30 Mar

¿Qué enseña la Iglesia?

La Iglesia Católica enseña la Palabra de Dios.

¿A quiénes corresponde enseñar la Palabra de Dios?

A todos los miembros del Pueblo de Dios:

  • Clérigos (presbíteros, diáconos y obispos)
  • Fieles laicos

¿Quiénes tienen la función de enseñar la Palabra de Dios?

En la Iglesia Universal:

La función de anunciar el Evangelio ha sido encomendada principalmente al Romano Pontífice y al Colegio Episcopal.

En la Iglesia particular:

Cada Obispo ejerce esta función en la Iglesia particular que le ha sido confiada. En ocasiones, algunos Obispos la ejercen conjuntamente para varias Iglesias. Los Obispos tienen derecho a predicar la Palabra de Dios en cualquier lugar.

Los presbíteros, como cooperadores de los Obispos, anuncian el Evangelio de Dios al pueblo que les ha sido confiado, especialmente los párrocos y aquellos con cura de almas. Los presbíteros y los diáconos tienen la facultad de predicar en todas partes, con el consentimiento del rector de la iglesia, a menos que esta facultad les haya sido restringida o quitada por el Ordinario competente, o que la ley particular requiera una licencia expresa.

A los diáconos también les corresponde servir en el ministerio de la palabra al Pueblo de Dios, en comunión con el Obispo y su presbiterio.

Los miembros de los institutos de vida consagrada, en virtud de su propia consagración a Dios, participan en esta misión.

En virtud del bautismo y de la confirmación, los fieles laicos son testigos del anuncio evangélico con su palabra y el ejemplo de su vida cristiana. También pueden ser llamados a cooperar con el Obispo y los presbíteros en el ejercicio del ministerio de la palabra. En determinadas circunstancias, si hay necesidad o utilidad, los laicos pueden ser admitidos a predicar en una iglesia u oratorio.

Medios que utiliza la Iglesia para enseñar la Palabra de Dios

Homilía

Parte de la liturgia, reservada al sacerdote o al diácono. Se exponen, a partir del texto sagrado, los misterios de la fe y las normas de vida cristiana. Debe haber homilía en todas las Misas de los domingos y fiestas de precepto celebradas con la participación del pueblo, y no se puede omitir sin causa grave. Es muy recomendable que, si hay suficiente asistencia, haya homilía también en las Misas entre semana, sobre todo en Adviento y Cuaresma, o en fiestas o acontecimientos luctuosos.

Catequesis

Los padres tienen la obligación de formar a sus hijos en la fe y en la práctica de la vida cristiana, mediante la palabra y el ejemplo. Tienen una obligación semejante quienes hacen las veces de padres y los padrinos.

El Obispo diocesano dicta normas sobre la catequesis y procura los instrumentos adecuados, incluyendo la elaboración de un catecismo, si lo considera oportuno. También fomenta y coordina las iniciativas catequísticas.

La Conferencia Episcopal, si lo considera útil, puede procurar la edición de catecismos para su territorio, con la aprobación de la Sede Apostólica. Puede constituirse un departamento catequético para ayudar a las diócesis en esta materia.

El párroco debe procurar que se imparta una catequesis adecuada para la celebración de los sacramentos; que los niños se preparen para recibir la penitencia, la Eucaristía y la confirmación; que, después de la primera comunión, reciban una formación catequética más amplia; que se dé formación catequética a las personas con discapacidades; y que se fortalezca, ilustre y desarrolle la fe de jóvenes y adultos.

Los superiores religiosos y de sociedades de vida apostólica deben cuidar que se imparta diligentemente la formación catequética en sus iglesias, escuelas y otras obras que les hayan sido encomendadas.

Misiones

El Romano Pontífice y el Colegio de los Obispos dirigen y coordinan las iniciativas y actividades misionales y de cooperación misionera. Los Obispos y los miembros de institutos de vida consagrada deben suscitar, fomentar y sostener la tarea misional.

Los misioneros, enviados por la autoridad eclesiástica, pueden ser clérigos seculares, miembros de institutos de vida consagrada, de sociedades de vida apostólica o fieles laicos, tanto autóctonos como no.

Se emplean catequistas, fieles laicos debidamente instruidos y que destaquen por su vida cristiana, para explicar la doctrina evangélica y organizar actos litúrgicos y obras de caridad, bajo la dirección de un misionero.

La actividad misional, que implanta la Iglesia en lugares donde aún no está enraizada, se realiza principalmente enviando predicadores hasta que las nuevas Iglesias puedan evangelizar por sí mismas.

Los que se preparan para el bautismo (catecumenado) son admitidos en ceremonias litúrgicas e inscritos en un libro.

Educación

Los padres tienen la obligación y el derecho de educar a sus hijos. Los padres católicos también tienen el derecho de elegir los medios e instituciones para la educación católica de sus hijos, y el derecho a recibir ayudas de la sociedad civil para ello.

La Iglesia tiene el deber y el derecho de educar, ayudando a las personas a alcanzar la plenitud de la vida cristiana.

Los niños y jóvenes deben ser educados para desarrollar sus dotes físicas, morales e intelectuales, adquirir un sentido de la responsabilidad y un uso recto de la libertad, y prepararse para la vida social.

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