03 Jun

La Guerra de Independencia Española (1808-1814)

En la resistencia contra la invasión napoleónica, surgieron ciudades inexpugnables: Zaragoza, liderada por el general Palafox y con la heroica intervención de Agustina de Aragón; Gerona, capitaneada por el general Álvarez de Castro; y Cádiz, defendida por el general Morla junto a un ejército de soldados y ciudadanos.

En el desarrollo de la Guerra de Independencia, podemos distinguir tres fases:

1ª Fase (1808-1809): Levantamiento y Fracaso Inicial de la Ocupación

Esta fase se caracteriza por el levantamiento popular español que frenó el avance francés. El evento más destacado es la Batalla de Bailén (Jaén), donde las fuerzas napoleónicas del general Dupont sufrieron su primera derrota en campo abierto en Europa, gracias a la estrategia del general español Reding. Durante esta fase, los ingleses enviaron un ejército al mando del general Wellington que desembarcó en Lisboa.

2ª Fase (1809-1812): Predominio Francés

Napoleón, decidido a controlar España, se trasladó personalmente a la península para dirigir a sus tropas. Tras la batalla de Ocaña, los franceses recuperaron la mayor parte del territorio, dejando solo algunas ciudades como focos de resistencia.

3ª Fase (1812-1813): Ofensiva Española y Victoria Final

Con la ayuda inglesa, la ofensiva española culminó con la victoria en las batallas de Arapiles, Vitoria y San Marcial. El último acto de Napoleón fue la firma del Tratado de Valençay (1813), donde reconocía a Fernando VII como rey legítimo de España.

Las Cortes de Cádiz y la Constitución de 1812

La Junta Suprema Central, establecida tras la invasión francesa, actuó como gobierno provisional hasta 1810. Ante el avance francés, la Junta se refugió en Cádiz y finalmente se disolvió, convocando a las Cortes para septiembre de 1810.

Las Cortes, formadas por diputados de todas las regiones, se autoproclamaron Asamblea Nacional, asumiendo el principio de soberanía nacional. Su objetivo principal era elaborar una Constitución que garantizara las libertades y limitara el poder del rey a través de una monarquía parlamentaria.

En el seno de las Cortes, surgieron diferentes grupos políticos:

  • Liberales: Intelectuales burgueses que defendían la soberanía nacional, la limitación del poder real y las libertades individuales.
  • Absolutistas: Partidarios de reformas moderadas que mantuvieran los privilegios del sistema absolutista y las instituciones tradicionales.
  • Radicales: Defendían la restitución de todos los poderes absolutos a Fernando VII sin realizar reformas.
  • Americanos: Diputados de las colonias americanas que abogaban por la independencia de España.

El 19 de marzo de 1812 se promulgó la Constitución, conocida popularmente como “La Pepa”. El texto reflejaba un espíritu conciliador entre liberales y absolutistas, estableciendo las bases de un Estado Moderno:

Principales Aspectos de la Constitución de 1812:

  • Soberanía Nacional y Monarquía Parlamentaria: Se reconocía la soberanía nacional y se establecía una monarquía parlamentaria con división de poderes.
  • Derechos Individuales: Se reconocían derechos como la igualdad jurídica, la inviolabilidad del domicilio, la libertad de imprenta, la protección de la propiedad privada y las garantías procesales.
  • Limitación del Poder Real: Se limitaba el poder del rey, impidiéndole impedir la celebración de las Cortes, imponer impuestos o privar de libertad a los ciudadanos.

Legislación Posterior y Consecuencias

Las Cortes de Cádiz también llevaron a cabo una importante labor legislativa en materia social y económica, desmantelando las bases del Antiguo Régimen. Se suprimió el régimen señorial, se inició el proceso de abolición de la Mesta y los gremios, y se establecieron las bases para un sistema económico más liberal.

Conclusión

Tras la Guerra de Independencia, España queda deshecha: una enorme mortalidad y más de 250.000 inmuebles destruidos y expoliados. Los recursos procedentes de las colonias de América se paralizan, pues la guerra es aprovechada por los criollos para sentar las bases de su propia independencia. A ello se une la inexistencia de un mercado interior asfixiado por el peso excesivo de los impuestos, el considerable coste de los transportes, la carencia de vías de comunicación y el desbarajuste de la Hacienda. Todo ello contribuye a extender la ruina a todas las actividades económicas. No obstante la guerra tiene una gran trascendencia: en lo militar da lugar a nuevas formas de lucha (las guerrillas) y de resistencia (los sitios); en lo político, las estructuras del Antiguo Régimen sufren una dura sacudida plasmada en la Constitución de 1812; en lo ideológico, se decantan dos formas de pensar opuestas: Absolutismo (Dios-Patria-Rey) y Liberalismo (Constitución-división de poderes-libertades). Estas ideologías se enfrentarán en todo el siglo, alternándose períodos de absolutismo con otros liberales. En ello juega un importante papel la Constitución de 1812 ya que su debate es el comienzo del constitucionalismo español y del Estado moderno-liberal, lográndose acabar con la visión patrimonial del poder que tenían los reyes absolutos y eliminar los privilegios de la nobleza y el clero, estableciéndose las condiciones para que la burguesía viese reconocidos sus derechos sociales y políticos. Para la España de principios del siglo XIX, la Constitución supone una conquista histórica al recoger un modelo de vida que tardaría aún varias generaciones en hacerse realidad. Es considerada como un modelo ecléctico y de compromiso, pues contiene como elementos básicos las tesis de Rousseau sobre la soberanía del pueblo y el esquema de Montesquieu de la división de poderes, añadiéndoles un elemento tradicional: el respeto a la institución monárquica y al catolicismo como características propias del Estado español. Ello se debe a un intento de aunar el pasado con el presente moderno, es decir, la tradición católica y el respeto a la Corona con el espíritu liberal que marca los nuevos tiempos. Desde 1812 a 1820, la Constitución española no sólo es conocida y traducida en Europa, sino que es asumida por alguna nación en guerra con Napoleón, prefiriéndose incluso a la Constitución francesa de 1791, pues España se presenta ante los liberales de toda Europa y del resto del mundo como la nación que, tras enfrentarse al poderío del Imperio napoleónico, logra vencerlos y conservar su independencia.

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