18 Nov

b

CAPÍTULO 1 “KAI”

Todo comienza el día del nacimiento de Dana; la comadrona nota algo extraño, pero no dice nada. Seis años después, Dana conoce a un chico llamado Kai. A partir de ese día, se veían muy de vez en cuando, y luego todos los días. Kai iba todos los días a la granja a ayudar a Dana a hacer sus tareas, para terminar cuanto antes y poder ir a jugar. Pasaron dos años cuando un día a Dana se le pasó la hora y llegó a la hora de cenar a casa. Su madre la pegó hasta que ella le dijo que había estado con Kai. Sus hermanos empezaron a decirle que Kai no existía, que solo ella podía verlo, con razón solo Dana no sabía nada de él, solo que se llamaba Kai. Dana, asustada por los comentarios de sus hermanos, se fue a pasar la noche al granero. En ese momento apareció Kai, que le preguntó si quería que él se quedase o se fuese para siempre. Ella, entre sollozos, respondió que se quedase siempre.

CAPÍTULO 2 “EL HOMBRE DE LA TÚNICA GRIS”

Pasaron dos años cuando Kai y ella regresaban a casa y vieron a un grupo de niñas jugar. Dana se acercó para preguntar si podía jugar. Las niñas, sin piedad, la hicieron creer que la dejaban, para luego humillarla por hablar sola, hasta el punto de tirarle piedras sin piedad hasta no perderla de vista. Después de esto, Dana se preguntó si le merecía la pena seguir siendo amiga de Kai, porque sabía que la gente la llamaba bruja, loca, y hablaban mal de ella. Kai veía esto y sabía que tenía que seguir a su lado en este momento difícil. Ese año fue el peor; aparte del tiempo, que les perjudicaba en todas las estaciones, fue la pérdida de tres personas de su familia. Un día, cuando Dana y Kai fueron a por el poco agua que quedaba, debido a la sequía, en el pozo, un hombre de túnica gris y viejo le preguntó a Dana el camino a la ciudad. Cuando Dana se dio la vuelta para colocar bien el cubo de agua, el señor de la túnica se quedó mirando fijamente al punto donde se encontraba Kai, volvió a mirar a Dana y le dijo que hoy llovería. Dana miró al cielo y no vio ninguna nube; él se marchó. Dana y Kai se quedaron sorprendidos y dejaron apartado ese tema, hasta que esa noche llovió.

CAPÍTULO 3 “LA TORRE”

Un día que Dana volvía de jugar con Kai, vio que la casa estaba cerrada, con dos caballos blancos en la puerta, y sus dos hermanos menores fuera. Rodeó la casa hasta que encontró una ventana por la que escuchó una voz forastera, la de sus hermanos, y la de sus padres. Dana ya había escuchado esa voz forastera; era el hombre de la túnica gris, que estaba hablando con los padres de Dana sobre llevársela a algún sitio. Dana, perpleja por lo escuchado, salió corriendo hacia el granero. Su madre, al enterarse de que Dana había escuchado la conversación, salió corriendo tras ella y le explicó que sería lo mejor, y le dio un medallón de una luna con una estrella que había pasado de generación en generación desde su tatarabuela. Dana preparó la maleta, se despidió de su familia y se montó en uno de los caballos blancos del hombre de la túnica gris, ya que él le había regalado uno de ellos. Ella le puso de nombre Lunaestrella, por el medallón. Dana no se había olvidado de Kai, y se bajó del caballo, diciendo que se le había olvidado una cosa y fue a buscarle. En el momento que le encontró, entró el hombre de la túnica, miró a Kai y le dijo: “Tú también puedes venir”. Dana le dio las gracias y partieron los tres.

