17 Ago

Consecuencias de la Guerra Civil Española

La Guerra Civil Española ha pasado a la memoria colectiva de nuestro país como uno de los episodios más traumáticos que vivió la sociedad española del siglo XX porque tuvo consecuencias muy graves y duraderas en el tiempo, tanto a nivel material como humano. Cuando en la primavera de 1939 terminó la guerra, llegó también la hora de hacer balance de pérdidas humanas y materiales. Hoy podemos hablar de alrededor de 350.000 muertos en acciones de guerra, y unos 155.000 muertos en acciones de represión en retaguardia además de los fallecidos por hambre y enfermedades, que son más difíciles de cuantificar. En conjunto se habla de más de medio millón de muertos, que representaron un porcentaje altísimo de la población española, entre un 2,63 y un 2,97%, de los 24,69 millones de habitantes registrados en España en 1936.

En el cómputo demográfico también debemos incluir a los exiliados. Al exilio marcharon en 1939 alrededor de 500.000 personas, hacia Francia, América Latina y también a la URSS. Por un lado, se llevó a cabo un traslado de niños a diversos países como Francia o México, denominados como “niños de la guerra”. Por otro lado, muchas familias emigraron a Francia cruzando los Pirineos, donde fueron internados en campos de concentración en el sur de Francia. Este exilio supuso la pérdida de población joven y activa, que incluía a gentes de los sectores más emprendedores del país.

Por otro lado, también es necesario hablar del tema de la represión, que constituye uno de los aspectos más controvertidos. La represión en la zona republicana fue especialmente importante desde los primeros momentos hasta 1937, cuando el ejército republicano no fue capaz de recuperar el control del orden público. Fue ejercida por los comités, las milicias y los»tribunales populare», tuvo un carácter más bien incontrolado. Se centró en la eliminación de quienes habían participado en la sublevación y personas de ideología derechista, terratenientes y empresarios en forma de los conocidos como»paseo» y»saca» de presos de las cárceles y»checa» (cárceles ilegales en Madrid). En Paracuellos de Jarama y Torrejón de Ardoz fueron fusilados más de dos mil detenidos, que habían sido sacados de las cárceles. La persecución religiosa fue también muy fuerte, sobre todo en Aragón y Cataluña donde se perpetraron asesinatos de religiosos y monjas. En total se calcula que en la represión del bando republicano fueron asesinadas unas 50.000 personas.

En el bando sublevado, la represión fue ejercida por el ejército de forma sistemática contra todos los posibles enemigos, produciendo un mayor número de víctimas que los republicanos y prolongándose después de la guerra. En un principio la violencia se ejerció sobre los militares y las fuerzas de orden que no secundaron la rebelión, autoridades republicanas, dirigentes del frente popular… Fueron especialmente graves las matanzas de civiles en Málaga, Sevilla o Badajoz y los sublevados mataron a todas las personalidades republicanas que apresaron: García Lorca, Lluís Companys, Besteiro; además de los fusilados, hay que contar con los presos e internados en campos de concentración franquistas, los condenados a trabajos forzados… Se calcula que fueron asesinadas unas 100.000 personas.

Los costes materiales y económicos también fueron muy elevados. Las infraestructuras, red de carreteras y puentes, trenes, tendidos ferroviarios y edificios urbanos fueron arrasados durante el conflicto. La producción agraria cayó un 20%, y la industrial, un 30% (hasta 1952 no se recuperaron los niveles anteriores a la guerra). El hambre, la miseria y el racionamiento de alimentos asolaron España durante más de una década. En conjunto, el producto interior bruto se desplomó un 20% entre 1935 y 1940, y la hacienda pública estaba arruinada. Las reservas de oro del Banco de España se habían utilizado para pagar la ayuda soviética a la República, mientras que los suministros enviados por Alemania e Italia al gobierno de Franco supusieron el endeudamiento por valor de millones de dólares.

En el terreno de lo social la victoria del bando nacional supuso la recuperación del dominio de la oligarquía terrateniente y financiera que había apoyado el golpe, y en consecuencia la pérdida de los derechos adquiridos por trabajadores y ciudadanos en general de la mano de la República. Finalizada la contienda no se puede hablar de una política reconciliación nacional, ya que los vencedores excluyeron y persiguieron a los que no habían estado de su lado. Cálculos fidedignos estiman que en 1940 había en España no menos de 300.000 presos; sin olvidar los encerrados en campos de concentración durante meses en espera de juicio para cumplir condenas o ser depurados de sus puestos de trabajo. Se depuró especialmente la Administración Pública, destituyendo o sancionando a todos aquellos funcionarios sospechosos de su apoyo a la República.

