24 Nov
Función de Reproducción
Entre las instituciones, encontramos la escuela, que procura relacionar y ajustar los subsistemas funcionales que integran dicha sociedad. De este modo, a la escuela se le atribuyen las funciones (ocultas y reconocidas) más importantes, como formar a las futuras generaciones como ciudadanos libres, cívicos y participativos.
Las funciones reconocidas son de carácter técnico-instrumental y científico, cuyo control requiere de conocimiento experto; es decir, que todas las ramas del saber académico son dosificadas, seleccionadas y distribuidas, no sólo, pero fundamentalmente, por pedagogos y psicólogos.
Las ocultas son funciones que no interesan hacer visibles porque se prestan al servicio de determinados sectores o grupos preeminentes de la sociedad. Sólo pierden opacidad cuando son sometidas a un análisis riguroso que desvele su carácter histórico y social, es decir, político. Por ello, precisamente, una parte relevante del conocimiento experto las considera funciones espurias, de carácter ideológico, que se prestan a la manipulación política y, por tanto, de la ciencia.
Para comprender mejor la percepción social que se tiene de ambos tipos de funciones, conviene no perder de vista que cualquiera de ellas está estrecha e íntimamente relacionada con otras instituciones sociales a las que sirve, se subordina o complementa. La familia, la religión, la economía, la política y la cultura instituida no se pueden entender al margen de las funciones que, por y para ellas, desempeña la escuela.
Dicho de otra manera, en las sociedades complejas con sistemas educativos generalizados no hay espacios sociales (grupos, instituciones, culturas e ideologías) tanto para su mantenimiento como para su cambio o adaptación. La escuela, como cualquier otra institución, impregna las normas, los valores, las creencias, la ciencia, la religión o el arte de la sociedad en que está inserta. Pero también se deja inundar por todos y cada uno de los niveles y elementos que constituyen la sociedad.
Esta dimensión, aparentemente contradictoria, de la escuela presenta funciones básicas en relación con el sistema social global (reproducción), a la vez que favorece las condiciones para su renovación y cambio, generando así una tensión entre las funciones que favorecen la reproducción frente a aquellas que propician el cambio.
Reformas Educativas y Experiencias Educativas Internacionales Igualitarias
En el Estado español, el paso al siglo XXI ha dado lugar a diversas reformas educativas. España está en permanentes reformas educativas, aunque no todas las reformas citadas se han llevado a efecto de forma completa, estando inmersa en un intenso proceso de cambio educativo, tratando de adecuarlo a la sociedad.
LGE – Ley General de Educación (1970)
A partir de la Ley General de Educación, promulgada por el ministro Villar Palasí a finales del franquismo (1970), han ido sucediendo varios cambios en nuestro sistema educativo. Estas leyes son reformas de la LOGSE.
LOGSE – Ley Orgánica General del Sistema Educativo (1990)
En primer lugar, se promulga la Ley Orgánica de la Ordenación General del Sistema Educativo (LOGSE) en 1990. El objetivo principal de esta ley es minimizar los índices de fracaso escolar a través de dos medidas que se introdujeron: la acción tutorial y la flexibilización y apertura del currículum. Esta última ha significado una adaptación a la diversidad de situaciones del alumnado. También destaca otro objetivo de la LOGSE, que es el acercamiento al ámbito formativo y al mercado laboral. Una característica destacable de esta ley es que se alarga la Educación Secundaria Obligatoria hasta los 16 años.
LOCE – Ley Orgánica de Calidad de la Educación (2002)
En el año 2002, José María Aznar promulga la Ley Orgánica de Calidad de la Educación (LOCE). Esta ley se caracteriza por la aparición de proyectos educativos adaptados para alumnos que necesitan atención especial. La reforma pretende dar apoyo a los alumnos más problemáticos. Se crean itinerarios formativos y una prueba general de bachillerato. Se mantiene la diferenciación entre los ciclos formativos de Grado Medio y Superior, aumentando la especialización curricular de los centros. Se mantiene el objetivo de acompasar formación y mercado laboral, y, a través de la Ley de Cualificaciones y FP, prioriza las necesidades del mercado sobre la formación.
LOE – Ley Orgánica de Educación (2006)
Dos años después (2004), José Luis Rodríguez Zapatero promulgó la Ley Orgánica de Educación (LOE). Esta reforma dio lugar a la Ley Orgánica de Mejora de la Calidad de la Educación (LOMCE), durante el gobierno de Mariano Rajoy, que está vigente en la actualidad. Su objetivo es adecuar la desregulación legal de la educación no universitaria a la realidad actual en España, bajo los principios de calidad de la educación para todo el alumnado, garantizando la igualdad de oportunidades, transmitiendo de manera efectiva valores que favorezcan la libertad, la igualdad, la justicia y la responsabilidad. La ley trata sobre organizar los contenidos de asignaturas para que algunos de ellos se den solamente en 1º y 3º de la ESO (o solo en 2º y 4º) para integrar otras asignaturas en su lugar.
LOMCE – Ley Orgánica de Mejora de la Calidad de la Educación (en la actualidad)
Además, cabe destacar la Ley Orgánica de Cualificaciones y de la Formación Profesional (2002). Esta ley se diferencia de las demás en que no solo abarca el sistema educativo, sino que trata también el sistema de formación en general.