CAPÍTULO 4 “PRIMERAS LECCIONES”

Al día siguiente, al despertarse, Dana vio dos túnicas blancas con una capa gris en la silla, y un suculento desayuno encima de la mesa. No vio a Kai, así que se puso una túnica, desayunó y fue a explorar la torre. No vio a nadie en toda la enorme torre, hasta que entró en la biblioteca. Allí encontró a un bello y enorme elfo, que se llamaba Fenris. Él le dijo que solo ellos dos eran los aprendices, y que él estaba en unos niveles mucho más altos que ella. También le advirtió que no subiera arriba de la torre, porque eran los aposentos del maestro y no se podía. Después, Dana subió a su habitación y se encontró con una enana que le traía la comida y que refunfuñaba; se llamaba Maritta. Poco después apareció el Maestro, que venía para darle su primera lección. Le dio un libro, y con magia se fueron a uno de los bosques que rodeaban el castillo. Dana se sentía más segura, ya que ya estaba con Kai. Allí, el Maestro le habló sobre la vida con la magia, y le dijo que se acercara a un árbol, le sintiera, hablara con él, y luego le dijese qué le pasaba al árbol. Dana no comprendía nada, pero lo intentó. El Maestro le dijo que ella tendría que venir todos los días e intentarlo, y cuando lo consiguiera, vería cómo todo a partir de ahí iba a ser más fácil.

CAPÍTULO 5 “VISIONES”

Años después, Dana ya tenía la túnica verde y tenía que empezar a estudiar el libro del fuego, su último nivel para llegar a ser maga, pero como todos estos años había estudiado mucho, decidió ese día tomárselo libre. Fue al lago y allí estaba Kai, transformado en un chico alto, rubio y guapo. Mantuvieron una conversación como de rencor, ya que desde que llegaron a la torre casi no se habían visto, ya que Dana estaba muy centrada en sus estudios. Dana se fue y llegó a la cocina a cenar, donde, con magia, ayudó a Maritta a hacer sus tareas. Maritta la notó rara y le dijo que estaba enamorada. A Dana se le cayó el plato, lo recogió y se fue corriendo. Dana, mientras subía por las escaleras, iba pensando que Maritta se creía que estaba enamorada del elfo, y no de Kai, ya que Kai solo lo ve ella y no hay ningún chico más en el castillo que Fenris, excepto el maestro, pero ella no creía que estuviese enamorada del maestro. Esa noche, se despertó por un terrible sueño, en el que aparecía Kai y una señora que le decía que estaba prisionera, y que Dana tenía que buscar al unicornio. Cuando se despertó, allí estaba Kai; hablaron y se reconciliaron mutuamente. Durante los días siguientes, Dana siguió viendo visiones de esa mujer, pero no solo por la noche, sino en todas partes. Kai quería buscar al unicornio, pero Dana se negaba.

CAPÍTULO 6 “PREGUNTAS”

Dana, sin poder más, empezó a buscar información sobre los unicornios. Había muchas leyendas, y un día se encontró con Fenris en la biblioteca y le preguntó sobre ellos. El elfo le dijo que todos los magos buscan un unicornio en su vida, y que se cuenta que hay un unicornio en el valle de los lobos. Dana, mientras subía la escalera hacia su habitación, después de hablar con Fenris, se le apareció otra vez la mujer, que le dijo “plenilunio”, solo eso, y desapareció. Cuando llegó a su habitación, le contó a Kai todo lo que le había pasado. Kai le dijo que todavía le faltaba preguntar por el unicornio a la gente del pueblo, porque no había pasado desde el día que llegó. Dana le pidió un día libre al maestro, para ir al pueblo, pero con una excusa diferente a la de verdad. Al día siguiente partió al pueblo con Kai y Lunaestrella. Antes de llegar al pueblo, estuvieron galopando y riendo en una pradera. Al llegar al pueblo, Dana solo vio a un niño con el que poder hablar. El niño la llamó bruja, y de los unicornios solo le dijo que eran cuentos de viejas. Dana, al darse la vuelta, vio a una vieja ciega que reconoció a Dana por la voz de hace cinco años (su llegada). La vieja le dijo que el unicornio solo lo llega a ver algunas damas, y no muchas veces. En ese momento, el niño de antes le preguntó con quién hablaba, y al ir a señalar a la vieja, no vio a nadie. Cuando volvió a la Torre, estuvo unos días muy descentrada, hasta que habló con Maritta, que le ayudó mucho, y le dijo que intentase ver al unicornio una noche de plenilunio. Dana se volvió a centrar en sus estudios, para que el maestro no sospechara nada de su salida por la noche al bosque, ya que se lo tenía prohibido, y no se debía enterar de sus visiones.

