08 Jul
La Crisis de 1898: Consecuencias y Repercusiones
A finales del siglo XIX, España experimentó una profunda crisis detonada por las guerras de independencia coloniales en Cuba (1895-1898) y Filipinas (1896-1898). La pérdida de Puerto Rico y Guam, junto con la firma del Tratado de París (1898), marcó la defunción del extenso imperio colonial español, dando inicio a una etapa de decadencia conocida como el «Desastre del 98». Para comprender este suceso, es crucial analizar tanto las dificultades internas de España como la coyuntura internacional, marcada por el auge del imperialismo y el choque de intereses con Estados Unidos.
Impacto Económico
El impacto económico inicial fue devastador. La pérdida de los mercados coloniales, donde se vendían productos manufacturados hispanos e importaban materias primas, afectó gravemente a la industria textil catalana. Sin embargo, la repatriación de capitales («capitales indianos») tuvo un efecto positivo: impulsó la banca española, el desarrollo industrial (eléctrico, químico, etc.) y el saneamiento de la Hacienda liderado por el ministro Fernández Villaverde. La reducción de gastos coloniales, la reforma tributaria y la emisión de deuda pública generaron un superávit años después.
Consecuencias Políticas
A pesar del desprestigio de los partidos dinásticos del sistema canovista, el proyecto de la Restauración sobrevivió. Los gobernantes conservadores y liberales se adaptaron a la retórica de la Regeneración impulsada por Joaquín Costa, que abogaba por la dignificación política, la modernización social y la superación del atraso cultural. El régimen mostró capacidad de recuperación, como lo demuestran los mandatos de Maura y Canalejas, con sus intentos de reforma para evitar una revolución. No obstante, la crisis contribuyó al desgaste del sistema político durante el reinado de Alfonso XIII.
Ciertas burguesías periféricas, como la catalana y vasca, cuestionaron la capacidad del gobierno para defender sus intereses y se inclinaron hacia el nacionalismo y el republicanismo. Surgió una desafección entre militares y políticos, ya que los militares culpaban a la oligarquía de la derrota y exigían la modernización del Ejército. En paralelo, aumentó el antimilitarismo debido al sistema de reclutamiento («sistema de cuota»), que beneficiaba a las clases privilegiadas. El movimiento obrero abogó por su abolición, aunque la presencia militar en el norte de África (Marruecos) continuó, con consecuencias funestas en el futuro.
Crisis Moral e Ideológica
Más allá de lo político y económico, el 98 fue una crisis moral e ideológica. La frustración colectiva por la derrota y la pérdida colonial generaron una catarsis de conciencia nacional, manifestada en el Regeneracionismo y la actitud pesimista de intelectuales y escritores de la Generación del 98, como Miguel de Unamuno y Pío Baroja.
El Legado del 98
En definitiva, 1898 fue un año crítico por la pérdida de las últimas colonias del imperio español. Sin embargo, su mayor impacto radicó en la profunda repercusión colectiva y el examen de conciencia que el «Desastre del 98» despertó en la sociedad española, iniciando el resquebrajamiento de la Restauración Borbónica.
El Movimiento Obrero y Campesino en el Último Cuarto del Siglo XIX
Durante el Sexenio Democrático (1868-1874), impulsado por la I Internacional o Asociación Internacional de Trabajadores (AIT) y el reconocimiento de la libertad de asociación (Constitución de 1869), el movimiento obrero y campesino español tomó conciencia política y organizativa, oponiéndose al «sistema canovista» de la Restauración para defender sus derechos y mejorar su situación laboral.
El Socialismo
El socialismo marxista tuvo una irrupción lenta, irregular y minoritaria en España. A finales de siglo, tenía representación en Extremadura, Castilla la Nueva, Madrid y núcleos mineros e industriales de Asturias, Vizcaya y Valencia. Sus aspiraciones se centraban en la emancipación total de los trabajadores, la socialización de los medios de producción y la toma del poder político por la clase trabajadora.
En 1879, Pablo Iglesias fundó el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), combinando el ideario revolucionario con la participación política electoral. La Unión General de Trabajadores (UGT), sindicato del partido, surgió en 1888. Junto a otras organizaciones sindicales, celebraron el 1º de Mayo en 1890, generalizando la huelga y las manifestaciones como métodos de presión. El periódico El Socialista (1886) difundió la orientación ideológica del partido, mientras que las Casas del Pueblo sirvieron como centros de difusión del socialismo.
En las décadas siguientes, el PSOE se enfocó en la política electoral, rechazando alianzas con partidos burgueses y obteniendo escasos resultados. A principios del siglo XX, inició la colaboración con los republicanos. En 1910, el PSOE obtuvo su primer diputado en las Cortes: Pablo Iglesias.
