13 Jun

Prehistoria

La Prehistoria es el período previo a la aparición de la escritura desde la aparición de los primeros homínidos. En el Paleolítico, se desarrolla el proceso de hominización. Así, los primeros pobladores peninsulares (Atapuerca, 800.000 a. C.) eran depredadores y basaban su supervivencia en la caza, la pesca y la recolección. Practicaban el nomadismo, vivían en pequeños grupos y presentaban una organización social colectiva. Hacia el 5.000 a.C. surgen en la península las primeras comunidades neolíticas iniciando la agricultura, la ganadería y la elaboración de cerámica y tejidos. Se desarrolla así el sedentarismo, acompañado de una incipiente división del trabajo y cierta estratificación social.

En cuanto al arte rupestre, podemos diferenciar dos tipos: el arte cantábrico, característico del Paleolítico Superior, que se caracteriza por la policromía, la técnica naturalista y las figuras animales aisladas, con cuevas como Altamira (Cantabria). A su vez, el arte levantino, característico del Epipaleolítico, representa escenas de carácter narrativo con colores planos y una estilización que tiende al esquematismo, como se observa en Valltorta (Castellón).

Edad Antigua

Los pueblos prerromanos pueden dividirse en dos grandes grupos que abarcan diversas tribus: los iberos, los celtas y los celtíberos. Los iberos se concentraban en torno al río Iberus (Ebro), tenían una agricultura y una metalurgia desarrolladas y se organizaban en una sociedad jerárquica bajo una monarquía. Conocemos algunas de sus producciones artísticas como la escultura de la Dama de Elche. Los celtas y celtíberos vivían en el norte y el centro peninsular y basaban su economía en el pastoreo, la agricultura, la metalurgia del hierro y el comercio dentro de una sociedad tribal. Además, destacó el reino de Tartessos (VIII-V a.C.) en Andalucía, con una economía agropecuaria, junto al comercio y la minería.

En el I milenio a.C. los fenicios y griegos llegaron a la península buscando metales y nuevos mercados. Los griegos crearon ciudades comerciales como Rosas o Emporion, mientras que los fenicios (con Gades -Cádiz- como ciudad fundamental) tuvieron una mayor influencia en la sociedad (aportaron técnicas agrícolas, de escritura, de salazón de pescado).

Los romanos llegaron a la península respondiendo los ataques de los cartagineses y llevaron a cabo un largo proceso de conquista en el que distinguimos tres etapas:

  • La ocupación del litoral mediterráneo y los valles del Guadalquivir y el Ebro (218-154 a.C), que se dio en el escenario de la Segunda Guerra Púnica (derrota de los cartagineses).
  • La penetración en la Meseta (154-133 a.C.): después de fuertes enfrentamientos con los lusitanos (tras vencer a Viriato) y celtíberos (tras el asedio de Numancia) se logró dominar el territorio.
  • La sumisión de la franja cantábrica (29-19 a.C.). La dificultad de conquista de un territorio tan abrupto obligó al propio emperador Augusto a tomar parte directa en la conquista.

Junto a la conquista militar se dio la romanización: la asimilación de los modos de vida romanos por parte de los pueblos colonizados. Para ello organizaron la península en provincias, desarrollaron la vida urbana, impulsaron el comercio, crearon obras públicas y aportaron mejoras en la agricultura. Además, se impulsó el latín como lengua común, se aplicó el derecho romano y la religión politeísta romana primero y el cristianismo después.