Algunos de los principales cambios son el establecimiento de exámenes a final de primaria, de carácter orientativo, y, al final de secundaria y bachillerato, con carácter de reválida. En cuanto a las competencias, dejan de ser 8 para ser 7, y ahora se nombrarán competencias clave. Las asignaturas serán de 3 tipos: troncales, específicas y de libre configuración autonómica. Otra característica a destacar son las evaluaciones externas. Se promueve la autonomía de centros, aumentando así las competencias de la dirección de éstos.
En conclusión, podemos afirmar que cada gobierno selecciona los aspectos más relevantes de la ley vigente y la modifica según su programa electoral, sin justificación pedagógica y científica.
¿Por qué se producen desigualdades en los resultados educativos?
La
importancia del vínculo que existe en el estudiante con su contexto familiar,
depende principalmente de la clase social en que crezca como individuo en y por
tanto sus expectativas y rendimientos marcarán su camino en el sistema
educativo y su posterior vida laboral.
Para
hablar de las desigualdades en los resultados educativos debemos de tener en
cuenta dos grandes líneas, por una parte aquellas que le dan más importancia al
factor individual mientras que por el contrario se encuentran las que le dan
más importancia al ámbito social(nivel socioeconómico de la familia) Por lo
tanto podemos elaborar dos tipos de variables: individuales y sociales.
Haveman,
Wolfe y Coleman, consideran que los factores que influyen en el nivel educativo
son: el capital social y cultural de la familia, las relaciones interfamiliares
y el estatus económico, así como las capacidades individuales.
También
Boudon concluía que las principales influencias que reciben los alumnos son:
los efectos primarios; que pueden ser positivos o negativos y que provienen del
entorno familiar y los efectos secundarios; que consisten en saber que coste va
a tener para el alumno y su familia seguir en el sistema educativo en relación
con las expectativas de éxito escolar y promoción social. Este autor también
hace mención a la ‘’aversión relativa al riesgo’’, es decir, los
alumnos tienen como objetivo educativo mantenerse en la misma posición social
que su familia y además maximizar los beneficios que les ofrece la educación y
minimizar los costes. Los alumnos de determinada clase social suelen quedarse
en niveles más bajos de la educación mientras que sus compañeros progresan, por
lo que siguen estrategias diferentes según 3 parámetros: beneficios, costes y
probabilidades de éxito.
Bernstein
indica que el factor determinante son las habilidades lingüísticas.
Bourdon y Passeron coinciden con Bernstein en afirmar que las escuelas
reproducen las desigualdades sociales y económicas provocando un mayor impacto
en los niños de clase baja al incorporarse a la escuela.
Referente a lo citado anteriormente, conocemos cifras que
corroboran la desigualdad que se reproduce en la escuela y que impacta de forma
habitual en las clases sociales más bajas puesto que la escolarización conlleva
en sí misma el concepto clasismo, para ejemplificar ello podemos basarnos en el
siguiente análisis llevado a cabo por la Encuesta Metropolitana de Barcelona
donde se ha podio comprobar que las posibilidades de obtener un título
universitario y el origen social son dos variable que se observan estrechamente
relacionadas por ello hasta el 14% de los hijos de trabajadores manuales
terminaron estudios superiores frente al 70% de hijos de padres de categoría
profesional alta.
Es
cierto que actualmente se puede observar un aumento de la implicación de los
familiares y alumnos pertenecientes a la clase media y/o baja pero aún así, la
escuela sigue siendo reproductora de las desigualdades que se producen fuera de
ella, por lo tanto los resultados escolares se mantienen distanciado
exactamente igual que años anteriores dónde la implicación era menor o incluso
se aprecia más diferencia entre los distintos estratos sociales. Este fenómeno
ocurre en la amplia extensión del mundo, pues así lo afirman Featherman, Hauser
y por otro lado Halsey, Health y Ridge, tanto en Estados Unidos como en
Inglaterra respectivamente.
Por
ello se acusa como responsable a la repartición del capital ante esta
situación, pues el entorno en el cual nace el estudiante condicionará su
camino, pues los cargos que supone que un hijo vaya a la universidad son
elevados, hablamos de costes elevados no solamente en cuanto la universidad en
sí misma, si no, el hecho de mantener a hijos durante varios años sin inserción
en el mundo laboral y así lo contembla Boudon.
6.1 El_debate_sobre_la_profesionalización_o_proletarización_del_profesorado.
Tras la
obtención de resultados del estudio llevado a cabo por Willard Waller en 1932
sobre el profesorado que tiene por objetivo conocer el drástico aumento de
profesores en España y conocer la responsabilidad que sobre estos trabajadores
recae; puesto que el profesorado es un colectivo que desde la perspectiva
sociológica se ocupa, tanto de la inserción de la estructura social, como del
papel que desempeña en el sistema educativo. Así pues, se reconoce el gran peso
que la sociedad deposita en forma de responsabilidad sobre ellos, siendo
importante conocer y estudiar el estatus social y de poder que disfrutan para
conocer si hablamos de profesionalización o proletarización del profesorado.
A lo
largo de este discurso observaremos distintas posturas y formas de abordar este
dualismo, profesionalización frente proletarización, en defensa de éste ultimo
aspecto Lawn y Ozga señala que el profesorado está inserto en el proceso de
proletarización que antaño experimentaron los trabajadores industriales. Puesto
que dicho proceso socava la autonomía del profesor.
Fernández
de Castro, asume la idea de pérdida vocacional y la equiparación del docente
con la clase obrera. Según él, los maestros cada vez se sienten menos como
profesionales y más como simples obreros.