En el terreno cultural, muchos autores e intelectuales españoles se exiliaron debido a su ideología republicana, especialmente a México donde trabajaron en numerosas revistas y editoriales. Además, se perdieron gran cantidad de monumentos y objetos de gran valor cultural y espiritual.

Franquismo

El ejército fue el apoyo más destacado del régimen. Se configuró como instrumento básico de la represión política a través de la extensión de la jurisdicción militar a la población civil y participó activamente en el poder. Buena parte de los ministros fueron militares (más del 40% hasta 1956), que ocuparon carteras civiles como Industria y Gobernación, y cargos importantes como gobernadores civiles o procuradores en Cortes. FET y de las JONS, el partido único, enroló a la militancia más activa del franquismo. Para ampliar su influencia entre la sociedad se crearon organizaciones de masas: el Frente de Juventudes, dedicado al adoctrinamiento de la juventud; la Sección Femenina, cuya misión era formar a la mujer con espíritu cristiano y nacional sindicalista; el Sindicato Español Universitario (SEU) que pretendía encuadrar a los universitarios, la Central Nacional Sindicalista (CNS) y el Sindicato Vertical que integraba a patrones y trabajadores en una misma organización. FET y de las JONS fue también el gran instrumento de difusión del discurso oficial del régimen y ejerció el control de los medios de comunicación y propaganda.

La Iglesia católica tuvo un activo papel en la defensa y justificación del régimen franquista, que se definió como Estado confesional católico. Obtuvo beneficios económicos (en 1939 se reinstauró el presupuesto del culto y clero), se constituyó como máxima autoridad en el sistema educativo (en competencia con el FET de las JONS) e impuso la moral católica al conjunto de la población. Esta profunda imbricación en el Estado dio lugar al nacionalcatolicismo, resultado de la identificación entre el poder político y la Iglesia.

España Republicana

Tras el golpe de estado se van a configurar dos bandos: Por un lado, el bando republicano, muy dividido que se irá debilitando hasta la derrota final; por otro, el estado franquista, fuerte y unificado bajo el mando de Franco, que se irá consolidando a medida que se va ganando la guerra, para terminar de configurarse en la dictadura.

En la zona del bando republicano, Cásares Quiroga dimite y se nombra a José Giral como presidente del Gobierno cuya principal labor es hacer frente a un doble problema, por un lado, a la rebelión militar y la guerra y, por otro lado, a la revolución social que llevaron a cabo los sectores más radicales.

Para los republicanos, socialistas y comunistas del PCE, era prioritario ganar la guerra. Pero, en contra, para los anarquistas de la CNT, la FAI y el POUM había llegado el momento de la añorada revolución. Se formaron Juntas populares y Comités que procedieron a la colectivización de tierras y expropiación de industrias en la retaguardia. En Barcelona, se constituyó el Comité Central de Milicias Antifascistas, que trataron de organizar las columnas anarquistas de milicianos.

En septiembre de 1936, Azaña manda formar gobierno a Francisco Largo Caballero. Su gobierno aglutina una coalición formada por republicanos, nacionalistas vascos y catalanes, comunistas y anarquistas. Su objetivo prioritario era recuperar el control de las milicias que estaban actuando por su cuenta en la represión de todos los sospechosos de simpatizar con el golpe de estado, creando el Ejército Popular de la República formado por Brigadas Mixtas y milicianos.

Además, debía organizar la economía de guerra, pues a pesar de contar con las industrias y las zonas mineras y agrícolas, la desorganización había provocado problemas serios de abastecimiento a la población.

Todas estas divergencias internas desembocaron en los graves sucesos de mayo de 1937 en Barcelona, con enfrentamientos armados entre socialistas y comunistas y los anarquistas, que causaron una fuerte crisis del gobierno de Largo Caballero, que presentó su dimisión.

