05 Jul
Para los sectores más conservadores de la sociedad española, la política educativa de la República era una agresión. En las zonas donde triunfa el alzamiento y las áreas que se incorporan según avanzan las tropas nacionales, la depuración (investigación) del profesorado y de las instituciones educativas fue una constante.
Por ejemplo, tras acabar la guerra, el 25% (16.000) de los maestros (escuelas primarias) son castigados o sancionados, otro 10% son expulsados de por vida de la actividad docente. En la enseñanza media se sanciona al 38% de los profesores (480) y se expulsa al 10%. En la universidad, el 48% son expulsados y no pueden ejercer esta actividad de por vida. Por eso, el franquismo, desde el primer minuto, no solo trataba de ganar las victorias militares, sino que intentaba eliminar de la escuela cualquier vestigio de maestro culto y bien formado que pudiese liberar la sociedad.
Para eso, durante el franquismo se garantiza la adhesión ideológica sin fisuras mediante la depuración del docente y de las instituciones que los formaban, así como la reordenación de todo el sistema educativo. En esta reordenación prima la élite, ya que se renueva el bachillerato y la universidad. Franco consigue esta depuración política y la reorganización del sistema educativo, pero reduciendo los niveles hasta los de un país subdesarrollado.
Crecimiento Económico y Control de la Educación
En los años 56 y 57 en España había casi unos 68.000 alumnos en las universidades, en bachillerato una cifra alrededor de 382.000 estudiando, siendo la población española de 28 millones. 10 años más tarde, cuando la población supera los 32 millones de personas, en España había más de 140.000 estudiantes en la universidad y en bachillerato casi el millón de estudiantes. El aumento se debe al crecimiento económico del país.
Entre la Falange y la Iglesia hay una disputa por controlar la educación, pero sobre todo cuando se firma el concordato con el Papa en el año 1953, el control de la educación por la Iglesia es total y en España impera un sistema educativo ultraconservador y católico. Esto cambia fundamentalmente en los años 70 por la modernización de España.
La Enseñanza Ultraconservadora y Católica
Es una enseñanza confesional y politizada. Frente al laicismo de la Segunda República, en todo el territorio nacional se dispone, por órdenes de 21 de septiembre y 9 de diciembre de 1936, la obligatoriedad de la enseñanza de la religión en las escuelas primarias y en el bachillerato.
Por otra circular de primero de marzo de 1937, se establece la obligatoriedad en todas las escuelas primarias de prácticas devotas, como por ejemplo la recepción de los sacramentos por parte de los niños o la intensificación de la doctrina cristiana, por ejemplo, durante la cuaresma.
La circular del 7 de abril de 1937 establece la obligatoriedad de celebrar en las escuelas los ejercicios del mes de María, que es una festividad que pone en relación la historia de la salvación y celebra la asociación de la Virgen María al misterio de Cristo.
Para el franquismo, la educación debe alumbrar al nuevo hombre que el régimen necesita, y es un nuevo hombre de acuerdo con la idea nacionalista que monopoliza el patriotismo. Para el franquismo, la educación es una competencia de la sociedad, siendo la misión del Estado solo coadyuvar (ayudar) a la labor. Por lo tanto, durante el franquismo se consagra el principio de subsidiariedad del Estado. Debido a esto, el poder educativo reside en la Iglesia, porque es la única fuerza social capacitada y políticamente legitimada para asumir la función docente. Sin embargo, esta situación empieza a cambiar a partir de los 60.
Represión y Control Ideológico
En 1936, apenas estalla el conflicto, en la zona nacional se ordena el expurgo de las bibliotecas escolares. El primer ministro de Educación (Ministerio de Educación Nacional), Pedro Sainz Rodríguez, toma toda una serie de medidas encaminadas a:
- Supresión del bilingüismo en Cataluña, supresión de la coeducación, supresión del laicismo.
- Se deroga el decreto de expulsión de los jesuitas del año 1931.
- Se deroga la Ley de Confesiones y Congregaciones Religiosas.
- “Crean” la reforma del bachillerato por ley del 20 de septiembre de 1938. Se establece para formar intelectual y moralmente a las nuevas clases dirigentes. Esta reforma establecía un peso importante en el currículum a la formación clásica y humanística y tenía una funcionalidad propedéutica (preparatoria). “Hijo de la apostasía y de la leyenda negra…” este bachillerato está impregnado con importantes patrones religiosos y patrióticos, que trataba de ofrecer a la juventud unos mitos y unos modelos que debía seguir.
Este bachillerato se caracteriza por:
- Las ciencias se concebían como un complemento a la formación humanística.
- Se le da mucha importancia a la educación física.
- Se estudian dos idiomas, siendo uno de carácter obligatorio el alemán o el italiano, el otro sería el francés. Este bachillerato es de 7 años, con una prueba de acceso a los 10 años y con una prueba de acceso universitario.
- La enseñanza privada (Iglesia) suponía casi el 70% de los centros.
Medidas del Ministro Ibáñez Martín
En el año 1939 se nombra nuevo ministro al falangista Ibáñez Martín (12 años), que toma las siguientes medidas: en noviembre de 1939 crea el Consejo Superior de Investigación Científica, que era “heredero” de la republicana Junta de Ampliación de Estudios. Desde el momento de su creación está en manos del Opus Dei, y es un instrumento de poder para esta orden religiosa hasta finales del franquismo. En este proceso, Ibáñez Martín reconvierte el antiguo Instituto-Escuela (centro de la ILE) en el Instituto Piloto Ramiro de Maeztu, depura el Instituto Pedagógico Nacional en Instituto de Pedagogía San José de Calasanz.
En el año 1940, gracias a la Ley de Represión de la Masonería y del Comunismo, puede expulsar a cualquier profesor sospechoso de contagio de estas ideologías. A partir de entonces, todos los profesores en España tienen que estar adscritos al Servicio Español del Magisterio, que es controlado por la Falange. Para conseguir que la escuela sea de un pensamiento único se crea el Frente de Juventudes, una organización falangista. Los jóvenes de entre 8 y 18 años tienen que afiliarse de manera obligatoria a este Frente de Juventudes, para asegurarse el adoctrinamiento en los valores del sistema.
Ley de Ordenación Universitaria
La segunda gran reforma educativa tiene lugar con Ibáñez Martín cuando el 9 de julio del año 1943 se aprueba la Ley de la Ordenación Universitaria. Es una ley que complementaría la ley del bachillerato. En esta ley de la universidad se observa un gran exaltismo de la hispanidad y la cristiandad. La universidad será entendida como una corporación expurgada de sus sabios liberales y controlada por el régimen. Para ello se crea el SEPES (Servicio Español del Profesorado de Enseñanza Superior), y el SEU (Sindicato Español del Universitario), ambos falangistas y obligatorios, y para ser maestro se debe mostrar la adhesión a los principios del Movimiento Nacional.
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