Mariano
Fernández Enguita plantea la ambivalencia del trabajo docente y
señala que el colectivo de enseñantes tiene rasgos comunes propios de los
colectivos profesionales con otros más específicos de la clase obrera. Por un
lado existen factores que van a favor de la proletarización: el recorte de los
gastos sociales, el reglamento administrativo y la
repercusión de sus salarios sobre los costes laborales, y por otro lado se
encuentran los factores que van a favor de la profesionalización: la naturaleza
específica del trabajo docente y la importancia social a la
educación. Consecuentemente, podemos deducir que el docente se
encuentra en un lugar intermedio entre estos dos términos.
Félix Ortega y Antonio Velasco consideran que el profesorado constituye un
grupo de estatus, conllevando poder analizar la posición social del maestro y
su organización profesional.
Burbules
y Densmore reconocen la actualidad del tema de la profesionalización entre los
docentes y se basan en tres ideas: la retórica de los gobiernos entorno a la
profesionalización del profesorado para conseguir su participación, la demanda
creciente de la responsabilidad docente representada en el colectivo de padres
de alumnos y la reacción de nuevos enfoques de relaciones laborales dadas en la
flexibilidad y la versatilidad. Sin embargo, el proceso de profesionalización
ni puede ni debe llevarse a cabo. Por un lado, por ser incompatible con otros
objetivos de la docencia y por otro, por distraer la atención de problemas más
importantes en relación al trato que se da a la diversidad y a la
democratización del sistema de enseñanza. La principal razón que argumentan
para explicar esta imposibilidad tiene que ver con los rasgos sociales del
colectivo: su feminización, el bajo origen social y el individualismo con que
los docentes entienden la autonomía. Por el contrario los autores proponen como
alternativa un nuevo lenguaje de la reforma educativa que abandone la retórica
profesionalista. Uno de los objetivos principales seria la reasignación de las
prioridades educativas dirigidas al cambio curricular, el aumento del gasto
educativo o la democratización del gobierno de las escuelas.
Gary
Sykes, por otro lado, defiende el profesionalismo docente, ya que para él la
confianza en el uso que los profesionales hacen de su conocimiento, en este
caso en la enseñanza, causa en beneficio de un gran sector social. Por lo que
entiende que la profesionalización debe considerarse como un aspecto
imprescindible de la reforma educativa. Esta propuesta implica mejorar la
formación inicial y el acceso a la docencia, así como la formación permanente y
la carrera profesional docente. Según Sykes, el profesionalismo es una buena
opción al creciente intervencionismo estatal.
Weber
debido a la dualidad y dilema que existía la visión del profesorado como
profesionales o proletarios, decide crear una tercera vía y analizar el
profesorado como un grupo de estatus; así lo aclara, pues observa que el
profesorado se distingue del resto de conjunto de profesionales debido a la
situación economica que goza (relativa a la clase), la posición de poder,
referia a la olítica o dominación y otras características como la educación y
cultura que son determinantes para el estado. pues permiten acabar con la
exclusividad y preeminencia de la desigualdad social.
6.2 el profesorado como agente educativo
Los
docentes de primaria, secundaria y de la universidad constituyen un elemento
esencial del sistema educativo, donde se configura como su agente más estable,
por su permanencia (carrera docente) además de que su ejercicio profesional
representa un papel importante tanto en la organización escolar(puestos directivos)
como en la relación educativa.
El
estudio del profesorado destaca en el campo sociológico por la nueva sociología
de la educación, surgida de Michael Young y sus colegas en el
Instituto de Educación de la Universidad de Londres y que
significaron la inserción del currículo, entendido como objeto de estudio
sociológico.
El
protagonismo del docente en los centros escolares es debido a que
estos desempeñan diferentes cargos de gestión especialmente en centros
públicos. La función del profesorado es igualmente central en los órganos
colegiados, tanto en el claustro de profesores como en los diferentes
mecanismos de gestión democrática, como podría ser los consejos escolares o
bien, el docente puede poseer cargos unipersonales, como director. A
continuación Carter y Nixon exponen el rol del profesor que sigue en las
funciones que el estado demanda y en el papel organizativo.
Este
papel protagonismo viene dado por su preparación y dedicación profesional
dotando al profesorado de instrumentos administrativos y recursos organizativos
que facilitan su función. Sin embargo diferentes autores como Carter (1997) y
Nixon (1997) consideran que con el sesgo gerencialista hay una debilitación
evidente de la función del docente dentro de las aulas.
El
protagonismo del profesor va vinculado al rol de él mismo en el aula y también
central en la interacción educativa, esto es posible por los atributos que
posee tanto reales como simbólicos que le conceden su mandato. Esto le lleva a
ser el protagonista en la relación pedagógica y único adulto en el aula.
El
profesor cuenta con apoyos y defensas en la misma institución. En primer lugar,
el profesor se encarga de todos los medios que se encuentran en el aula. Y, en
segundo lugar el uso de un lenguaje elaborado, difícil y distante con el
alumnado que tiene la finalidad de crear una barrera de respeto.
Por
otra parte, desde la perspectiva conductista Rosenthal y Jakobson (1969) dan
importancia al rol del docente y la interacción educativa, en la cual, junto a
la estima y valoración positiva del profesorado en el desarrollo intelectual
del alumnado (que debe ser lo que ocurra en el aula) tendrá una repercusión
positiva en los estudiantes, efecto que también podemos apreciar en la versión
psicológica del teorema de Thomas, en la teoría del etiquetado Rosenthal y
Jakobson, y en el efecto Pigmalión (Rist 1990); ya que en todas estas teorías
el protagonista es el profesor; de las expectativas de este dependerá el
rendimiento y proyectos de futuro que pueda llegar a tener su alumnado.