Edad Media

Bloque 1. La Alta Edad Media: Visigodos y Musulmanes (476-1031)

En el siglo V, varios pueblos germanos (suevos, vándalos y alanos) asolaron la península. Los visigodos, aliados de Roma, fueron enviados por el emperador para restablecer el orden, pero tras la caída del Imperio romano de occidente (476) ocuparon el vacío de poder creando el reino visigodo con capital en Toledo. Su dominio durará hasta el 711 cuando llegaron a la península los musulmanes. Para conseguir la unificación política y territorial, vencieron al resto de fuerzas y establecieron una monarquía electiva (el sucesor del rey se elegía por acuerdo de los nobles y obispos). El rey gobernaba con la ayuda del Aula Regia y los Concilios. Los visigodos arrianos eran el grupo dominante sobre una mayoría de hispanorromanos católicos hasta que, para la unificación religiosa y jurídica, establecieron un código de leyes único (Liber Iudiciorum) y Recaredo estableció el catolicismo como religión oficial en el III Concilio de Toledo (589). Los Concilios de Toledo serían en adelante la principal asamblea política y religiosa, compuesta por obispos y altos cargos y presidida por el rey.

Bloque 2. La Edad Media: Tres Culturas y un Mapa Político en Constante Cambio (711-1474)

Epígrafe 2.1: Al Ándalus: La Conquista Musulmana de la Península Ibérica. Emirato y Califato de Córdoba

Aprovechando las disputas dinásticas de los visigodos, los musulmanes dirigidos por Tariq llegaron a la península y derrotaron en la batalla de Guadalete (711) a Don Rodrigo, último rey visigodo. Tras ello, realizaron una rápida conquista de la península excepto por el norte, donde encontraron resistencia (derrota en la batalla de Covadonga en el 722). Se inicia entonces el Emirato Dependiente del Califato Omeya de Damasco (711-756) Abd-al-Rahmán I, superviviente de la dinastía Omeya tras la revolución abasí, llegó a la península haciéndose con el poder y proclamó el Emirato Independiente (756-929). En esta etapa se consolida el poder musulmán, estimulándose el desarrollo económico y urbanístico. En el año 929, Abd-al Rahmán III se autoproclamó califa: jefe político y también religioso. Este período, el del califato de Córdoba (929-1031), fue la época de máximo esplendor cultural de Al-Ándalus. A finales del siglo X, Almanzor se hizo con el poder y convirtió el califato en una dictadura militar apoyándose en sus victorias contra los núcleos cristianos del norte, dejando al califa, Hisham II, sin poder real.

Tras la muerte de Almanzor y el derrocamiento de Hisham II en 1031, se produjo la Fitna o Guerra Civil entre diversos grupos que se enfrentan por el poder. De esta manera, el Califato quedó disgregado en multitud de reinos de taifas. Eran reinos muy militarizados, de tamaño variable y que se apoyaban en la política de parias: un tributo que consistía en el pago a un rey cristiano a cambio de protección militar. Ante los ataques de los cristianos, los reyes taifas pidieron ayuda a los almorávides, un movimiento integrista del Sáhara, que tomó el poder. Pronto hubo protestas por los impuestos y por la dureza religiosa de los almorávides, por lo que se vuelven a proclamar reinos de taifas independientes hasta que solicitan ayuda de los almohades, otro fuerte movimiento musulmán africano. Ocuparon la península hasta que los gobernantes cristianos se unen y los derrotan en la Batalla de las Navas de Tolosa (1212), tras lo cual los terceros reinos de taifas se irán desintegrando hasta desaparecer. Solo perduró el reino nazarí de Granada hasta 1492, cuando será conquistado por los Reyes Católicos.

Al Ándalus: Economía

Los musulmanes aportaron un gran desarrollo económico a Al-Ándalus. La economía era de gran dinamismo y se basaba en la explotación de latifundios. Los musulmanes intensificaron el regadío (utilizando norias y acequias), introdujeron nuevos cultivos (algodón, arroz, azafrán, cítricos) y desarrollaron el ganado ovino. También revitalizaron la minería, desarrollaron la manufactura textil, de vidrio y de papel y favorecieron el comercio. La sociedad estaba liderada por la aristocracia árabe, escasa pero muy poderosa. Tras ella, ocupaban cargos los sirios y bereberes por encima de los muladíes (hispanogodos 4 conversos). Los mozárabes y judíos tenían derecho a practicar su religión a cambio del pago de más impuestos y, por último, encontramos a los esclavos. Al-Ándalus vivió un gran desarrollo de las disciplinas científicas (medicina, astronomía, álgebra) y culturales. Se daba una gran importancia a la educación (bibliotecas, universidades), las traducciones y comentarios filosóficos (Averroes) y el arte, especialmente la arquitectura (Mezquita de Córdoba).