En mayo de 1937, tras la crisis de Barcelona, Azaña encarga la formación de un nuevo gobierno al doctor Juan Negrín, que contará con los socialistas, nacionalistas vascos y catalanes y comunistas. El nuevo gobierno trató de imponer unidad política y militar, con la formación del Ejército Popular y estableciendo un control sobre la producción industrial y agrícola para asegurar el avituallamiento de la población. Pero las dificultades militares y la financiación de la guerra agravaron la situación, lo que llevó a Negrín a buscar una salida negociada a la guerra a través del cese de la lucha y la permanencia de la República tras un proceso de elecciones democráticas, que no fue aceptado por Franco. A partir de ese momento Negrín puso sus esperanzas en el estallido de la guerra europea. Finalmente, en febrero de 1939 la caída de Barcelona provoca la huida del gobierno a Francia y Azaña presentará su dimisión. Franco entró triunfante en la capital el día 28 de marzo.

En el aspecto económico la España republicana, al iniciarse la guerra el gobierno republicano controlaba todas las zonas industriales frente a la España sublevada que controlaba las zonas agrícolas. Lo más destacable en la zona republicana fue las colectivizaciones de empresas privadas, sobre todo en el ámbito agrario. Sin embargo, la desastrosa organización provocó graves problemas en el abastecimiento de alimentos a las ciudades.

En conclusión, la Guerra Civil Española representó un episodio trágico en la historia española, donde la evolución del bando republicano estuvo marcada por una lucha interna entre diferentes corrientes ideológicas, desafíos militares y presiones externas que finalmente condujeron a su derrota. La victoria del bando franquista estableció un régimen dictatorial que perduró durante décadas, dejando como legado un periodo de represión, marginación y exilio para los vencidos.

España Sublevada

Tras la muerte en julio de 1936 del general Sanjurjo, se crea en Burgos la Junta de Defensa Nacional para organizar políticamente las zonas controladas por los sublevados. Las primeras medidas tomadas fueron la prohibición de partidos políticos y sindicatos, censura de prensa, suspensión de la Constitución y derechos civiles y paralización de la Reforma agraria. De entre esos militares, Franco es designado jefe del Gobierno del Estado y Generalísimo de los Ejércitos, desapareciendo la Junta de Defensa a favor de una Junta Técnica del Estado, y trasladando el centro de decisiones al cuartel del General Franco en Salamanca.

En abril de 1937 Franco firmaba el Decreto de Unificación que agrupaba a todas las fuerzas políticas que apoyaban el bando nacional, en un solo partido, Falange Española Tradicionalistas y de las JONS, y se proclamaba jefe nacional del partido único. En enero de 1938 se creó el primer gobierno presidido por Franco, que concentraba en sus manos la jefatura del Estado y la presidencia del gobierno. El nuevo estado se configura ya como un régimen totalitario con un partido único y un líder.

Se suprimieron las libertades de prensa (censura), la libertad religiosa, política y sindical, los Estatutos de autonomía y se restableció la pena de muerte. En marzo de 1938 se aprueba una de las Leyes Fundamentales, el Fuero del Trabajo, que sentó las bases del sindicalismo vertical y se prohibieron las huelgas y las reivindicaciones obreras. Se declaró el estado confesional, derogó las leyes del divorcio y del matrimonio civil y muchas otras reformas religiosas. Se elaboró también la Ley de Responsabilidades Políticas de febrero de 1939 con carácter retroactivo hasta octubre de 1934, que facultó a los tribunales mixtos para aplicar penas a personas vinculadas a partidos de izquierda, y a todos los que habían colaborado con la República. También, desde julio del 36, los militares sublevados practicaron una brutal y sistemática represión que adoptó la forma de»saca» y»paseo», para eliminar a los enemigos políticos e ideológicos y sembrar el miedo entre la población.

Económicamente, esa España nacional contaba en principio con la mayor parte de las zonas agrícolas por lo que no padeció problemas de abastecimiento, pero sí importantes carencias industriales. Se paralizó de inmediato la reforma agraria restituyendo las tierras a sus antiguos propietarios. El control de la producción fue estricto y contó con la colaboración de propietarios rurales, los empresarios y grandes financieros.

A nivel internacional recibió ayuda de la Italia de Mussolini y la Alemania de Hitler y no lo tuvo difícil para obtener préstamos del exterior.

