02 Feb

Después de la Guerra de Sucesión, se estableció en España el modelo francés de monarquía absoluta, coincidiendo con el cambio de dinastía. Esta nueva forma de gobierno se impuso sobre los intereses de los diferentes reinos peninsulares y por encima del poder político de los estamentos y las oligarquías locales.

La nueva dinastía borbónica emprendió un amplio programa de reformas encaminadas a reforzar el poder, el prestigio y la riqueza de los monarcas. Además, los reyes de este siglo centraron su política exterior, cada vez más, en la defensa de las Indias, es decir, América. Las reformas se apoyaban en un movimiento cultural conocido como Ilustración que, en política, dio lugar al despotismo ilustrado, una forma de gobernar característica de la época. España había dejado de ser una potencia europea y era un país atrasado económica y socialmente. Sin embargo, las novedades legislativas y las reformas chocaron con las limitaciones que les imponían los diferentes estamentos e instituciones del Antiguo Régimen. Las medidas adoptadas en esta época no implicaron grandes transformaciones. Habría que esperar al siglo XIX para que se produjera un cambio significativo.

1.1 La Guerra de Sucesión y la Paz de Utrecht

En su testamento, Carlos II legó los reinos españoles a Felipe, duque de Anjou, nieto de Luis XIV de Francia y bisnieto de Felipe IV de España. Existía otro candidato al trono, el archiduque Carlos de Habsburgo, hijo del emperador de Alemania y descendiente también de monarcas españoles. La mayor parte de las potencias europeas apoyaron al archiduque porque temían que los Borbones ocuparan simultáneamente los tronos de Francia y España. Cuando Felipe de Anjou llegó a Madrid para tomar posesión del trono con el nombre de Felipe V (1701), se formó una Gran Alianza antiborbónica. El enfrentamiento entre los partidarios de Felipe V y los de Carlos de Habsburgo dio lugar a la Guerra de Sucesión de España (1701-1715).

La Guerra de Sucesión

Escenarios: La lucha se desarrolló tanto en Europa como en España.

  • La Península Ibérica, donde desembarcó Carlos de Habsburgo (1704) y encontró partidarios. Por ello, el conflicto, que había comenzado siendo internacional, se convirtió en una guerra civil.

El conflicto en los reinos:

  • Castilla: Se alineó con Felipe V. Sin embargo, la aristocracia castellana recelaba del absolutismo francés mientras los grupos sociales populares esperaban con ilusión un gobierno nuevo y autoritario que impusiera la igualdad fiscal.
  • Aragón: Apoyó a Carlos de Habsburgo, aunque en Valencia, en medio de una rebelión de marcado carácter antiseñorial, la nobleza y las oligarquías de las ciudades se proclamaron proborbónicas en contraposición a los campesinos.
  • Cataluña: Las élites comerciales de las ciudades encabezaron el respaldo a los Habsburgo y atrajeron a su causa a otros comerciantes, artesanos y a la baja nobleza. Para estos grupos, el reinado de Carlos II había sido favorable: les había proporcionado mayor autonomía y bonanza económica. Además, los catalanes eran hostiles a los franceses, que habían ocupado su territorio (1640-1652). Así, aunque Carlos de Habsburgo llegó a entrar en Madrid en dos ocasiones, encontró la oposición de las clases populares hacia su persona y sus tropas y convirtió a Barcelona en su centro de operaciones dentro de la Península Ibérica.
  • Baleares: Estas islas, aisladas y cercadas por la flota aliada, no tuvieron más opción que apoyar a Carlos de Habsburgo.

Gran Alianza Antiborbónica:

  • Los Habsburgo, las Provincias Unidas, Portugal, Prusia, Ducado de Saboya, Gran Bretaña.

El desarrollo de la guerra (dentro de la Península):

En la península, las tropas de Felipe V derrotaron a la Gran Alianza en Almansa, Brihuega y Villaviciosa. Solo Cataluña y Baleares quedaron fuera del control de Felipe V. El hecho de que Carlos fuera coronado emperador de Alemania y la renuncia de Felipe V a la corona francesa precipitaron el fin de la guerra. Se firmó, así, la Paz de Utrecht, constituida por los tratados de Utrecht (Países Bajos, 1713) y Rastadt (Alemania, 1714). Los aliados antiborbónicos abandonaron Cataluña y las islas Baleares, que se negaron a aceptar a Felipe V y prosiguieron la guerra. Barcelona cayó tras un duro asedio en 1714 y Mallorca e Ibiza lo hicieron al año siguiente. El final de la Guerra de Sucesión española tuvo consecuencias de orden internacional y dio lugar a un nuevo equilibrio europeo.

Consecuencias de la Guerra de Sucesión

  • Gran Bretaña: Se consolidó como la gran potencia naval y comercial: se apoderó de Gibraltar y Menorca y obtuvo concesiones de Francia en ultramar.
    • Recibió el derecho a participar en el comercio con las Indias y a enviar anualmente un navío de permiso (barco de mercancías) a las colonias españolas.
    • Controló también el monopolio del tráfico de esclavos africanos, conocido como asiento de negros, en América.
    • Contuvo la expansión francesa hacia Italia y Flandes, convirtiéndose prácticamente en el garante del nuevo equilibrio europeo.
  • Corona Española: Se perdieron todos los territorios europeos.
  • Portugal: Controló la Colonia del Sacramento (en el actual Uruguay).

1.2 Los Pactos de Familia

El objetivo fundamental de la política exterior de los primeros Borbones fue recuperar los territorios perdidos en la Paz de Utrecht, tanto en el Mediterráneo como en el Atlántico. Para lograr su objetivo en política exterior, España debía enfrentarse inevitablemente con el poder marítimo y comercial del Reino Unido. Para ello era necesario reforzar la flota naval y buscar aliados como Francia. Este país, vinculado a la dinastía de los reyes españoles, fue el principal socio de España a lo largo del siglo XVIII. Además, a los franceses les favorecía esta alianza porque tenían intereses en las Indias. La unión de las flotas española y francesa podía contrarrestar la superioridad marítima británica. En este contexto, los monarcas españoles suscribieron con los Borbones franceses varias alianzas, conocidas como Pactos de Familia. Estos acuerdos se dirigieron generalmente contra el Reino Unido, los Habsburgo y Portugal.

Pactos de Familia

  • Primer Pacto de Familia (1733): Permitió a un hijo de Felipe V, Carlos (después Carlos III de España), proclamarse rey de las Dos Sicilias (1735), reino formado por Nápoles y Sicilia.
  • Segundo Pacto de Familia (1743): Proporcionó a los Borbones, en este caso a Felipe (hijo de Felipe V), el trono del ducado de Parma. Fernando VI, sucesor de Felipe V, mantuvo, sin embargo, una política de neutralidad, a pesar de las intrigas francesas y británicas para obligarlo a intervenir en los conflictos.
  • Tercer Pacto de Familia (1761):
    • Se firmó durante el reinado de Carlos III y rompió con la neutralidad de su antecesor, Fernando VI.
    • Debido a este pacto, España se involucró en dos conflictos internacionales: En la Guerra de los Siete Años, donde España tuvo que ceder Florida a los británicos a cambio de Luisiana, al oeste del Mississippi. Después, la Guerra de la Independencia norteamericana permitió a la corona española recuperar Florida y Menorca y la Ciudad del Sacramento. España no logró, sin embargo, recobrar Gibraltar.

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