10 Oct

Bloque 1: La Península Ibérica desde los Primeros Humanos hasta la Desaparición de la Monarquía Visigoda (711)

1.1. Sociedad y Economía en el Paleolítico y Neolítico. La Pintura Rupestre.

Este periodo abarca desde la aparición de los primeros homínidos hasta la aparición de la escritura. En la Península Ibérica distinguimos:

Paleolítico

Se inicia en la Península hace aproximadamente un millón de años, con los restos homínidos más antiguos de Europa, los del Homo Antecessor encontrados en Atapuerca. Durante el Paleolítico Medio convivieron el Homo Sapiens Sapiens y los neandertales. Estos últimos se extinguieron posteriormente. En el Paleolítico Superior solo sobrevivieron los Homo Sapiens Sapiens (fin del proceso de hominización). Los grupos de homínidos eran nómadas, de pocos individuos, y se dedicaban a la caza, la recolección y el carroñeo. En el Paleolítico Superior aparece el arte mobiliar y parietal (en cuevas), que se conoce como arte francocantábrico. Sus características principales son su ubicación en cuevas (como Altamira) y los dibujos policromados, naturalistas, de animales de gran tamaño.

Neolítico

Aparecen la agricultura y la ganadería (Revolución Neolítica). Los grupos humanos se vuelven sedentarios y la sociedad se hace cada vez más compleja y jerarquizada. Se desarrolla el arte rupestre en zonas del levante peninsular, en abrigos rocosos al aire libre. Son dibujos pequeños y esquemáticos que representan escenas y la figura humana. Destaca Valltorta.

Edad de los Metales

Será muy importante en el sur de la Península Ibérica por la abundancia de minas. Se divide en tres etapas:

  • Edad del Cobre: Destaca el yacimiento de Los Millares (Almería).
  • Edad del Bronce: Fue importante la cultura talayótica (Islas Baleares).
  • Edad del Hierro: En la Península Ibérica vivían íberos y celtas, y llegaron los fenicios, griegos y cartaginenses.

1.2. Los Pueblos Prerromanos. Las Colonizaciones Históricas: Fenicios y Griegos. Tartessos.

Se denominan pueblos prerromanos a los que vivían en la Península Ibérica antes de la conquista romana. Distinguimos tres grupos:

Íberos

Se encontraban en la costa sur y mediterránea. Son autóctonos, pero muy heterogéneos, aunque compartían una lengua y cultura comunes. Se dedicaban a la agricultura, la ganadería y el comercio. En arte destacan las damas de Elche y Baza.

Celtas y Celtíberos

Se localizan en el norte y el centro de la Península. Eran de origen indoeuropeo. Se agrupaban en tribus en poblados fortificados, como los castros en el norte o Numancia en Soria. Se dedicaban a la ganadería y a la metalurgia.

Tartessos

Se sitúan en el suroeste peninsular. Se dedicaban al comercio, sobre todo de metales. Desarrollaron una cultura muy avanzada: escritura, leyes, arte… Destaca el tesoro de Carambolo.

Durante el primer milenio a. C. llegan a la Península diferentes pueblos con fines comerciales:

  • Fenicios: Proceden del actual Líbano y se asientan fundando factorías como Gadir (Cádiz) o Malaka (Málaga), desde donde comerciaban especialmente con Tartessos.
  • Griegos: Fundaron factorías en la costa norte mediterránea como Emporion (Ampurias) o Rhode (Rosas).
  • Cartagineses: Eran una antigua colonia fenicia del norte de África y fundaron Carthago Nova (Cartagena) desde donde pretendían extenderse. Su expansión coincidió con la llegada de los romanos, lo que desencadenó las Guerras Púnicas, que terminaron con la derrota de los cartaginenses.

Aunque estos tres pueblos vinieron por motivos comerciales, se produjo una aculturación de los pueblos prerromanos: arado, moneda, cultivos, salazón.

1.3. Conquista y Romanización de la Península Ibérica. Principales Aportaciones Romanas.

La conquista de la Península Ibérica por los romanos fue un proceso largo. A su llegada en el 218 a. C., los romanos se enfrentaron con los cartaginenses en las Guerras Púnicas. En el 202 a. C. ya dominaban toda la costa mediterránea. A continuación, se centraron en el interior peninsular, donde los celtíberos opusieron gran resistencia, destacando Numancia y la figura de Viriato. La conquista terminó con las guerras cántabras en el 19 a. C.

Tras la conquista se inicia la romanización, que es el proceso de adopción de la cultura y formas de vida romanas por parte de los pueblos de la Península. La romanización se difundió sobre todo a través de soldados y comerciantes, y hubo una menor asimilación en el centro y en el norte.

Esta romanización aún se percibe hoy en día: idioma (las lenguas romances derivan del latín), construcciones (acueducto de Segovia, teatro de Mérida, calzadas), religión (impusieron el cristianismo), economía (introdujeron la trilogía mediterránea: cereales, olivos, vid), legislación y política (derecho romano).

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