31 Mar
1. Introducción
Amortización
Desde el Antiguo Régimen, la mayor parte de las tierras estaba en «manos muertas», vinculadas al propietario por identidad; por tanto, no podían ser vendidas, divididas, embargadas ni confiscadas. Las consecuencias de este sistema fueron desastrosas para la economía:
- La tierra se concentraba en manos de la nobleza y la iglesia, siendo las menos productivas. Esto provocaba crisis de subsistencia, hambrunas e impedía la generación de beneficios para la industria y el comercio.
- La amortización de las tierras, es decir, la imposibilidad de venderlas, provocaba escasez en el mercado, por lo que los precios eran prohibitivos.
Concepto de Amortización
Incautación estatal de bienes raíces de propiedad colectiva, bien eclesiástica o bien civil que, tras la nacionalización y posterior venta en subasta, pasan a formar una propiedad nueva privada, con plena libertad de uso y disposición; así pues, pasan a tener la condición de bienes libres de propiedad particular ordinaria.
2. Fases
Se divide en cuatro etapas:
1a etapa (1766-1798)
El proceso se inició con Carlos III (comprende la venta de bienes de los jesuitas tras el decreto de expulsión) y la denominada desamortización de Godoy (bienes raíces pertenecientes a hospitales, hospicios, casas de misericordia o cofradías).
2a etapa (1808-1823)
Impulsada por la administración de José Bonaparte y por los legisladores de las Cortes de Cádiz (bienes de la Inquisición, reducción del número de monasterios y conventos), así como la breve obra del Trienio Liberal (prohibición de nuevas amortizaciones y supresión de los monasterios y conventos de órdenes militares).
3a etapa
Desamortización eclesiástica, impulsada por Mendizábal.
4a etapa (1855-1924)
Denominada desamortización civil e impulsada por Madoz.
3. Desamortización de Mendizábal
3.1. Evolución Política: Regencia de María Cristina
La desamortización eclesiástica se da en época de la regencia de María Cristina, en la que destacaron los siguientes presidentes:
- CEA BERMÚDEZ: división en 49 provincias por Javier de Burgos
- MARTÍNEZ DE LA ROSA: Estatuto Real de 1834
- TORENO: expulsión de los jesuitas y eliminación de conventos con menos de 12 profesos
- MENDIZÁBAL: progresista, la regenta no quería que gobernase, pero al final entró de presidente y realizó la desamortización eclesiástica.
3.2. Objetivos
- Financieros: reducir la deuda pública y recaudar para la guerra contra los carlistas.
- Políticos: crear una clase de propietarios afines al liberalismo y castigar el apoyo de la iglesia al carlismo.
- Social: ampliar la clase media propietaria.
3.3. ¿Qué se desamortiza?
Toreno abolió la Compañía de Jesús y suprimió los conventos y monasterios con menos de 12 profesos. Mendizábal sistematizó y radicalizó las medidas de sus antecesores. Los decretos dictados a finales de 1835 y comienzos de 1836 determinaron las medidas fundamentales:
- Supresión en España de todas las Órdenes religiosas, excepto las dedicadas a la beneficencia pública y a las misiones de Filipinas;
- La confiscación por el Estado de los bienes de estas órdenes, que pasaban así a ser Bienes Nacionales;
- La conversión de estos bienes en propiedad particular.
3.4. ¿Cómo se hace el pago?
Mendizábal nacionalizaba y ponía en venta todos los bienes del clero regular. La venta se realizaría mediante subasta, adjudicándoseles a aquellos que ofreciesen un precio más alto. El pago podía hacerse a través de dos procedimientos:
- Uno para aquellos que lo hicieran en títulos de deuda (principal método de pago).
- Otro para los que lo efectuasen en dinero en metálico.
En realidad, los títulos de la deuda se habían depreciado de tal manera que era un auténtico «papel mojado» del que sus tenedores no sabían cómo desprenderse. Ahora, mediante este procedimiento, se les permitía pagar el precio de los bienes eclesiásticos a los que podían acceder con ellos y se les reconocía su valor nominal. El Estado rescataba la deuda que tenía pendiente con estos particulares, pero sin duda, no era este el medio que prefería, ya que sus necesidades más urgentes tenía que satisfacerlas mediante dinero contante y sonante.
3.5. Consecuencias
En 1835 había en España 49.323 religiosos repartidos en un total de 1.925 conventos, y 22.447 religiosas, distribuidas en 1.081 conventos. Se calcula que la Iglesia poseía el 18% del total de las tierras cultivables. En cuanto al volumen de ventas, se calcula en 13.000 millones de reales para todo el siglo XIX, y de ese total, 3.500 millones corresponderían a la desamortización de Mendizábal.
Consecuencias sociales:
Por una parte, hay que tener en cuenta a los compradores, entre los que hay que distinguir a los que integran la burguesía de negocios de las grandes ciudades y que, generalmente, se dedicaban a la especulación, comprando las tierras de la Iglesia para venderlas posteriormente (la tierra seguía siendo un valor seguro frente a las alteraciones económicas producidas en otros sectores). Aparecía una nueva burguesía agrícola que, unida a la antigua nobleza, formaría la «aristocracia» de la época isabelina. Una aristocracia defensora del régimen y enemiga de cualquier cambio político que implicase reforma o alteración del estatus adquirido.
Pero también existe otra consecuencia social negativa: la desamortización no significó una reforma agraria.