El Anarquismo
El anarquismo se implantó rápidamente como el movimiento mayoritario e influyente. Giuseppe Fanelli, seguidor de Bakunin, llegó a España tras el triunfo de la «Gloriosa» para organizar la sección española de la AIT y difundir las ideas anarquistas: rechazo a la autoridad, apoliticismo, anticlericalismo y uso de la violencia. Estas ideas arraigaron entre el proletariado rural andaluz y los obreros industriales catalanes y valencianos.
El fracaso de la vía legalista, con la ilegalización de las asociaciones ligadas a la AIT en 1874 y la represión policial, condujo al triunfo del anarco-comunismo. Esta corriente, defensora de la propaganda por el hecho (táctica de Kropotkin), recurrió a la acción directa y el terrorismo (Bombas del Liceo, asesinato de Cánovas, etc.). La represión contra los anarquistas se intensificó (Procesos de Montjuic, persecución de la «Mano Negra»).
Con la autorización de las organizaciones internacionales por parte del gobierno de Sagasta, que reconoció la libertad sindical y la legalidad de las asociaciones proletarias, una parte mayoritaria del anarquismo, hastiada de la violencia, confluyó en el anarco-sindicalismo. Esta corriente, partidaria de la huelga, las cajas de resistencia y las federaciones de oficios, dio lugar al nacimiento de la Confederación Nacional del Trabajo (CNT) en 1910, liderada por Anselmo Lorenzo.
La Constitución de 1931: Características Esenciales
La Constitución de 1931, influenciada por la Constitución de Weimar, definió a España como»una república de trabajadores de todas clase». Sus 125 artículos establecieron la separación Iglesia-Estado, la posibilidad de autonomías regionales, el sufragio universal (incluyendo a las mujeres) y una amplia declaración de derechos y libertades.
Puntos Esenciales
- Organización Territorial: España se definió como un»Estado integra» con posibilidad de regiones autónomas con competencias propias, compartidas y exclusivas del Estado.
- Soberanía y Poder Legislativo: Las Cortes, formadas por una sola cámara (Congreso), asumieron la soberanía nacional y el poder legislativo.
- Poder Ejecutivo: Recayó en el Gobierno (Consejo de Ministros y Jefe de Gobierno) y el Presidente de la República, elegido indirectamente y con capacidad para declarar la guerra y firmar decretos.
- Poder Judicial: Se confió a jueces independientes.
- Derechos y Libertades: Se garantizó la igualdad ante la ley, la educación, el trabajo y la no discriminación. Se reconocieron derechos individuales y políticos, así como los relativos a la familia, la economía y la cultura. Se incluyeron derechos clásicos (libertad de residencia, circulación, inviolabilidad de domicilio y correspondencia, libertad de expresión, habeas corpus, garantías procesales y penales) y libertades de asociación política y sindical. La mayoría de edad electoral se estableció en los 23 años para hombres y mujeres.
- Propiedad Privada y Nacionalización: Se respetó la propiedad privada, pero se admitió la posibilidad de nacionalizar sectores clave por necesidad nacional.
- Sufragio Universal: Se estableció el voto a partir de los 23 años, incluyendo por primera vez a las mujeres.
- Laicidad del Estado: Se proclamó la laicidad del Estado, sin religión oficial y con libertad de culto. Se secularizaron los cementerios, se suprimió el presupuesto para el culto y el clero, y se prohibió a las órdenes religiosas dedicarse al comercio, la industria y la educación. Se reconoció el matrimonio civil y el divorcio.
Aprobación y Controversias
La Constitución de 1931, aunque no logró el consenso de todas las fuerzas políticas, fue aprobada por amplia mayoría (368 votos). Las mayores discrepancias surgieron en torno a la cuestión religiosa y autonómica.
El Manifiesto de Primo de Rivera: El Golpe de Estado de 1923
Contexto Histórico
El periodo de 1917 a 1923 en España estuvo marcado por la inestabilidad política y social, con un creciente protagonismo militar. En este contexto, Miguel Primo de Rivera, junto con los «generales del cuadrilátero», optó por una solución autoritaria.
Causas del Golpe de Estado
- Cuestión Marroquí: Agravada tras el desastre de Annual (1921).
- Desprestigio del Régimen Constitucional: Incapacidad para solucionar los problemas del país e integrar a republicanos y socialistas.
- Temor a una Revolución Socialista: Clima de conflictividad obrera y campesina.
- Intención de Limpieza Política: Eliminar el caciquismo y consolidar a España frente a las amenazas nacionalistas.
Apoyos al Golpe
- Rey Alfonso XIII: Temía la caída de la monarquía por el desprestigio del «sistema canovista».