CAPÍTULO 7 “LA NOCHE DE LOS LOBOS”

La noche del plenilunio, Dana se reunió con Kai y Lunaestrella; por teletransportación aparecieron en el bosque, donde Dana hizo varios hechizos para sobrevivir. Avanzaban con mucha firmeza, ya que Dana había hecho un hechizo para ver en la oscuridad. Llegaron a un río donde allí estaba el unicornio, que se fue al verles. Dana le siguió, dejando atrás a Kai y a Lunaestrella. Llegó un momento en que Dana le perdió de vista, y solo vio a los lobos. Ella corrió a buscar al chico y a la yegua, con los lobos persiguiéndola, y aguantando el sueño para que los hechizos no se deshicieran. Dana empezó a mandar estallidos de fuego contra los lobos, y el maestro, desde la torre, observaba los destellos y mandó a Fenris a su ayuda. Cuando Dana ya casi era devorada por los lobos, apareció Kai, al que se agarró como una persona humana y se sentó detrás de él, encima de la yegua. Ellos corrían y los hechizos de Dana empezaban a fallar, y los chicos cayeron de Lunaestrella. En ese momento apareció Fenris y intentó mandar un conjuro a los lobos; cogió a Dana y se la llevó cabalgando sobre su caballo. Cuando llegaron a la punta del bosque, el elfo se bajó de su caballo y le dijo a Dana que cabalgase hasta el castillo, que iba a terminar con los lobos; le dio un azote al caballo y Dana obedeció.

CAPÍTULO 8 “ALGUNAS RESPUESTAS”

Cuando Dana despertó, allí estaba el maestro, el cual no la castigó, porque le dijo que solo con el remordimiento de haber arriesgado la vida de Fenris le valdría como castigo. Dana bajó al establo para ver si Lunaestrella había sabido volver a la Torre, y efectivamente, sí estaba en el establo. Después, Dana fue a ver a Maritta, que le dijo que si la experiencia de aquella noche le había servido a ella, lo demás no importaba; además, también le dijo que había estado durmiendo durante cinco días. Más tarde, Dana se encontró con Kai, que la dejó muy preocupada por sus palabras. Él le dijo que no debía volver más al bosque, porque era muy arriesgado; ella casi pierde la vida y no quería que volviese a pasar. Además, Kai no le quería contar una cosa que los dos habían visto esa noche, y que Dana no se acordaba. Dana, más tarde, subió donde solía encontrarse el elfo. Cuando subió, le pidió perdón; él le dijo que no pasaba nada. Fenris también le dijo que la leyenda cuenta que un mago muy poderoso escondió un tesoro en el valle, y hechizó a los lobos para que lo protegieran de intrusos, y que el único que sabía dónde estaba el tesoro era el unicornio, y nadie conocía a gente que lo hubiera visto. Dana no le contó que ella lo había visto, solo le volvió a dar las gracias y se marchó. Por la noche, Dana pensó en todas las conversaciones que había tenido y se prometió a sí misma que no iba a volver al bosque hasta que no fuese una maga profesional y pudiera combatir a los lobos del valle.

CAPÍTULO 9 “LA HUIDA”

