09 Jul
CONTEXTO PLATÓN:
Platón desarrolló su pensamiento filosófico en Atenas al final del siglo V a.C. Y la primera parte del siglo IV a.C. En una época convulsa y de crisis política y económica, por lo que recordará su esplendor, el Imperio ateniense, pero lo que vivirá será su ocaso. El siglo V fue un momento de apogeo cultural en Atenas, en el que ésta se convierte en la capital intelectual del mundo griego, fenómeno al que los historiadores denominan “ilustración griega”. Florecen las artes, las letras, la filosofía.
El espíritu democrático ateniense promueve la participación de todo el pueblo en el progreso cultural. Se le educa el gusto estético al ofrecerse obras maestras en los monumentos públicos. Se estimula al pueblo para que disfrute de las grandes obras de la poesía trágica y cómica. La Acrópolis de Atenas, que los persas destruyeron en el 482 a.C., fue reconstruida y engrandecida bajo el gobierno de Pericles (del 443 al 429). Las esculturas del periodo clásico (s. V y IV a.C.) se caracterizan por las proporciones corporales perfectas, la idealización de las figuras, la serenidad y el equilibrio entre movimiento y estabilidad, (por ejemplo: el discóbolo de Mirón). También el siglo V a.C.
representa en Atenas la culminación de la tragedia griega y del género histórico. La tragedia se originó en torno al culto a Dionisos, cuya evolución ya con Sófocles (496-406 a. C.) y Eurípides (480-400) adquiere la forma clásica de personajes y coro con que la conocemos hoy. Además, el apogeo de la literatura dramática supuso el llevar a la escena las inquietudes personales y políticas del momento. Finalmente, Herodoto (484-420 a.C.) y Tucídides (460-400 a.C.) fundan el saber histórico como seña de identidad colectiva del pueblo. Platón tampoco fue ajeno a estos hechos ya que, por primera vez en la historia de la filosofía griega, nos encontramos con un autor que escribe admirablemente y en cuyos diálogos, repletos de mitos e imágenes poéticas, se pretende también representar la “batalla de las ideas”, es decir, los diálogos platónicos pretenden trasladar al campo de la escritura la viveza y contradicción del debate oral. En lo que respecta a la Filosofía, podemos decir que este es un momento de cambio. La sofística, la rítmica, la gimnástica y la música habían sido los ingredientes de la educación ateniense en su etapa primitiva. Pero ya no bastaban para preparar a quienes deseaban participar en el debate político. De modo que la oratoria adquiere un gran relieve. Una de las razones del nacimiento de la sofística consiste precisamente en la necesidad de cubrir esa laguna. Por otra parte, tampoco satisfacían ya los temas de la filosofía anterior centrada en la búsqueda de un principio de la naturaleza que diera unidad a las manifestaciones siempre cambiantes de la misma. La polémica terminó decantándose en dos direcciones: la de Parménides (sólo existe el ser, el movimiento es una ilusión de los sentidos), y la de Heráclito (sólo hay movimiento, no hay nada que permanezca). Relacionadas en algunos casos con las posiciones anteriores florecían en Atenas multitud de escuelas filosóficas como el pitagorismo, el atomismo… Toda esta problemática terminó dejando insensibles a los atenienses preocupados ante la situación política griega presa de fuertes conmociones sociales que exigían respuestas urgentes. De modo que se necesitaba una filosofía que atendiera más a los problemas humanos que a los cosmológicos. La legislación democrática, al permitir la participación de los ciudadanos en las asambleas, convirtió en prioritario el dominio de las artes del lenguaje (oratoria, retórica, etc.). Los debates se centraban en cuestiones políticas y jurídicas, lo que exigía con frecuencia discutir los fundamentos de la vida en común: las leyes, las costumbres, las instituciones, etcétera. También será mérito de la sofística el realizar este giro, respondiendo a las demandas del momento. Lo que importaba era saber convencer a los demás ciudadanos. Los sofistas, cuyas enseñanzas se centraban en el dominio del lenguaje, sin importarles la verdad, eran especialmente apreciados por impartir enseñanzas para adquirir estas habilidades, pero Sócrates y Platón mostraron su rechazo a unas prácticas que consideraban destructivas para la polis porque hacían que los ciudadanos desconfiaran de las leyes y las vieran como mera expresión de intereses particulares Y los políticos atenienses de la época coincidían con los sofistas en su desprecio de la verdad. Platón dará respuesta con su filosofía a unos y otros, pero sobrepasará el ámbito ético y político para constituirse también su pensamiento como explicación científica, ontológica y cosmológica. Las teorías de Heráclito y Parménides eran conocidas en la época de Platón y defendidas por sus discípulos Crátilo y Zenón. La identificación que hacía Parménides entre el pensar y el ser hizo que Platón considerara la importancia de la razón para conocer la verdad. También procede de él la división platónica del mundo en dos, sensible e inteligible, y la desconfianza hacia los sentidos. Platón entrará en contacto con la escuela pitagórica a través de Arquitas de Tarento; de ellos recibirá el interés por las matemáticas y la idea de que deberían gobernar los filósofos. A través de ellos también recibíó la teoría órfica de la transmigración de las almas de las almas. Sin embargo, la gran figura de la época de Platón fue Sócrates. De él recibíó la importancia dada al concepto y la idea de que para hacer el bien había que saber. La importancia dada por Sócrates a la moral, tanto para el individuo como para la sociedad, también fue fundamental en Platón. Y uno de los hechos que más ha trascendido de Platón es el haber sido el fundador de la Academia, la primera universidad del mundo. En ella se dedicaría a la formación de los futuros gobernantes enseñándoles matemáticas y filosofía.
