04 Nov
1. Contexto Histórico
La Restauración en España coincide con un periodo de paz en Europa, conocido como la época de la gran paz. Alemania se erige como líder de Europa gracias a la política de Otto von Bismarck y las alianzas con Austria, Rusia e Italia. Francia vive los años de la Tercera República y Gran Bretaña disfruta de los gloriosos años de la era victoriana. Estos dos países fueron los últimos abanderados del gran impulso colonial, lanzándose a la conquista de África y Asia. Estados Unidos, superada la Guerra de Secesión, centra su atención en Cuba, Puerto Rico, el Caribe y Filipinas. España, aislada internacionalmente al no conseguir entrar en los sistemas bismarkianos, se ve incapaz de combatir contra Estados Unidos, lo que la conduce a la Crisis del 98.
2. La Caída del Imperio Colonial
En 1895 estalla en Cuba una insurrección bajo el denominado Grito de Baire, dirigida por José Martí junto a Antonio Maceo y Máximo Gómez. Este levantamiento llevaría a la isla a su independencia en 1898. Al mismo tiempo, en Filipinas (1896) se producen movimientos emancipadores dirigidos por José Rizal. Las causas de esta difícil situación se resumen en:
- El incumplimiento por parte de España de lo pactado en el Convenio de Zanjón de 1878, que provocó el malestar de los criollos ante la situación política, financiera, económica y tributaria de la isla.
- La incapacidad económica española para absorber la producción de azúcar y otros productos cubanos, y para proveer a la isla de manufacturas.
- El bloqueo de Estados Unidos a la expansión económica de la isla.
- La mala gestión del problema cubano en España. Un proyecto de autonomía propuesto en 1893 por Antonio Maura fue rechazado por considerarse una amenaza a la unidad nacional. La ley autonómica concedida en 1895 llegó demasiado tarde.
- El aumento del sentimiento patriótico en Cuba y Filipinas, apoyado por los intereses de Estados Unidos.
3. El Desarrollo del Conflicto
3.1. La Guerra en Cuba
El levantamiento cubano, apoyado en los campesinos, sublevó la parte oriental de la isla en febrero de 1895. Cánovas del Castillo intentó una política de reconciliación, enviando al general Martínez Campos a negociar, pero sin éxito. En 1896 se nombró al general Valeriano Weyler, quien aplicó una táctica de guerra total: creó las trochas, líneas fortificadas que dividieron la isla; reconcentró a la población campesina en los poblados y destruyó las edificaciones que pudieran servir de refugio a los insurgentes. La dureza de estas medidas provocó las protestas de Estados Unidos, que se ofreció como mediador y pidió la autonomía para Cuba. El presidente William McKinley exigió la pacificación de la isla e incluso llegó a gestionar con la reina María Cristina la compra de Cuba, a lo que España se opuso.
3.2. La Guerra contra Estados Unidos
Al estallar la guerra, España vivió un efímero entusiasmo patriótico. Se creía en la posibilidad de ganar a pesar del potencial industrial estadounidense. La guerra se desarrolló en dos escenarios: el Pacífico y el Atlántico. Los primeros combates se produjeron en el Pacífico. La escuadra norteamericana puso rumbo a Filipinas con el objetivo de tomar Manila. En el Atlántico, la flota española, al mando del almirante Cervera, zarpó hacia Puerto Rico para proteger esta isla y Cuba. Al repostar carbón en Santiago de Cuba, quedó bloqueada por la flota estadounidense. Las tropas Rangers, al mando de Theodore Roosevelt, desembarcaron en Cuba, tomaron Caney y la loma de San Juan, y atacaron a la escuadra española en el puerto.
4. La Paz. El Tratado de París
En diciembre de 1898 se firmó el Tratado de París, por el que España reconocía la independencia de Cuba y cedía Puerto Rico, Filipinas y la isla de Guam a Estados Unidos. El resto de las posesiones (las islas Marianas, Palaos y Carolinas) fueron vendidas a Alemania al año siguiente.
5. Repercusiones: La Crisis del 98
Para Cuba, la guerra supuso la devastación, la ruina y el hambre. Estados Unidos la convirtió en su protectorado, ocupándola militarmente entre 1899 y 1902. Esta subordinación se reforzó con un tratado comercial en 1903. Desde el punto de vista político, la derrota española provocó una reflexión en los grupos dirigentes, que intentaron modernizar el país. En el aspecto militar, se puso de manifiesto la incapacidad del ejército español, volcado hacia los problemas internos y con un sistema de reclutamiento injusto. Un dato significativo fue que las bajas por enfermedad superaron a las de los campos de combate.
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