LOS PRIMEROS NÚCLEOS DE RESISTENCIA CRISTIANA Se conoce como Reconquista al proceso político y militar por el que los reinos cristianos de la península se enfrentaron a los musulmanes entre los siglos VIII y XV. A la llegada de los musulmanes, se inicia la resistencia en el núcleo asturiano (con victorias como la de Covadonga en el 722) y en el pirenaico, aunque en esta primera etapa (siglos VIII-X) eran débiles y serán derrotados frecuentemente. Cuando el Califato se fragmenta en reinos de taifas, los cristianos avanzan (siglos XI-XII) y conquistan Toledo y Zaragoza hasta la llegada de los almorávides. Unidos para responder al ataque musulmán, los cristianos vencen en la batalla de las Navas de Tolosa (1212) y reconquistan toda la península excepto el reino nazarí de Granada, que caerá en 1492 ante los Reyes Católicos. Junto con el proceso bélico se produjo la repoblación del territorio para defenderlo y afianzarlo. Se realizaba mediante la presura o aprisio en la primera etapa (IX-X). Después evolucionará a la repoblación concejil mediante fueros y Cartas Puebla (X-XII). Durante la primera mitad del siglo XIII destaca la repoblación por órdenes militares, y en la segunda mitad por repartimientos.


LOS REINOS CRISTIANOS EN LA EDAD MEDIA: ORGANIZACIÓN POLÍTICA, Desde comienzos del siglo XI, los reinos cristianos del norte peninsular se van expandiendo, ocupando el territorio musulmán. Estos reinos presentaban una estructura política parecida: monarquías con unas Cortes donde nobles y clérigos asesoraban al rey y en algunos casos aprobaban leyes o impuestos. Con el crecimiento de las ciudades, los burgueses fueron ganando poder y entrando en las cortes. La sociedad era feudal, rural y dividida en estamentos: nobleza, clero (ambos privilegiados, exentos de impuestos) y estado llano, con el rey en la cúspide social. La alta nobleza (y el alto clero noble) poseía señoríos territoriales y jurisdiccionales, con total control de sus territorios y la población que vivía en ellos. Además, los primeros establecían relaciones de vasallaje entre sí. El tercer estado o estado llano estaba conformado sobre todo por campesinos dependientes de los señores feudales, aunque había algunos que eran propietarios. Con el crecimiento de las ciudades fueron cobrando importancia también los artesanos y los burgueses.


: ORGANIZACIÓN POLÍTICA DE LA CORONA DE CASTILLA .En los siglos XIV y XV las dos grandes coronas peninsulares, la de Aragón y la de Castilla, se enfrentan a una profunda crisis demográfica, social y económica. La Corona de Castilla se organizaba en torno a instituciones como la Audiencia (justicia), la Real Hacienda (impuestos) o el Ejército Real permanente. La asamblea fundamental eran las Cortes, donde participaban la nobleza, el clero y representantes de las ciudades. La Corona de Aragón estaba formada por varios reinos (Aragón, Cataluña, Valencia y Mallorca) con distintas leyes e instituciones pero un rey común. Existían cortes independientes en cada reino pero también Cortes Generales. Surgieron además las Diputaciones, que velaban por el cumplimiento de lo acordado en las Cortes, y el cargo del Justicia de Aragón, para la defensa de los fueros. El Reino de Navarra tenía una organización política semejante al de Aragón. Gobernó con el Consejo Real; las Cortes, en las que el rey juraba los fueros del reino; y la Diputación de los Tres Estados, que gestionaba la recaudación de los subsidios aprobados por las Cortes.

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