06 Jun

1. El Reinado de Carlos IV (1788-1808) y la Crisis del Antiguo Régimen

En 1788, tras la muerte de Carlos III, le sucede su hijo Carlos IV. España seguía siendo un país anclado en el Antiguo Régimen. En medio de este panorama, estalla la Revolución Francesa (1789), dividiendo a Europa en dos ideologías. Esta influencia también llega a España, generando tensiones y divisiones internas.

1.1 El Gobierno de Floridablanca y el Miedo a la Revolución (1788-1792)

Carlos IV mantuvo en el poder a los antiguos ministros ilustrados de su padre. Sin embargo, la Revolución Francesa provocó una reacción de temor y aislamiento. El ministro Floridablanca cerró las fronteras al paso de textos franceses y se recurrió a la Inquisición para perseguir a cualquier sospechoso de simpatizar con la Revolución. Se prohibió estudiar en el extranjero, buscando evitar el «contagio» revolucionario.

1.2 El Gobierno de Godoy (1792-1808) y la Inestabilidad Política

En 1792, Carlos IV confió el poder a Manuel Godoy, un joven guardia real que contaba con el favor de la reina. Godoy gobernó España con interrupciones hasta 1808. Su figura generó rechazo entre la nobleza, que lo veía como un advenedizo.

a) Guerra contra la Convención (1793-1795)

La ejecución de Luis XVI impulsó a Carlos IV a declarar la guerra a la Francia revolucionaria. Tras la derrota española, la Paz de Basilea (1795) supuso la recuperación de territorios perdidos a cambio de ceder a Francia parte de la isla de Santo Domingo. Un año más tarde, Godoy firmó el Pacto de San Ildefonso, por el que España se aliaba con Francia, lo que conllevó una guerra contra Inglaterra.

b) Reformismo y Crisis Económica

Godoy intentó introducir reformas para modernizar España, reduciendo el poder de los gremios, suprimiendo impuestos y liberalizando el precio de algunos productos. Sin embargo, la economía española estaba en crisis. La escasez de alimentos, la concentración de la tierra en manos muertas (principalmente la Iglesia) y la mala gestión de la Hacienda Real, obligada a emitir vales, agravaron la situación.

El Estado llevó a cabo desamortizaciones, apropiándose de bienes eclesiásticos para obtener liquidez. Sin embargo, estas medidas no fueron suficientes para solucionar la crisis y en 1804 España entró en bancarrota.

c) La Alianza con Francia y la Batalla de Trafalgar (1805)

A pesar del riesgo de enfrentamiento con Gran Bretaña, Godoy mantuvo la alianza con Napoleón. En 1801, España participó en la Guerra de las Naranjas contra Portugal, aliada de los británicos. En 1805, la flota franco-española fue derrotada por la armada británica en la Batalla de Trafalgar. Esta derrota supuso un duro golpe para España, ya que provocó la incomunicación con las colonias americanas y agravó la crisis económica. La población culpó a Godoy del desastre.

1.3 El Tratado de Fontainebleau y el Motín de Aranjuez (1808)

En 1807, Godoy firmó el Tratado de Fontainebleau con Napoleón. Este tratado permitía a las tropas francesas atravesar España para invadir Portugal, que sería posteriormente repartida. A principios de 1808, el ejército francés entró en España, generando temor entre la población, que sospechaba de las verdaderas intenciones de Napoleón.

El 18 de mayo de 1808, estalló el Motín de Aranjuez, instigado por partidarios de Fernando, hijo de Carlos IV. El motín acabó con la destitución de Godoy y la abdicación de Carlos IV en Fernando VII.

1.4 Las Abdicaciones de Bayona y el Reinado de José I (1808)

Napoleón, aprovechando la situación de inestabilidad, llamó a Carlos IV y Fernando VII a Bayona (Francia) con la excusa de mediar en el conflicto. Una vez allí, les obligó a abdicar y entregó la corona española a su hermano, José Bonaparte, que se convirtió en José I de España.

