02 Nov
a. Autoridad vs. Libertad
En La casa de Bernarda Alba, se plantea el enfrentamiento entre la autoridad, representada por Bernarda, y la libertad, ausente en las vidas de sus hijas y su madre. Tras la muerte de su marido, Bernarda convierte su casa en una «cárcel». Su lenguaje, predominantemente imperativo, refuerza este principio de autoridad. Las presas son su familia: sus hijas y su madre. Sin embargo, no todas aceptan la condena de la misma manera. Amelia, la tercera hija, muestra sumisión, mientras Adela, la menor, se rebela abiertamente. María Josefa, la madre de Bernarda, encerrada para evitar habladurías, también representa el anhelo de libertad.
b. Realidad vs. Deseo
En la obra, el deseo, en diversas formas, no solo sexual, está presente en la mayoría de los personajes. Frente a él, se alza la realidad, encarnada en convenciones y normas sociales. Excepto Bernarda, anclada en la realidad, el resto de los personajes anhelan. La Criada desea alimentar a su hija; Prudencia, una vecina, anhela la reconciliación familiar de su marido. Poncia desea confrontar a Bernarda. El deseo se manifiesta con fuerza en las hijas, especialmente el deseo sexual, intensificado por el encierro impuesto por su madre y las convenciones sociales. La llegada de Pepe el Romano, pretendiente de Angustias, la hija mayor, desata el conflicto entre Martirio y Adela, también enamoradas de él. Pepe simboliza el deseo inalcanzable, mientras que para Angustias representa la libertad. Magdalena anhela la libertad de los hombres, mientras María Josefa sueña con casarse junto al mar y ser libre. La realidad impuesta por la sociedad frustra los deseos de los personajes, culminando en tragedia.
c. Tradición vs. Rebeldía
La obra explora la tensión entre la moral convencional y su ruptura. Bernarda encarna la tradición, imponiendo un luto riguroso y prohibiendo la interacción entre hombres y mujeres. Reprende a Adela por su abanico de colores y a Angustias por maquillarse. Critica a Paca la Roseta por su comportamiento y pide la muerte de la hija de la Librada por tener un hijo fuera del matrimonio. Adela, en su rebeldía, representa el anhelo de libertad. Sin embargo, la tradición prevalece. Bernarda dispara a Pepe el Romano (o al menos eso cree Adela), lo que lleva al suicidio de Adela, un acto intolerable para Bernarda, quien exige «buena fachada y armonía familiar». La tradición impide que la familia revele la verdadera causa de la muerte de Adela.
d. La injusticia social
Desde el inicio, se evidencia la diferencia de clases. La Criada, que trabaja por un plato de comida, mendiga por su hija. A pesar de su humildad, trata con desprecio a la Mendiga, revelando una jerarquía social implacable. Bernarda distingue entre su casta y la de los pobres, despreciando a quienes considera inferiores. Se percibe la crítica social, especialmente en el caso de Martirio, humillada por Bernarda debido a su conciencia de clase.
e. La mujer vs. el hombre
La mujer está confinada al ámbito doméstico. Las mujeres en contacto con el mundo exterior son estigmatizadas. Los impulsos amorosos o sexuales son reprimidos en las mujeres. Bernarda desmaquilla a Angustias e insulta a Adela por su relación con Pepe. La mujer es educada para el matrimonio y la sumisión al marido. El hombre, en cambio, goza de libertad. La mujer, soltera o casada, es guardiana de la honra familiar, sometida primero a sus padres y luego a su marido.
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