07 Jul
La incorporación de las nuevas tecnologías al sistema educativo puede realizarse en dos campos: en el ámbito de la administración y gestión del centro, y en el ámbito de la docencia. Su integración en la docencia requiere una determinada planificación curricular, de centro y de aula, con objeto de que responda a las necesidades educativas.
La escuela hoy debe compaginar la transmisión calmada de una cultura y valores universales, con las exigencias de una sociedad de la comunicación: la transmisión de información de carácter utilitario de manera acelerada. Por tanto, debe asumir el reto de preparar ciudadanos para la sociedad del conocimiento en el que la formación supone un desafío constante.
La integración de las TIC en el currículo requiere una filosofía de partida que valore sus posibilidades didácticas en el proceso educativo, asumir un cambio de rol del profesor y del alumno y la concreción de las prescripciones del DCB en un proyecto curricular que incorpore las nuevas tecnologías como estrategia de individualización educativa. Las dos primeras han sido explicadas anteriormente, por lo que me centraré en la tercera.
Concreción de las prescripciones del Real Decreto de enseñanzas mínimas en proyectos curriculares que incorporen las TIC como estrategia de atención a la diversidad o individualización
La incorporación de las nuevas tecnologías requiere, en primer lugar, atender a la formación del profesorado. Es un medio que le exige al profesor tiempo, esfuerzo y preparación, al tiempo que se considera como un elemento de reconocido prestigio social. Le plantea al profesor el desafío de un intercambio de papeles, ya que los alumnos con frecuencia son más expertos que los profesores.
El profesor debe plantearse y asumir que las nuevas tecnologías no van a poder sustituirle. Ahora bien, hoy en día el profesor casi de manera irremediable debería acercarse a ellas, conocerlas y dominarlas en cierto grado para poderlas incorporar con eficacia a su tarea docente. Por ello, en su formación, hay tres ámbitos concretos que se deben atender: la integración curricular del software comercializado; las herramientas de autor para el desarrollo de materiales didácticos y las posibilidades formativas de Internet.
Habría que formarle en la capacidad de análisis y selección de software adecuado a sus demandas y necesidades docentes, es decir, enseñarles a evaluar la capacidad tanto técnica como didáctica de los programas que se comercializan en relación a sus necesidades y objetivos.
Esta selección de software supone conocer en profundidad el contenido de los programas, sus limitaciones técnicas y posibilidades y valorar la bondad de la relación coste-eficacia. Frente al software educativo comercializado, que de alguna manera limita las posibilidades de intervención del profesor en el aula, las herramientas de autor permiten al profesor un uso mucho más limitado, y, a su vez, personalizado de integración de las nuevas tecnologías en el aula.
Hay herramientas que favorecen una metodología basada en la autogestión y el trabajo cooperativo, que crean entornos de aprendizaje que permiten al alumno tanto acceder de un modo flexible a los contenidos en torno a un tema como explorar sus aplicaciones, consultar un glosario de conceptos, acceder a materiales, resolver problemas, etc.
La formación a través de la red fomenta en el alumno la autonomía personal, la capacidad de autoaprendizaje y autoformación, así como la capacidad de autorregulación y autoevaluación de los procesos de aprendizaje, al mismo tiempo que en el profesor favorece el trabajo en grupo, propiciando la elaboración de recursos educativos de mayor calidad.
A partir de las funciones formación y comunicación, Internet proporciona un eficaz soporte didáctico, tanto para la enseñanza a distancia, mediante la consultoría y tutorías, el acceso a materiales didácticos online, las telebibliotecas, la clase a distancia, los centros de recursos virtuales, los centros educativos virtuales, o los servicios online de asesoramiento al estudiante. La formación del profesorado, además de intentar formar unos usuarios competentes, debería plantearse conseguir unos usuarios críticos capaces de valorar la eficacia de la utilización de estos recursos en el aula.
Recursos materiales
La selección y organización de los recursos materiales deberá responder a las exigencias de este nuevo contexto educativo. La organización de los recursos materiales ya está dependiendo de la filosofía de partida del centro, de su concepción sobre la integración de las nuevas tecnologías en el aula. No es lo mismo pensar en un aula informática que en un ordenador para cada aula. Lo fundamental, sea cual fuere el modelo de organización escolar, las nuevas tecnologías deben formar parte de la cultura escolar y ser asumida por toda la comunidad como elementos integradores. Dependiendo del aprendizaje el profesor organizará diferentes grupos.
Hay ciertas cuestiones a tener en cuenta, como que la disposición del aula, de las mesas y pasillos favorezcan el trabajo en equipo, que se dé una conexión entre los alumnos y los profesores, que la organización del material sea uso común a fin de que permita a los profesores y alumnos a acceder y disponer de él con libertad y que este esté actualizado, que el horario sea flexible y permita el máximo aprovechamiento del aula, y que haya un control de mantenimiento de los equipos
Todas ellas ponen en manifiesto la necesidad de contar con un departamento de tecnología para organizar y coordinar la puesta en práctica de la integración curricular de las TIC.
Aspectos didácticos
Esta parte se refiere al uso de las nuevas tecnologías como medio de aprendizaje de los alumnos. Las distintas aplicaciones son un medio de aprendizaje directo (encaminadas a la consecución de un aprendizaje específico) o indirecto (incorporan al sistema escolar dotándolas de un contenido formal del que por naturaleza carecen), permiten actuar de muy diferentes formas sobre el currículo ordinario.
Así el profesor en sus programaciones de aula, las puede utilizar como medio de adquisición y desarrollo de destrezas y conocimientos, como instrumentos de evaluación continua, como refuerzo a la enseñanza ya dada, como actividad de recuperación para alumnos con dificultades específicas de aprendizaje, como actividad complementaria para alumnos con alto rendimiento o como recompensa a un buen rendimiento.
Seleccionar los materiales informáticos requiere ya una labor importante de análisis de las características técnicas y didácticas de los mismos con objeto de valorar su adecuación pedagógica a los objetivos previstos.
Por otro lado, será la vía de las adaptaciones curriculares o la de opcionalidad y la acción tutorial, como medidas de tipo curricular, así como a través del refuerzo y apoyo educativo o del agrupamiento específico (medidas organizativas), las que permitan a los profesores integrar las nuevas tecnologías con objeto de atender de modo particular a los alumnos con unas necesidades educativas especiales.
Parece claro que toda esta integración depende no tanto de los recursos técnicos como del arte del profesor, del conocimiento que tenga de sus alumnos, de sus necesidades y habilidades, y de su propia motivación y ganas de mejorar.
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