Consecuencias económicas:
La producción agrícola no aumentó sensiblemente. Los nuevos propietarios no invirtieron en una mejora técnica de las explotaciones que redundara en un aumento de los rendimientos. No quedaron, pues, muchos capitales para emplearlos en la renovación de las técnicas agrícolas. Con respecto a los efectos económicos, se ha estudiado la relación entre la desamortización y la industrialización española. Se habría producido una desviación de capitales hacia la compra de tierras que podrían haber tenido su objetivo en la inversión en industria. El Estado hizo un mal negocio, a pesar de ser vendidas las fincas a alto precio, debido a las facilidades dadas a los poseedores de títulos de deuda. La deuda no disminuyó, sino que aumentó, no pudiendo realizarse la reforma de la Hacienda prevista. La guerra carlista tampoco tuvo el rápido final previsto por Mendizábal.
Consecuencias políticas:
La desamortización fue un instrumento muy eficaz en cuanto al objetivo de consolidación del régimen liberal, desde el momento que los nuevos propietarios de las tierras desamortizadas se convirtieron en los más firmes defensores del sistema político que les había permitido la realización de negocios con tan pingües beneficios. La Iglesia, por otro lado, nada pudo hacer por evitar la desamortización de sus bienes, aunque reaccionó excomulgando tanto a los expropiadores como a los compradores de las tierras. Se puede afirmar que Mendizábal fue decisivo para producir un total distanciamiento con el liberalismo. Cabe destacar el proceso de descristianización de las clases más modestas.
Consecuencias culturales:
Muchos edificios de valioso estilo arquitectónico fueron abandonados o derruidos. Innumerables retablos, esculturas, imágenes y cuadros se perdieron. Muchos archivos fueron destruidos y las bibliotecas sufrieron deterioros irreparables. Más importante fue la práctica desaparición de la función educativa de conventos y parroquias. Millones de españoles quedaron sin instrucción, provocando tasas de analfabetismo sin precedentes.
4. Desamortización de Madoz
4.1. Contexto Histórico
Revolución de 1854 con la llegada del bienio progresista. Se elabora la constitución de 1856 “non nata” que no entra en vigor.
4.2. Objetivo
Obtener medios económicos para el Estado.
4.3. ¿Qué se desamortiza?
Resto de las tierras eclesiásticas, sobre todo los bienes municipales o del ayuntamiento.
- BIENES DE PROPIOS: tierras cuyo beneficio iba al pueblo, creando escuelas, etc.
- BIENES COMUNES: tierras comunales que pertenecían a todo el pueblo. Podían acudir a sembrar, recolectar, etc. Los campesinos fueron los más perjudicados.
4.4. Forma de Pago
Se introdujeron algunas mejoras técnicas en cuanto a la forma de pago, que sólo podría hacerse en metálico y en un plazo de 15 años, con un descuento del 5% sobre plazos adelantados. Más adelante se admitió el pago con títulos de deuda para pagar hasta la mitad del valor de los bienes adquiridos, pero sólo por el valor de cotización del día anterior a la operación.
4.5. Consecuencias
Consecuencias sociales:
Fueron negativas, al arrebatarle a los pueblos los únicos medios de financiación que tenían, en la mayor parte de los casos para mejorar la calidad de vida de los vecinos y atender a los gastos de los servicios comunes, o bien al dejar a los habitantes más pobres sin la posibilidad siquiera de aprovechar esas tierras comunales para mantener su precaria subsistencia.
Consecuencias económicas:
El efecto positivo fue para la Hacienda, que consiguió recursos para reducir la deuda, y para el nuevo reto de la construcción de ferrocarriles, que tomaron gran impulso tras 1855. En esa línea de reforma económica, se redactarán dos leyes fundamentales:
- Ley de Sociedades Bancarias y Crediticias, que regula la estructura financiera del país.
- Ley General de Ferrocarriles, cuyo objetivo será acelerar la construcción del tendido ferroviario.
Consecuencias políticas:
Los progresistas, con la vuelta al librecambismo y los efectos nefastos de la desamortización sobre los campesinos, condujeron a una nueva etapa de conflictividad social. Las protestas se generalizaron en el campo. La reina destituyó al general Espartero, nombrando a O’Donnell.
5. Cambios Agrarios
El paso de las manos muertas a los propietarios no potenció el crecimiento. Otros factores ayudaron al desarrollo tímido de la agricultura española durante este siglo, como la supresión del diezmo eclesiástico y la Mesta.
La producción agrícola en España creció modestamente hasta el último cuarto del siglo XIX, cuando aumentó la productividad. El trigo aumentó su producción, pero otros cultivos como maíz, naranjas y frutales crecieron más rápido desde la década de 1870. A pesar de esto, la estructura agrícola se mantuvo con trigo, olivo y vid como principales cultivos, ocupando el 90% de la tierra cultivable. La política proteccionista del arancel de 1891 intentó mitigar la crisis agraria, pero no pudo ocultar la baja productividad debido al atraso técnico y las estructuras anticuadas.
En el siglo XIX, la agricultura española fue un sector clave pero menos dinámico que en otros países europeos. Aunque aumentó la superficie cultivada de 20 a 45 millones de hectáreas, la productividad no mejoró significativamente. La población dedicada a la agricultura se mantuvo en torno al 65%, y los bajos niveles de consumo y productividad se debieron a la escasa demanda, población urbana reducida y dieta pobre. A pesar de medidas proteccionistas como el arancel de 1891, España pasó de exportar trigo a importarlo debido al rápido crecimiento demográfico. La producción nacional no era suficiente para satisfacer la demanda.
La agricultura tampoco fue motor de arrastre de la demanda de productos industriales. El estancamiento de la agricultura fue una de las causas básicas del atraso económico español.
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