18 Oct

Política Interior

Tras la Guerra Civil, el régimen franquista se centró en desmantelar la obra de la II República, aboliendo su Constitución y estableciendo un estricto control policial e ideológico. Se reprimió cualquier crítica al régimen o defensa de principios democráticos.

Franco concentró progresivamente el poder, controlando la Jefatura del Estado, del Gobierno, del Partido único, de las Fuerzas Armadas y del Poder Legislativo. La represión fue especialmente dura en los primeros años, con unos 300.000 presos políticos en 1940.

A partir de 1942, se crearon las bases legales del franquismo, con la constitución de las Cortes Generales y la promulgación del Fuero de los Españoles, la Ley de Referéndum Nacional y el Fuero del Trabajo. La Ley de Sucesión de 1947 determinó que España era un reino, pero con Franco como jefe vitalicio y con potestad para elegir a su sucesor.

Autarquía Económica

España atravesó un periodo de miseria y atraso económico, quedando marginada del Plan Marshall. La política económica se caracterizó por la autarquía y el estatalismo, con el objetivo de aumentar la producción y reducir las importaciones.

El Estado asumió el control de sectores económicos importantes, como los ferrocarriles, el trigo y los precios de consumo. Se creó el Instituto Nacional de Industria para potenciar el crecimiento industrial.

Sin embargo, estas medidas fueron ineficaces. La política agraria fue un desastre, con bajos rendimientos y cosechas insuficientes. La industria era atrasada y limitada, a pesar de los grandes beneficios empresariales. La renta per cápita no alcanzó el nivel de 1935 hasta 1952.

Aislamiento Internacional

Tras la Guerra Mundial, España fue sometida a un aislamiento internacional. En 1946, la ONU condenó el régimen franquista y recomendó la expulsión de sus embajadores. La resolución de la ONU destacó el carácter fascista del régimen y su vinculación con la Alemania nazi y la Italia de Mussolini.

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