26 Mar
Del año 1170 al 1190
A pesar de las variedades regionales, el románico es el primer estilo internacional de la edad media que alcanzó el grado de internacional. Se trata del arte de una época más que de un país o comarca. El nacimiento de este arte continental se enmarca dentro de un contexto histórico concreto: el terror del año mil, las peregrinaciones y el feudalismo.
La obra de Henri Focillon, el año mil, ha hecho reflexionar sobre el clima de angustia que invadió los pueblos de Europa a lo largo del siglo X. Un conjunto de circunstancias políticas (invasiones de los normandos, los musulmanes, los húngaros) crearon esta situación de inquietud, pero los hombres del año 900 le dieron una formulación religiosa, il’obscura profecía del Apocalipsis, que era interpretada como si el mundo tuviera que desaparecer el año 1000, se propagó por todas partes.
Pero para la mayoría de los cristianos del año 1000 no señalaba el fin del mundo sino simplemente el principio de una era de calamidades, de hambre y de enfermedades que realmente afectaron muchas poblaciones. La piedad, toma como acción de gracias o como refugio de temores, se expresó en una renovación intensa del arte religioso, como lo manifiestan los temas que representa la plástica románica, llenos de monstruos y de visiones infernales, y con la imagen del juicio final presidiendo la entrada de los templos que se construyeron en aquella época.
Por otra parte, la importancia que adquirieron los monasterios en el siglo XI y el hecho de que muchos conservaran reliquias de santos los convirtió en centros de afluencia de devotos. A lo largo de los caminos frecuentados por los peregrinos, y sobre todo por el camino que conducía a Santiago de Compostel.la, se fueron construyendo edificios para el culto que se pueden relacionar porque tienen un conjunto de rasgos comunes. El fenómeno de las peregrinaciones es más amplio; hay que situarlo dentro del contexto de las peregrinaciones a Roma y Jerusalén, bajo un deseo de movilidad suscitado por las cruzadas y en medio de la intensificación del tráfico comercial del siglo XI.
Todos los estudios consideran que el románico fue la manifestación artística de la sociedad feudal: non era simplemente un arte monástico sino también aristocrático, expresión de la superioridad social de los dos estamentos que ocupaban la cima de la pirámide social, el clero y la nobleza, e incluso de la identificación entre ellos. Los monjes y los nobles coincidían en la condición de terratenientes, o sea, de mecenas y de clientes casi exclusivos de los artistas hasta el siglo XIII.
Un espíritu común unía templos y castillos, para que los monasterios benedictinos se alzan arriba como una fortaleza, es decir castillos de Dios.
La visión del mundo desde arriba es paralela a la escala de valores que impregnaba la vida. Para la nobleza belicosa que iba a las cruzadas, Cristo era un héroe y no se podía representar crucificado si no era como, y la Virgen, la Señora entronizada que recibía el homenaje del caballero.
b) De estilo románico. De autor desconocido. Técnica: temple de huevo, con corladura de estuco. Apoyo: mesa. Localización: MNAC
1. en el arte románico se aprecia la voluntad de proclamar el triunfo definitivo de la iglesia cristiana
2. predominio de la temática religiosa, las historias del Antiguo testamento y del Nuevo testamento proporcionaron a los artistas múltiples motivos de inspiración
3. tendencia a llenar todo el espacio compositivo, a la geometrización y simetría, y horror vacui (‘miedo al vacío’)
4.Absència de perspectiva y suele representar mayor al personaje más importante.
5. Adaptación de las figuras en el espacio físico y al marco arquitectónico
. c) técnica del temple utiliza huevo, que lo hace más brillante y lento de secar, lo que facilita los modelados. En el siglo XV se le añadió aceite y se creó así el temple graso, que es más flexible y se adecua muy bien a la pintura realista de aquel momento.
Este frontal está pintado sobre madera de álamo con temple de huevo, presenta técnicas complementarias, como el estucado y la corladura, es decir, la aplicación de un barniz transparente teñido de color amarillento.
Las figuras y los elementos son bien delimitados. Se nota una gran preocupación por el dibujo y para reproducir la anatomía de los personajes: el artista muestra una evolución de la pintura románica y una soltura que no poseían otros pintores anteriores.
