14 Nov
La crisis de 1917 en España
La crisis de 1917, en España, fue un movimiento general de protesta contra el decadente sistema político de la Restauración. En esta protesta intervinieron distintos sectores: militares, partidos políticos de oposición y organizaciones obreras. A pesar de la amplitud de la protesta, el movimiento de 1917 fracasó, ya que los descontentos fueron incapaces de unirse.
Frases de la crisis:
- En junio de 1917 se producía el conflicto entre los militares y el gobierno. Los oficiales del Ejército habían creado las Juntas de Defensa, asociaciones militares que reclamaban un aumento salarial y un cambio en el sistema de ascensos. Pedían que se valorase más la antigüedad en el cuerpo que los méritos de guerra, que sólo beneficiaban a los militares destinados en Marruecos. Estas Juntas fueron legalizadas por el gobierno y en junio de 1917, publicaron un manifiesto en el que hacían un llamamiento a la regeneración de la vida política española.
- En junio de 1917, tomaron la iniciativa de la protesta los partidos políticos de la oposición. A iniciativa de la Lliga Regionalista, se convocó en Barcelona una Asamblea Nacional de diputados y senadores para protestar contra el gobierno de Eduardo Dato que, ante la situación de crisis, había clausurado las Cortes e impuesto la censura de prensa. La Asamblea de Parlamentarios exigió la apertura de las Cortes, formación de un gobierno provisional y la reforma de la constitución, pero los escasos asistentes acabaron siendo disueltos por la Guardia Civil.
- A partir de agosto de 1917, la protesta antigubernamental fue dirigida por las organizaciones obreras. Los dos grandes sindicatos, la U.G.T socialista y la C.N.T. anarquista, declararon la huelga general revolucionaria. Se produjeron incidentes violentos en las zonas industriales, y el gobierno envió al Ejército contra los huelguistas. El balance de los enfrentamientos fue de más de setenta muertos, dos centenares de heridos y unos dos mil detenidos. Las Juntas militares de Defensa y los partidos burgueses de la oposición apoyaron la política represiva del gobierno. La consecuencia más importante de los sucesos de 1917 fue la formación de sucesivos gobiernos de concentración, con participación de conservadores, liberales y catalanistas moderados de la Lliga. Entre 1918 y 1923, los gobiernos fueron muy inestables y frecuentemente recurrieron a medidas de excepción para poder gobernar.
La crisis social (1918-1923). Mientras los débiles gobiernos se sucedían, la situación económica y social se fue agravando. El fin de la Primera Guerra Mundial supuso el fin de la demanda exterior de productos a la economía española y, en consecuencia, el cierre de fábricas, los despidos y el aumento de la conflictividad social, agravada aún más por la epidemia de gripe de 1918. En Andalucía, la miseria del campesinado y la influencia de la revolución soviética, dio paso al llamado «trienio bolchevique» (1918-1921). Los anarquistas y los socialistas, impulsaron revueltas campesinas en las que se quemaron cosechas, se ocuparon fincas, se repartieron las propiedades y muchos municipios llegaron a estar controlados por los comités de huelga. El movimiento campesino andaluz se extendió a las provincias manchegas y extremeñas, y el gobierno tuvo que declarar el estado de guerra. La conflictividad social fue también violenta en las ciudades industriales, especialmente en Barcelona, donde en 1919 se inició una huelga en La Canadiense, empresa que suministraba electricidad a la mayor parte de Barcelona. La huelga se extendería logrando la paralización del 70% de la industria catalana. El enfrentamiento entre trabajadores y patronos entró en una fase de extrema violencia, donde un sector del anarquismo se mostró partidario de la violencia terrorista contra los empresarios, quienes respondieron contratando a pistoleros a sueldo, el llamado Sindicato Libre. La violencia se adueñó de las calles de Barcelona y de otras ciudades industriales del país. Fue la época del «pistolerismo» (1919-1923), durante la cual se produjeron más de 800 atentados. El presidente del gobierno, Dato, fue asesinado por anarquistas y pistoleros a sueldo asesinaron al dirigente anarquista Salvador Seguí.
La intervención de Marruecos
La Conferencia Internacional de Algeciras (1906) concedió a España un protectorado sobre el norte de Marruecos, mientras que Francia se quedaba con la mejor y mayor parte. La presencia española en Marruecos no tardó en ser rechazada por las tribus rífelas organizadas en guerrillas. En 1909, un ejército español, al mando del general Pintos, que protegía la construcción del ferrocarril que uniría Melilla con las minas del Rio, cayó en una emboscada en el Barranco del Lobo, sufriendo una grave derrota.
El gobierno, presidido por Maura, temiendo por la suerte de Melilla, decidió enviar a Marruecos unidades de refuerzo compuestas por reservistas. Decisión que originó la Semana Trágica de Barcelona. Durante la Primera Guerra Mundial, el protectorado español se mantuvo en calma, pero a partir de 1918 las autoridades españolas decidieron reemprender las acciones militares. Las tropas españolas tuvieron éxito en la parte occidental, con base en Ceuta y Tetuán, pero en la parte oriental tuvieron que enfrentarse con las guerrillas de Abd-el-Krim, que ponían en peligro la plaza de Melilla. En julio de 1921, el general Fernández Silvestre se adentró en la zona montañosa de Rif, donde las guerrillas tenían sus bases. La expedición militar española estuvo muy mal preparada. Las fuerzas del general Silvestre estaban compuestas por soldados reclutados recientemente, sin preparación militar, que desconocían el terreno. Las guerrillas de Abd-el-Krim atacaron por sorpresa el puesto español de Annual, provocando la retirada en desorden de las tropas de Silvestre, que perdieron todo el territorio ocupado y sufrieron unas 13.000 bajas, incluyendo la del propio general. Las guerrillas llegaron hasta las puertas de Melilla. Tropas españolas de refuerzo (la Legión, con el comandante Franco), enviadas desde Ceuta, recuperaron las posiciones perdidas, pero el desastre de Annual provocó una grave crisis política. El gobierno dimitió y el Ejército abrió una investigación a cargo del general Picasso. Su informe (el Expediente Picasso), en el que implicaba a la Corona, nunca llegó a hacerse público. Los militares, dada la gravedad de la situación, decidieron intervenir mediante el golpe de Estado del Capitán General de Cataluña, Miguel Primo de Rivera (el 12 de septiembre de 1923), que acabó con el régimen de la Restauración.
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