15 Dic

La Imaginación: Reproductora y Creadora

La imaginación es la facultad que nos permite representar las percepciones previas en forma de imágenes. Es decir, la imaginación nos permite tanto reproducir imágenes del pasado como crear otras nuevas. Por lo tanto, tenemos que distinguir entre dos tipos de imaginación:

  • Imaginación reproductora: Es la capacidad de reproducir imágenes fijadas en el pasado tal y como fueron percibidas.
  • Imaginación creadora o fantasía: Las imágenes no son reflejo de una percepción anterior, sino producidas por el sujeto. Naturalmente, el proceso de creación de imágenes se hace usando imágenes obtenidas en percepciones anteriores, por un sistema de modificación y/o combinación de ellas. Por ejemplo, la imagen del centauro surge de la combinación de la imagen de un caballo y de un hombre; y la imagen de un cíclope del aumento del tamaño de un ser humano y la supresión de un ojo.

Es un hecho fácilmente comprobable que la reproducción de una imagen nunca se realiza sola, sino que va acompañada de un conjunto de otras imágenes. La reproducción de la imagen de la madrileña estatua de La Cibeles lleva consigo una cohorte de otras imágenes, como pueden ser las del edificio de Correos, del Banco de España, de diversos coches circulando por la plaza, etc. Lo indudable es que no nos representaremos la estatua aislada de cualquier otra y como flotando en el vacío. Este fenómeno, en virtud del cual la reproducción de una imagen lleva unida la de otras diversas, es lo que se denomina asociación de imágenes. Ahora bien, esta asociación de imágenes no se realiza de un modo arbitrario, es decir, que reproducida una imagen inductora, las inducidas que van con ella no son cualesquiera imágenes; a la imagen de la estatua de La Cibeles irán asociadas determinadas otras, pero en principio nadie asociará la imagen de un campo de fútbol o la de una montaña. La asociación de imágenes no se realiza plenamente al azar, sino que está regulada por ciertas normas o leyes de la asociación de imágenes:

  • La ley de semejanza (las imágenes de objetos semejantes tienden a reproducirse conjuntamente).
  • La ley de contraste (las imágenes de objetos opuestos tienden a reproducirse conjuntamente).
  • La ley de contigüidad (las imágenes de objetos percibidos contiguos, espacial o temporalmente, tienden a reproducirse unidas).

La Física de Aristóteles: Un Universo Ordenado

El filósofo griego Aristóteles no estaba preocupado por explicar los hechos observables, sino por construir un modelo del universo en el que imperara un orden lógico. Así, su concepción del cosmos integró, en un sistema ordenado y con una lógica interna, el conjunto de creencias y doctrinas que habían defendido sus predecesores. El resultado de esa labor de integración fue un universo con estas características:

  • Finito: Para Aristóteles, infinito es sinónimo de «incompleto» y todo lo que no está completo carece de un orden perfecto. El cosmos es, así, finito.
  • Eterno: El cosmos no puede tener un origen temporal porque, entonces, provendría de la nada. Esto, para Aristóteles, es imposible.
  • Pleno: No existe el vacío. El vacío es el no ser absoluto y el no ser no es, no puede existir. Por tanto, el universo está lleno de materia.
  • Geocéntrico y geoestático: En el centro del cosmos se encuentra, inmóvil, la Tierra. Alrededor de ella giran todos los cuerpos celestes, engarzados en esferas perfectas y en contacto unas con otras.
  • Móvil: El cosmos posee un orden dinámico en el que todo cambio es un proceso por el que se actualiza una potencialidad de aquello que se transforma. Todo cambio requiere de la acción constante de una causa: cuando la acción de la causa cesa, el cambio cesa.
  • Dividido en dos regiones: El cosmos se divide en un orbe sublunar y otro supralunar: el primero abarca desde el centro, donde se halla la Tierra, hasta la esfera de la Luna; el segundo va de la esfera de la Luna a la de las estrellas fijas, que delimitan los confines del cosmos. Esta partición obedece a que los objetos que pueblan cada una de esas dos regiones se rigen por leyes diferentes y están compuestos de elementos también distintos.

Regiones del Cosmos Aristotélico

  • Región sublunar o terrestre:

    • Es: terrestre.
    • Formado por: Tierra, esférica y situada en el centro del universo.
    • Características: imperfecto y corruptible.
    • Elementos: aire, fuego, tierra y agua.
    • Tipos de movimiento: rectilíneo.
  • Región supralunar o celeste:

    • Es: celeste.
    • Formado por: resto de los planetas y esferas.
    • Características: perfecto e incorruptible.
    • Elementos: éter.
    • Tipos de movimiento: circular.

La física aristotélica no tiene carácter cuantitativo, sino cualitativo; no incluye cálculos sobre los movimientos y las posiciones de los planetas. Sin embargo, era evidente que los planetas parecían moverse de forma irregular y con continuas variaciones de velocidad. A pesar de esto, y en contra de la evidencia, Aristóteles mantuvo su modelo con una Tierra en el centro rodeada de esferas perfectas.

La Astronomía de Ptolomeo: Adaptando el Modelo a las Observaciones

Ptolomeo intentó compatibilizar el modelo aristotélico con los hechos observables:

  • Los planetas no se mueven en órbitas circulares (movimiento de retrogradación).
  • La velocidad y el brillo de los planetas varía a lo largo de la órbita.

El Sistema Ptolemaico

El Sistema Ptolemaico fue creado por Ptolomeo. En este sistema, cada planeta es movido por dos o más esferas. Una esfera es un deferente que se centra en la Tierra, y la otra esfera es el epiciclo que se encaja en el deferente. El planeta se encaja en la esfera del epiciclo. El deferente rota alrededor de la Tierra mientras el epiciclo rota dentro del deferente, haciendo que el planeta se mueva más cerca y más lejos de la Tierra en diversos puntos en su órbita.

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