José I intentó ganarse el apoyo de los españoles con medidas reformistas. Promulgó el Estatuto de Bayona, una especie de constitución que abolía el Antiguo Régimen, acababa con los privilegios feudales y establecía un sistema político y social más moderno, potenciando a la burguesía. Sin embargo, la mayoría de la población rechazó a José I, considerado un rey impuesto por la fuerza.

2. La Guerra de la Independencia (1808-1814)

La invasión francesa y la imposición de José I como rey desencadenaron la Guerra de la Independencia Española. El pueblo español, en un alzamiento popular sin precedentes, se levantó en armas contra los invasores franceses, iniciando una lucha por la libertad y la soberanía nacional.

2.1 El Levantamiento del 2 de Mayo y el Inicio de la Guerra

El 2 de mayo de 1808, la población de Madrid se levantó contra las tropas francesas del general Murat, que gobernaba la ciudad en nombre de José I. El levantamiento, brutalmente reprimido por los franceses, se extendió rápidamente por todo el país, marcando el inicio de la Guerra de la Independencia.

Ante el vacío de poder, se formaron Juntas locales y provinciales que asumieron el gobierno y organizaron la resistencia contra los franceses. En septiembre de 1808, se constituyó la Junta Suprema Central, que buscaba coordinar la lucha a nivel nacional. La Junta Suprema se vio obligada a trasladarse a Cádiz, ciudad protegida por la armada británica.

2.2 Fases de la Guerra

a) Resistencia y Victoria en Bailén (1808)

En el verano de 1808, un ejército francés de 150.000 hombres entró en la Península Ibérica. Los franceses, que pensaban que la conquista sería rápida, se encontraron con una feroz resistencia por parte del pueblo español. Ciudades como Zaragoza, Gerona o Valencia resistieron heroicamente los asedios franceses. La victoria española en la Batalla de Bailén (julio de 1808) supuso un duro golpe para el ejército francés y obligó a José I a retirarse al norte del Ebro.

b) Contraataque Francés y la Guerra de Guerrillas (1808-1812)

Tras la derrota en Bailén, Napoleón entró en persona en España al frente de un poderoso ejército. Los franceses recuperaron terreno y ocuparon Madrid a finales de 1808. La Junta Suprema se refugió en Cádiz, protegida por la armada británica. Durante esta fase de la guerra, la guerrilla española jugó un papel fundamental. Los guerrilleros, combatientes irregulares que conocían el terreno, hostigaban al ejército francés, causándole numerosas bajas y dificultando su avance. La guerrilla se convirtió en un símbolo de la resistencia popular contra la invasión.

c) El Cambio de Rumbo y la Derrota Francesa (1812-1814)

En 1812, la situación bélica cambió a favor de España. La invasión francesa de Rusia obligó a Napoleón a retirar tropas de España. Aprovechando la situación, el ejército británico, al mando del Duque de Wellington, desembarcó en Portugal y, junto al ejército español reorganizado, pasó a la ofensiva. La victoria aliada en la Batalla de Arapiles (julio de 1812) supuso un punto de inflexión en la guerra. José I abandonó Madrid y las tropas francesas iniciaron la retirada. En diciembre de 1813, Napoleón, derrotado en Europa, firmó el Tratado de Valençay con Fernando VII, por el que le devolvía la corona española y se ponía fin a la Guerra de la Independencia.

2.3 Consecuencias de la Guerra

La Guerra de la Independencia tuvo consecuencias devastadoras para España. El país quedó arruinado, con ciudades destruidas, la economía hundida y la Hacienda Pública en bancarrota. La guerra también aceleró el proceso de independencia de las colonias americanas. Sin embargo, la guerra también tuvo consecuencias positivas. La lucha contra la invasión francesa despertó el sentimiento nacional español y sentó las bases para la construcción de un nuevo orden liberal.