Dicha
teoría también trata la influencia
del profesor sobre su alumnado, destacando así su rol interactivo. Esta teoría
defiende que su protagonismo es importante a la creación de estereotipos con
consecuencias imprevistas en el rendimiento, pero al mismo tiempo le permite
conocer a todo tipo de alumnos. Además la interacción con otros docentes genera
en él mismo más prejuicios en función de las expectativas de los demás
profesores.
Por
último, según Parsons y Lacey otra manifestación de su rol como interaccionista
surge en los primeros años de la escuela secundaria con la diferenciación y
polarización. La diferenciación es cuando el profesor lleva a cabo una
separación en sus alumnos basándose en la disposición de estos hacia el
aprendizaje y su conducta, premiando más a aquellos que se portan bien y
trabajan, al mismo tiempo presenta una disposición menos favorable a los que se
niegan a seguir el sistema de valores escolares. La polarización es la
respuesta del alumnado a la diferenciación originada por el profesorado, estos
se agrupan en forma de resistencia y compensan la posición débil que tienen en
la escuela frente al protagonismo que le genera el rol de relación educativa al
profesor.
Todas
las técnicas citadas anteriormente, ayudarán al docente mediante la observación
a determinar que alumnos tienen mayor probabilidades de éxito o fracaso, pero
lo que aún cabe destacar como más relevante, es el papel que juega el docente
en el aula; pues puede condicionar completamente la trayectoria de una persona.
Conflictos en las aulas.
El aula no es solo un lugar donde se produce cualquier tipo de aprendizaje
sino también un lugar donde se establecen relaciones.
Podemos llegar a conocer el llamado currículum oculto gracias a todos los
estudios sobre lo que sucede dentro de la clase, aquí vemos que existe una gran
falta de repartimiento de poder, ya que todo reside en la figura del maestro o
la maestra, él o ella son los únicos que pueden emitir juicios sobre los
alumnos y las alumnas, y el único que los puede evaluar.
Según Parson y las investigaciones funcionalistas se entiende el aula como un
sistema social cuyo objetivo es diferenciar al alumno en función de su
rendimiento y de sus capacidades. Es el profesor quien determinará cuál es el
nivel que los alumnos deberán de alcanzar siendo el sistema educativo un
elemento de dominación y siendo la función de la escuela la legitimización de
una determinada cultura.
Sharp y Green llevaron a cabo un estudio donde encontraron una clara
estratificación social ya que los docentes necesitan establecerla para poder
mantener el orden. Esta situación no deja de ser paradójica ya que por
un lado el docente predica el trato igualitario, pero por otro lado en el aula
raramente se da una situación de igualdad ni en el trato de los deocentes hacia
el alumnado ni entre los mismos alumnos i alumnas. Esto es debido a que el
alumnado clasificado como óptimo recibe mayor atención por parte del equipo
docente. Por tanto a partir de esa falta de equidad en las aulas se establece
una jerarquía determinada por el rendimiento académico del alumnado.
Más allá de los planteamientos funcionalistas, encontramos el interaccionarismo
simbólico y de la nueva sociología de la educación. Estos estudios
tendrán en cuenta las variables como la aptitud de los alumnos y alumnas, la
clase social, el género o el nivel de igualdad entre el profesorado y el
alumnado. Las principales interacciones que se producen en un aula
son en tres sentidos: El primero cuando el profesor se dirige al grupo de
alumnos, el segundo cuando estos interpelan al profesor y el último cuando el
alumnado interactúa entre sí.
Otros estudios que han explicado los efectos sociales dentro del aula es el
llamado efecto Pigmalión en el cual según las expectativas, altas o bajas, que
tenga el profesor respecto a los alumnos puede influir de manera importante en
su rendimiento académico. Otro efecto es el llamado el etiquetado, el cual
etiqueta a los alumnos por alguna clase de conducta inapropiada. Este enfoque
nos permite elaborar un mapa de las interacciones en el aula más amplio que el
anterior efecto, ya que nos da a conocer cuáles son las reacciones
del profesorado ante el alumnado etiquetado, así como las reacciones de los
profesores y profesoras ante los resultados académicos de estos alumnos.
Por último los estudios etnográficos consisten en que el docente agrupa a los
alumnos en función de su actitud y rendimiento, produciendo la aparición de
grupos de alumnos y alumnas afines al orden establecido en el
entorno escolar, así como la aparición de grupos anti-escuela.
Según Willis, no está claro que la escuela sea el desencadenante de obtener
buenos trabajos, lo que hace que la escuela no sea atractiva. La lógica de los
jóvenes se basa en la formación de grupos y en la integración de estos, justo
lo contrario de los valores individualistas y competitivos que
transmite la escuela.
Por otro lado se produce un rechazo intelectual debido a la desigualdad de
clases sociales. Sin embargo no se trata únicamente de establecer una relación
polarizada entre alumnado anti-escuela y alumnado pro-escuela. La cuestión es
más compleja, tal y como señala Brown (1987) que afirma
que el alumnado de clase obrera tiene 3 tipos de actitudes frente a la escuela:
en primer lugar una minoría de alumnos que la rechazan totalmente, en segundo
lugar aquellos que la ven como un instrumento para ascender socialmente y por
último un grupo de alumnos que la aceptan la escuela con normalidad.
