14 Sep
Lírica
En 1970 José María Castellet editaba una antología poética sin duda clave en la evolución de nuestra lírica. Se trata de la obra Nueve novísimos poetas españoles (José María Álvarez, Manuel Vázquez Montalbán). La intención de este volumen era presentar a una generación que llegaba esgrimiendo una nueva forma de hacer poesía: rompía con la poesía anterior y se insertaba en la línea de la literatura experimental. Estos poetas, a los que se les conoce también como generación del 68, ya no creen en la poesía como vehículo de comunicación, abandonarán el tono intimista y autobiográfico de la década anterior y llevarán a cabo una renovación total del género desde su propia concepción, hasta la temática y las técnicas.
Son autores con una educación católica, que sienten fascinación por los tebeos, el cine, la televisión… Es la primera generación de poetas que viajan al extranjero, los temas de su poesía son de lo más variado: la publicidad, el mundo de Hollywood… La ambientación de sus textos es variada, todos ellos muy alejados de la realidad cotidiana del lector. Entre la diversidad de fuentes añadir también la música clásica, la mitología… para engarzar materiales de procedencia tan diversa los poetas novísimos utilizan a veces técnicas como el collage y a menudo se mezclan en sus versos tipografías diversas.
Habría que señalar la coexistencia de dos tendencias diferentes, la cultura popular y la culturalista. Poco a poco el excesivo formalismo de la poesía experimental de los años 70 va dejando paso a una poesía más interiorizada y de temas cotidianos. En 1980 se empieza a hablar de poesía postnovísima, como características generales se pueden mencionar la recuperación del realismo, el alejamiento de la experimentación y el concepto de poesía como comunicación. Se observa una mayor presencia del humor, la ironía y los temas íntimos. Sin embargo, lo que define esta década es la variedad de tendencias: neosurrealismo (composiciones apasionadas), neorromanticismo (poesía de temas recurrentes como la noche), poesía épica (poesía de reflexión de grandes temas como el paso del tiempo), poesía erótica, decadentismo y culturalismo, minimalismo, poesía de la experiencia.
En la década de los noventa y principios del nuevo milenio se destaca la agudización del contraste entre la poesía de la experiencia y poesía del silencio, aunque se puede hablar de un dominio evidente de la poesía de la experiencia, a finales de la década de los 90 un grupo de poetas reaccionará contra este predominio de la que también se llamó poesía mediática, se trata de la llamada poesía de la diferencia, corriente que propugna la libertad creativa individual.
Narrativa
En los años 70 continúa escribiéndose novela experimental como la de la década anterior. Novela, recordemos, de estructura en secuencias, con ruptura temporal y punto de vista múltiple, con la técnica del contrapunto, con monólogo interior y digresiones, de lenguaje culto y sintaxis compleja. Pero a partir de 1975 con la muerte de Franco, la llegada de la democracia y el fin del aislamiento tradicional español, se abre un nuevo periodo para la narrativa.
Las novelas de esta época vuelven al relato tradicional y la historia interesante en sí misma, en que predomina un sentimiento de desencanto, una visión irónica y distante de los problemas colectivos en beneficio de temas más personales o íntimos como la soledad. Existe una gran influencia de los medios de comunicación de masas y una vuelta al estilo realista.
En los años 80 y 90 surge un gran número de novelistas nuevos, al igual que en el resto del mundo, no existe ahora una tendencia dominante, destacan: la novela histórica, la metanovela, la novela intimista, la novela lírica, la novela neorrealista, la novela policiaca, la novela de crítica política.
En la primera década del siglo XXI siguen las tendencias anteriores, si acaso se observa un auge del cuento muy en consonancia con los nuevos y ajetreados tiempos. Uno de los mejores cultivadores del relato es Alberto Méndez.
Ensayo
Los escritores de la llamada generación del 98 centrarán sus esfuerzos en la búsqueda de la pérdida de identidad nacional. Así, la necesidad de regeneración de España será tema principal en sus escritos.
De entre los escritores noventayochistas que lo cultivaron cabe destacar a Unamuno. Sus preocupaciones más constantes fueron el llamado ‘problema de España’ y el sentido de la vida. Las características más señaladas de sus ensayos son el autobiografismo y su retórica personal: lenguaje vehemente, desnudez estilística y diálogo constante con el lector.
A principios de siglo el grupo de intelectuales que conocemos como novecentistas centraron su interés en la necesidad de modernizar España, hay que mencionar autores como Cansinos-Assens o Gregorio Marañón.
La generación del 27 cultivó poco este género, aunque hay que destacar algunos ensayos referidos a cuestiones estilísticas y literarias.
Tras la Guerra Civil española el cultivo del ensayo fue un retroceso importante provocado, sobre todo, por el exilio de la mayor parte de los intelectuales del país y por la fuerte presión de la censura.
En la década de los 60 una serie de acontecimientos culturales favorecieron el desarrollo del género. La Ley de Prensa suponía un avance en las libertades del medio. Además, en esta década se dan las aportaciones más importantes de toda una disciplina ensayística y una mayor variedad y especialización en los temas.
La caída del Régimen, el regreso de los autores exiliados y la libertad de expresión suponen el avance definitivo del género ensayístico en España.
En el ensayo actual predominan los temas relacionados con la sociedad de hoy en día, tales como las nuevas tecnologías o el medio ambiente. Las páginas de opinión de los diarios o los suplementos semanales han canalizado buena parte de los textos ensayísticos.
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