Los fondos son monocromos (azules o rojos) en los laterales y en su momento contrastaban abiertamente con la intensidad metálica de la corladura (hoy prácticamente perdida). Además del rojo y azul, también fueron utilizados el naranja y el verde oliva.
La composición, organizada a partir de grandes masas de color, destaca por su equilibrio y por la sensación de movimiento.
El frontal está dividido en cinco partes bien diferenciadas presididas por la central, en que la Virgen, enmarcada en un arco trilobulado, sostiene el Niño en su regazo.
Aunque destaca por la fuerte tendencia al hieratismo, las figuras ya son muy humanizadas. Sobre todo del Niño, que, en vez de presentarse en la típica y estática actitud de bendecir, se inclina hacia un lado como si quisiera dirigirse a otro compartimento: este gesto dinamiza la escena.
La Virgen también suaviza su actitud poniendo la mano izquierda sobre la pierna del pequeño mientras la otra reposa sobre su corazón.
Alrededor de la parte central hay unos compartimentos con escenas de la vida de la Virgen: la Anunciación y la Visitación, el Nacimiento otro lado y, debajo de estas dos, de izquierda a derecha, el Epifanía y la Presentación del Niño Jesús en el templo.
Las figuras de cada parcela están dispuestas enfrentadas simétricamente en torno a un eje central. Los cinco compartimentos están separados por un sistema de marcos en que se pueden ver elementos de estuco.
Las escenas son cerradas, excepto la de los Reyes Magos, que se dirigen hacia la madre y el niño. Los Reyes también participan en una escena abierta por el gesto del Niño, este, sin embargo, no los recibe, sino que bendice la Anunciación y la Visitación.
No hay perspectiva, aunque algunos elementos arquitectónicos, como los arcos de la Anunciación y de la Visitación y el uso de masas de colores puros contribuyan a crear la ilusión de profundidad.
Las figuras son alargadas, están cubiertas por ricas vestiduras típicas de Oriente, domina la frontalidad, características todas ellas de los mosaicos bizantinos. También observamos muchas de las características de la pintura románica: las líneas gruesas, las grandes masas de colores puros, la ausencia de perspectiva de una profundidad efectiva, la falta de preocupación por la luz, las figuras distribuidas en un mismo plano y acompañadas de un fondo oscuro y también la composición yuxtapuesta.
En Cataluña se conservan muchas de estas tablas, en cambio, son rarísimas en otros países europeos.
d) está dedicado ala Virgen. En el centro de la mesa está su imagen como Sedes Sapientae, es decir, como Trono de la Sabiduría, de la que es símbolo el Niño Jesús. Este, por su parte, es presentado bendiciendo con la mano derecha las primeras escenas de la història.esimportant, iconográficamente destacar que en el episodio de la Epifanía no están representadas las tres razas del mundo-que no aparece hasta el siglo XVI-, sino las tres edades del hombre: juventud, madurez y vejez.
Significado:
En la parte central la Virgen y el Niño presiden el frontal; presentan un tamaño superior al resto de personajes que sirve para establecer las jerarquías. La escena se completa con dos ángeles, uno a cada lado.
Los laterales se dividen en dos compartimentos cada uno que presentan escenas relacionadas con la vida de María: la Anunciación, la Visitación, el Nacimiento y la Presentación en el templo son unos pasajes importantes del Evangelio de san Lucas, mientras que la adoración de los Reyes Magos pertenece al Evangelio de san Mateo.
Función:
Los frontales de altar, también llamados antipendio, tenían la función religiosa de captar la atención de los fieles con las escenas representadas en la tabla de madera situada delante del altar.
El frontal de Santa María de Avià está dedicado ala Virgen. En el centro de la mesa está su imagen como Sedes Sapientae, es decir, como Trono de la Sabiduría, de la que es símbolo el Niño Jesús. Este, por su parte, es presentado bendiciendo con la mano derecha las primeras escenas de la historia.
Es importante, iconográficamente destacar que en el episodio de la Epifanía no están representadas las tres razas del mundo-que no aparece hasta el siglo XVI-, sino las tres edades del hombre: juventud, madurez y vejez.
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