05 Nov

1. La Expansión Colonial Europea

El Auge del Colonialismo en el Siglo XIX

El colonialismo, una práctica tan antigua como la humanidad (fenicios, griegos, etc.), tuvo un importante antecedente español en el siglo XVI. Ya en el siglo XVIII, el colonialismo se formaliza como teoría, definiendo el pacto colonial como la interdependencia entre metrópoli y colonia. Durante la primera mitad del siglo XIX, la presencia europea en el mundo se consolida con las grandes exploraciones geográficas y sus crónicas de viaje, impulsadas por el espíritu romántico y los avances científicos. Sin embargo, también existían motivaciones económicas y sociales. Inglaterra, seguida de Francia, lideraron esta expansión, que alcanzó su punto álgido en el último tercio del siglo.

Tipos de Colonización

Diversos tipos de colonización se adaptaron a los intereses de cada país:

  • Bases geográficas: Pequeños enclaves militares en zonas estratégicas (Gibraltar, Islas Malvinas).
  • Bases económicas: Control económico, pero no político, de grandes territorios (Macao, Hong Kong).
  • Colonias de doblamiento: Traslado masivo de población que replicaba la cultura metropolitana (Argelia, Canadá).
  • Colonias: Territorios con gobierno e administración metropolitana que sometía a la población nativa.
  • Protectorados: Control militar y explotación económica a cambio de supuesta «ayuda» (Marruecos).

Otras formas de control incluyeron la influencia económica indirecta (China, Persia) y la inversión a gran escala (Centro y Sudamérica). Posteriormente, la Sociedad de Naciones estableció los mandatos, donde las potencias vencedoras administraban territorios de las vencidas.

2. Áreas de Expansión

Asia y África: Escenarios Principales

Asia y África fueron los principales objetivos, con rutas como la del Índico facilitando el acceso. Francia se expandió por el sureste asiático, mientras Gran Bretaña se apoderó de Birmania y estableció un protectorado en Afganistán para frenar a Rusia. Dos imperios milenarios, China y Japón, se vieron afectados. China sufrió tensiones internas y un fuerte movimiento nacionalista, que culminó en las Guerras del Opio (1842). En 1899, las potencias europeas obligaron a China a ceder territorios, lo que provocó la rebelión de los bóxers (1900), sofocada por una fuerza expedicionaria internacional. En África, la presencia europea se intensificó a mediados del siglo XIX, penetrando el continente a través de los grandes ríos. El Mediterráneo se convirtió en un escenario de rivalidades. Gran Bretaña buscaba controlar la ruta hacia la India, mientras Francia pretendía expandirse por el noroeste africano. Estas tensiones culminaron en el incidente de Fashoda (1898).

La Conferencia de Berlín (1884)

La lucha por África llevó a la Conferencia de Berlín, convocada por Bismarck. Aunque se establecieron normas para regular la presencia europea, no fueron efectivas. El principio de ocupación efectiva como derecho internacional incentivó la carrera por la conquista. Las tensiones resultantes contribuyeron a la I Guerra Mundial.

3. El Imperio Británico

De la Derrota a la Hegemonía

El Imperio Británico, el mayor del mundo, surgió de una estrategia calculada. Tras la independencia de las Trece Colonias, Gran Bretaña se centró en construir un segundo imperio, aprovechando su experiencia y poderío económico. Para finales del siglo XIX, dominaba vastos territorios en Canadá, las Antillas, África occidental, Sudáfrica, India, Australia y numerosas islas estratégicas. Los británicos favorecieron las colonias de doblamiento en zonas poco pobladas, relegando a la población nativa. En África y Asia, establecieron colonias de explotación. Egipto, clave para el control del Canal de Suez, se convirtió en un protectorado británico. En la India, la presencia británica se consolidó en tres etapas, culminando con la coronación de la reina Victoria como Emperatriz de la India.

El Nacimiento de la Commonwealth

Las colonias de doblamiento, con una creciente identidad británica, recibieron un estatus especial, dando origen a la Commonwealth. Canadá fue la primera en obtener autonomía, seguida de Australia, que pasó de ser una colonia penal a un destino atractivo para inmigrantes. Nueva Zelanda, tras un conflicto con los maoríes, se convirtió en un dominio en 1907. En Sudáfrica, tras la guerra contra los bóers, se creó la Unión Sudafricana en 1910.

4. El Imperio Francés

Expansión y Afrancesamiento

A partir de enclaves como la Guayana francesa, Argelia, Senegal, Indochina y Nueva Caledonia, Francia construyó un imperio de primera categoría, impulsado por figuras como Jules Ferry. Túnez se convirtió en protectorado, y la expansión continuó en Indochina. En 1888, se creó la Unión General Indochina. Madagascar se convirtió en colonia tras una revuelta nacionalista. En África, la expansión francesa chocó con los intereses británicos, especialmente en Marruecos. El incidente de Fashoda (1898) evidenció la rivalidad entre ambos imperios. A pesar de no ser tan rentable como el británico, el imperio colonial fue un motivo de orgullo para Francia. Su política de afrancesamiento, a través de la educación y las misiones, dejó un importante legado cultural.

5. El Imperio Ruso

La Mirada hacia Asia

Tras la Guerra de Crimea, Rusia reorientó su expansión hacia Asia. Se estableció en el Cáucaso y Asia Central, avanzando hacia el Turkestán y Pamir. Esta expansión generó tensiones con Gran Bretaña, que temía por sus intereses en la India y Persia. Rusia también se expandió hacia la costa del Pacífico, obteniendo concesiones de China, incluyendo el puerto de Vladivostok y la construcción de ferrocarriles. Sin embargo, esta expansión pronto se vería amenazada por Japón.

6. Nuevas Nacionalidades Coloniales

Alemania, Italia, Bélgica, Holanda y Portugal

Alemania e Italia, unificadas recientemente, se sumaron a la carrera colonial, aunque con territorios menos extensos. Alemania se estableció en África y el Pacífico. Italia se centró en Eritrea, Somalia y, posteriormente, Libia. Bélgica, gracias a la iniciativa del rey Leopoldo II, se estableció en el Congo. Holanda explotó sus antiguas posesiones en Indonesia, mientras Portugal expandió su presencia en África y Timor.

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