- Ejército e Iglesia: Un sector apoyó al golpista.
- Burguesía Catalana y Élites Económicas: Buscaron estabilidad y protección de sus intereses.
- Clases Medias y Parte del PSOE y UGT: Veían en el golpe una solución a la crisis.
Desarrollo del Golpe
El golpe de Estado, con escasa resistencia, se extendió rápidamente desde Cataluña al resto del país. El rey Alfonso XIII aceptó el hecho consumado y encargó a Primo de Rivera la formación de un nuevo gobierno, dando inicio a la «dictadura con el rey» (1923-1930), que pondría fin al «sistema canovista» de la Restauración Borbónica.
stauración Borbónica.
Analiza las diferentes corrientes ideológicas del movimiento obrero y campesino español, así como su evolución y estrategia política, durante el último cuarto del siglo XIX.
El Sexenio Democrático (1868-74) vivió, al calor de la I Internacional o Asociación Internacional de Trabajadores (AIT) y del reconocimiento de la libertad de asociación (Constitución de 1869), la toma de conciencia política y organizativa del movimiento obrero y campesino español que se opuso frontalmente al <<
El socialismo. La irrupción del socialismo de tendencia marxista sobresalió por ser lenta, irregular y minoritaria, a finales de siglo tenía representación en Extremadura, Castilla la Nueva y especialmente en Madrid, extendiéndose a los núcleos mineros e industriales de Asturias, Vizcaya y Valencia. Sus aspiraciones. pasaban por la exigencia de emancipación total para los trabajadores; la socialización de los medios de producción; la posesión del poder político por la clase trabajadora…
En 1879 Pablo Iglesias fundó en la clandestinidad el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), quien combinó su ideario revolucionario con la participación en la vida política a través de las elecciones. La Unión General de Trabajadores (UGT) germina en 1888 como sindicato del partido, logrando junto con otras organizaciones sindicales celebrar en 1890 por primera vez el 1º de Mayo, generalizándose el uso de la huelga y las manifestaciones como medios de presión. Junto a estos dos órganos también se utilizaron instrumentos como el periódico El Socialista (1886), que se difundirá entre la clase obrera marcando la orientación ideológica, y las Casas del Pueblo, centros de difusión del socialismo.
En las décadas siguientes el PSOE concentró sus esfuerzos en la política electoral no admitiendo. alianzas con los partidos burgueses logrando escasos resultados, por ello, a principios del siglo XX, inició la colaboración con los republicanos. Con todo, no será hasta 1910 cuando el PSOE obtenga su primer diputado en las Cortes en la persona de Pablo Iglesias.
– El anarquismo. El movimiento anarquista se implantó rápidamente como el grupo mayoritario y más influyente, ello obedece a que Giuseppe Fanelli, seguidor de Bakunin, llegó a España tras el triunfo de la <<<> para organizar la sección española de la AIT y difundió las ideas anarquistas.
Su ideario -rechazo a cualquier forma de autoridad impuesta; apoliticismo; anticlericalismo; uso de la violencia…. arraigó entre el proletariado rural andaluz y los obreros industriales catalanes y valencianos.
El fracaso de la vía legalista, el gobierno declaró ilegales en 1874 las asociaciones ligadas a la AIT iniciándose la persecución y represión policial, condujo al triunfo de la corriente anarco-comunista defensora de la propaganda por el hecho (táctica planteada por Kropotkin), es decir, la acción directa mediante el terrorismo (Bombas del Liceo, asesinato de Cánovas…). Ello condujo a una espiral de acción-reacción, donde la represión contra los anarquistas fue durisima (Procesos de Montjuic, persecución de la <<>…).
Cuando el gobierno de Sagasta autorizó nuevamente las organizaciones internacionales, afirmandose así la libertad sindical y la legalidad de las asociaciones proletarias, otra parte del anarquismo, la mayoritaria, hastiada de la violencia confluyó en el anarco-sindicalismo partidario de la huelga, la creación de cajas de resistencia y de federaciones de oficios desembocando en el nacimiento de la Confederación Nacional del Trabajo (CNT) en 1910 a manos del lider del anarquismo español, Anselmo Lorenzo.
Especifica las características esenciales de la constitución de 1931.
La constitución que surgió de las deliberaciones de estas Cortes estaba muy influida por la alemana de Weimar. Definía en su primer artículo a España como «una república de trabajadores de todas clases», decretaba la total separación de la Iglesia y el Estado, admitia la posibilidad de autonomias regionales, extendia el sufragio universal a las mujeres.
Los puntos esenciales de sus 125 articulos fueron los siguientes:
El artículo uno definía a España como un «Estado integral», pero abre la posibilidad de que varias regiones se constituyan en región autónoma, con un sistema de competencias propias, otras compartidas con el gobierno central y otras exclusivas del Estado.
