16 Mar
La Guerra de Sucesión Española
La Guerra de Sucesión Española (1701-1713) fue un conflicto dinástico por el trono español entre Felipe de Anjou y el archiduque Carlos de Austria. En 1700, Carlos II falleció sin herederos y dejó como heredero a Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV de Francia. Esto unió a una España debilitada con una de las potencias mundiales de la época: Francia.
El emperador Leopoldo de Austria no aceptó la proclamación de Felipe como rey, ya que no había renunciado al trono francés. Por ello, países como Austria, Inglaterra, Países Bajos, Saboya, Portugal y algunos estados alemanes firmaron la»Gran Alianza de La Hay», un estado confederal y pacifista. Castilla y Navarra apoyaron a Felipe, apostando por una monarquía centralizada.
En 1711, la guerra dio un giro cuando el archiduque Carlos fue elegido emperador, lo que suponía una amenaza para Europa por la posible recreación del bloque hispano-alemán. Inglaterra negoció la paz con Francia en el Tratado de Utrecht (1713), por el cual España concedió a Inglaterra Gibraltar, Menorca y algunos privilegios económicos como el navío de permiso. Austria recibió los Países Bajos, Nápoles y Cerdeña, y Saboya se quedó con Sicilia. La paz supuso para España la pérdida de todas sus posiciones en Europa.
La Nueva Monarquía Borbónica y los Decretos de Nueva Planta
Tras consolidar su trono, Felipe V reorientó su política exterior mediante pactos de familia, alianzas político-militares entre los Borbones. Se firmaron dos pactos con Felipe y uno con Carlos III. Gracias a estos, se recuperaron Nápoles y Sicilia. Con Carlos, a través del tercer pacto de familia, se volvió a una política belicista contra Inglaterra. España entró en la Guerra de los Siete Años y participó en la independencia de las 13 colonias americanas, con lo que consiguió recuperar Menorca.
La política de los Borbones se caracterizó por la imitación del modelo francés en su forma de gobernar: absolutismo monárquico, donde el rey concentra todos los poderes. Felipe V aprobó en 1730 la Ley Sálica (que daba preferencia al varón sobre la mujer en la sucesión) y centralizó la política. Aprobó los Decretos de Nueva Planta que abolían los fueros, instituciones y privilegios de la Corona de Aragón por su apoyo al archiduque Carlos en la Guerra de Sucesión.
Hubo varias reformas en la organización administrativa. En la administración central se suprimieron los consejos y se formaron las secretarías de estado y despachos, órganos unipersonales y competentes en toda España. En la Administración regional, se crearon las intendencias, al frente de las cuales había un intendente nombrado por el rey, competente en justicia, policía, recaudación de impuestos y guerra. En la administración local se extendió a toda España el modelo castellano: en cada municipio había un corregidor nombrado por el rey.
Se extendió la cultura a través de las Reales Academias (Historia, Lengua). Se reguló la economía con la limitación de privilegios de la Mesta y la libre circulación de mercancías. Las reformas alcanzaron su época de mayor desarrollo con Carlos III y sus políticos ilustrados (Jovellanos, Floridablanca). Los campos de la reforma abarcaban principalmente el sector agrario y la industria, apareciendo las llamadas manufacturas reales.
La España del Siglo XVIII: Expansión y Transformaciones Económicas
La economía española creció de forma sostenida durante el siglo XVIII al flexibilizar la política económica entre el mercantilismo proteccionista y la libertad de comercio. Se produjo un crecimiento demográfico por la disminución de la mortalidad y la emigración y el incremento de la natalidad y de la producción agraria, fenómenos causados por la ampliación de las tierras de cultivo.
La estructura de la propiedad de la tierra seguía siendo feudal y señorial. La industria continúa siendo artesanal sometida a la reglamentación gremial y tecnología elemental (la más extendida fue la textil).
El sector que más creció fue el comercial por la eliminación del monopolio y el aumento del comercio con América gracias al Decreto de Libre Comercio de 1778.
Cataluña experimentó un crecimiento superior al resto de España gracias a la estabilidad política, el crecimiento de la agricultura, la supresión de las aduanas internas y el Decreto de Libre Comercio con América. En la industria textil, se produjo un gran avance por la implantación de fábricas de algodón y el uso de maquinaria avanzada, lo que permitió la aparición de una burguesía industrial.
Los Borbones tendieron a favorecer el mercado catalán con medidas proteccionistas. Gracias a todo ello, Cataluña se convirtió en la primera región industrial de España.
Ideas Fundamentales de la Ilustración y el Despotismo Ilustrado
La Ilustración fue un movimiento cultural e ideológico difundido por Europa en el siglo XVIII cuya característica fundamental era la prioridad de la razón y el conocimiento científico. Para los ilustrados, el motor del progreso estaba en la educación y las ciencias útiles. En España tuvo un desarrollo tardío por la oposición de la Iglesia, el conservadurismo universitario, el desinterés de la nobleza, el escaso peso de la burguesía y el analfabetismo de la población.
Los ilustrados difundieron sus ideas a través de las sociedades económicas de amigos del país, la prensa y las tertulias de salón. Algunos monarcas absolutistas influidos por las ideas de la ilustración intentaron llevarlas a la práctica en su forma de gobierno: el despotismo ilustrado, en el que el rey conservaba su poder absoluto en beneficio de la comunidad:»todo para el pueblo, pero sin el puebl». En España lo aplicaron Fernando VI y Carlos III, quien llevó a cabo un programa reformista que chocó con la nobleza y el clero.
En 1766, durante el reinado de Carlos III, se produjo el motín de Esquilache, una revuelta popular que provocó la expulsión de los jesuitas de España y de las Indias (regalismo). Los ministros Floridablanca, Campomanes y Aranda llevaron a cabo las principales reformas: fomento de la agricultura, de las manufacturas reales, fomento del comercio mediante una red de carreteras radial, revalorización del trabajo, reforma de la Hacienda y de la Educación. Carlos III también promovió la reforma, crecimiento y mejora de la capital introduciendo amplias avenidas y espacios destinados a la ciencia como el Observatorio Astronómico y el Jardín Botánico.
y el Jardín Botánico.
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