Es en la ESO donde se observa de manera más notable la existencia de un
conflicto de intereses entre el profesorado y alumnado. Por una parte el
profesorado, que representa a las instituciones educativas y al orden educativo
que debe imponerse. Por otra parte el alumnado, caracterizado por su
composición social y su heterogeneidad, rechaza la autoridad
educativa encarnada en los profesores y las profesoras y defiende
planteamientos de entretenimiento con la aspiración de aprobar y sacar el
curso.
En la escuela se producen conflictos entre estos dos grupos por culpa de la
organización institucional existente, ya que es posible que los conocimientos
que ofrece la escuela y el modelo de trabajo que implican no se
correspondan a la demanda, intereses y disposición cultural del alumnado más
conflictivo.
Feito (2010) afirma que este conflicto surge por la dificultad de la escuela a
adaptarse a los nuevos tiempos, una escuela que aún no ha sabido adaptarse a la
sociedad posmoderna, a la sociedad del conocimiento.
El remedio que plantean Apple y Beane(2000) trata de construir un curriculum
democrático que establezca relaciones entre la cultura de la escuela, la
cultura académica y la cultura propia de los alumnos/as. El currículum
democrático da la posibilidad a estos de ser escuchados.
FUNCIÓN SELECTIVA Y EVALUACIÓN
Es cada vez más frecuente que los centros escolares dediquen algunas horas
a temas de valores, de cómo ser personas más solidarias y más sociables.
También, en algunos centros, están haciendo grupos de niños y niñas etiquetados
como conflictivos, poco trabajadores o desmotivados para el aprendizaje.
Las relaciones sociales que se dan dentro del centro educativo, y , en concreto
dentro del aula, tienen una incidencia directa en el éxito o el fracaso
escolar. Una escuela pensada desde y para la cultura hegemónica ha llevado a
que, bajo la pretensión de observar las diferencias se mantengan con un sector
del alumnado actitudes y relaciones propias de una pedagogía y un currículo de
máximos, es decir, basadas en el esfuerzo y la competitividad mientras que con
otro sector se tiene un trato diferente propio de la pedagogía y currículo de
mínimos, es decir, basadas en la sociabilidad y la “felicidad”.
Estas prácticas incrementan dentro del aula estereotipos acerca de algún alumno
que por el hecho de tener, por ejemplo un ritmo más lento de aprendizaje y por
tanto se catalogan. Se llega así a la división o distribución por niveles del
alumnado bajo criterios como el del ritmo d aprendizaje. Este tipo de
situaciones lleva a unas relaciones sociales dentro del aula que contribuyen a
bajar la autoestima de este alumnado, a reducir sus expectativas de futuro y a
desmotivarse.
Cuando las prácticas educativas y las relaciones sociales que se dan en el aula
se basan en las altas expectativas, el lenguaje positivo y la resolución de
conflictos a través del aprendizaje dialógico facilitan el éxito escolar. Las
relaciones basadas y mediadas por el diálogo igualitario generan solidaridad,
motivación y superan el absentismo. Del mismo modo, el no distribuir el
alumnado por niveles de aprendizaje y mantener las altas expectativas para todo
el mundo contribuye al aumento de la autoestima y a la aceleración del
aprendizaje, superando los prejuicios y el etiquetaje.
Una forma de llevar a cabo y de concretar este aprendizaje dialógico es a
través de los grupos interactivos. Esta multiplicación de interacciones genera
una gran aceleración del aprendizaje. Se fomenta que se establezcan
interacciones entre el alumnado, porque tanto el que explica como el que es
explicado están aprendiendo más y la riqueza que se da con la entrada de otras
personas.
Los grupos interactivos permiten que dentro del aula se establezcan más
interacciones para que los estudiantes aprendan los unos de los otros. Este
tipo de relaciones fomentan la solidaridad y avían la segregación de los y las
que no siguen el ritmo del resto. Todo ello requiere partir del convencimiento
de que los alumnos y alumnas tienen más capacidades de las que normalmente
utilizan en el contexto escolar, de modo que, en vez de partir de los mínimos
nos dirigimos hacia la consecución de los máximos.Pero ¿cómo logramos los
máximos? Es más fácil si felicitamos a los niños y niñas cuando hacen las cosas
bien, resaltando sus éxitos, cuando fomentamos la autoestima de todos por
igual, y cuando favorecemos que los niños y niñas controlen su propio proceso
educativo y se ayuden mutuamente.
El objetivo de este tipo de prácticas, centrado en que estos alumnos y alumnas
recuperen el ritmo y vuelvan a incorporarse en su grupo , no se llega a
alcanzar nunca o casi nunca. Más bien al contrario, lo que sucede es que esos
chicos y chicas , al sentirse etiquetados y etiquetadas, en quienes el profesorado
vierte un tipo de expectativas bajas, ofreciendo unos aprendizajes de mínimos y
no de máximos, van distanciándose cada vez más del ritmo de aprendizaje del
resto, incrementando los conflictos , disminuyendo la motivación y aumentando
el absentismo.
Por el contrario la tendencia de otro tipo de prácticas educativas en el aula
es la de no sacar a ningún alumno del aula. Y no solamente eso sino que dentro
de la propia aula se crean grupos, en este caso heterogéneos, según criterios
de ritmo de aprendizaje, de etnia y género. Este hecho genera una gran
aceleración del aprendizaje.