Un año después, Dana se despertó con el sueño de la noche de plenilunio, y la imagen que se le vino fue aquella escena que Kai no le quería contar. En ese mismo momento, Dana subió a decírselo a Kai, y en efecto, eso que no le quería contar era que Fenris sabía controlar a los lobos del valle, por eso siempre estaba en las almenas cuidando la torre. Kai solo le dijo que no se lo quería contar porque, si no, Dana iba a intentar convencer al elfo para que la acompañase otra vez al bosque. Días después, Dana habló con Fenris y le contó lo que pasó la noche de plenilunio, y las visiones que veía de la mujer de la túnica dorada. Él la creyó, pero se negó a acompañarla otra vez al bosque para protegerla de los lobos. Fenris habló con el maestro, el cual le dijo que acompañase a Dana otra vez al bosque para probar su valentía. Más tarde, Fenris se teletransportó donde se encontraba Dana hablando con Kai; ella se asustó al verle porque no le gusta que la pillen hablando con Kai. El elfo le dio algunas pistas sobre la naturaleza de Kai; le dijo que Kai significaba amigo, compañero, y que él era un espíritu. También le dijo que las personas que ven otra dimensión, los espíritus, se llaman Kin-shannay. Fenris también le preguntó si la chica de la túnica era igual que Kai; ella le dijo que no, que era como una imagen que parpadeaba. Dana se puso muy contenta cuando Fenris le dijo que la iba a acompañar al bosque esa noche de plenilunio. Dana le contó a Maritta lo que le pasaba con las visiones de la mujer de la túnica dorada, y Maritta le contó que esa mujer era la que gobernaba anteriormente en la torre y que se llamaba Aonia. Más tarde, Fenris, Dana, Kai y los dos caballos se teletransportaron donde Dana vio al unicornio.

CAPÍTULO 10 “EL REFUGIO DEL BOSQUE”

Esa noche, Maritta estaba trabajando cuando el maestro bajó para decirle que se tenían que marchar de la torre; Maritta obedeció. Mientras Dana, Kai y Fenris esperaban al unicornio, Fenris le dijo a Dana que cuando se convirtiera por completo en lobo por la luz de la luna, que corriera o se teletransportara. Cuando apareció el unicornio, empezaron a seguirle, y los lobos a ellos. El elfo le dijo a Dana que corriera más deprisa detrás del unicornio, que él se estaba transformando; Dana le hizo caso. Hubo un momento en que perdieron al unicornio y llegaron a una cabaña, a la que Dana le hizo un conjuro para estar a salvo de los lobos dentro de ella. Allí, Kai le contó toda su historia, que era un granjero que cuando vivió hace quinientos años, murió a los dieciséis. Kai también le contó que algunos de ellos, los espíritus, si nacía algún Kin-shannay, valían a nacer sin cuerpo, para ayudarlos. Estos Kai solo podían ayudar a los Kin-shannay los años que habían vivido en vida, así que si Dana tenía dieciséis años, y Kai vivió dieciséis años, les quedaba poco tiempo para estar juntos. Los dos se entristecieron al escuchar esto, ya que estaban locamente enamorados. En ese momento, un lobo (Fenris) atravesó la cabaña, a la que intentaron calmar. Mientras calmaban al lobo, encontraron una trampilla, con escaleras de mármol, donde el unicornio quería que llegaran, donde Aonia quería que llegaran.

CAPÍTULO 11 “ATRAPADOS”

Fenris, que se encontraba en la cabaña, volvió a ser el elfo de antes. En ese momento, allí apareció el maestro con Maritta, el cual le preguntó dónde se encontraba Dana. El elfo pensó y dirigió su mirada a la trampilla. Dana y Kai se encontraban en una sala con un pozo, y el unicornio, que desapareció. En ese momento, apareció el maestro con Maritta y Fenris. El maestro explicó a Dana que el unicornio guarda su tesoro en un pozo de reflejos, y que para coger el tesoro había que ser un mago profesional, cosa que ella no era. El maestro hechizó a Dana, a Fenris y a Kai, metiéndolos en un agujero negro sin principio ni fin. Allí, los tres se dieron cuenta de que habían sido utilizados por el maestro. El maestro trajo a Fenris a la torre para que le protegiera, y a Dana para que le guiara hasta el tesoro del unicornio, que el mago que lo posea será el doble de poderoso. Además, el maestro contaba con la ventaja de que Dana no podía hacer el ritual, ya que no era una maga. Fenris y Dana mandaron a Kai a por Maritta, porque para el ritual se necesitaba matar a una persona, y aquella persona era Maritta. Maritta no entendía nada, ya que una fuerza que no veía (Kai) la impulsaba hacia un agujero al que cayó. El maestro no se dio cuenta de que Maritta no se encontraba con él, porque estaba muy concentrado en su ritual.

