de siglo, la agricultura entró en crisis debido al bajo rendimiento, la escasa tecnología y al abaratamiento de las importaciones por la extensión del ferrocarril.

La Industrialización en España

La industrialización de España fue tardía e incompleta con respecto al Reino Unido y otros países europeos. Hasta mediados de siglo, la producción manufacturera española fue de carácter artesanal y de ámbito local. El despegue industrial empezó durante la etapa moderada (Isabel II). Las causas de este retraso fueron: la inestabilidad política, la carencia de materias primas, la deficiente red de comunicaciones, el atraso tecnológico, la falta de capitales españoles, la dificultad para competir en el mercado exterior y la debilidad del mercado interior.

La industria española se concentró en áreas geográficas muy concretas:

  • El sector textil algodonero comenzó su desarrollo en Cataluña, ya que anteriormente se había desarrollado una actividad comercial y manufacturera basada en la lana. Su desarrollo fue posible por la protección arancelaria y la aplicación de innovaciones tecnológicas como la máquina de hilar y los telares mecánicos movidos por vapor. Cataluña concentraba la totalidad de la industria textil algodonera, favorecida por las buenas comunicaciones y la política proteccionista del Estado.
  • La industria siderúrgica: Se inició en Málaga (carbón vegetal) y, después de la década de 1850, en Asturias, gracias al descubrimiento de hulla.

De la Sociedad Estamental a la Sociedad de Clases

Durante el siglo XIX, con el liberalismo, se desarrolló la sociedad de clases, que sustituyó a la sociedad estamental del Antiguo Régimen. En esta sociedad era posible la movilidad social según el mérito de cada persona y la categoría social se establecía en función de la riqueza. Las clases sociales eran:

  • La Clase Alta

    o aristocracia era el bloque dominante, aunque minoritario en número. Acumuló grandes propiedades y controló el poder político. Estaba formada por:
    • La antigua nobleza, que siguió presente en cargos de la administración, del ejército y la política.
    • La nueva burguesía de negocios: industriales, comerciantes, banqueros, altos cargos del Estado. Fuera de las grandes urbes se desarrolló una burguesía más modesta.
    • El clero, que aunque tuvo grandes pérdidas económicas con las desamortizaciones, mantuvo su influencia económica y política.
  • Las Clases Medias

    eran escasas en número (5%). Estaban integradas por pequeños comerciantes, funcionarios, profesiones liberales, artesanos y pequeños fabricantes. Constituyeron un grupo influyente en el país.
  • La Clase Baja o Populares

    eran el 70% de la población activa e incluía:
    • Campesinos: Era el grupo más numeroso, con dos tercios de la población, y se dividían en pequeños y medianos propietarios, arrendatarios, aparceros y jornaleros. Sus condiciones de vida eran muy precarias debido a los bajos salarios, la mala alimentación y el paro estacional.
    • Proletariado urbano: Era menos numeroso, pero muy importante. En él se integraban los criados, los trabajadores de talleres artesanales y el proletariado industrial (que aparece con la Revolución Industrial). Vivían en condiciones infrahumanas, en barrios de chabolas, con largas jornadas de trabajo y salarios ínfimos.

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