16 Jun

La Segunda República y el Ascenso de las Tensiones

La II República supuso un período de inestabilidad política y social en España, agravado por la crisis económica mundial de 1929. A pesar de sus intentos de reforma, el gobierno republicano no logró satisfacer las demandas de amplios sectores de la sociedad, lo que contribuyó a la polarización política y al aumento de las tensiones.

El gobierno del Frente Popular, una coalición de partidos de izquierda, llegó al poder en febrero de 1936 con un programa de reformas sociales y políticas. Entre sus medidas destacan la reanudación de la reforma agraria, la reapertura del Parlamento catalán y la aprobación de los estatutos vasco y gallego. Estas medidas, aunque respondían a demandas históricas, generaron una fuerte oposición por parte de la derecha, que se radicalizó en torno al Bloque Nacional de Calvo Sotelo.

En este contexto de creciente tensión, la Falange Española, un partido de ideología fascista liderado por José Antonio Primo de Rivera, fue ilegalizada y su líder encarcelado. La conspiración militar, que se venía gestando desde el fallido golpe de Estado del general Sanjurjo en 1932, se intensificó. El presidente de la República, Manuel Azaña, consciente del peligro, había alejado de Madrid a los generales más contrarios al régimen, incluido Francisco Franco, quien fue destinado a Canarias.

El Estallido de la Guerra Civil

El 17 de julio de 1936 se inició el Alzamiento militar en Melilla, extendiéndose rápidamente a la Península al día siguiente. Franco, tras volar desde Canarias a Marruecos, se unió a la sublevación. El control de Sevilla, Cádiz y Algeciras por parte de los sublevados permitió el traslado de tropas desde el norte de África. La conspiración, dirigida por el general Emilio Mola, tenía como objetivo establecer una dictadura militar.

Desde el principio, la Guerra Civil Española se convirtió en un enfrentamiento entre dos bandos bien definidos:

El Bando Nacional

Controlaba principalmente las zonas rurales y los centros cerealísticos, con Sevilla y Zaragoza como principales ciudades. Contaba con el apoyo del ejército, la Iglesia Católica, la Falange, las JONS, los carlistas y otros grupos de derecha. Su ideología era anticomunista, nacionalista y autoritaria.

El Bando Republicano

Dominaba las principales ciudades, las zonas industriales y mineras, y las reservas de oro del Banco de España. Estaba formado por una heterogénea coalición de partidos de izquierda, sindicatos y organizaciones obreras, incluyendo socialistas, comunistas, anarquistas y nacionalistas periféricos. A pesar de su defensa de la República, las tensiones internas entre las diferentes facciones fueron una constante durante la guerra.

La Guerra Civil Española tuvo una importante dimensión internacional. Las democracias europeas, como Francia y Gran Bretaña, optaron por una política de»no intervenció», creando el Comité de No Intervención para evitar una escalada del conflicto. Sin embargo, esta política benefició al Bando Nacional, que recibió apoyo militar de la Alemania nazi y la Italia fascista. Por su parte, el Bando Republicano contó con la ayuda de la Unión Soviética y las Brigadas Internacionales, formadas por voluntarios de todo el mundo.

Etapas de la Guerra Civil

1936: Avance Nacional y Sitio de Madrid

En los primeros meses de la guerra, el Bando Nacional, mejor organizado y con una jerarquía militar más sólida, logró importantes avances territoriales. El objetivo principal de Franco era unir las dos zonas controladas por los sublevados, avanzando por Extremadura y tomando Madrid. Sin embargo, la resistencia del ejército republicano y las milicias populares en la capital, así como la decisión de Franco de desviar sus tropas para liberar el Alcázar de Toledo, impidieron la caída de Madrid.

1937: Ofensiva en el Norte y Batalla de Teruel

En 1937, el Bando Nacional centró sus esfuerzos en la conquista del Frente Norte. Tras la toma de Guipúzcoa, Vizcaya y Bilbao, las tropas franquistas lograron controlar la importante zona industrial del norte de España. La Batalla de Brunete, un intento republicano de aliviar la presión sobre el norte, terminó en fracaso. La posterior caída de Santander y Asturias supuso un duro golpe para el Bando Republicano, que perdió importantes recursos mineros e industriales. La Batalla de Teruel, a finales de año, se saldó con una victoria republicana, pero no logró cambiar el curso de la guerra.

1938: Batalla del Ebro y Ofensiva Final

En 1938, la Batalla del Ebro marcó un punto de inflexión en la guerra. El Bando Republicano, bajo el mando de Vicente Rojo, lanzó una ofensiva a través del río Ebro con el objetivo de dividir la zona controlada por los franquistas y aliviar la presión sobre Cataluña. La batalla, que se prolongó durante cuatro meses, fue la más sangrienta de la guerra. A pesar de la resistencia republicana, la superioridad militar del Bando Nacional se impuso, y la derrota en el Ebro supuso el principio del fin para la República.

Tras la caída de Cataluña en enero de 1939, la suerte de la República estaba echada. El 28 de marzo de 1939, Madrid caía en manos de las tropas franquistas, poniendo fin a la Guerra Civil Española.

Consecuencias de la Guerra Civil

fueron muy diversas.

En primer lugar, las consecuencias demográficas con unos 300.000 fallecidos y más de 200.000 exiliados

Las consecuencias económicas incluyen la destrucción de
infraestructuras importantes (carreteras, fábricas…), pérdida de población activa,
destrucción de cosechas y desaparición de las reservas de oro del Banco de
España.

Las consecuencias políticas fueron evidentemente el fin de la Segunda República y el inicio de la dictadura de Franco,
que llevó a un aislamiento político internacional.

internacional. En cuanto a las consecuencias culturales podemos mencionar el fin
del Regeneracionismo, la Edad de Plata y la Generación del 27, ya sea por muerte o por exilio

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