2.4 Actitudes e Ideologías ante el Invasor

La invasión francesa dividió a la sociedad española. Surgieron diferentes actitudes e ideologías ante la ocupación francesa y el nuevo rey impuesto, José I:

a) Los Afrancesados

Eran una minoría que veía en José I y en las reformas francesas la oportunidad de modernizar España. Entre ellos había nobles ilustrados, altos funcionarios y miembros del clero que creían que la colaboración con Francia era la mejor opción para el país.

b) El Frente Patriótico

La mayoría de la población se opuso a la invasión francesa y defendió la vuelta de Fernando VII y el restablecimiento de la monarquía absoluta. Dentro del Frente Patriótico había diferentes corrientes:

  • Absolutistas: Defendían la vuelta al Antiguo Régimen sin cambios.
  • Reformistas: Inspirados en el pensamiento ilustrado, buscaban una reforma moderada del sistema político y social, manteniendo la monarquía pero limitando su poder.
  • Liberales: Influenciados por las ideas de la Revolución Francesa, defendían la soberanía nacional, la elaboración de una Constitución y la instauración de un sistema político liberal.

3. Las Cortes de Cádiz y la Constitución de 1812

En medio de la Guerra de la Independencia, se reunieron en Cádiz las Cortes, con el objetivo de dotar a España de una Constitución que pusiera fin al Antiguo Régimen y estableciera un nuevo orden político basado en la soberanía nacional y la división de poderes.

3.1 Convocatoria de Cortes

En 1810, la Junta Suprema Central, refugiada en Cádiz, se disolvió y dio paso a una Regencia. La ciudad de Cádiz, con un ambiente más abierto y liberal que el resto de España, se convirtió en el centro de la resistencia política al invasor. La Regencia, presionada por las circunstancias y por el empuje de los liberales, convocó las Cortes con el objetivo de elaborar una Constitución.

3.2 Planteamientos y Grupos Ideológicos

Las Cortes se reunieron por primera vez en septiembre de 1810. Los diputados, elegidos en su mayoría en un contexto de guerra, representaban a los diferentes territorios de la monarquía española, incluyendo las colonias americanas. Desde el principio, se manifestaron diferentes corrientes ideológicas:

  • Liberales: Mayoritarios en las Cortes, defendían la soberanía nacional, la elaboración de una Constitución, la separación de poderes y la limitación del poder real. Entre los liberales más destacados se encontraban Agustín Argüelles y Álvaro Flórez Estrada.
  • Absolutistas: Minoritarios, defendían la soberanía del rey, el mantenimiento del Antiguo Régimen y se oponían a cualquier tipo de reforma política.
  • Intermedios: Representaban una postura intermedia entre liberales y absolutistas. Defendían la necesidad de reformas pero sin romper con la tradición monárquica.

3.3 Características de la Constitución de 1812

Tras un intenso debate, el 19 de marzo de 1812 se aprobó la Constitución, conocida popularmente como «La Pepa». La Constitución de 1812 supuso un hito histórico para España, ya que abolía legalmente el Antiguo Régimen e instauraba un sistema político liberal. Entre sus principales características destacan:

  • Soberanía Nacional: La soberanía reside en la Nación, no en el rey.
  • División de Poderes: Se establecía la separación de poderes en Legislativo, Ejecutivo y Judicial.
  • Monarquía Constitucional: Se reconocía al rey como jefe del Estado, pero su poder quedaba limitado por la Constitución y las Cortes.
  • Sufragio Universal Masculino: Se establecía el derecho al voto para todos los hombres mayores de edad.
  • Derechos y Libertades: Se reconocían derechos fundamentales como la libertad de expresión, la libertad de imprenta, la libertad de religión y el derecho a la propiedad.
  • Reformas Económicas y Sociales: Se abolían los señoríos, se desamortizaban bienes eclesiásticos, se establecía la libertad de comercio y se reformaba la Hacienda.

La Constitución de 1812 tuvo una corta vida. Fernando VII, al volver a España en 1814, la abolió y restauró el absolutismo. Sin embargo, la Constitución de Cádiz se convirtió en un símbolo del liberalismo español y sirvió de inspiración para las posteriores revoluciones liberales del siglo XIX.

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