16 Nov

La Filosofía de Aristóteles

Metafísica

Materia Prima

Es inteligible, únicamente puede captarse por la inteligencia, es ingenerable; es materia pura, sin forma; es potencia pura, común a todas las sustancias del mundo terrestre, es inmutable, incorruptible, ilimitada e indefinida: de ella sale todo y a ella vuelve todo. Permanece durante todo tipo de cambio.

El Primer Motor

Uno de los principios fundamentales de la «Física» es que para que un cuerpo se mueva o cambie es necesario que un motor ponga en marcha el proceso de cambio. Pero este principio implica una cadena infinita de «motores movidos» que no nos llevarían a la causa última del cambio. Para cortar esta cadena infinita, Aristóteles recurre a otro principio metafísico: el «primer motor inmóvil», capaz de mover sin que a su vez necesite ser movido y que es la explicación última de todos los movimientos y de todos los cambios. El primer motor está unido al primer móvil y es inmóvil, activo e inteligente. En la «Metafísica», Aristóteles define el primer motor como: «pensamiento del pensamiento», es el principio metafísico complementario de la materia prima, la materia pura.

Las Cuatro Causas

Aristóteles requiere determinar las causas del por qué del movimiento. La causa es aquello de lo cual una cosa depende en su ser y en su hacerse, es diferente del «efecto» y anterior a él; el efecto depende de la causa. 4 causas:

  • Intrínsecas:
    • 1-Causa Material: materia de la que está hecha la sustancia y que es el sujeto del cambio.
    • 2-Causa Formal: esencia que toma la sustancia tras el cambio.
  • Extrínsecas:
    • 3-Causa Eficiente: agente que pone en marcha cualquier proceso de cambio.
    • 4-Causa Final: objetivo hacia el que va orientado el proceso de cambio.

Concede gran importancia a la Causa Final. En la filosofía aristotélica, todas las cosas del mundo y los cambios que sufren pueden ser por azar, por el arte o la técnica, o por la naturaleza. Los seres artificiales tienen su fin en aquello para lo que han sido construidos. Los seres naturales tienen una finalidad determinada por su forma o esencia.

El Problema del Conocimiento

Para Aristóteles, al contrario que para Platón, los únicos seres reales son las sustancias corpóreas individuales, compuestas de materia y forma. El conocimiento, entonces, comienza por la «sensación» que proporciona el conocimiento de lo individual y «contingente» (aquello que puede ser o no ser, lo que no es necesario). Continúa con la «intelección» a través de la razón, que proporciona un conocimiento teórico intuitivo de lo «universal» (aquello que es fijo, inmutable, necesario y esencial). Y finalmente, la «ciencia» que es un conocimiento demostrativo «necesario» (aquello que no puede ser de otra manera, se opone a lo contingente) de las relaciones entre las esencias de las cosas.

Características de la Ciencia:
  • a) Es el conocimiento de las esencias de las cosas. Responde a la pregunta ¿qué es?.
  • b) Es un conocimiento de las cosas por sus causas. Responde a ¿por qué es?
  • c) Es un conocimiento necesario, consiste en saber que una cosa es así y no puede ser de otra manera.
  • d) Es un conocimiento universal: fijo, inmutable y necesario.

La ciencia, por tanto, es un conocimiento fijo, estable y necesario; el conocimiento sensible y particular es verdadero, pero no es científico. A la ciencia sólo puede llegar el conocimiento intelectivo. La ciencia permite conocer las esencias de las cosas y definirlas; es un conocer por causas.

Teoría del Alma

Aristóteles diferencia entre sustancias vivientes y no vivientes. El principio que da vida a las sustancias vivientes es el alma. El alma está sustancialmente unida al cuerpo, es su forma o esencia. Cuerpo y alma no son separables: un cuerpo sin alma dejaría de ser un organismo y un alma sin cuerpo no sería nada. Aristóteles, por otro lado, defiende la unidad del alma frente a la concepción platónica del alma tripartita.