Fruto de investigaciones y de experiencias en otros países y en el nuestro han
demostrado que las agrupaciones por rendimiento (bajo criterio de grupos
homogéneos) no dan resultados positivos sino que generan un mayor retraso. Por
otro lado los grupos heterogéneos han tenido y tienen resultados positivos en
el aprendizaje y en la convivencia dentro del aula.
Este ambiente de aprendizaje y solidaridad que comparten alumnado permite que
aquel alumno rezagado se acerque al ritmo del resto. En este caso se están
teniendo en cuenta las diversidades, entendiéndolas como camino hacia la
igualdad.
Del mismo modo, la evaluación cumple una función selectiva. Existen diversas
formas de evaluar: pruebas objetivas, tests, exámenes, evaluación continua…No
todas actúan del mismo modo sobre los alumnos pero, en definitiva, todas
cumplen la misma función, seleccionar quien aprueba y quien suspende, este
hecho constituye el elemento clave del poder y contribuye a la jerarquización y
selección del alumnado.
Para acabar, remitiéndonos a las teorías de Pierre Bourdieu o Jean-Claude
Passeron, defienden que el sistema educativo no es neutro respecto a la clase
social, es decir, el funcionamiento del propio sistema educativo y la forma en
que ejerce la transmisión cultural, explica que determinados grupos tengan
prácticamente garantizado el éxito o el fracaso en su paso por el sistema de
enseñanza.
Según Basil Bernstein los niños de diferentes extracciones desarrollan diversos
códigos lingüísticos, asociado a pautas socializantes vigentes en las familias
de distinto origen social. Distingue entre el código lingüístico elaborado y el
código restringido; las diferencias entre ambos se refieren tanto a los aspectos
sintácticos, gramaticales o de vocabulario como a las estructuras de
significado que operan en cada uno de los códigos. Esto cobra suma importancia
en la escuela, ya que esta se expresa con el código lingüístico elaborado,
generando así grandes dificultades para los extractos sociales de clase baja.
Función de cambio en la escuela
La escuela la podemos
considerar una institución social, la cual, desempeña múltiples y diversas
funciones que responden a necesidades concretas en la sociedad en la que actúa.
Estas funciones las podemos dividir en dos tipos, por un lado las manifiestas,
meramente socializadoras, es decir, toda la rama del saber académico. Y por
otro lado, las ocultas/latentes con un carácter político. Por lo tanto, la
escuela posee dos dimensiones aparentemente contradictorias: una de
reproducción y otra de cambio. Esta es una de las características de cualquier
institución social. La primera dimensión, la de reproducción, se encarga de
reproducir las diferentes desigualdades sociales en la escuela y la segunda, la
de cambio, radica en favorecer las condiciones para su renovación y su
transformación.
Los diferentes protagonistas sociales
(profesores, alumnos, padres, etc.) presentes en un contexto histórico
determinado y la correlación de fuerzas entre ellos condicionarán las distintas
funciones asignadas a la escuela dentro de los subsistemas sociales.
Relacionándolo con las reformas educativas, los grupos sociales las defienden
por distintas necesidades. La escuela satisface y despierta la conciencia
cívica en los alumnos como futuros ciudadanos debido a las necesidades sociales
que van surgiendo. Si la reforma apuesta por la calidad educativa de la escuela
y da por seguro el acceso a la educación en igualdad de condiciones, garantizará
que disminuirán de manera significativa las diferencias sociales entre clases o
grupos.
Por el contrario, si la reforma atiende a
un modelo de sociedad, asegura el acceso de todas las clases sociales al
sistema educativo y garantiza un tiempo mínimo de escolaridad. De este modo, la
reforma servirá para mejorar, reproducir y legitimar las desigualdades sociales
en la escuela.
Para concluir la tensión entre la
reproducción y el cambio tienen un único objetivo: asegurar que la desigualdad
social sea interiorizada por cada persona. La institución escolar reproduce la
sociedad cuando se adueña de la ideología de los grupos sociales dominantes que
conviven en ella, es decir, se pone al servicio de una sociedad desigualitaria.
La teoría credencialista
La teoría credencialista ( Randall Collins) parte de las ideas de Webber sobre
los grupos de estatus y su diferencia con la clase esta teoría cuestiona la
idea de que la educación aumenta la productividad en el trabajo y por el
contrario mantiene que los títulos académicos actuarían como certificados de
pertenencia a grupos de estatus que compartirían cultura, visión del mundo y
valores comunes. También limitarían el acceso a posiciones de estatus
por las exigencias de determinadas credenciales. En la misma línea surge la
teoría del etiquetamiento de la mano de Arrow (1973) y Spence (1973) para esta,
los títulos académicos serían una etiqueta que indicaría a los empleadores cual
es el potencial formativo de los universitarios, sus capacidades y destrezas para
el desempeño en el trabajo.
La utilidad de los títulos académicos para etiquetar, depende del número de
universitarios que tienen una titulación determinada.
Para el credencialismo, la falta de relación entre las habilidades aprendidas
de los años de escolarización y el desempeño en el lugar de trabajo sería la
causa de diferentes procesos; por un lado causaría una subida de precio de
credenciales al demandar los altos cargos una mayor titulación para
el mismo empleo. Por otro lado, se producirá el efecto ‘’Piel de cordero’’ que
consiste en que dependiendo de si posees un diploma o un título habrá una
retribución u otra. Y por último la sobre-educación, que es un gran número de
trabajadores que tengan titulaciones superiores a las que su trabajo requiere.
