12 Jul

Colaboración y Agresión

El «Caso Genovese»

El 13 de marzo de 1964, Kitty Genovese fue atacada en la puerta del edificio de apartamentos donde vivía, en Nueva York. Tras huir el agresor debido a los gritos de un vecino, regresó y apuñaló varias veces, robó y violó a la chica. Kitty no dejó de pedir auxilio hasta que ya no pudo seguir haciéndolo. En ese paso del tiempo, un número indeterminado de personas pudo ver lo que ocurría. Nadie hizo nada eficaz por ayudarla, ni siquiera llamar a la policía.

En busca de una explicación: ¿por qué no ayudaron?

Todos pensamos que eso ocurrió porque los vecinos de Kitty eran gente egoísta, cobarde e insolidaria; y que si nosotros mismos hubiéramos estado allí ella no hubiera muerto. Al hacer esto estamos cayendo en ‘el error fundamental de atribución’: las personas se comportan de una manera porque son de una manera. Darley y Latané eran dos psicólogos que trabajaban en Nueva York. Como el resto de los neoyorquinos, estaban horrorizados por lo que había ocurrido en el caso Genovese, pero no les satisfacía la explicación centrada en la cobardía-insolidaridad de los espectadores, decidieron examinar la situación para descubrir qué había en ella que les llevó al no actuar. La respuesta que dieron fue que los vecinos no la ayudaron porque eran muchos y ninguno de ellos se sintió personalmente responsable de terminar con la agresión. De momento, esta explicación era solamente una hipótesis, se podría probar su validez comprobando experimentalmente que, en situaciones análogas, las personas ayudan o no en función del número de posibles intervinientes.

Buenos Samaritanos: Condiciones para que uno ayude a su prójimo

Imaginemos que estamos en el pasillo del Centro de Estudios y vemos que a un profesor se le cae una cartera y se desparrama por el suelo todo su contenido. ¿Le ayudas a recogerlo? No todas las personas somos iguales, así que podemos suponer que habría alumnos que en todos los casos ayudarían al profesor, otros que en ningún caso le ayudarían y finalmente un tercer grupo, probablemente el más numeroso, que le ayudarían o no dependiendo de las circunstancias. Por ejemplo, si en el pasillo no hay nadie más es probable que la ayuden, pero no lo harán si hay otras 10 o 15 personas, (¿por qué tengo que ser yo, si hay otros que también pueden ayudar?). Esto último es lo que pensaron los vecinos de Kitty Genovese.

Además del número de ayudantes potenciales, hay otros factores que determinan la probabilidad de que una persona acuda o no en ayuda de otra. Darley y Latané señalan cinco fases en el proceso:

  1. Percepción del hecho.
  2. Interpretación del mismo como una emergencia que requiere ayuda.
  3. Asunción de la propia responsabilidad para responder a esta emergencia.
  4. Elección de una forma de ayuda.
  5. Acción de ayudar.

La Agresión

Se entiende por agresión cualquier comportamiento dirigido a hacer daño a otros. La agresión puede ser física o psicológica, también puede ser voluntaria o involuntaria, instrumental u hostil, etc. La mayoría de los psicólogos admite tres clases de factores del comportamiento agresivo:

  1. Existen aspectos biológicos y fisiológicos que predisponen hacia actitudes violentas. Está comprobada la existencia de factores genéticos en los estudios sobre agresividad animal y sobre gemelos idénticos en el hombre. También se ha comprobado la relación entre los altos niveles de testosterona y conducta agresiva, la castración de los animales implica automáticamente la eliminación de su agresividad.
  2. En todo acto de agresión, intervienen influjos externos que la desencadenan, dichos influjos pueden ser percibidos de manera consciente por el individuo o ser inconscientes para él.
  3. La educación recibida condiciona nuestras respuestas violentas. Además, se puede afirmar que se aprende a ser agresivo y que pueden darse ciertos refuerzos sociales que afianzan nuestra conducta hostil.

Medios de Comunicación y Percepción de la Realidad

La realidad de los medios de comunicación de masas ha evolucionado mucho en pocos años. Un salto cualitativo se dio hacia la mitad del siglo con la llegada de la televisión: el medio por excelencia que demostró mayor poder de influencia. La otra revolución fue Internet que queda como referencia fundamental de los medios de comunicación de masas. Se estudia el papel de los medios de masas como modificadores de actitudes, especialmente en niños y fundamentalmente en relación con la violencia, la pornografía y la discriminación social. Aunque la teoría de que la simple contemplación de un hecho induce a imitarlo parece excesivamente simplista, existe un consenso general, basado en comprobaciones empíricas, sobre la verdad o al menos alta probabilidad de afirmaciones como estas:

  1. Existe una correlación estadística fácilmente comprobable entre la cantidad de violencia contemplada por niños y adolescentes y el número de delitos violentos.
  2. El elemento decisivo en cuanto a los efectos de la contemplación de violencia no es tanto la cantidad de violencia sino el hecho de que esta sea reforzada.
  3. No se ha comprobado nunca que el consumo de películas, imágenes e hijos de violencia pueda servir como vía de escape de la agresividad que, de otro modo, produciría consecuencias indeseables.
  4. La contemplación reiterada de la violencia, sobre todo por los niños y adolescentes, aparte de producir la percepción deformada de la realidad, bastante menos violenta de lo que aparece en los medios, genera sensibilidad ante el sufrimiento y la muerte.
  5. Los efectos anteriormente expuestos son tanto mayores cuanto más realista y próxima a la situación del espectador se presenta la violencia.
  6. Se ha comprobado también la relación entre el consumo de pornografía y el desarrollo de actitudes violentas o denigratorias contra las mujeres, o al menos de una pérdida de sensibilidad frente a hechos como violaciones y agresiones sexuales.

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