La definición de alma como principio de vida implica que todos los seres vivos tienen alma. Pero el mundo natural está organizado jerárquicamente en 4 reinos que son: el conjunto de seres inorgánicos o inertes, el reino vegetal, el reino animal y el género humano. Puesto que hay distintos niveles de «vitalidad», las almas de los distintos seres son diferentes por las funciones que unas y otras cumplen, de forma que las funciones correspondientes al alma de los seres superiores contienen también las funciones o facultades de los seres inferiores. Así, las distintas funciones que Aristóteles atribuye al alma son:

  • La vegetativa, que comprende las funciones biológicas más básicas, como la nutrición, el crecimiento y la reproducción y que está presente en las plantas, en los animales y en los humanos.
  • La sensitiva, que permite el conocimiento sensible (la percepción) y comprende los apetitos corporales, la voluntad y la potencia locomotora, y que poseen los animales y los humanos.
  • La intelectiva, que es la más elevada, propia del humano únicamente, comprende la inteligencia.

Ética

El Sumo Bien

Todo el mundo parece coincidir en que el fin último de las acciones humanas es conseguir la «felicidad» puesto que la felicidad se busca por sí misma, mientras que las demás cosas se buscan para conseguirla. Platón considera el bien como un ideal supremo y absoluto, la Idea Suprema. Pero Aristóteles rechaza el planteamiento de su maestro, considerando que no hay un único bien, sino muchos tipos de bienes; además, la ética no puede ser abordada de una forma teórica y científica: hay que partir de la experiencia. Aristóteles recurre a su teoría de la naturaleza: el bien de cada cosa, su felicidad está determinada por su esencia. La felicidad, por tanto, no necesita de ningún bien externo, sino que «se basta a sí misma». La felicidad consiste en el ejercicio perfecto de la actividad propia del humano. Esta actividad es la del alma y para que sea perfecta debe ir acompañada de todas las virtudes.

Características del Bien Supremo:
  • a) Debe ser perfecto, definitivo y suficiente por sí mismo para hacer feliz al humano.
  • b) Debe buscarse por sí mismo y no en orden a conseguir otro bien cualquiera.
  • c) Debe consistir en la actividad propia y más elevada del humano en cuanto tal.
  • d) Debe hacer al hombre bueno.

Por tanto, la felicidad consiste en unir sabiamente la virtud, la contemplación y los bienes exteriores. La ética de Aristóteles es «finalista», ya que se fundamenta en el fin que la acción humana persigue, desde su naturaleza esencial o forma sustancial, y es «eudemonista», ya que el fin último del humano, el bien sumo en su ser práctico, es la felicidad.

Bien y Placer

La escuela de Epicuro había propuesto el placer como el bien que tiene como finalidad y sentido la acción moral del humano. Aristóteles está de acuerdo en que el placer es una de las cosas deseables por sí misma, y no sólo como medio para conseguir otra cosa. Pero, en la vida, el placer se presenta como parte constituyente de la actividad humana espontánea, del libre ser del hombre en su actividad. Aristóteles piensa que el placer forma parte de un todo y no puede constituir un fin en sí mismo, sino un perfeccionamiento de lo que en sí es bueno como actividad propia del mundo.

Virtud

Es una «disposición» del alma, es decir, una capacidad y aptitud permanente y preferencial para comportarse de un modo determinado. Lejos del «intelectualismo moral» de Sócrates, su realización es esencial a su voluntad y a sus actos. La virtud se adquiere por el ejercicio y el hábito. El origen de la virtud no viene dado por naturaleza (como pensaba Platón), aunque la predisposición natural sea importante; tampoco es suficiente la enseñanza para conseguirla (Sócrates). Requiere también voluntad. Cuando los hábitos alejan al hombre del cumplimiento de la actividad que le es propia y esencial, Aristóteles los denomina «vicios».

Aristóteles clasifica las virtudes como:

  • Intelectuales: (se refieren al bien entendido como verdadero y al mal entendido como falso. Las virtudes relacionadas con la inteligencia son: las contemplativas, las prácticas y las productivas).
  • Morales: (consisten en el justo medio entre dos extremos igualmente viciosos, entre el exceso y el defecto).

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