La parte débil de la teoría de este autor es que ignora el currículo escolar y
las interacciones en las instituciones educativas. Deja de lado también la
intervención del Estado en la expansión educativa y como este canaliza los
movimientos sociales a movimientos o lucha por posición.
Las políticas de mercado pueden estudiarse atendiendo a la
clasificación que hiciera Esping-Andersen(1990) a la que añadimos las
comtempladas en Bukodi (2008).
Dentro de las políticas de mercado existen varios modelos. El modelo orientado
a la familia se considera un subtipo del modelo orientado a la transferencia,
que éste consiste en proteger el nivel de vida de aquellos que no forman parte
activa de la fuerza de trabajo.
Por lo que concierne al modelo orientado a la familia, predomina en los países
del sur de Europa (Portugal, España, Italia y Grecia) y se
diferencia en dos cuestiones, primero que su nivel de protección a
desempleados por parte del estado es más moderado. Y en segundo lugar, la
importancia de capital social y redes de parentesco, tanto como soporte en
casos de desempleo como por ser una vía de acceso importante al empleo. Esta
segunda característica, ayuda a sostener una situación que permite y requiere
de los jóvenes cada vez períodos más largos dedicados al estudio, quienes
necesitan más tiempo para buscar un empleo, y que viven más tiempo con sus
padres.
Según la gráfica podemos ver la situación de los jóvenes, con edades
comprendidas entre 15 y 29 años, en España (2006). Los
valores más bajos en los que solo han sido escolarizados , son en la edad de 29
años, con un 1.8; en los escolarizados y que solo trabajan, en la edad de 16
años con un 3.5; los no escolarizados trabaja con contrato
indefinido, en la edad de 16 años con un 0.2,; en los no escolarizados y
trabaja (autónomo, negocio familiar sin sueldo), en la edad de 16 años con un
0.1; y por último, los no escolarizados y no trabaja, a los 16 años con un
10.9. Por otro lado los valores superiores serían, solo escolarizados , a la edad
de 15 años con un 100.0; escolarizado y trabaja, en la edad de 21 años con un
11.1; no escolarizado y trabaja con contrato indefinido, en la edad de 29
años con un 40.5; no escolarizado y trabaja con contrato
temporal, a la edad de 23 años con un 30.8; no escolarizado y trabaja
(autónomo, negocio familiar sin sueldo) a la edad de 29 años con un 9.0; y por
último, no escolarizado y no trabaja, a la edad de 16 años con un 10.9.
PODER Y CONTROL EN LA ESCUELA
Según Habermas (1987) las relaciones sociales se pueden establecer a partir
de pretensiones de poder y/o pretensiones de validez. Las primeras parten de la
posición que ocupan quienes establecen las relaciones, las segundas parten de
los argumentos que dan independientemente de su posición de poder. Las primeras
alimentan argumentos de fuerza y las segundas alimentan la fuerza de los
argumentos.
En las relaciones basadas en pretensiones de poder entre el profesor y alumno
se ensalza la opinión del profesor por encima de cualquier argumento, es decir,
lo que importa es la posición que ocupa el maestro y las relaciones de poder
que se establecen en el aula. Por el contrario, las relaciones basadas en
pretensiones de validez simbolizan el caso opuesto, es decir, dejar a un lado
el rango de poder que ocupe el maestro teniendo en cuenta otras opiniones y
siendo consciente de que él no siempre tiene la razón en el aula.
A nivel mundial, las escuelas que han pasado no sólo a defender sino a fomentar
y a generar en sus prácticas educativas las relaciones basadas en pretensiones
de validez están consiguiendo no solo un ambiente de trabajo motivador y
solidario sino también superar el fracaso escolar y conseguir mejores
resultados académicos de su alumnado. Sin embargo, las relaciones sociales que
se establecen en la mayoría de las aulas y que el alumnado ve entre el
profesorado, están basadas en pretensiones de poder. Bajo estas dinámicas, lo
que se logra es deslegitimar los valores que intentan transmitir.
Los centros educativos más basados en pretensiones de validez y menos en
pretensiones de poder establecen una colaboración estrecha y horizontal entre
profesorado, alumnado, familiares, y comunidad. Ningún aspecto curricular queda
al margen de esa colaboración, tampoco el trabajo de los y las profesionales ,
el voluntariado y los familiares que entran en el aula, además del profesor o
profesora habitual, para ayudar al alumnado que, en caso de no estar ellos,
serían segregados fuera del aula. Con la participación de todas estas personas,
los y las estudiantes siguen los mismos objetivos curriculares que el resto en
un ambiente solidario y de superación de los conflictos. El diálogo igualitario
que se establece supone que cada persona haga su función sometiendo sus
actuaciones al debate colectivo y a la cooperación con las demás personas.
Con la colaboración de otras personas en el aula y con la dinámica de
solidaridad que se crea entre el alumnado los conflictos se van reduciendo. De
este modo, la paz se asume no como algo impuesto, sino como algo construido
entre todos y todas.
Las prácticas educativas que defendemos no se basan ni se pueden basar en
teorías que consideran que todas las relaciones son de poder como hace la
perspectiva genealógica de Foucault o la deconstruccionista de Derrida. Que en
toda relación humana hay relaciones de poder es algo indudable que sostienen
todas las teorías sociales actuales. Pero que solo son de poder y que no hay
también validez es algo que solo pueden sostener teorías que no están a favor.
ni de la sociología ni de la democracia y la igualdad en las escuelas. No están
a favor de la sociología porque toda ciencia social se basa en un tipo
particular de pretensiones de validez que son las pretensiones de verdad.
