05 Dic
Industrialización en España y Desequilibrios Territoriales
La Primera Revolución Industrial en España
El inicio de la industrialización en España se llevó a cabo en el siglo XIX. Entre 1830 y 1860 se duplicó la producción industrial, con ejemplos destacados como el tejido catalán y la siderometalurgia asturiana. Sin embargo, este proceso se vio interrumpido por la inestable situación político-social y una serie de limitaciones:
- Baja densidad de población
- Desigual distribución de la renta, reduciendo la demanda de manufacturas
- Predominio de una estructura económica agraria
- Escaso desarrollo urbano, de la burguesía y de la clase media
Además, la inversión exterior de países más industrializados, que adquirieron gran parte de las minas españolas, convirtió a España en exportadora de materias primas. El desarrollo industrial fue desigual, favoreciendo a regiones como Cataluña, Valencia, País Vasco y Madrid, que ofrecían mayores ventajas comparativas. La Primera Guerra Mundial, con un incremento de las exportaciones en ciertos sectores, impulsó una fase de crecimiento sostenido, con tasas anuales de crecimiento del VAP industrial superiores al 5%, hasta la crisis de 1929.
Tras la Guerra Civil, la postguerra implicó un control estatal de la economía. La política autárquica, junto con la escasez de tecnología, energía y capital, retrasó la recuperación de los niveles de producción industrial de 20 años antes (hasta 1950). En esta etapa se creó el Instituto Nacional de Industria (INI), que contribuyó a aumentar el peso de la gran empresa en sectores con alta capitalización. La distribución territorial en la primera mitad del siglo XX continuó con la concentración industrial.
Planes para Paliar las Desigualdades
Planificación Económica y Desequilibrios Regionales
La década de 1960 fue un período expansivo para la economía española, con cambios en el sistema productivo que consolidaron los desequilibrios regionales y un modelo de crecimiento polarizado. Se generaron importantes desequilibrios regionales en producción y ocupación. La localización industrial se concentró en áreas de tradición manufacturera, con una relativa difusión a provincias cercanas a las principales áreas metropolitanas. Esta polarización también afectó al aprovisionamiento de materias primas y energía, así como a los flujos de capital, canalizando los ahorros de las regiones más pobres hacia las más ricas.
Soluciones Administrativas para Corregir Desequilibrios
En la década de 1960 se inició una política de desarrollo regional con objetivos reequilibradores. Las medidas buscaban incentivar la localización de empresas en áreas menos desarrolladas y moderar la congestión en grandes ciudades. La principal acción se orientó a la selección de Polos de Promoción y Desarrollo Industrial, con el objetivo de promover ciudades medias y facilitar la difusión de actividades productivas.
Resultados de la Política de Polos de Desarrollo
Los Planes de Desarrollo pretendían el desarrollo industrial mediante diversas medidas, lo que resultó en un incremento del PIB y la urbanización, pero también en un aumento de las desigualdades sectoriales, sociales y territoriales. La llegada de multinacionales modificó las pautas de localización industrial, buscando reducir costes y situarse cerca de mercados de consumo, trabajo y capital. Las áreas de mayor densidad de ocupación no experimentaron grandes beneficios con la política industrial del franquismo.
Figuras de Planificación
- ZUR (Zonas de Urgente Reindustrialización): Promovían inversiones para generar empleo en ciudades afectadas por pérdidas de ocupación.
- GAEI (Grandes Áreas de Expansión Industrial): Implementadas en Andalucía, Castilla y León, Cantabria, La Rioja, Castilla-La Mancha, Extremadura y Galicia.
Ayudas Europeas
La Unión Europea también incidió en la política para paliar las diferencias regionales en el desarrollo industrial. Los instrumentos para coordinar las ayudas fueron el FEDER y el FSE, incentivando proyectos nuevos, de ampliación y de modernización tecnológica.
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