16 Sep

La Fundación se presenta como “fábula en dos partes” y, realmente, como si de una fábula verdadera se tratase, plantea al espectador el eterno problema de la realidad y la ficción. El enfrentamiento entre realidad y ficción es la clave formal bajo la que se desarrolla el drama. Sin embargo, los críticos, al día siguiente del estreno, consideraban ya esta obra como una tragedia. En La Fundación se plantean, con toda claridad, conflictos de carácter trágico. Buero la consideraba.

TEMAS

A. La condición y sentido de la existencia humana


El drama es una dura reflexión sobre la condición humana. Se proyecta sobre los espectadores para implicarlos a todos y convertirlos en personajes: todos somos prisioneros. La metáfora escénica que equipara la prisión a un agradable centro de estudios trasciende la circunstancia concreta de la obra y se amplía a dimensiones que incumben en general a la vida del hombre contemporáneo.

3 b. Dicotomía realidad-ficción (mentira-verdad):


La trama argumental se basa en la búsqueda de la verdad por parte de Tomás, proceso que también nosotros sufrimos como espectadores. De la confortable institución en la que el público se ha instalado al principio de la mano de Tomás se camina paso a paso hasta el desvelamiento total de la celda de la que, no obstante, nunca se ha salido. Es un tema habitual en el teatro de Buero: la crisis del concepto de lo real. Ya no se puede creer ni en lo que en la escena aparece como más tangible y corpóreo, pues acaso no sea todo ello sino una ilusión óptica, un “holograma”

. C. La lucha contra la alienación:

Se presenta en la obra una sociedad alienada, dominada por la opresión, la insolidaridad, la injusticia, la tortura…, que nos imponen falsas e ilusorias Fundaciones –sistemas políticos, grupos de poder…-; el hombre debe luchar para superar esta alienación y lograr la justicia y la libertad.

D. La violencia y la crueldad:


La violencia es uno de los factores claves desencadenantes de esa alienación. Se plantea en la obra directa (muerte violenta de Max) e indirectamente (detenciones, torturas, condenas). Es una violencia gratuita y cruel que se rechaza, en concreto la tortura y la pena de muerte; a ella están condenados los protagonistas. La reflexión sobre la legitimidad y sentido de la violencia genera en la obra otro debate, el de víctimas-verdugos: los cinco personajes protagonistas son víctimas de un sistema represivo (el verdugo) que los ha condenado a muerte por su ideología; cuando Asel reflexiona con Tomás sobre la crueldad del mundo, le dice: “Esta vez nos ha tocado ser víctimas, mi pobre Tomás. Pero voy a decir algo…Lo prefiero. Si salvase la vida, tal vez un día me tocase el papel de verdugo”.

E. La libertad


Sobre la anécdota concreta de estos cinco condenados se levanta una reflexión que afecta a la condición humana: el preso puede hallar el modo de fugarse y alcanzar la libertad, pero una vez fuera se dará cuenta de que todo es prisión: “Cuando has estado en la cárcel acabas por comprender que, vayas donde vayas, estás en la cárcel”. Asel, que es quien lleva el peso de este tema en la obra, reconoce que acaso la libertad y la vida toda sean “una inmensa ilusión”, pero el único modo de saberlo consiste en rechazar la inacción: “no lograremos la verdad que esconde dándole la espalda, sino hundíéndonos en ella”. La vida humana es prisión; hay una limitación que define y caracteriza al ser humano, cuyos barrotes pueden ser tan invisibles como los de la cárcel en que están encerrados Tomás y sus compañeros, pero que no por ello resultan menos consistentes. La vida solo puede ser digna si se acepta lúcidamente esa condición


. F. La locura como modo de evasión de una realidad opresiva y asfixiante. Para Buero, esa locura, que hace ver lo que no es, ha de ser superada, ya que el hombre debe afrontar la realidad por más amarga y dura que sea.


ESTRUCTURA EXTERNA: La obra aparece organizada en dos partes, rotuladas ‘Primera” y «Segunda». Entre ambas han transcurrido tres días. A su vez, cada una de ellas se divide en dos partes simplemente numeradas con números romanos. La función de estas subdivisiones es fundamentalmente escenográfica: en cada una de ellas se producen cambios en la decoración en ese laborioso itinerario que transita desde la fundación a la cárcel o desde la alucinación a la verdad en la mente de Tomás. ESTRUCTURA INTERNA: La Fundación ofrece un FINAL ABIERTO: no sabemos si los personajes que quedan vivos al final de la obra (Tomás y Lino) son llamados a declarar, y de ahí a la celda de castigo, desde donde tienen una opción de escapar, o si serán ajusticiados como Tulio. Presenta una ESTRUCTURA CIRCULAR, dado que la música que suena al principio es la misma que suena al final y el hecho de que reaparezca el “mayordomo” disponiendo las “suites” para futuros “huéspedes” nos lleva de nuevo a la situación inicial. Con ello quizás Buero deje entrever que tras una “fundación” siempre habrá otra, que siempre habrá alguien, o una Institución, en algún lugar, anulando personalidades y coartando libertades (en definitiva, alienando. Los PARLAMENTOS son, en general, rápidos y fluidos lo que proporciona ritmo a la obra. No obstante, hay algunas intervenciones más extensas, aquellas en las que el autor deja caer su opinión sobre algunas actitudes que pueden suscitar polémica: la división entre verdugos y víctimas, las torturas, la libertad…

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