07 Jul
La Guerra Civil Española (1936-1939)
Tras la victoria electoral del Frente Popular en la II República española se gestó el golpe de estado que los militares emprendieron el 18 de julio de 1936. El alzamiento militar fructificó inicialmente solo en algunas localidades por lo que se inició la calamitosa guerra civil que asoló España entre los años 1936-1939.
La guerra civil se destacó por la violencia indiscriminada con asesinatos, bombardeos aéreos, incluso a la población civil, masacres y atrocidades cometidas por ambos bandos. También se destacó por la participación de voluntarios de otros países, como las Brigadas Internacionales que apoyaban a los republicanos y unidades fascistas italianas y alemanas que ayudaban a los insurrectos.
Finalmente, en 1939, tras tres años de cruenta guerra, los rebeldes al mando de Franco lograron la victoria estableciendo una dictadura que duraría hasta su muerte en 1975.
Consecuencias de la Guerra Civil
Consecuencias humanas
Los cálculos más aceptados actualmente estiman entre 500.000 y 600.000 los fallecidos en la guerra civil. Unos 160.000 murieron en combates, otros 150.000 fueron represaliados y otros 40.000 o 50.000 fueron asesinados en la posguerra. El resto fallecieron por efecto de los bombardeos, el hambre y las enfermedades.
Durante la guerra los asesinatos selectivos se suscitaron en ambos bandos en amplias zonas del país, pero también se produjeron algunas masacres colectivas como la de Paracuellos del Jarama en el bando republicano donde fueron fusilados algunos miles de franquistas o la de Badajoz donde los franquistas fusilaron a los 4.000 retenidos en la plaza de toros.
También es muy reseñable el éxodo republicano. Inicialmente muchos huyeron de las represalias y combates como los llamados «niños de la guerra» que fueron evacuados a otros países, pero tras la caída de Cataluña más de 500.000 republicanos cruzaron la frontera siendo la mayoría de ellos internados en campos de concentración en las playas de Marsella. Otros pudieron salir hacia el norte de África y algunos fueron acogidos en distintos países americanos. En México se establecieron las instituciones republicanas en el exilio (gobierno y las Cortes).
Consecuencias económicas
Las repercusiones económicas fueron desastrosas puesto que se destruyeron más de 500.000 viviendas y se dañaron especialmente las infraestructuras de comunicaciones (red ferroviaria, carreteras etc.).
Aunque se perdió una parte de la maquinaria y del utillaje industrial no hubo grandes destrucciones de fábricas muchas de las cuales quedaron intactas. Sin embargo, la producción industrial descendió en un tercio por falta de materias primas y de energía y la agrícola en una cuarta parte debido a la marcha de los hombres al frente, la falta de abonos, simientes y animales de tiro.
También cayó la inversión, el comercio exterior y el consumo y se calcula que la guerra costó entre el 25 y el 30 % de la renta nacional. La Hacienda pública quedó arruinada y sin reservas financieras y la inflación multiplicó por diez los precios. Además, el conflicto generó una considerable deuda externa lo que complicaría la recuperación económica.
Consecuencias culturales
La guerra provocó la destrucción de instituciones culturales y educativas. Bibliotecas, archivos y museos fueron saqueados y destruidos. La represión cultural y la censura bajo el régimen franquista llevaron a una pérdida de la diversidad y vitalidad de la cultura española. Muchos intelectuales marcharon al exilio, produciéndose cierta «desertificación» cultural. Entre otros, tuvieron que emigrar de España intelectuales de la talla de Luis Cernuda, Alberti, León Felipe, Pedro Salinas, Sender, Manuel de Falla, Pau Casals, Marañón, Severo Ochoa etc.
Consecuencias sociales
Tras la victoria franquista se instauró una fuerte represión contra los que se había opuesto al nuevo régimen, ejecutándose o encarcelándose a muchos de ellos. El número de presos superó la cifra de 270.000 a los que hay que añadir los más de 500.000 recluidos en campos de concentración.
Algunos presos redimieron sus penas en batallones disciplinarios de trabajo como mano de obra barata para empresas públicas y privadas. Y los sospechosos de republicanismo fueron depurados, especialmente en funcionarios incluido todo el profesorado. Cerca del 30% de los maestros perdieron su trabajo, muchos institutos cerraron y algunos rectores de universidad fueron fusilados. También se prohibió todo tipo de manifestación nacionalista como la lengua, las tradiciones y otros rasgos de identidad cultural propia. Con el nuevo orden franquista se consolidó el poder en manos de una élite, generándose profundas desigualdades sociales y económicas. Los trabajadores perdieron sus derechos adquiridos durante la Segunda República y las organizaciones sindicales fueron suprimidas.
Consecuencias morales: fractura moral del país
La guerra civil dejó una profunda división y fractura moral en la sociedad. Las heridas y resentimientos perduraron durante décadas. Muchos fueron víctimas de venganzas, injusticias y denuncias interesadas. Con la represión, el régimen mantuvo la división entre los españoles muchos de ellos vigilados y silenciados convivieron en la nueva sociedad con el pánico ante los recuerdos y temerosos de nuevas eventualidades represivas.
Sin embargo, también hay que señalar que a partir de 1944, desde el exilio, se organizaron contra el régimen grupos guerrilleras en zonas rurales y montañosas conocidos como «maquis» que extendieron sus actividades por numerosas localidades españolas especialmente entre 1945 y 1947.
