08 Ene

La Guerra de Independencia (1808-1814)

En España, Fernando VII se proclamó rey tras destronar a su padre por el motín de Aranjuez. Napoleón entró en España y Fernando VII, tras negociar con él, le entregó la corona. Napoleón, a su vez, se la pasó a su hermano José Bonaparte, por la Carta de Bayona.

Pero el 2 de mayo de 1808 el pueblo de Madrid se rebeló contra los franceses. Éstos fusilaron a los prisioneros (cuadro de Goya “El 2 de Mayo”) y se provocó una gran oleada de protestas del pueblo.

En ausencia del rey Fernando VII, se formó una Junta Suprema Central, que asumió el mando.

Los franceses fueron vencidos en la Batalla de Bailén y José Bonaparte tuvo que abandonar Madrid.

La guerra siguió: Napoleón entró en España y ocupó casi toda la península tras la Batalla de Ocaña (1809). Sólo Cádiz resistía.

Pero llegaron ejércitos aliados de España (portugueses y británicos) que vencieron a los franceses en Vitoria y San Marcial (1812).

Al final de 1812, Napoleón restauró en la corona a Fernando VII y firmó con él el Tratado de Valençay, que ponía fin a la guerra.

Se convocaron las Cortes de Cádiz que proclamaron la soberanía nacional y se redactó la Constitución española (de tono liberal, basada en los principios de la Revolución Francesa), que ponía fin al antiguo régimen. Los principales cambios fueron:

  • Libertad de prensa.
  • Se suprimía la Inquisición.
  • Libertad de industria y comercio.
  • Declaración de derechos de los ciudadanos.
  • Reconocía a Fernando VII como rey, pero limitaba sus poderes.

El Reinado de Fernando VII

Puede dividirse en tres períodos:

La Restauración del Absolutismo (1814-1820)

Con el apoyo de los diputados absolutistas y del ejército, el rey suspendió la Constitución y se produjo el primer “pronunciamiento” en la historia de España (golpe de Estado militar contra el Gobierno). El rey instauró el antiguo régimen. Los liberales empezaron a formar sociedades secretas para tratar de frenar este nuevo absolutismo.

El Trienio Liberal (1820-1823)

En 1820 el coronel Riego se pronunció a favor de la Constitución y el rey tuvo que ceder y acatar la Constitución. Los liberales estaban divididos en dos grupos: doceañistas (moderados) y exaltados (los radicales). El rey aprovechó esta división para tratar de volver al absolutismo. El rey pidió ayuda a Francia, y el ejército francés (Los Cien Mil Hijos de San Luis) invadió España de nuevo.

La Década Ominosa (1823-1833)

Tras una breve guerra, el rey Fernando VII volvió a hacerse con el poder absoluto e instauró una época de represión (ejecutó a muchos liberales). El rey no tenía sucesor; sólo una hija, la infanta Isabel. Entonces, el conflicto sucesorio se solucionó con la abolición de la “ley Sálica” (ley que prohibía el acceso al trono a las mujeres).

Isabel II: Regencia de Espartero y Mayoría de Edad de la Reina

Al final de la guerra, María Cristina había perdido todos los apoyos progresistas. Tuvo que exiliarse, y tomó el poder, como regente, el general Espartero.

La Regencia de Espartero (1840-1843) se caracterizó por su autoritarismo y egocentrismo. Tanto, que acabó perdiendo el apoyo de su propio partido y tuvo que exiliarse. Llegó a bombardear Barcelona.

En 1843, aunque Isabel II tenía sólo 13 años, se declaró su mayoría de edad para que pudiera reinar. Reinó hasta 1868. Características del reinado de Isabel II:

  • Peso del ejército en la vida pública (se ha llamado a este reinado “el régimen de los grandes generales”, ya que tenían mucho poder).
  • Debilidad de los dos partidos políticos (moderados y progresistas). No había sufragio universal, entonces quien decidía los cambios de Gobierno era el ejército, o las intrigas palaciegas.
  • Falta de neutralidad de la Corona: aunque en teoría había una soberanía compartida (poder compartido entre las Cortes y la Reina), lo cierto es que la joven inmadurez de la reina la hacía vulnerable a influencias y maniobras de camarillas, y la reina se entrometía demasiado en la vida política.

Tres fases del reinado de Isabel II:

Década Moderada (1844-1854)

Soberanía compartida, centralismo nacional, censo electoral restringido (no todo el mundo podía votar). Se creó la Guardia Civil, que sustituyó a la Milicia Nacional. Se firmó un Concordato con la Santa Sede que restauró el entendimiento con la Iglesia, roto por la desamortización de Mendizábal.

Bienio Progresista (1854-1856)

Un “pronunciamiento” llevó el Gobierno a los progresistas. Se hizo una segunda desamortización, pero el general O’Donnell derrotó a Espartero, y volvieron los moderados al poder.

Segundo período Moderado (1856-1868)

Se hizo una política exterior de prestigio. Se fundó la Unión Liberal (un partido integrador). Surgieron otros dos partidos: demócratas y republicanos, muy alejados de la monarquía.

En 1866 todas las fuerzas políticas, menos el Partido Moderado, al mando del general Prim, se unieron para derribar a la reina. Tuvo que exiliarse en Francia en 1868 y abdicó en su hijo, Alfonso de Borbón.

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