02 Jun
Quiebras Bancarias y Recesión Industrial
La situación se agravó por las quiebras bancarias, que hundieron el nivel de producción. La retirada de depósitos colocó a los bancos en una situación insostenible. A su vez, la reducción de créditos empeoró la situación al impedir a muchas empresas pedir préstamos. En octubre de 1930 se produjo una primera ola de quiebras bancarias, en 1931 una segunda y aún hubo una tercera en 1933.
La situación industrial empeoró ininterrumpidamente hasta 1933 dentro de una coyuntura dominada por el pesimismo acerca del futuro del capitalismo. La causa de esta situación era que la inversión se encontraba prácticamente paralizada y no había ninguna confianza en que la coyuntura pudiera mejorar en el futuro. La ausencia de expectativas económicas llevaba a los empresarios a no invertir, con lo cual no se creaba empleo y gran parte de la población no podía demandar estos productos porque no tenía ingresos, entrando en un círculo vicioso.
La crisis de 1929 puso de relieve la desconexión entre la realidad económica y las propuestas de los economistas para combatir la recesión. Demostró la incapacidad del mercado para regular por sí mismo los desequilibrios entre oferta y demanda.
El Hundimiento del Comercio Internacional
Muchos países devaluaron también sus monedas para abaratar las exportaciones y tratar de fomentar la actividad interna. Se entró en una sucesión de devaluaciones monetarias y de grandes fluctuaciones en su cotización. Esto afectó negativamente a los intercambios, ya que las variaciones en las cotizaciones de las monedas hicieron muy arriesgado el comercio internacional.
La grave situación y los intentos de cada país por solucionar sus dificultades al margen del resto hundieron el comercio internacional. Las economías estaban muy interrelacionadas y la recuperación de cada una de ellas era imposible sin el aumento de los intercambios.
La caída del comercio se debió a la grave situación interna en los principales países, pues provocó un aumento del proteccionismo. La respuesta de la mayor parte de los gobiernos fue adoptar medidas de represalia en forma de tarifas más elevadas. Esta práctica política, conocida como»fastidiar al vecin», no fue superada hasta después de la Segunda Guerra Mundial.
El hundimiento de los intercambios afectó muy especialmente a los países exportadores de alimentos y materias primas de América Latina y Asia. La disminución de sus ingresos les impidió devolver los préstamos obtenidos sin poder obtener otros nuevos. Al reducirse la demanda, las exportaciones a los países desarrollados cayeron y estos, para intentar conseguir un superávit, impusieron nuevas barreras a la importación. En consecuencia, la posición de las economías no industrializadas empeoró todavía más y disminuyeron de forma radical sus importaciones, lo que a su vez repercutió todavía más en los países industrializados.
Keynes y la Crisis
Frente a quienes defendían que la crisis representaba el final del sistema capitalista o seguían insistiendo en el funcionamiento libre del mercado, Keynes detectó que las medidas propuestas por muchos gobiernos eran erróneas al estar basadas en unos planteamientos válidos solo para situaciones sin desempleo. El principal problema era la falta de demanda ante la caída inversora y del empleo. Sin demanda, los empresarios no tenían incentivos para aumentar la producción y, a través de ella, el empleo.
Frente al derrumbe de la inversión privada, proponía que fuera el Estado quien invirtiera mediante una política activa de intervención para luchar contra las recesiones aumentando el gasto público en obras públicas. Si el Estado gastaba, aumentaba la demanda porque ese gasto inicial transformado en salarios y bienes generaba nueva demanda sobre otros sectores. Y al aumentar la renta, el Estado podría aumentar los ingresos por impuestos reduciendo el déficit público.
Los planteamientos de Keynes suponían una justificación de la política anticíclica que nadie había desarrollado hasta entonces. Se demostraba que el aumento del gasto público no era negativo para la recuperación de la economía, sino que aparecía como la única solución para combatir la depresión. Sin embargo, sus propuestas fueron acogidas con escepticismo.
El New Deal de Roosevelt
El intento de recuperación económica es el denominado New Deal, puesto en práctica por el presidente Roosevelt tras su victoria electoral. Las medidas más importantes del programa de Roosevelt no implicaron aumento del gasto público, sino que trataron de luchar contra la deflación fomentando el establecimiento de precios mínimos entre empresas competidoras y apoyando a los productores agrarios.
La Ley de Relaciones Laborales dotó a los sindicatos de una base legal para desarrollar la negociación salarial en la que se prohibía a los empresarios interferir en el funcionamiento sindical. Se aprobó la Ley de Creación de la Seguridad Social, por la cual el gobierno se implicaba en la provisión de las prestaciones básicas de desempleo y de asistencia a los jubilados. Garantizaban unos ingresos mínimos y, por tanto, una demanda de sectores de la población duramente afectados por la recesión.
La Política Armamentista de Hitler
Más intenso fue el intervencionismo del Estado bajo el nacionalsocialismo alemán. Para fomentar el aumento de la producción tras su llegada al gobierno, Hitler emprendió una intensa política de rearme que tuvo efectos muy positivos sobre la industria pesada. Esta medida estuvo acompañada de una dura represión contra el movimiento sindical y los partidos de izquierda para acallar sus posibles reivindicaciones. Desempeñó un papel importante la expansión de las obras públicas y la restricción de las importaciones.
Hitler pretendía conseguir la autosuficiencia económica para llegar a la autarquía. Alemania era deficitaria en alimentos y carecía de petróleo, por lo que se instauró una rígida regulación del comercio exterior y de los movimientos de divisas en función de los objetivos de rearme del gobierno. Toda la actividad económica del Estado debía dedicarse a restaurar el poder militar del pueblo alemán. El impulso de la demanda del Estado sobre la industria de armamento fomentó el aumento de la producción de bienes de equipo y permitió aumentar el empleo.
Deja un comentario