El Franquismo (1939-1975)
Cuando la guerra civil española agonizaba ante el empuje de las fuerzas franquistas, el gobierno socialista de Juan Negrín tendió a reforzar el ejército republicano, unificando los planes militares bajo un solo mando para evitar la división de las fuerzas antifranquistas. Por ello, centenares de miembros de la CNT fueron encarcelados y, bajo la presión de los comunistas, el POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista) fue ilegalizado y sus militantes perseguidos.
Tras la caída de Cataluña, se produjo el reconocimiento del gobierno de Franco por Francia y Reino Unido, con lo que la desmoralización republicana fue aún mayor. Las tropas franquistas controlaron finalmente todo el territorio, iniciándose la huida generalizada de republicanos hacia el exterior.
La Construcción del Estado Franquista
Ya desde los inicios del alzamiento se había constituido en Burgos la Junta de Defensa Nacional y esta Junta proclamó el estado de guerra y todo el territorio nacional ocupado quedó bajo control militar. Se prohibieron los partidos políticos del Frente Popular y toda actividad política y sindical de cualquier signo ideológico. Se paralizó la reforma agraria y se restituyeron las tierras a sus antiguos propietarios, estableciéndose la bandera roja y gualda como bandera de España en lugar de la tricolor republicana.
Franco fue nombrado Generalísimo de los Ejércitos, concentrando en sus manos todo el poder militar y político del nuevo Estado, adoptando el título de Caudillo.
En 1938 se formó el primer gobierno de Franco promulgándose la ley de administración central del Estado por la cual reunió en su persona los poderes legislativo, ejecutivo y judicial. En su gobierno estaban representadas las distintas fuerzas que se levantaron en armas contra la república incluyéndose a los carlistas.
Terminada la guerra Franco creó una dictadura personal, autoritaria y de base militar. En sus primeros años se identificó claramente con el fascismo, tanto por la influencia de la Falange como por la admiración hacia el modelo de la Italia fascista y la Alemania nacionalsocialista.
Concentró en sus manos un poder ilimitado, impulsando un Estado unitario, centralista y repleto de simbología religiosa. Así en las monedas acuñadas en 1947 se decía «Francisco Franco, Caudillo de España por la gracia de Dios».
Pilares del Régimen Franquista
- Ejército: Contó con el apoyo del ejército y sus miembros gozaron de privilegios desempeñando un buen número de ellos cargos ministeriales. Aunque también hubo algunas discrepancias con sectores militares que eran partidarios de restablecer la monarquía o de fomentar la modernización del ejército.
- Falange: El ideario de la Falange fue clave para la formación del régimen. Desde 1937 se había creado un partido único, Falange Española Tradicionalista y de las JONS (Juventudes Obreras Nacional Sindicalistas) que fusionaba a falangistas y carlistas bajo la jefatura de Franco. El nuevo partido adoptó el saludo fascista de brazo en alto, el uniforme de camisa azul de los falangistas y boina roja de los requetés carlistas y como emblema de la nueva España, el yugo y las flechas de los Reyes Católicos. Como organizaciones de mases se crearon el Frente de Juventudes, la Sección Femenina y el Sindicato de Estudiantes Universitarios (SEU) y ministros falangistas ocuparon numerosas carteras en vivienda, trabajo y sindicatos.
- Iglesia Católica: La Iglesia se identificó con el nuevo régimen desde el momento que bendijo y legitimó el alzamiento de 1936. Franco dejó en sus manos la educación y el control religioso y moral de la sociedad, y de ahí la ideología oficial de nacionalcatolicismo. Católicos y miembros del Opus Dei fueron responsables de las carteras de educación y economía.
- Élites económicas: Franco también contó con el apoyo de la élite económica y social: empresarios, comerciantes, terratenientes y pequeños y medianos propietarios, mientras que la mayor parte de las clases medias se acomodaron a la dictadura como mayoría silenciosa.
Características del Régimen Franquista
- Centralismo y autoritarismo: Consolidado el gobierno franquista se derogó toda la obra reformista de la República, aboliéndose los estatutos de autonomía e impulsándose el castellano como lengua oficial.
- Nacionalcatolicismo: Se anuló la legislación laica (leyes de matrimonio civil y divorcio, reforma educativa) y la Iglesia recuperó todos sus bienes y privilegios. Al no existir una constitución, paulatinamente se fueron promulgando las distintas leyes fundamentales.
- Sindicatos verticales: En política social, el Fuero del Trabajo sentó las bases del Estado nacionalsindicalista en el que se plasmó el respeto a la propiedad privada, prohibición de los sindicatos de clases y de las reivindicaciones obreras. Empresarios y obreros se encuadraban en unos mismos sindicatos, por ramas de producción, en los llamados sindicatos verticales.
- Control ideológico y censura: Para consolidar el control ideológico se suprimieron las libertades de reunión y de asociación y se implantó la censura poniéndose la producción cultural al servicio del Estado.
- Cortes franquistas: Con la Ley Constitutiva de las Cortes se estipuló que los procuradores a Cortes serían elegidos en dos tercios directamente por el jefe del Estado y el tercio restante eran representantes de los sindicatos, las entidades municipales y los elegidos por los cabezas de familia.
- Control territorial: El gobierno nombraba por cada provincia gobernadores militares y civiles. Estos ostentaban la jefatura provincial del Movimiento y controlaban y nombraban a su vez a los alcaldes de los ayuntamientos, que ejercían también como jefes locales del Movimiento. La estructura militar se completaba con el nombramiento de capitanes generales.
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