06 Nov
La Ilustración y la Minoría de Edad
Para Kant, la «minoría de edad» es la incapacidad de una persona para pensar por sí misma, dependiendo en su lugar de la dirección o guía de otros. Esta minoría de edad moral puede ser causada por:
- Pereza o cobardía: La falta de decisión para desarrollar un criterio propio.
- Falsos tutores: Agentes externos que impiden o dificultan el desarrollo del pensamiento crítico.
La clave para superar la minoría de edad es asumir la capacidad de pensar por uno mismo y tomar decisiones propias. Esto requiere una sociedad que promueva el libre desarrollo de las capacidades humanas en un espacio público con una ilimitada libertad de expresión. De esta forma, se avanza hacia una sociedad cosmopolita y pacífica donde el ser humano se realiza plenamente.
El Deísmo Moral de Kant
El deísmo es la creencia en un Dios creador que no interviene en el universo. Kant adoptó una postura de deísmo moral, que enfatiza la moralidad y la ética sin depender de la revelación religiosa.
Al igual que la ciencia progresó al dejar atrás el dogmatismo religioso y filosófico, la Ilustración aspira a llevar esta emancipación a todos los ámbitos humanos. Un ejemplo de ello es la Enciclopedia, obra que pretendía libertar al ser humano a través de la difusión del saber y, con ello, promover su progreso moral.
Uso Público y Privado de la Razón
Kant distingue entre el «uso público» y el «uso privado» de la razón. El uso privado de la razón se refiere a la capacidad de una persona para usar su razón y pensamiento crítico en ámbitos específicos, como su vida profesional o pública, donde puede estar limitado por normas o autoridades. Kant reconoce que en ciertos contextos debemos seguir instrucciones, pero esto no implica una obediencia ciega. El ciudadano, aún dentro de un orden legal, debe ejercer su crítica y promover la reforma de las leyes injustas.
Federico II y la Tolerancia Religiosa
Kant elogió a Federico II de Prusia por su política de tolerancia religiosa y libertad de conciencia. Federico permitió que sus súbditos eligieran sus creencias religiosas sin imponer una religión estatal. Kant vio esto como un paso hacia la autonomía intelectual y moral, ya que permitía a las personas pensar y decidir por sí mismas en asuntos religiosos.
La Concepción Kantiana del Ser Humano, la Historia y la Religión
La filosofía de Kant ofrece un marco integral que aborda la esencia del ser humano, el desarrollo de la sociedad y el papel de la religión en la búsqueda de la felicidad y el bien supremo.
El Ser Humano como Fenómeno y Noúmeno
Kant distingue entre:
- El hombre como fenómeno: Sujeto a las leyes naturales.
- El hombre como noúmeno: Un ser libre y moral.
Esta dualidad refleja las tres disposiciones fundamentales del hombre:
- Animalidad: Explica sus capacidades técnicas.
- Humanidad: Implica pragmatismo.
- Disposición a ser persona: Abarca su capacidad moral.
Esta complejidad refleja la naturaleza radical del ser humano, que combina aspectos egoístas e insociables con una inclinación hacia la comunidad y la moralidad.
La Historia como Progreso
Kant concibe la historia como un progreso constante de las disposiciones humanas hacia el bien supremo, a través de la acción práctico-política basada en la razón. La «sociedad de ciudadanos del mundo» es un objetivo alcanzable mediante la cooperación entre estados y la promoción de la libertad individual dentro de límites claros.
La Razón y el Conocimiento
Kant realiza una síntesis entre el racionalismo y el empirismo:
- Racionalismo: La razón es la fuente del conocimiento seguro.
- Empirismo: El conocimiento se basa en la experiencia sensorial.
Kant busca determinar las condiciones que hacen posible el conocimiento y su alcance. Su filosofía se presenta como una interpretación crítica de la razón que supera las limitaciones de ambas corrientes.
La Religión dentro de los Límites de la Razón
Kant aborda el papel de la religión en la búsqueda de la felicidad y el bien supremo. Para él, la religión implica una voluntad moralmente perfecta que guía al hombre hacia el bien. Sin embargo, Kant racionaliza la religión al rechazar los dogmas y rituales sin reflexión autónoma, promoviendo una «religión dentro de los límites de la mera razón». Esto implica una religión natural o moral que se ajusta a los ideales ilustrados de la autonomía y la razón, reconociendo la posibilidad de una religión revelada que va más allá de la razón.
Conclusión
La concepción kantiana del ser humano, la historia y la religión ofrece una visión integral que aborda la naturaleza humana, su desarrollo histórico y su búsqueda de la felicidad y el bien supremo dentro de los límites de la razón y la autonomía moral.
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