«—Necesitaría efectivamente acostumbrarse,.-Identifica y explica las ideas contenidas en el texto
Este pasaje del libro VII de «La República» de Platón describe la alegoría de la caverna, una metáfora que representa la búsqueda del conocimiento y el proceso de iluminación. El narrador explica que un individuo que ha estado encadenado en una cueva toda su vida se vería obligado a acostumbrarse gradualmente a la luz exterior si fuera liberado. Inicialmente, solo sería capaz de percibir sombras, luego las imágenes reflejadas en el agua y finalmente los objetos reales. Esto simboliza el camino del ignorante hacia el conocimiento. Al principio, solo puede entender las sombras de la verdad, las percepciones distorsionadas que se le presentan. Luego, al adquirir más conocimiento, puede percibir las representaciones más claras de la verdad, como las imágenes en el agua. Desde la perspectiva de Nietzsche, la alegoría de la caverna de Platón podría interpretarse como un símbolo del concepto de «la voluntad de poder» y la búsqueda de la superación personal. Nietzsche cuestiona la idea de una verdad objetiva y universal, y en su lugar enfatiza la importancia de la voluntad y el poder en la creación de significado y valores en la vida.
-Justifica las ideas del texto desde la posición filosófica del autor del texto
Desde la perspectiva filosófica de Platón, la alegoría de la caverna expresa su teoría de las Ideas o Formas. Según Platón, la realidad que percibimos a través de nuestros sentidos es solo una sombra de la verdadera realidad, que reside en el mundo de las Ideas. En la alegoría, la caverna representa el mundo sensible, donde las personas están encadenadas y solo pueden ver las sombras de las verdaderas Formas que proyecta el fuego. Platón argumenta que el conocimiento verdadero solo se puede alcanzar a través de la razón y la contemplación de las Formas. El proceso descrito en el texto refleja esta idea: el individuo liberado de las cadenas representa al filósofo que busca la verdad. Inicialmente, solo puede ver sombras y representaciones imperfectas de las Ideas, pero a medida que avanza en su búsqueda, accede a formas más claras y verdaderas de conocimiento. El sol, que representa la Idea del Bien en la alegoría, es el objeto de contemplación final. Platón sugiere que solo mediante la contemplación del Bien se puede alcanzar la comprensión plena y la verdadera sabiduría. Así, el texto justifica las ideas platónicas sobre la naturaleza del conocimiento y la realidad, enfatizando la importancia de la razón y la búsqueda de la verdad. –
Relaciona el tema del texto con una posición filosófica de la época contemporánea
Desde la perspectiva de Nietzsche, la alegoría de la caverna de Platón podría interpretarse como un símbolo del concepto de «la voluntad de poder» y la búsqueda de la superación personal. Nietzsche cuestiona la idea de una verdad objetiva y universal, y en su lugar enfatiza la importancia de la voluntad y el poder en la creación de significado y valores en la vida. Para Nietzsche, el individuo encadenado en la caverna representa a aquellos que viven conforme a los valores establecidos por la sociedad, sin cuestionarlos ni buscar su propio camino. La liberación de las cadenas simboliza el despertar de la voluntad de poder, el impulso interno hacia la autorrealización y la búsqueda de significado personal. En lugar de ascender hacia una verdad objetiva como lo sugiere Platón, Nietzsche podría argumentar que la verdadera iluminación proviene de la exploración de uno mismo y la expresión libre de la voluntad de poder. En este sentido, la contemplación del sol representaría la realización de uno mismo y la afirmación de la propia individualidad, en lugar de la búsqueda de una verdad trascendental. Además, Nietzsche podría interpretar el proceso de acostumbrarse a la luz exterior como el proceso de superación de los prejuicios y las limitaciones impuestas por la sociedad y la moralidad convencional. La visión de las sombras y las imágenes reflejadas en el agua podría simbolizar la percepción de las ilusiones y los engaños que conforman la realidad convencional, mientras que la contemplación del sol representaría la comprensión y aceptación de la naturaleza caótica y fluida de la existencia. En resumen, desde la perspectiva de Nietzsche, la alegoría de la caverna podría interpretarse como un llamado a la afirmación de la individualidad y la voluntad de poder, en lugar de la búsqueda de una verdad objetiva y universal.
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