Las Cortes asumen la soberanía nacional, y poder legislativo residía plenamente en las Cortes, constituidas por una sola cámara (Congreso). El poder ejecutivo recaía en el Gobierno, formado por el Consejo de Ministros y el Jefe de Gobierno, así como en el Presidente de la República.
El Presidente de la República, tenía la consideración del Jefe del Estado. Era elegido de forma indirecta (las Cortes y compromisarios), representaba a la nación, nombraba al Presidente del Gobierno, tenia capacidad para declarar la guerra y firmaba los decretos.
Según la Constitución El poder judicial se confiaba a unos jueces independientes.
En la Constitución de 1931 se reconocía una amplia declaración de derechos y libertades.
Se garantizaba la igualdad ante la ley, la educación, el trabajo y la no discriminación por razón de origen, sexo o riqueza.
Clasificaba los derechos ciudadanos en dos aspectos: los individuales y políticos, y los relativos a la familia, la economia y la cultura. Entre los primeros figuran los derechos clásicos (elegir residencia, libre circulación, inviolabilidad de domicilio y de correspondencia, libre emisión de pensamiento, habeas corpus, garantias procesales y penales,…). Recoge también las libertades de asociación política y sindical, y la mayoría de edad electoral a los 23 años, tanto para hombres como para mujeres.
Aunque respeta la propiedad privada admite la posibilidad de nacionalizar sectores clave,en caso de necesidad nacional.
Se establecía el voto desde los 23 años y, por primera vez, se concedía el voto a las mujeres.
Se afirmaba la laicidad del Estado, al no declarar ninguna religión como oficial (libertad de culto), la secularización de los cementerios y la supresión del presupuesto para el culto y clero. Además, se prohibía a las órdenes religiosas dedicarse al comercio, a la industria y a la educación. Se reconoció el matrimonio civil y el divorcio. La Constitución no consiguió el consenso de todas las fuerzas políticas, pero fue aprobada por amplia mayoría (368 votos). Las mayores discrepancias de los diputados al elaborar la Constitución, fue sobre todo en la cuestión religiosa y autonómica.
El fragmento que vamos a estudiar se trata de una fuente primaria que adopta la forma de un manifiesto y cuyo contenido es político.
El autor de este texto es Miguel Primo de Rivera. El texto fue publicado en el periódico “La Época” y el encabezado indica que va dirigido al país y al ejército. Y su finalidad es dar a conocer a los españoles la insurrección militar.
El “Manifiesto de Primo de Rivera” se fecha si 13 de septiembre de 1923, y su relevancia radica en qué fue redactado para anunciar el golpe de estado con el que Primo de Rivera inició una dictadura(1923-30) que finiquitaría el “sistema canovista” de la Restauración Borbónica.
El golpista pretende justificar ante la opinión pública su alzamiento, argumentando que:
-Su intención es liberar a la nación de los partidos del “turno” y de su casta política.
-A ojos del dictador hay un desgobierno que se traduce en un cuadro de calamidades y corruptelas.
-Y con el fin de ganarse la adhesión popular y del ejército enumera en el último párrafo los males que aquejaban al país: el “pistolerismo”, la “Cuestión de Marruecos”…
El período de 1917 a 1923 estuvo marcado por la inestabilidad política y social y el creciente protagonismo de los militares. En este contexto, Primo de Rivera y los denominados “generales del cuadrilátero”, optaron por una solución autoritaria.
Las causas de esta insurrección son:
-La “cuestión marroquí” se vio agravada tras el desastre de Annual (1921).
-Un régimen constitutional desprestigiado que no solucionó los problemas del país y no supo integrar a los republicanos, socialistas…
-El peligro de una “revolución socialista” ante el clima de conflictividad obrera y campesina.
-Limpiar el país de caciques y consolidar a España frente a las amenazas nacionalista.
En lo que respecta a los apoyos:
-Por encima de todos ellos encontramos al rey ALFONSO XIII, que temía la amenaza de la caída de la monarquía por el desprestigio del “sistema canovista”.
-Un sector del ejército y la iglesia apostaron por el golpista.
-Logro la aprobación de los sectores empresariales, especialmente de la burguesía catalana y de las élites económicas.
-Las clases medias y parte del PSOE y de la UGT también apostaron por el golpista.
El golpe no encontró prácticamente resistencia, la conspiración se extendió rápidamente desde tierras catalanas al resto del país. A esta expansión contribuyó que el rey aceptará el hecho consumado y encargara acto seguido a Primo de Rivera la formación de un nuevo gobierno, comenzaba la “dictadura con el rey».
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