26 May

Joan Miró

Autor: Joan Miró

Título: Interior holandés I

Cronología: 1928

Localización: Museo de Arte Moderno, Nueva York

Estilo: Surrealismo

Dimensiones: 92 x 73 cm

Soporte: Tela

Técnica: Aceite

Surrealismo

El Surrealismo aparece en 1924 con el primer manifiesto surrealista elaborado por André Breton (escritor e ideólogo del grupo). Este dio la definición:

«Surrealismo, nombre masculino, puro automatismo psíquico por el que se intenta expresar verbalmente o por escrito del auténtica función del pensamiento. Pensamiento dictado en ausencia de todo control ejercido por la razón y al margen de toda preocupación moral o estética»

En 1930 Breton elaboró un segundo manifiesto. Este movimiento también se llamó superrealismo, ya que Breton dijo:

«Creo en el encuentro futuro de esos dos estados, tan contradictorios en apariencia, como estoy en el sueño y la realidad, en una especie de realidad absoluta, de superrealidad»

Contexto histórico

Nace en el período de entreguerras, a partir de las teorías de Freud: una persona tiene el pulmón del consciente de que lo controla, pero el pulmón del subconsciente existe sin el control de la persona. Los surrealistas intentan pintar este pulmón de los sueños. Para los surrealistas la palabra discurre tan deprisa como las imaginaciones y las asociaciones verbales automáticas, idea que podía servir para la creación artística.

Teorías de Breton: AUTOMATISMO

Conocimiento de la Psicoanálisis de Sigmund Freud. El 10 de octubre de 1921 visita a Freud en su casa.

La teoría psicoanalítica se basa en la asociación libre de ideas y defiende la AUTOMATISMO. Breton ya había tenido ocasión de experimentar con técnicas derivadas de las investigaciones de Freud cuando trabajaba de auxiliar en un hospital, durante la Primera Guerra Mundial.

Practica a partir de 1921 la AUTOMATISMO (sesiones de escritura automática) y escribe «LOS CAMPOS MAGNÉTICOS».

SUEÑO

Conocimiento de «La interpretación de los sueños» de Freud, publicado en 1900.

Importancia del sueño para evadirse de la razón.

El gusto estético de Sigmund Freud era muy tradicional: Freud nunca aceptó la obra de los artistas surrealistas, solo se le interesó un poco la pintura de Salvador Dalí, que lo visitó en Londres durante la Segunda Guerra Mundial.

Características de los Surrealismo

Influencia de las teorías psicoanalíticas de Freud: importancia del inconsciente, rechazo de la omnipotencia de la razón, cierto nihilismo. Se produce un cierto cultivo del tema erótico en las dimensiones del sexo.

Propugnaban un esteticismo involuntario basado en el automatismo, en el grafismo instintivo, en el que la mano no se deja conducir por ningún dictado del pensamiento. Se busca representar el hecho psíquico elemental y puro.

Rompen con las convenciones sociales, hacen grandes excentricidades … Las típicas dichos de Dalí son un ejemplo del automatismo irracional.

Pintan formas alargadas, espacios vacíos y opresivos, metamorfosis, etc. Rasgos que se encuentran muy claros en ciertas obras de Dalí.

Principales pintores: Dalí, Miró, René Magritte, André Masson, Max Ernst, Yves Tanguy, Marc Chagall.

Automatismo

Técnica de escritura y de pintura surrealista. Se deja la mente en blanco y que la mano trace garabatos y líneas espontáneas, sin guiarla, buscando después formas que sugieran elementos reconocibles. Se suprime el control consciente de la mente y toda preocupación estética y moral, haciendo aflorar el inconsciente y los elementos psíquicos que constituyen la realidad más profunda del ser humano.

Análisis formal

Elementos plásticos

Colores vivos, brillantes, puros y planos. Destacan los primarios.

Formas que se distorsionan, muy imaginativas. Se extienden por el cuadro de manera muy particular (forma de ameba).

Tres grandes bandas de color configuran la habitación.

Elementos propios de su obra posterior:

  • Líneas de relación entre los personajes y objetos,
  • Vigorosos trazos negros que atraviesan las manchas de color,
  • Elementos naturales y rurales (animales, sol …).

Composición

La escala es jerarquizada:

Agranda considerablemente la figura del músico y también el látigo, de manera que las piernas del protagonista, en vez de aguantarlo, parece que salgan del instrumento musical.

