25 Feb
Agustín
Razón y fe: Dios
San Agustín busca solucionar el problema entre la fe y la razón. Afirma que el hombre busca alcanzar la felicidad y el goce del bien supremo, que identifica con Dios. El disfrute de la felicidad requiere conocer la Verdad revelada, es decir, la palabra de Dios. Esta Verdad es una sola y no importa si se alcanza por la razón (filosofía) o por la fe (religión), lo importante es que alcanzándola se alcanza a Dios. El mayor problema está en saber si para el cristiano es suficiente la fe, o si los contenidos de la revelación se pueden clasificar mediante la razón. La razón y la fe son formas distintas de conocer, dos aspectos de la misma realidad que forman una unidad, y que no son incompatibles. La inteligencia o razón prepara el camino para la fe permitiendo entender sus contenidos, y después la fe es la que dirige e ilumina la inteligencia en la búsqueda de la Verdad, que descubren juntas. Esta Verdad es Dios y la fe y la inteligencia se unen plenamente a Él en elamor. San Agustín define la fe como un acto del pensamiento al que el hombre concede asentimiento, y una condición necesaria para la fe es el pensamiento o la razón, pues a través de una se puede llegar a la otra. Credo ut intelligere, intelligo ut credere.
Hombre:
San Agustín sigue un modelo dualista. La esencia del hombre es su alma, espiritual, mortal e inteligente y que se sirve del cuerpo mortal y terrestre. Debido al pecado original, el cuerpo domina el alma y el hombre debe recibir la gracia de Dios para salvarse. Afirma que el mundo y el hombre han sido creado por Dios y que nosotros somos sus criaturas contingentes (podemos dejar de existir). El alma es una sustancia racional y el principio inmaterial que anima al cuerpo. Dado que es principio de vida y la vida es incompatible con la muerte, el alma no puede morir. En cuanto al origen del alma, San Agustín rechaza la teoría emanacionista (el alma emana directamente a la hora de nacer) y la traduccionista (el alma es transmitida de padres a hijos) El alma se divide de manera tripartita: racional, vegetativa y sensitiva; que se corresponden con el ser, el saber o inteligencia y el amor fruto de la Verdad. La voluntad (facultad de querer y, por tanto, origen del pecado) está dañada desde el pecado original, así que no puede imponer sus actos. Al contrario que Sócrates, San Agustín no considera que la maldad sea ignorancia, sino que cree que depende de la voluntad. La voluntad es la capacidad de elegir entre el bien y el ma (libre albedrío), y debido al pecado original nos acercamos antes al mal. Se necesita la gracia divina para que el libre albedrío se convierta en libertad y sea capaz de obrar bien. Esto hace posible que el hombre se trascienda a sí mismo, pues la gracia opera desde el interior y produce un conocimiento superior al propio de la naturaleza humana.
Conocimiento:
San Agustín establece las condiciones en las que se puede dar el conocimiento de la Verdad. La búsqueda de esta es impulsada por el amor espiritual y ordenado, que busca elevarse hasta la Verdad única, inmutable y eterna, que según el ideal cristiano es la búsqueda de Cristo y la sabiduría. La Verdad equivale a la felicidad y el sabio es feliz porque puede conocer la Verdad. Por tanto, San Agustín rechaza a los escépticos, porque están seguros de que dudan y los que dudan saben al menos que dudan (si dudo existo). Distingue tres niveles de conocimiento: ? Sensible: es la captación de los objetos a través de los sentidos. No es un conocimiento verdadero porque las deficiencias de los sentidos y de los objetos impiden conocerlos ? Racional: parte de los datos de los sentidos y emite juicios sobre los objetos y los compara con los modelos eternos (Ideas) que provienen de la iluminación divina. Es un conocimiento propio del hombre. ? Contemplación o iluminación: consiste en ver las ideas eternas tal y como son. Es la auténtica sabiduría, pues se contemplan los verdaderos modelos de las cosas. El conocimiento que se alcanza es objetivo, una Verdad eterna e inmutable. Estas Verdades universales se interpretan como pensamientos de Dios que están en la mente divina y que son visibles a través de la iluminación, no pueden conocerse por experiencia ni son producto de nuestra mente. Siempre hay que intentar alcanzar las ideas creadas por Dios, no por el hombre. El punto de partida es la autoconciencia. A través de ella el hombre encuentra que su propia naturaleza es mudable (porque sus sentidos son inestables) y, en su interior, Verdades inmutables que tienen su fundamento en la inteligencia divina.
Dios: La demostración de la existencia de Dios es una consecuencia inmediata de la teoría del conocimiento e introduce un argumento gnoseológico: si existe la Verdad y Dios es su fundamento, Dios existe. El conocimiento va del exterior al interior y del interior a lo superior. San Agustín usa otros dos argumentos para demostrar la existencia de Dios: Creacionismo: es un argumento que parte del cosmos. Plantea que el mundo ha sido creado por Dios, y por tanto, si se ve el mundo, Dios existe. Dios es trascendente al mundo, lo ha creado de la nada tomando como prototipos las ideas de su mente. ? Orden del universo: requiere un ser ordenador, que es Dios. Él es el ser y la bondad supremos, inmortal y eterno y está formado por una trinidad de personas: padre (Dios), hijo (mente) y espíritu santo (amor).
Ética: La ética agustiniana defiende, al igual que Platón, que la felicidad es el fin último de la conducta de los hombres. Dicha felicidad es inalcanzable en esta vida debido al carácter
trascendente de la naturaleza humana, dotada de un alma inmortal. Por tanto, la felicidad solo puede alcanzarse en la otra vida. Asocia la idea del bien con la de Dios: la doctrina cristiana considera que la felicidad consiste en la visión beatífica de Dios, de la que gozan los bienaventurados mediante la práctica de la virtud. Si no se practica, la gracia de Dios (don de creer) no librará al hombre de su pecado original. San Agustín afirma que el mal no es una forma de ser, sino su privación, algo negativo es una carencia de ser. Todo los creado es bueno y el ser y el bien se identifican. Las cosas corruptibles no son absolutamente buenas, por ello el mal es la privación de la bondad. Si el mal no es un ser, no tiene principio ni causa. Todas las cosas son creadas por Dios, por tanto, no hay ninguna cosa mala, sino que el pecado o el mal lo comete el hombre al hacer mal uso de su libertad (libre albedrío).
Política: Afirma que la historia de la humanidad es la lucha entre dos ciudades, la del bien (de Dios) y la del mal (terrenal). Dichas ciudades no representan ninguna realidad concreta sino dos alternativas. El supuesto básico de esta teoría es la dualidad del comportamiento humano, que sigue los intereses del cuerpo hacia sí mismo o del alma hacia Dios.
La historia es el resultado entre: ? Amor terrenal: amor propio y desprecio a Dios. ? Ciudad celestial: amor a Dios y desprecio a uno mismo. En cuanto a la sociedad, expone que el Estado civil será justo cuando sea un Estado cristiano. El cristianismo hace a los hombres buenos ciudadanos y la Iglesia como organización social es la única sociedad perfecta y superior al Estado. Así inicia la teoría de la colaboración entre Iglesia y Estado: a Iglesia debe proporcionar los principios de conducta a la sociedad civil, pues la Iglesia es más perfecta que el Estado y el poder del Papa debe estar sobre el poder terrenal.
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