Quienes afirman que todas las relaciones son de poder, consideran que no hay
verdad para ser buscada por ninguna ciencia, sino que se impone como verdad lo
que dice el poder. Tampoco pueden estar a favor de la democracia y la igualdad
en las escuelas porque estos valores se basan en otro tipo particular de
pretensiones de validez que Habermas denomina pretensiones de rectitud moral y
que establecen que la democracia es mejor que la dictadura y la igualdad mejor
que la desigualdad. Quienes afirman que todas las relaciones son de poder
afirma que tanto son relaciones de poder la dictadura y la democracia como la
igualdad y desigualdad.
En sociología el concepto función tiene 2
significados. El primero designa las tareas, los deberes o las
responsabilidades de una persona que ocupa un puesto o practica una profesión.
También tiene un sentido matemático cuando profundizamos relaciones de
dependencia entre 2 objetos de estudio. El concepto de función tiene finalmente
un sentido “biológico” que está en el origen de lo que se ha dado en llamar el
funcionalismo o los funcionalismos en la sociología y en la antropología
(Rocher, 1983) , al hablar de las funciones sociales de la educación
utilizaremos el concepto de función como la contribución que aporta un elemento
a la organización o la acción del conjunto del que forma parte (Rocher, 1983) o
también toda la consecuencia observable y producida por la presencia de un
elemento dado en el seno de un sistema social que aumenta o mantiene su grado
de integración de dicho individuo en el sistema (Giner, 1999). Hablando de las
funciones que favorecen la reproducción y las que propician el cambio es
necesario destacar que los distintos actores sociales presentes en un contexto
histórico determinado y la correlación de fuerza existentes entre ellos
condicionaran la naturaleza y la intensidad de las funciones asignadas a la
escuela en las distintas partes de los subsistemas sociales sobre los que
actúa.
Por otro lado los contenidos formales y manifiestos de cualquier
currículo escolar, considerados formativos o instrumentales se relacionan sin
aparentes contradicciones con los principios ideológicos que encontramos en la
actividad escolar y que surgen del modelo de sociedad dominante. Así, la
historia suele ser la de “los hombres “en lugar de la de “la especie humana”.
Si la reforma apuesta decididamente por una escuela considerada de calidad que
asegure el acceso a toda la población en igualdad de condiciones. Por otro lado
si la reforma educativa se pone al servicio de un modelo de sociedad en el que
se asegura formalmente el acceso a todos los españoles al sistema educativo
durante el mínimo de 2 años y en las mismas condiciones, compensando parcialmente
las diferencias de origen mediante becas y ayudas, y se deja a la madre
naturaleza que haga el resto, entonces la reforma solo servirá para mejor
reproducción y legitimación de las desigualdad de origen que existe entre los
alumnos y las alumnas cuando ingresan en la escuela.
EVALUACIÓN DE LA LOMCE
Aspectos positivos:
Buena flexibilización de los itinerarios y potencia la formación profesional;
por lo tanto, facilitará que los alumnos que no deseen continuar con la
educación universitaria puedan recibir una educación de buena calidad, llamada
formación profesional de grado superior.
Esta ley tiene resultados positivos, tanto en países desarrollados como
Alemania, Austria y Holanda a pesar de que la profesionalización es temprana.
De hecho, esta elección temprana en muchos países solamente favorece la
precariedad.
La libertad de enseñanza, no importará al centro que se vaya ni las
características de este, ya que en todos los centros se imparte la misma
enseñanza.
Por parte del profesorado debe verse motivado y motivo para mantenerse
competente por la existencia de las revalidas y que sus alumnos deban
superarlas con éxito.
El hecho de existir revalidas presenta la oportunidad de saber qué tipo de
resultados tiene ese centro pudiendo elegir en consecuencia a los centros que
enviamos a nuestros hijos.
Mayor libertad vocacional al dejar de existir el último curso de la enseñanza
obligatoria (4º de la ESO). Ello permite que el alumno elija su camino más
tempranamente para hacer lo que realmente desea estudiar.
Aspectos negativos:
No tienen en cuenta la formación de las personas
adultas.
Segregación por sexos, es decir, se pretende separar a los chicos y las chicas,
supuestamente para dar una mejor enseñanza. Además, no se tiene en cuenta
medidas que favorezcan la igualdad y la regulación del mercado de trabajo; ya
que discrimina a aquellos estudiantes que opten por una formación profesional.
Debido a la existencia de las revalidas el profesorado no podrá explicar
adecuadamente los contenidos en los cuales el alumnado tengan más dificultades,
ya que todo el contenido debe de haberse “dado” al llegar a dichas pruebas.
Estas pruebas desmotivan tanto a alumnos como maestros, ya que “ya se lo han
currado suficiente” durante el curso.
Se promueve que haya tensiones entre los distintos centros compitiendo por
tener los mejores alumnos para las pruebas.
El proyecto de ley solamente mira por los intereses de las empresas y no por
los intereses de la educación.
(Cabe decir, que todos los aspectos nombrados anteriormente tienen doble
moralidad; ya que tanto aspectos positivos como negativos, pueden dejar de
serlo dependiendo del prisma desde donde se observe).
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