CAPÍTULO 12 “EL REGRESO DE AONIA”

Cuando Maritta se encontraba con los demás en el agujero, les contó que Aonia quería volver para vengarse del maestro. Él la había matado, cuando ella lo único que hizo fue cuidarle y enseñarle a ser un mago estupendo. Aonia le echó una maldición que era que algún día ella se vengaría, ya que revelarte contra tu maestro era pecado. Dana se estremeció al escuchar esto, ya que era lo que iba a hacer ella. Dana se concentró mucho en intentar que Aonia volviese, ya que ella era una Kin-shannay (el portal de los vivos y los muertos). Aonia regresó, pero como necesitaba un cuerpo, utilizó el de Maritta, y regresaron todos a la sala en la que se encontraba el maestro. Allí, Aonia gritó al maestro; él se encontraba débil y asustado. Ella le hizo mirar por el pozo, y el maestro, después de mirar, se retiró asustado, pero de repente se levantó y lanzó a Aonia hacia la pared; también cogió a Fenris y junto a él se teletransportaron a la torre. Cuando el maestro ya no estaba, Aonia mandó a Dana mirar por el pozo. Dana se negó, pero Aonia, enfadada, la obligó. Cuando Dana miró, lo único que vio fue al unicornio y un arcoíris. Aonia le explicó que en el pozo se ve el reflejo de tu alma, y el maestro había visto cosas terribles. Ella también le propuso a la aprendiza que la ayudase a terminar con el maestro; ella aceptó, pero solo para salvar a Fenris.

CAPÍTULO 13 “LA PRUEBA DE FUEGO”

En la torre, el maestro se encontraba sumido en sus manuscritos, mientras que Fenris se encontraba vigilando a los lobos. Kai, Aonia y Dana llegaron a la cocina por teletransportación. Aonia y Dana se pusieron unas capas de ocultación para que el maestro no notase dónde se encontraban, aunque ya supiera que estaban en la torre. Aonia y Dana subieron las escaleras, dejando a Kai en la cocina, para que el maestro no notase dónde se encontraban. En ese momento, el maestro, al detectar la presencia de Kai en la torre, propuso a Dana un trato a través del eco; ese trato consistía en que Dana sirviese al maestro durante toda su vida y su mente le perteneciera, a cambio de no atrapar a Kai en una botella un milenio. Dana aceptó, y Aonia se marchó para no volver más. A continuación, Dana tuvo que subir a la sala de exámenes para pasar la prueba de fuego. La aprendiza, después de conseguir derrotar a todos los monstruos de fuego que se le presentaban y de domar a un caballo de fuego, tocándolo y no quemándose, superó el examen y cantó victoria, aunque sabía que no le iba a servir para nada ser una maga, porque iba a pertenecer para siempre al maestro.

CAPÍTULO 14 “EL ADIÓS”

El maestro comenzó a hacer el conjuro del pacto de Dana y él. En ese momento, Dana apareció al lado de Kai y de Aonia, que se encontraba ya en su cuerpo, no en el de Maritta. Estaban en el mundo de los muertos; Aonia había recuperado a Dana matándola, para que se librase del pacto. Ahora Dana lo que tenía que hacer era volver a la torre y terminar con el maestro. Cuando Dana volvió a la torre y desafió al maestro, Fenris se unió a ella para hacer más fuertes sus poderes. El maestro hizo una serpiente enorme para que les atacara, pero Maritta apareció en ese momento y le clavó un cuchillo. Fenris mandó a los lobos que se lo comieran. Aonia y Kai aparecieron para despedirse de Dana, aunque Dana no quería quedarse sin Kai. Él le dijo que si alguna vez volvía a la granja de la que procedía, que buscara los huesos del dragón azul que él creía haber matado, y el cual le mató a él. Cuando ellos se fueron, Maritta, Fenris y Dana se abrazaron. Maritta llamó a Dana Ama de la Torre, pero ella la entendió mal y le dijo que Aonia se encontraba bien.

EPÍLOGO

Deja un comentario