29 Ago

Problema cubano y crisis del 98


Tras la independencia de la mayor parte de las colonias americanas a principios del Siglo XIX (1824), solo las islas antillanas de Cuba y Puerto Rico, y el archipiélago de las Filipinas, continuaron formando parte del Imperio español. Cuba y Puerto Rico basaban su economía en la exportación de azúcar de caña y el tabaco, en la que trabajaba mano de obra negra, sometida a esclavitud. Las duras leyes arancelarias impuestas por el gobierno de Madrid convirtieron estos territorios en un «mercado cautivo» de los textiles catalanes o de la harina castellana. Esta situación perjudicaba claramente a las islas antillanas que podían encontrar productos mejores y ma s baratos en los vecinos Estados Unidos.

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El movimiento independentista cubano se fue fraguando a lo largo del u ltimo tercio del Siglo XIX y se explica por diferentes factores:
a) La creciente conciencia política de los grupos criollos cubanos entre los cuales se van a ir desarrollando ideas de tipo nacionalista.
b) Las demandas de grandes grupos sociales cubanos a favor de la abolición de la esclavitud que todavía se manténía en la isla.

c) Los poderosos intereses económicos de los españoles peninsulares contrarios a cualquier movimiento secesionista y defensores del estatus colonial cubano.
d) La política colonial española contraria hasta el ultimo momento a cualquier concesión de autonomía a Cuba y partidaria de uso de la fuerza para aplastar el independentismo cubano e) Los grandes vínculos comerciales entre Estados Unidos y Cuba y los crecientes intereses estadounidenses en la isla.

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Por otro lado, la “Guerra de Cuba” fue un largo conflicto que, con distintos intervalos de enfrentamientos y épocas de tregua, se inicio durante el Sexenio Democrático y tuvo su desenlace final en la e poca de la Restauración. La guerra de los Diez Años (1868 -1878), fue la primera en estallar poco después de la Revolución Gloriosa cuando Carlos Manuel de Céspedes, uno de sus principales líd eres con el “Grito de Yara” proclamo la independencia de Cuba y declaro la liberación de los esclavos de su finca. Poco después, los independentistas cubanos establecieron algunas instituciones propias e iniciaron la lucha bélica contra el dominio de España.
La limitación del levantamiento a la zona oriental de la isla junto con las derrotas sufridas por las tropas independentistas frente al Ejercito español desde el comienzo de la Restauración, propiciaron la Paz de Zanjón de 1878, que daría lugar al final de esta guerra. No obstante, en 1895 el conflicto volvió a estallar ya que ni se realizaron reformas para conceder autonomía o mayor autogobierno a Cuba ni se abolió la esclavitud. Esta situación favoreció el estallido de una nueva sublevación independentista en Cuba en Febrero de 1895 con el Grito de Baire. En esta ocasión, la insurrección había sido planificada por el Partido Revolucionario Cubano, fundado por José Martí, y los rebeldes lograron extenderse por toda la isla, llegando incluso a las proximidades de La Habana. La respuesta española fue tratar de ahogar la sublevación lo antes posible, por temor a posibles repercusiones internacionales y a una probable intervención de los Estados Unidos. Tanto Canovas como Sagasta manifestaron rotundamente su voluntad de agotar todos los recursos humanos y económicos en la defensa de la colonia.  Tras el fracaso de la política diplomática y negociadora del general Martínez Campos, asumió el mando el general Valeriano Weyler que llevo a cabo una feroz guerra de desgaste basada en la superioridad militar española.

Así, Con el propósito de acabar con los apoyos de los mambises, procedió a concentrar a la población rural en zonas controladas por las tropas españolas y dividió la isla en compartimentos mediante largas líneas fortificadas, las trochas. Esta medida, aunque controlo las principales ciudades y vías de comunicación, tuvo un elevadísimo coste humano para la población reconcentrada, que empezó a ser víc tima de las enfermedades.

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Por otra parte, la opinión publica americana era favorables a la intervención militar en Cuba. Entre ellos destaco Theodor Roosevelt, que tres años mas tarde (1901) sería nombrado presidente de los EEUU. Washington ayudo a los insurrectos caribeños esencialmente por los intereses económicos (mineros y agrícolas) que tenían en la isla y por su importancia geoestrategica. En este contexto, la explosión en el navío norteamericano Maine, el 15 de Febrero de 1898 en la bahía de La Habana, que costo la vida de 254 marinos estadounidenses, propicio una furibunda campaña periodística contra el imperialismo español. Los EEUU atribuyeron toda responsabilidad del accidente a España y 19 de Abril de 1898 el Congreso norteamericano declaraba la guerra a España. La guerra fue muy breve y se decidió en el mar. Comenzó en Filipinas y siguió posteriormente en Cuba. En Junio los estadounidenses desembarcaron en Guantanamo y aunque las tropas españolas retuvieron su avance, el hundimiento de la flota del almirante Cervera en Santiago de Cuba, sentencio el desarrollo de la contienda.España firmo la Paz de París el 10 de  Diciembre de 1898 en la que cedió a EEUU la isla de Puerto Rico y Filipinas. Cuba alcanzaba la independencia bajo la “protección” estadounidense. Al año siguiente, por el tratado hispano-alemán, el gobierno español vendía sus ultimas islas del Pacífico: las islas Carolinas, las Marianas y las Palaos.

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Desde la perspectiva española, la perdida de las ultimas colonias vino a denominarse el “desastre del 98” y tuvo gran importancia en la conciencia nacional. La irresponsabilidad política de los gobiernos de la Restauración había llevado a una situación que costo la vida a miles de españoles, primero en la guerra contra los insurrectos cubanos, después en una guerra contra Estados Unidos que no se podía afrontar. Ademas, Cuba había sido una colonia donde se había implantado una nueva forma de explotación basada en el sistema de plantaciones, especialmente de azúcar, tabaco y café.

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Desde una perspectiva económica, los industriales textiles catalanes y los cerealistas castellanos se vieron privados de unos de sus principales mercados que tenían asegurados tanto por el dominio colonial como por una política proteccionista. Asimismo, la perdida de mas de 50.000 combatientes provoco una intensa conmoción social en todos los ámbitos. Así, políticos del régimen como Francisco Silvela, que escribió «España sin pulso», o intelectuales como Joaquín Costa protagonizaron “El regeneracionismo”, un movimietno que trataba de reformar y modernizar el país. Los autores que componen la generación  del 98 (Azorín, Unamuno, Baroja, Maeztu, Ganivet…) partieron de este punto, y su obra trato de realizar propuestas de reforma y modernización política en una doble vertiente: política y educativa. La derrota de 1898 había puesto de relieve de forma tra gica y su bita todas las limitaciones del re gimen de la Restauración y su para lisis a la hora de afrontar los problemas sociales y la modernización del país

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