En cuanto a la forma oval que rodea la cabeza, se diría que la cabeza se alarga a través de la blancura de la mesa, donde apenas se adivina una chica sentada mirando una partitura. Un gato juega con un ovillo de lana debajo de la mesa.

A la izquierda y en primer término un perro royendo un hueso.

En la parte opuesta vemos una huella en el suelo, un murciélago volando y, colgado en la pared, un cuadro que representa un paisaje.

Miró tradujo a su propio lenguaje el cuadro de Sorgh, que como otros pintores holandeses, la había impresionado por su precisión y el realismo.

El jefe del músico se extiende por el espacio como una forma orgánica blanca y tiene la cara de un sol enfurecido.

La mujer es una silueta también blanca, situada sobre la mesa, más difícil de apreciar.

Multitud de signos y animales. Triángulos en negro y en amarillo. Un pie en negro. Formas biomórficas. Rectángulos de colores. Filamentos en negro.

El centro de la composición es el tocador de laúd.

A su alrededor se forma una especie de remolino que crea un gran dinamismo (movimiento).

Todas las formas siguen un ritmo muy dinámico, y ocupan un lugar concreto para mantenerlo.

El resultado es una invasión de personajes, distorsionados, del mundo rural, que han ocupado toda la habitación.

Estos eran muy familiares a Miró, desde su infancia.

Los detalles del cuadro original fueron transformados por Miró en formas fantásticas.

Estilo

En las obras de Miró, anteriores a la que analizamos, basadas en paisajes catalanes, se detecta por primera vez un lenguaje muy personal, donde los objetos no tienen un valor por lo que son, sino como signo de las proyecciones personales del artista.

El cambio sobre todo empieza con la obra Paisaje catalán (El cazador), de 1923. En esta Miró ya había encontrado su lenguaje particular.

En 1923, en Montroig comienza a pintar La tierra labrada y Paisaje catalán (el cazador), que marcarán una nueva trayectoria en su obra.

En estas obras consiguió encontrar su lenguaje propio. Los objetos y figuras son reducidos a su esencia y aparecen configurados como formas orgánicas de colores planos.

Interpretación

Las figuras de Miró siempre hacían referencia a alguna cosa, persona o animal concreto. El realismo de Miró elimina elementos del cuadro, como él mismo explica. El lenguaje de Miró que se configura en los años 20 es una fusión de sueño y realidad. Nunca se dejó influir del todo por el automatismo expuesto por los surrealistas. Miró recrea una realidad (cuadro de Sorgh) con un nuevo lenguaje, cercano a una cierta inocencia infantil, alejada del pulmón del inconsciente y de los sueños. El que relaciona a Miró con el movimiento surrealista es el carácter alucinador de su obra, a través de formas de estilo naif ingenuo. Miró es el representante del primer período surrealista de los años 20, junto con Max Ernst, André Masson y Ives Tanguy, ligados al primer manifiesto surrealista de 1924. En 1928 en Bélgica y Holanda. En Mont-roig pinta los Interiores holandeses.

Función

En 1928 Miró hizo una exposición en la Galería Bernheim, en la que vendió todas las obras y recibió muy buenas críticas. Dentro del surrealismo Miró tuvo gran autonomía, prefirió recuperar la inocencia de su infancia a seguir los dictados del inconsciente profundo, como predicaban la mayoría de los surrealistas. Se inspiró a menudo en el arte de los «no instruidos», como los niños o los enfermos mentales, admirando su libertad. Junto con André Masson es considerado el representante más destacado del automatismo surrealista.

Joan Miró nace en Barcelona en 1893.

En 1907 asiste a la Escuela de Comercio de Barcelona, y al mismo tiempo en la Escuela Superior de Artes Industriales y Bellas Artes (la Lonja), donde hasta el 1910.

Expuso por primera vez en las Galerías Dalmau, en 1918, unas obras en las que se detecta la influencia del expresionismo, del fauvismo, del cubismo. En una época en la que en Cataluña el estilo imperante era el neoclásico novecentista.

En 1919 viajó a París donde conoció a Picasso.

Puede disponer en París, desde 1923 hasta 1925, del taller de Pablo Gargallo en la rue Blomet, 45, durante los meses lectivos. Pasa el resto del año principalmente en Mont-roig donde la familia tenía una casa.

Gracias a su relación y amistad con André Masson, en 1925, tiene el primer encuentro con André Breton, que visita el taller de la rue Blomet.

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