La evolución y organización políticas, lo mismo que la situación económica, fueron muy diferentes en ambos bandos. Todo ello, unido a la dispar ayuda internacional, encaminó a la República hacia su derrota final, lo que supuso el triunfo del bando nacional y la consiguiente instauración de la dictadura franquista hasta 1975.

En conclusión, la Guerra Civil Española representó un episodio trágico en la historia española, donde la evolución del bando republicano estuvo marcada por una lucha interna entre diferentes corrientes ideológicas, desafíos militares y presiones externas que finalmente condujeron a su derrota. La victoria del bando franquista estableció un régimen dictatorial que perduró durante décadas, dejando como legado un periodo de represión, marginación y exilio para los vencidos

La Revolución de Octubre de 1934

La Revolución de Octubre de 1934 fue un levantamiento armado que tuvo lugar en España, principalmente en Asturias, Cataluña y Madrid, en respuesta a la victoria electoral de la derecha en las elecciones de 1933 y la formación del gobierno de la CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas). La revolución fue protagonizada por organizaciones de izquierda, principalmente la CNT (Confederación Nacional del Trabajo), la UGT (Unión General de Trabajadores) y el PCE (Partido Comunista de España).

En Asturias, la revolución se caracterizó por una intensa lucha callejera entre los mineros y las fuerzas de seguridad del Estado. La represión fue durísima, con más de 1000 mineros muertos, lo cual desencadenaría una campaña de solidaridad internacional con las víctimas.

En Cataluña la revuelta tuvo un carácter político ya que el presidente de la Generalitat, Lluis Companys, pretendía evitar la entrada de la CEDA en el gobierno, dado el carácter antiautonómico del mismo. Por ello proclamó la República catalana dentro de la República Federal española, a su vez se organizaba una huelga general. Se declaró el estado de guerra y el ejército ocupó el palacio de la Generalitat. Hubo más de 3500 detenidos, entre ellos todos los miembros del gobierno catalán y del Ayuntamiento de Barcelona. Las consecuencias de esta revolución provocaron una radicalización de posiciones y que la CEDA aumentara su poder dentro del gobierno. Se suspendió el Estatuto de Autonomía de Cataluña y se devolvieron las propiedades a los jesuitas.

En 1935 se inició una profunda crisis política en el gobierno cuya única salida era la disolución de las Cortes y la convocatoria de nuevas elecciones. Una de las razones de esta crisis fue el hundimiento del Partido Radical de Lerroux como consecuencia de los grandes escándalos: el estraperio (una ruleta trucada que bajo soborno se habla intentado implantar en varios casinos españoles) y la acusación de corrupción económica contra varios miembros del Partido Radical. Era necesario el relevo y se convocaron elecciones para febrero de 1936.

Frente Popular

Ya en 1934 se había producido una radicalización política producto del programa de gobierno del Bienio conservador, lo que derivó en el endurecimiento de la postura de la CEDA en el gobierno, el envío de los militares golpistas a puntos estratégicos de la península con el fin de la comunicación nula, y la suspensión del estatuto de autonomía de Cataluña así como la suspensión de muchas otras reformas llevadas a cabo por el gobierno del bienio reformista y la nueva Ley de Reforma Agraria la cual dictaba la devolución de las tierras expropiadas a sus propietarios.

La dura represión sobre la izquierda durante el bienio de derechas desembocó en el deseo de apartar a la derecha republicana del poder inmediatamente. Además, los fascismos florecían en Europa y el temor a un gobierno fascista en España afloraba. Además, la III Internacional, recomendó a nivel europeo la unión de todos los grupos de izquierda frente al fascismo (en Francia ya se constituyó un Frente Popular en 1935, liderado por el socialista León Blum.

Todo lo anterior puede ser señalado como las causas fundamentales de la formación del Frente Popular, que se puede definir como una gran coalición electoral de las fuerzas de izquierda en la Segunda República española, que encabezado por Manuel Azaña se formó en enero de 1936 para concurrir a las elecciones de febrero tras la crisis de gobierno del bienio conservador y en un contexto de paralización de las reformas que había intentado llevar a cabo el estado republicano.

El programa político del Frente Popular tenía como objetivo conseguir la amnistía para todos aquellos presos víctimas de las movilizaciones masivas en 1934 y la

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