30 Dic
El Estallido de la Guerra Civil Española
El 17 de julio de 1936, el coronel Yagüe se alzó en armas contra la República, y la sublevación se extendió rápidamente al protectorado marroquí. Entre el 18 y el 19 de julio, más militares se unieron al golpe de Estado. El general Franco se dirigió hacia la península al frente del Ejército de África. Casares Quiroga fue sustituido por José Giral, quien entregó armas a las milicias y partidos del Frente Popular. El triunfo o fracaso del alzamiento estaba relacionado con las condiciones sociales y políticas particulares de cada región. El alzamiento fracasó en las zonas donde las fuerzas obreras y de izquierdas tenían mayor peso.
El pronunciamiento militar permitió a los sublevados apoderarse de los órganos de poder, declarar el estado de guerra y sofocar la oposición. El bando sublevado estaba constituido por militares conservadores, monárquicos de derechas, falangistas y todos aquellos opuestos a la República. Los altos cargos militares manifestaron que su intención era restablecer el orden. Los monárquicos y la CEDA querían la vuelta a la monarquía alfonsina, los falangistas deseaban imponer un régimen fascista, y los carlistas, una monarquía carlista.
Los leales a la República eran principalmente obreros y empleados urbanos, muchos de ellos influidos por organizaciones socialistas, comunistas y anarcosindicalistas, todos defendiendo la legitimidad republicana.
La Internacionalización del Conflicto
La Guerra Civil tuvo una gran repercusión internacional y fue vista como una confrontación entre fuerzas democráticas y regímenes fascistas. Sin embargo, en esencia, se trataba de un enfrentamiento armado entre grupos dominantes, como obreros y burgueses. La guerra dividió a gobernantes, medios de comunicación y a la opinión pública mundial.
Los sublevados enviaron agentes a los países fascistas para pedir ayuda. La República, por su parte, solicitó la colaboración de Francia, que tenía un gobierno de Frente Popular. Gran Bretaña, defendiendo una política de apaciguamiento, comunicó a Francia que no apoyaría su política internacional si ayudaba a la República española.
Tras la creación del Comité de No Intervención, el gobierno de la República tuvo que comprar armas y productos a la Unión Soviética. Largo Caballero decidió enviar oro a la URSS para hacer frente al pago de las armas compradas y para financiar a los consejeros militares soviéticos, que destacaron por su táctica de guerra y su influencia a través del Partido Comunista.
Las Brigadas Internacionales prestaron tropas a la República para la defensa de Madrid y otros campos de batalla. La ayuda alemana e italiana fue crucial: Alemania envió la Legión Cóndor, e Italia, el Corpo Truppe Volontarie, con un importante aporte armamentístico.
La Zona Republicana Durante la Guerra
El gobierno de José Giral, con una fuerza militar que se opuso a los sublevados, tomó la decisión de entregar armas a las milicias de los partidos y sindicatos. El poder del Estado sufrió un desplome y fue sustituido por organismos revolucionarios. Así surgieron los consejos, comités y juntas. Los comités se unificaron para formar consejos regionales, destacando el Comité Central de Milicias Antifascistas en Cataluña, que llegó a un entendimiento con los partidos catalanes.
La Revolución Social y la Colectivización
El alzamiento militar provocó una extensión del clima revolucionario. Un elemento clave de esta revolución social fue la colectivización de la propiedad privada, tanto industrial como agraria. Los comités estaban formados por partidos y sindicatos obreros. Muchos empresarios huyeron al estallar la guerra, y los trabajadores se pusieron al frente de las empresas, comunicando a sus dueños que las explotarían en régimen de autogestión. A primeros de octubre, una serie de decretos dieron cobertura legal a las incautaciones de industrias. En el campo, se expropiaron fincas.
La Iglesia, la burguesía, los propietarios y las clases acomodadas fueron objeto de persecución. Se realizaron requisas de bienes y propiedades particulares. Muchos de los perseguidos huyeron al extranjero o se pasaron a la zona sublevada. Además, se impuso un cierto terror impulsado por el anarcosindicalismo.
La Formación del Ejército Popular y los Conflictos Internos
Las milicias no lograron detener el avance de los sublevados. Largo Caballero constituyó un nuevo gobierno formado por republicanos, socialistas y anarquistas. Creó una alianza antifascista que eliminó juntas y comités, y dirigió la guerra creando un Ejército Popular. Los fracasos militares abrieron un enfrentamiento entre las fuerzas republicanas. Los problemas de Caballero estallaron en Barcelona, donde se produjeron altercados entre diferentes facciones.
Con el gobierno de Juan Negrín, se fortalecieron las posiciones comunistas, gracias a la ayuda que la Unión Soviética prestaba a la República. Los comunistas querían disolver el POUM, a lo que Caballero se negó. Finalmente, Caballero dimitió y Negrín formó un nuevo gobierno que declaró ilegal al POUM. Indalecio Prieto asumió el Ministerio de la Guerra, y el nuevo gabinete basó su política en la prioridad del esfuerzo militar.
La sede del gobierno se trasladó de Valencia a Barcelona tras la caída del norte. La escasez de abastecimientos básicos y la pérdida de Cataluña significaron el exilio para la República. A primeros de marzo, Manuel Azaña dimitió como presidente de la República.
Deja un comentario